Me dirijo a Uds. con mucha emoción al ver a Alejo , a Claudio ("el Indio"), a Sergio , todos chicos jóvenes brillantes en aquella época que prometían y tenían inmensurable potencial. Pertenecían a nuestra comunidad de Florencio Varela . Al que más conocí fue a Claudio cursaba el tercer año de la escuela secundaria Santa Lucía , yo simplemente estaba en primer año. Eran épocas de promesas y de sueños; me parece todavía verlo tocando el tambor en los desfiles escolares o jugando en el equipo de handball de nuestro querido Santa. Si bien no fuí compañera o amiga cercana, era tan cotidiano verlo ya sea como escolta de la bandera o en los recreos . Aparte en esa época el colegio era como una familia,\; eramos pocos, todos compartíamos las mismas actividades, La Fiesta de la Flor , la realización de las carrozas, bailes de egresados. En cambio a Alejo siempre lo vi tímido, callado, intelectual. Tomen estas líneas como alguien que los conoció como en una vidriera .

Conocí a Claudio Zurita, lo recuerdo como si fuera hoy. Éramos compañeros de grado en la escuela N° 11 de Florencio Varela, cursamos juntos 3° y 4° grado, me acuerdo que era bastante gordo y en los recreos salíamos a buscar camorra a los cogote duro. Con nosotros siempre andaba también el gordo Ramirez que hoy todavía de vez en cuando nos vemos. El gordo Ramirez (valga la paradoja es policía de la bonaerense) nunca dejó de ser un buen tipo, recuerdo que cuando me reencontré con él, después de muchos años, nos acordamos de Claudio y lloramos, él estaba en pedo, yo no.

Claudio era hijo de un prestigioso médico pediatra de la zona, el doctor Zurita, el hombre iba de madrugada a domicilio cuando Florencio Varela era más pobre que hoy y en más de una ocasión no cobraba la visita. El padre de Claudio Zurita, seguramente agobiado por tantas desapariciones en su familia, se suicidó un caluroso día de 1980. Sólo queda de la familia de Claudio un cuarto hermano, es médico y vive en la ciudad de La plata, no tengo contacto con él.

Yo fui militante del PJ hasta 1974, hice de todo, nunca fui cuadro político, sólo quise ser militante y defender mi ideal hasta las últimas consecuencias, luego del golpe me fui a vivir a Capital Federal, y nunca supe muy bien lo que le había pasado a Claudio, estoy seguro con el temperamento que tenía habrá muerto lleno de orgullo, sin haberse doblegado un instante ante los asesinos, siempre lo recuerdo, y quiero agradecerle a ustedes que estén ahí para que la memoria no muera.

Héctor