"El Libro de Mariel"

de Miguel Corsi

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PROLOGO

Escribir las primeras palabras de este libro representa un desafío personal inexcusable, por mi condición de ciudadana, mi amor por los libros, mi pasión por la historia y por las verdades, y sobre todo un compromiso en la búsqueda de las frases precisas para expresar claramente lo que debo presentar.

El “Libro de Mariel” es una Historia de Vida en la que Miguel Corsi ha logrado plasmar la tragedia que, tan desoladoramente, golpeó miles de hogares argentinos durante los aciagos años de la última dictadura militar que sumergió a nuestro país en el terror. Nos traslada al universo generado por las incertidumbres de las ausencias que permanecen hoy latentes, a pesar del cansancio y del tiempo, en lo que Adolfo Perez Esquivel ha llamado “duelo en suspenso”. Desde el anonimato al que fueron sometidos todos nuestros desaparecidos nos están dando su memoria, en la certeza de que hay caminos que debemos clausurar sin olvidar. No creo que sea justo para con ellos decir que sus destinos nos han servido para aprender. Aún a riesgo de no ofrecer consuelo sigo considerando que no se puede justificar ni con el mejor propósito tanta irracionalidad, tanta negación de la vida cualesquiera sean las motivaciones esgrimidas. Esto fue un genocidio.

Mariel Corsi es una joven desaparecida. Secuestrada de su hogar por los efectivos de las fuerzas de seguridad, pasó a integrar la tétrica lista de miles de personas que dejaron de tener presencia civil dando inicio al drama que cubriría a las víctimas y a sus seres queridos. Es evidente que las pérdidas sufridas son para siempre y el dolor generado por ellas insuperable, pero en su reconocimiento y en la condena está la capacidad de asumirlas y la posibilidad de esperanzas.

Que Miguel haya podido sortear la angustia paralizante por su hermana Mariel para hacer frente a este libro, que haya podido permitirse perderla un poco más, como su recuerdo privado, íntimo, e iniciado el camino para transferírnosla como parte de nuestra historia común, es ya un camino a la esperanza. A través de estas páginas la cotidianeidad de su familia se nos va descubriendo para hacernos evidente la vulnerabilidad, la parte que nos toca de la historia, la impotencia de los hombres comunes y la marca siniestra que dejó el gobierno militar en tantas almas, imponiendo el efecto de tortura permanente. Quienes vivimos este período de nuestra historia fuimos testigos de la forma en que se fue modelando una cultura, que tuvo sus raíces en el poder y se plasmó sobre los valores existentes. Sufrimos así la imposición de la desigualdad de los hombres, las voces de los que mandan callando todas las otras voces, considerándolas infrahumanas, inferiores, sin existencia.

La historia de vida que se abre aquí es en realidad muchas otras historias. Ese es uno de los aportes más valiosos. No se lee sobre lo extraordinario, insólito, excepcional o diferente, leemos sobre el desenvolvimiento de una verdad compartida que, mediante el relato subjetivo, nos queda develada. En la lectura de estas páginas vamos descubriendo una faceta de los crímenes de lesa humanidad. La calidad de testimonio histórico en el marco de una historia de vida posibilita al lector penetrar en las vivencias profundas de alguien a quien no le contaron las cosas, de alguien que las vivió. Es este libro un valioso relato de lo cotidiano a través de las experiencias de su autor. Con él recreamos intimidad, percepción, angustia, sentimientos, que con indiscutible coraje Miguel es capaz de transmitirnos. Una narración espontánea, cautivante, nos permite captar imágenes claras a la vez que dramáticas de los últimos 25 años en una vida como la del autor: primero estudiante secundario, luego universitario y más adelante como un hombre buscando su realización en lo imprevisible de la vida.

A todos nos cabe una responsabilidad social, acciones como esta, escribir para todos, dan el espacio para la concientización respecto a los derechos humanos y a la necesidad de protegerlos y prevenir las violaciones. La difusión de vivencias de esta tragedia de nuestra historia contemporánea es un deber social para con nuestros jóvenes. Este libro es un paso hacia la cimentación de nuestro pasado, a través del reconocimiento, sin duda doloroso porque la trama de esas vidas destruidas, de ese número obsceno de personas aún se sigue hilvanando, aún hace catarsis, aún plantea la necesidad de una evaluación. Se impone contar con la fortaleza necesaria para recuperar la solidaridad como principio fundante de la humanidad, y sobre todo recuperar la sensibilidad social que nos impida olvidar, que retenga la memoria, porque olvidar significaría negar el protagonismo de la historia en el proceso de conformación de nuestras identidades. Creo posible que a través de la lectura del “Libro de Mariel” se consoliden más los lazos de solidaridad y pertenencia de nuestra sociedad, y se concrete el objetivo de Miguel, un homenaje a Mariel, para que los jóvenes puedan saber y los adultos reflexionar.

Silvia L. Zanini