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Luis Antonio Cantos
Luis Antonio Cantos

Desaparecido el 22/4/77
a los 22 años


Era santiagueño pero estaba en Buenos Aires estudiando Ciencias Económicas. Fue secuestrado de su domicilio en Capital junto a Juan Rafael. Fue llevado a Tucumán donde fue visto por el sobreviviente Juan Martín en el C.C.D. Arsenal de Tucumán.

Su hermano Daniel Cantos había sido asesinado en el año 1975 en una emboscada. Sus primos Germán Cantos y Anabel Cantos habían sido detenidos-desaparecidos y llevados al mismo CCD previamente.

Sí. Conocí a Luis Cantos. Lamentablemente no sé qué le pasó después de su desaparición. Tampoco sé por qué pero anoche estuve un largo tiempo pensando en él. Es más: tardé un buen rato en acordarme su apellido.

En el año 77 yo trabajaba en la empresa Aluar como jefe de un sector administrativo que se llamaba "Organización y Métodos". Había llegado allí en octubre de 1976 proveniente de la empresa Fate S.A. (vinculada a la anterior). El sector de "Organización y Métodos" se había creado con mi ingreso y no tenía ningún empleado, salvo yo mismo. Poco tiempo después, posiblemente hacia febrero o marzo de 1977 mi jefe me anunció que temporalmente iba a ayudarme en mis tareas un pasante, un estudiante de ciencias económicas. Al día siguiente apareció Luis. Me cayó bien de entrada, yo por entonces tenía 27 años. Conversamos mucho, me contó que era oriundo de Santiago del Estero y, creo recordar que me dijo que su padre estaba relacionado con el periodismo. Era muy ubicado, prudente y se veía que muy bien educado. También me contó que la pasantía en Aluar la había conseguido por medio de un alto oficial de la aeronáutica que era amigo o conocido de su padre. Cabe aclarar que en ese entonces la empresa Aluar estaba intervenida. Creo recordar que el Estado tenía acciones en la empresa (aunque la mayoría accionaria pertenecía a un grupo privado). Por otra parte el aluminio era estratégico para la industria aeronáutica y, debido a ello, uno de los miembros del directorio era un brigadier.

Poco tiempo después de su ingreso (tal vez un par de meses, no lo recuerdo bien) un día no se presentó a su trabajo. Las oficinas de Aluar estaban en ese entonces en Cangallo (luego Perón) 525 esquina San Martín, pleno microcentro porteño. Me sorprendió que no hubiese hablado para avisar que no podría llegar a sus obligaciones diarias, ya que era muy cumplidor. No supimos nada de él ese día y al día siguiente nos avisaron (creo que sus padres o novia) que se lo habían llevado junto con un primo que vivía con él. Los jóvenes de esa época que no estábamos para nada en cuestiones políticas, teníamos una vaga idea de que los militares del proceso recurrían al procedimiento de entrar de noche en las casas para llevarse a los sospechosos de subversión. De hecho yo conocía de cerca el tema porque un primo segundo (representante gremial en un periódico en el que trabajaba) había sido llevado por la fuerza de su casa. De todos modos, y volviendo a Luis, me sorprendió mucho esto porque de las conversaciones que había tenido con él (a veces almorzábamos juntos y entonces charlábamos de temas muy variados), jamás me había parecido que suscribiese métodos violentos ni tampoco que fuera un apasionado de la política. En dichas conversaciones sí se mostraba como alguien preoucupado por los humildes: me contó que ayudaba a los pobres de su provincia (por cierto de las más pobres de nuestro país). A mi sorpresa también contribuía el saber que quien lo había ubicado en Aluar era, como expresé más arriba, un alto oficial de la aeronáutica.

La novia tuvo la deferencia de devolverme un libro de contabilidad que yo le había prestado a Luis y que tenía para mí valor emocional, por el hecho de que mi padre (contador público como yo), también lo había usado para estudiar. Es más, mientras escribo esto levanto mi vista hacia el lugar de la biblioteca en donde este libro reposa.

Desconozco por qué en mitad de la noche pensé en Luis, casi treinta años después de la última vez que lo vi. En alguna oportunidad se me había ocurrido que si viajase a Santiago del Estero podría preguntar por él y saber qué había sido de su vida. Recién ahora se me ocurrió recurrir a esta maravilla de internet para ver si averiguaba algo. Desgraciadamente se confirmaron las peores sospechas.

Mi recuerdo en este día para este chico que dejó en mí tan buena impresión. Espero que donde esté se encuentre mucho mejor que en la Tierra.

Félix Pérez Constanzó

Yo era la novia de Luis Cantos. Era la persona más dulce y buena que he conocido. Estudioso, trabajador, responsable. Nuestras salidas eran ir al cine y a cenar al "palacio de la papa frita" donde nos pusimos de novios. Nos íbamos a casar en diciembre de 1977 y su fecha de desaparición fue el 22 de abril de ese año. También recuerdo que teníamos miedo de no vernos más y prometimos esperarnos siempre si algo pasaba. Veíamos a nuestro alrededor y la cultura del miedo estaba triunfando.

María Raquel Resta



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