Procedimientos de la CONADEP en Córdoba

 

La Perla: El 3 de mayo de 1984, se procedió a efectuar un reconocimiento del cuartel del Escuadrón de Caballería Aerotransportada N° 4, donde funcionó el C.C.D. La Perla, con la participación de dieciséis testigos. Estos reconocieron inmediatamente las losetas de hormigón y el mástil del patio de entrada, donde algunos de ellos fueron sacados a tomar sol.

Perelmuter (legajo N° 3950) identificó el hall de entrada y las cinco oficinas. Dijo reconocer la pared de la derecha, donde los sometieron a un simulacro de fusilamiento. También Ana María Mohamed (legajo N°4306) se situó perfectamente en el hall, el cual ya había descripto en su denuncia:

«Es aquí, entrando a la izquierda, en la segunda y tercera habitación, donde fui interrogada por Luis Manzanelli.»

En la cuadra, todo permanece de la misma forma, salvo los jergones donde permanecieron los detenidos, a veces separados por biombos y que fueron cambiados por cuchetas para conscriptos. El conjunto de los liberados reconoció unánimemente los baños, retretes y mingitorios. La grifería era la misma.

Saliendo al exterior, reconocieron la puerta de chapa de un galpón:

«Este es el lugar donde aplicaban torturas», dijo Contemponi (legajo N°4077). También identificaron el lugar donde estuvieron ubicados los implementos de tortura, asociando cada sitio con las personas que allí sevieron:

«La pared que enfrenta la puerta de entrada, sobre el pasillo, representa para mí un mojón, casi una lápida - dijo Estela Berastegui - allí vi con vida por última vez a mi hermano. Se quejaba de dolor, se le aflojaban las piemas, mostraba signos de tortura y pedía ser atendido por un médico», (legajo N° 3319).

Igualmente patética resultó la declaración de Elmer Fessia (legajo N° 4075): «En esta primera oficina que da al hall, había un elástico igual al que está ahora. Allí estaba tendido el Dr. Eduardo Valverde, quien era golpeado por un grupo de personas, mientras a mí me interrogaba un capitán. Se quejó durante toda la noche y después dejé de escucharlo.»

Todo esto constituye una mínima parte de las situaciones vividas durante el reconocimiento de La Perla. La coincidencia y unanimidad de los datos recogidos en los testimonios, fue corroborada in situ punto por punto, debido a las pocas transformaciones producidas en la construcción.

 

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