Mi nombre es Hugo Loureiro, tengo 52 años. Fui compañero de Pablo en la escuela secundaria, y fue uno de mis mejores amigos. Conocí a sus padres, ya que frecuentaba el domicilio de Pablo en V. Ballester, y también a su hermano Ricardo, que concurría al mismo colegio (Nacional J.A. Roca, en Belgrano; actualmente está ubicado en otra calle del mismo barrio, nosotros concurríamos al de la calle Sucre, y Amenabar). Muchos estudiantes, inclusive compañeros nuestros, desaparecieron en los tiempos de la dictadura.

Cuando Pablo comenzó la militancia en Montoneros, yo dudaba en participar: tenía una ideología marxista, aún la sostengo; y miraba con cierta desconfianza al Peronismo. Charlábamos mucho al respecto. Cuando vino el golpe, recuerdo que fui a buscar a un compañero a su casa, y la señora que trabajaba como doméstica, me dijo que se lo había llevado "la policía". Por suerte, al poco tiempo lo liberaron: un error de los genocidas, aunque, como era costumbre, lo torturaron y robaron en la vivienda. Luego fui a la casa de Pablo y Ricardo, la madre me dice que estaban de campamento, yo dudé. Estaba aterrorizado.

Luego de varias situaciones que no vale la pena relatar (me fui de mi casa, estuve con Pablo en el depto. de Patricia Bulrich, a la que conocíamos como "Cali", gran traidora!!!!); me veía con Pablo en ciertos lugares que acordábamos, ya que el ya no vivía en su casa, y había comenzado a trabajar en una fábrica, como práctica militante. Lo quería muchísimo!!!! Nos peleábamos porque él era de River, creo que Ricardo también, y yo de Boca.

Es tarde para rendirle un homenaje a mi amigo, compañero. Pero lo único que puedo agregar, es que mi hijo mayor lleva su nombre: PABLO. Tiene 28 años y escribió una hermosa poesía, hace unos años, que cada vez que la leo me largo a llorar. En ella reivindica su nombre, la lucha de nuestra generación y la idea de la Revolución. En algún momento me arrepentí de ponerle ese nombre, porque era como cargar con una mochila que era mía y no de él. Pero una vez me dijo que estaba orgulloso de saber porqué se llama PABLO.

Hugo

Aún desistiendo del tiempo
Violando la exacta cronología,
Encasillando toda historia nefasta,
Despuntando la muerte inacabable
O juntando flores al pie
De las tumbas anónimas……
Aún así,
Desde toda imaginación incisiva, 
Retrotrayendo lluvias de marzo
Y reparando las casas devastadas,
De cualquier forma:
No puedo conocer siquiera tu rostro
Al otro lado del espejo, 
Contarte eufóricamente que llevo
Tu nombre Pablo, casi con dignidad.

Aún masticando languidez de clandestinidad.
Quisiera una foto
Una poesía famélica,
Tengo tu nombre
Tengo tu lucha ensimismada;
Y en las apariciones vagas
Del lenguaje de mi padre, 
Caminado por la diáspora
De la razón constante, 
Reapareces latiendo y sonriendo
En la bruma del cigarro;
Hasta aquí llega la especulación:
¿Cómo era tu sonrisa? ¿Qué te gustaba? ¿Qué?
Y continúo
Para no cavilar ante los apotegmas,
Reapareces de las tinieblas
Desatadas por la ignominia, 
Parsimonia del recuerdo en contrasentido
Porque te desconozco,
Al igual que entiendo la injusticia, la explotación…
Pero las cinco letras esgrimiendo
El carmín de los setenta, 
Mis cinco letras desatando cascadas
De furia posmoderna,
Y la inocencia altruista de una juventud
Como capricho de la voluntad.

Aún sin poder encontrarte
Tras la sangre y la vergüenza,
Imposible,
Desatinado,
Tu continuación dialéctica,
Presentándote en los rostros confusos
Y en cada reivindicación,
Tengo la altisonancia de tu nombre,
Tengo esas ganas acérrimas,
Tengo la victoria en la derrota;
Aún tu cándido rostro
Escondido tras la brutalidad,
Aunque las imágenes sean
El vacío de un silencio irrecuperable.

Sí es qué
Alguna vez esta historia
Pide en su conmoción
A gritos y estertores
Que laten en la vanguardia;
Sí es qué
Indefectiblemente,
Asumo la responsabilidad de llevarte,
De confrontar la heroica función
Emancipada de las palabras;
Sí es que,
Los avatares de los apátridas
Deciden resucitar ríos de sangre,
Y nosotros decidimos ir nuevamente
Alzando los puños
Poniendo el cuerpo detrás de las palabras,
La estrella de cinco puntos,
El carmín del pueblo,
La conciencia revolucionaria;
Sí es qué
Cómo ahora,
Te recuerdo Pablo.

Poema escrito por Pablo Loureiro, hijo de Hugo.