desaparecidos


Encrucijada






Es igual que en esos test, en que se quiere comprobar no sé que cuestión psicológica, consiste en un cuadro vacío, con un punto en el centro, o ex centrado, pero solo. En realidad, es un pedazo de papel con cuatro lineas que desganadamente pretenden componer un cuadrado, rectángulo, trián... o cualquier figura geométrica que aparecen en tu Manual secundario. .Dentro de esas cuatro rayitas hay un punto. Entonces, el-sujeto analizado- responde, por ejemplo, que esa simbolización significa soledad. A partir de ese instante trascendente queda enterado del simbolismo asignado a determinada representación..Y es igual en este test, porque yo soy como el puntito ése. Estoy aprisionado y minimizado como el subproducto del grafito. Y vos sos esas cuatro rayas. Vos contribuís a que derrote a mi razón que no te acepta. Me ayudás con tus lineas indecisas que apuntan para lados diferentes, pero que inexplicablemente se las arreglan para cruzarse y cerrarse, alejarse o tocarse, pero siempre de modo tal que termino irremediablemente condenado a estar entre ellas. Y entonces soy ellas. Me fundo en tu crisol de inseguridades, minifaldas, arrepentimientos y BEATLES... Soy con ellas que se transportan, me llevan, me encausan hacia tus territorios. A esos territorios donde el sol sale y no se va más. Traté de apelar a mi inteligencia occidental que no sabe de soles que no obedecen leyes físicas inmutables. Que no sabe de soles como los tuyos. Ella me dice que para escapar debo encarar esas lineas de lápices que sos vos. Voy hacia la linea de arriba y tu dulzura me salpica, me mancha, me atrapa y termino chaspoteando en este barro gelastinoso y me hundo y me sigo hundiendo, hasta que mi razón me salva y escapo a tiempo de la raya cenagosa.Voy a la de abajo y allí me esperan tus ojos verdes que me reproducen indefinidamente, y al igual que la sangre va a mi cerebro al tuyo van plasmadas por tus ojos, las figuras que componen mi figura. Y huyo hacia los costados. Pero las lineas laterales de tu cárcel esconden minifaldas, que no esconden nada, y ese caminar de gata egipcia que guarda cinco mil añños de hechizo que se prolongan en mi.Y pierdo. Sigo perdiendo, como siempre. El solo Hecho de luchar por evadirme de tus cuatro rayas es perder. En el último vértice está el oro inmemorial de tu pelo, que se deshace y juega con mis dedos. Mi razón termina de desesperarse, retorcerse, escapar, enloquecerse, y no comprende o acepta que te quiero, sólo eso, que te quiero, te quiero...y...i...inteligencia, te odio.

Eduardo Luis Vicente