Parada, Ernesto Mario

El Escuadrón Perdido, por José Luis D'Andrea Mohr.
  
 

Nació: 1º de abril de 1955
Desapareció: 2 de junio de 1976
Unidad: Comando de Institutos Militares
Comandante: General Santiago Omar RIVEROS
Jefe de Compañía: Capitán Osvaldo Miguel GUARNACCIA


El general Raúl Federico SCHIRMER, subjefe del Estado Mayor del Ejército, contestaba un requerimiento del ministro de Defensa el 23 de agosto de 1984 de la siguiente manera:

"Me dirijo a Ud. en relación con la nota de la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas (Legajo 4972) referida al presunto ex soldado conscripto Ernesto Mario PARADA, informando que hasta la fecha no ha sido posible ubicarlo, siendo necesario sus datos de identidad para lograrlo".

La "dificultad" del Estado Mayor para proporcionar la información requerida es entendible sólo como una maniobra dilatoria pueril, además de cobarde. De acuerdo con el testimonio de compañeros de servicio militar de Ernesto Mario y del ex sargento IBAÑEZ, carcelero del centro clandestino de detención "El Campito", se pudo saber lo que verdaderamente ocurrió.

En 1976 Ernesto Mario PARADA cumplía con el servicio militar obligatorio como furriel en la Compañía Comando y Servicios del Comando de Institutos Militares. El 2 de junio de 1976 sus compañeros vieron cómo el soldado era cargado, atado y amordazado, en un camión militar que partió rápidamente. Lo llevaron al centro clandestino de detención "El Campito" o "Los Tordos", dentro de Campo de Mayo y dependiente del Comando de Institutos Militares, como los otros campos de concentración -"Las Casitas", la Prisión Militar de Encausados y el Hospital Militar de Campo de Mayo.

Ernesto Mario PARADA estuvo pocos días en uno de los galpones donde otros detenidos y detenidas permanecían acostados en el piso, encapuchados y sujetos por cadenas a unos cables que, a manera de tendederos de ropa, ocupaban todo el espacio del siniestro lugar. El soldado PARADA le contó a un carcelero, el sargento IBAÑEZ -de la dotación de la Compañía Comando y Servicios, como él-, que lo habían llevado porque lo escucharon tararear una canción de Montoneros. Alguien lo denunció y eso fue suficiente para merecer semejante castigo. A los pocos días de haber llegado, Ernesto Mario y otros secuestrados fueron embarcados en un avión militar que regresó sólo con sus tripulantes. (Las declaraciones públicas del ex sargento IBAÑEZ en 1995 permitieron que la sociedad corroborara lo que, en parte, ya se sabía: muchísimos prisioneros torturados en ese campo de concentración fueron arrojados al mar desde aeronaves militares del contiguo Batallón de Aviación de Ejército 601.)
Días después de la desaparición de PARADA, el sargento ARIAS dijo a la tropa que "ese soldado le está cantando a los angelitos".

Por discutir -según su versión- con un "interrogador", el sargento IBAÑEZ regresó a su destino de la Compañía Comando y le tocó desempeñarse como suboficial de semana. Al pasar lista de diana y, ante la ausencia de PARADA, recordó el apellido y supo que el "desertor" era un asesinado.

Se supo también que, después del secuestro de Ernesto Mario, el capitán Osvaldo Miguel GUARNACCIA firmó una orden de salida a nombre del secuestrado, para justificar la "deserción".

El testimonio de un ex soldado que se desempeñó como cocinero en el Rancho de Tropa del Comando de Institutos Militares permitió saber que allí se preparaba la comida para "El Campito". En 1977 el parte de racionamiento para el centro clandestino de detención variaba entre doscientas y veinte raciones por comida. La primera vez que la cantidad disminuyó mucho entre el almuerzo y la cena, uno de los que retiraba la comida explicó que los faltantes tenían "franco sin regreso".

Ernesto Mario fue dado de baja por desertor y sus padres reclamaron sin éxito ante el Ministerio del Interior, el Poder Judicial, el Comando en Jefe del Ejército y el Comando de Institutos Militares. En este organismo lograron obtener una entrevista con el general Santiago Omar RIVEROS. Estuvieron allí desde las nueve de la mañana hasta la una de la tarde, hora en que les comunicaron: "El señor comandante se ha retirado a almorzar". Pidieron otra fecha para hablar con RIVEROS y les contestaron que no había "cupo".

 

 

 

 
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