Osvaldo Plaul
Desaparecido el 4/1/77
Desaparecido el 4/1/77
Tenía 32 años. Estaba casado con Patricia Escofet. Era sociólogo y trabajaba como director de Operaciones Comerciales del Laboratorio Abbott.
El 4 de enero de 1977, Osvaldo y su esposa, Patricia, fueron a la casa de sus amigos Rosa Murno y Rodolfo Mérediz, situada en Remedios de Escalada. Antes de ingresar a la casa de sus amigos, los Plaul fueron sorprendidos por alrededor de 30 hombres armados quienes aparecieron en autos, detrás de los árboles y por las terrazas. Los detuvieron e ingresaron en la vivienda. Allí estaba Rosa Murno.
Osvaldo y Rosa Murno fueron interrogados durante dos horas en la casa. Patricia pudo ver todo des de el patio, donde la tenían retenida los represores. Mientras esto ocurría, Rodolfo Merediz, que no estaba, arribó a la vivienda con su pequeña hija al hombro. Cuando vio el panorama, dio media vuelta y se fue, pero un vecino empezó a gritar que ahí estaba la persona que los secuestradores buscaban y finalmente se lo llevaron junto a Osvaldo Plaul y Rosa Merediz.
Patricia Escofet, en tanto, fue conducida hasta su casa por los represores en el auto de la empresa de su marido. Le dijeron que si en 48 horas no tenía noticias, se olvidara de él. Los secuestradores le robaron el auto y también el perro, que estaba dentro del vehículo.
Según averiguaciones que pudo hacer la familia, Osvaldo estuvo detenido en el edificio de Coordinación Federal, en Buenos Aires. Después se enterarían de dos traslados más: al I Cuerpo de Ejército y a Campo de Mayo.
El 25 de mayo de 1977, Patricia se entrevistó con monseñor Emilio Graselli, el entonces secretario del Vicariato de la Armada, quien mientras examinaba una lista escrita a máquina con tinta roja, le aseguró que Osvaldo "está muerto y no vuelvan nunca más. Porque los que están en rojo es porque los han matado".
El mismo 4 de enero, en forma paralela, también fueron secuestrados Facundo Urteaga y su esposa, Marina Grace Jara (posteriormente liberados), y Atilio Catáneo y su pareja, de nombre Irene. Los secuestros tuvieron un denominador común: Osvaldo Pedrozo, un periodista amigo de todos ellos. Ese día Pedrozo debía vender una casa a Roldolfo Merediz, quien iba a realizar la compra con un préstamo que le habían hecho los Urteaga. Pedrozo no se presentó a realizar la operación. Tiempo después, y ante consultas de los familiares de los desaparecidos, el periodista habría recomendando que "no hicieran nada" ya que, insinuó, todos estarían muertos.
Mientras tanto el Laboratorio Abbott denunció a Osvaldo por el hurto del auto, que le robaron los represores el día del secuestro, y en abril del '77 lo dejaron cesante. Durante esos cuatro meses si alguien llamaba a Abbott preguntando por Osvaldo, le decían que estaba enfermo de hepatitis.
Testimonio de Patricia Escofet - juicio por la verdad en La Plata
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