Abril 24, 2007

Col - 'No es suficiente sacar a los muertos para sanar al país'

Abril 23 de 2007 -
'No es suficiente sacar a los muertos para sanar al país'

María Victoria Uribe, antropóloga que ha estudiado como pocos la violencia de los años 50, en Colombia, habla de lo que va de aquella época a la barbarie reciente. 'Hay un problema de duelo tremendo', dice.

¿Cambió algo entre la manera de matar de la violencia de los 50 y de la de ahora?

Solo la sofisticación de las armas. Antes machete, ahora motosierras, fusiles de alta precisión. La cosa se volvió mucho más eficaz. En los años 50, el 70 por ciento de este país era rural; ahora la proporción es inversa y eso tendría que haber incidido en la violencia rural, pero nada ha cambiado.

¿Cómo puede explicarse la brutalidad de los que matan?

No creo que haya una respuesta neutra a esa pregunta, pero sí que la intención es desbaratar al otro, literalmente que ese otro quede irreconocible, la idea es borrarlo. Por eso no basta con pegarle un tiro, sino que hay que castrarlo, decapitarlo, cortarle las manos...

¿Pasa en todos los lugares?

La crueldad es propia de la especie humana. Se vivió en Ruanda, África, con los nazis, pero en Colombia hay persistencia en las prácticas de desmembramiento.

¿Desmembrar a los muertos antes de ponerlos en una fosa ha sido un asunto de comodidad o tiene algún significado?

Ahora predomina la comodidad. Los vuelven pedacitos porque caben en un espacio más pequeño.

En la época de la Violencia había más ritualidad. Se tomaban el tiempo para desmembrarlos y para poner lo de arriba abajo y lo de abajo arriba. Por ejemplo, la cabeza cortada entre las piernas, o el pene en la boca. Había una intención de desordenar para causar terror. También para causar terror los paramilitares desmembran a personas vivas.

¿Qué explica la persistencia de esa maldad en Colombia?

Tenemos un problema de duelo tremendo. Este país ha pasado por unos dolores inconcebibles y una carnicería que no se ve en ninguna parte del continente americano. La gente tiene sus tragedias por dentro, las procesa como puede y trata de seguir viviendo.

¿Se dejó de hacer algo frente a la violencia de los 50 para hacer más sano al país?

Claro. Esa violencia está enterrada en la impunidad absoluta. Nunca se habló de ella, nunca se procesó.

Ahorita debe hacerse lo que sucedió en Sudáfrica, que los colombianos escuchen lo que están contando las víctimas y los paramilitares así sea dolorosísimo.

Si no, ¿la historia tenderá a repetirse?

Todo indica que la seguiremos repitiendo si sepultamos todo bajo un manto de impunidad. Yo garantizaría que en 20 años seguiremos viendo decapitaciones y desmembramientos si no nos atrevemos a socializar lo que pasó.

¿Qué puede cambiar eso hacia el futuro?

Lo que se está ventilando puede tener un efecto, tal vez en la generación de los nietos, para que no se repita esto. El problema es que no se está ventilando suficiente y la única manera de que la sociedad escarmiente sobre crímenes atroces es que conozca lo que pasó. Nosotros estamos bien informados, pero no es información lo que necesitamos, es conocer lo que ha implicado esa violencia. El dolor, el duelo, el desarraigo.

Tiene la esperanza, pero a la vez cree que con lo que está pasando el país no va a sanar...

No porque este es un proceso a medias. Los paramilitares van y confiesan lo que quieren. Sería distinto si fuera como en Sudáfrica, donde el victimario da su versión pero tiene frente a las víctimas que lo confrontan. Hay pequeños experimentos de diálogo entre 'paras' y víctimas en algunas regiones. Eso ayuda.

¿En la época de la Violencia abrían fosas para los muertos?

Como ahora, había 3 mecanismo: botarlos a los ríos, dejarlos para que se los comieran los animales y hacer la fosa para meterlos.

¿Qué efectos tendrá el destape de las fosas?

Nada distinto a dar cierto sosiego a los familiares de las víctimas. A la sociedad bogotana le importa un carajo que descubran 15 cadáveres en Sucre. ¿Qué impacto tuvo en Bogotá la masacre en El Salado?, ninguno. Bogotá es una isla. Los problemas de Bogotá no tienen nada que ver con el país rural.

"Yo garantizaría que en 20 años seguiremos viendo desmembramientos si no nos atrevemos a socializar lo que pasó".

Sobre necesidad de debatir públicamente el tema.

En Guatemala no se ha hecho mucho y los Balcanes son el modelo a seguir

La búsqueda de desaparecidos tiene espejos en África, la misma América Latina y hasta Europa. En la mayoría de países, como
sucede con la reparación a las víctimas, son más los fracasos que los éxitos. La antigua Yugoslavia, un modelo que ha funcionado.

GUATEMALA

23 líderes de izquierda y dirigentes sindicales fueron, en 1966, los primeros de una lista de desaparecidos políticos que, en 30 años de conflicto interno en Guatemala, superó de lejos las 20 mil personas.

¿Su perfil? Muchos eran indígenas descendientes de los mayas. Y como en Colombia, la mayoría de las víctimas fueron habitantes del campo, casi todos hombres, pobres y con baja escolaridad.

En 1999, el informe de la Comisión de la Verdad, llamado Memoria del Silencio, recomendó priorizar la búsqueda de las víctimas: "Una de las secuelas más palpables que los declarantes hacen constar repetidamente es el dolor por no haber enterrado y vivido el duelo de sus muertos y desaparecidos o por no saber nada de ellos".

Otros sobrevivientes dijeron sentirse culpables por no haber muerto con sus familiares o por no haber hecho más por saber de ellos.

Pocos resultados. 11 años después del fin del conflicto, la tarea de encontrar a los desaparecidos sigue pendiente. En algunas regiones las comisiones de búsqueda son recibidas a tiros por miembros de las antiguas patrullas campesinas.

También sigue pendiente la búsqueda de unos 5.000 niños separados de sus padres.

PERÚ

Unas 13 mil personas desaparecieron en Perú en 20 años de conflicto, entre 1980 y el año 2000. La provincia de Ayacucho fue una de las más golpeadas por esa modalidad, atribuida especialmente a las fuerzas de seguridad del Estado peruano.

Perú le entregó a Colombia su modelo de georreferenciación para ubicar fosas comunes, considerado como uno de los más desarrollados en ese campo.

La política de búsqueda de desaparecidos, sin embargo, ha recibido críticas.

Aldo Bolaños, del Instituto Peruano de Antropología, dice que en su país hay búsqueda de fosas, pero no de personas.

La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó la existencia probable de unos 4.500 lugares de entierro de desaparecidos y ejecutados extrajudicialmente. En solo uno de cada 10 casos hay información previa sobre las víctimas.

En el Instituto de Medicina Legal de Perú hay centenares de huesos recuperados y virtualmente imposibles de identificar.

"Nunca una exhumación debe ser asumida sin una respectiva investigación preliminar que la enmarque. Es una regla de oro.
Cada cuerpo devuelto cierra una herida", dice Bolaños. Es una lección para Colombia.

LOS BALCANES

Fosas de entre 100 y 500 personas son las que se encuentran los equipos de antropólogos forenses que realizan su trabajo en Bosnia y otras repúblicas de la antigua Yugoslavia. Unos 10 mil cuerpos han sido identificados por pruebas de ADN. Por su gran extensión, las fosas pueden ser ubicadas satelitalmente.

Equipos de hasta 70 personas venidos de todo el mundo, financiados por gobiernos extranjeros y organismos internacionales, cuentan con todas las herramientas para llevar a cabo su trabajo. "Los recursos -dice una antropóloga que trabajó en Kosovo- marcan la diferencia".

La experiencia yugoeslava es considerada como un modelo. Allí se están recuperando unos 5.000 cuerpos por año y el proceso de identificación marcha casi a la misma velocidad.

Muchas fosas contienen cuerpos de personas ejecutadas en la guerra. "No son desaparecidos, sino personas perdidas o 'faltantes'", dice Patrick Ball, testigo de cargo contra el ex presidente serbio Slobodan Milosevic.

En Bosnia calculan en 15 mil las víctimas que aún falta encontrar. Y en Kosovo aún buscan a unos 6.000 albaneses. En Croacia no aparecen al menos 3 mil habitantes.

Un factor de éxito, advierte Ball, es que la guerra ya terminó: "Si el conflicto sigue en Colombia, va a ser muy difícil hacer esa tarea".

Un tema que el país aún no ha asumido

¿Qué tanto importa para Colombia urbana la suerte de los que fueron a parar a una fosa en medio del conflicto? Esa pregunta, para la que la antropóloga María Victoria Uribe tiene una respuesta poco optimista, es una de las que están por resolverse en medio del proceso de paz.

La Fiscalía, con presupuestos que no llegan a los 20 mil millones de pesos, y la Comisión de Reparación representan al Estado en este capítulo. Lo que parece claro es que todos sus esfuerzos no serán suficientes para enfrentar una tarea que, como la misma administración de justicia a los 'paras', desbordó todas las previsiones. Tanto que Eduardo Pizarro, presidente de la CNRR, plantea que se incluya en el Plan de Desarrollo.

A diferencia de Suráfrica, donde hubo consenso para desmontar el apartheid, la realidad de las fosas aún no espanta a todos los colombianos. Y por eso tal vez siga vigente.

Los reparos que le hacen a la búsqueda en Colombia

1. Toda exhumación tiene como objetivo identificar a alguien. Pero la búsqueda muchas veces no cumple las fases de rigor: documentación previa, recuperación, análisis e identificación.

Uno de los fiscales explica por qué las búsquedas se hacen, en muchos casos, sin mayor información previa: "La mayoría de las veces exhumamos sin saber a quiénes vamos a encontrar. Dos razones impiden esperar: debemos intervenir pronto, antes de que la zona sea afectada, y por ley estamos obligados a actuar inmediatamente después de conocer de un delito".

2. La única línea de evidencia que sigue la Fiscalía es el testimonio de los informantes. Las familias de las víctimas prácticamente no participan en el proceso de exhumación.

Cuando hay familiares que aportan información, los fiscales suelen recurrir a ellos. En algunos lugares, como San Onofre, las familias acuden con las comisiones oficiales de búsqueda. Un investigador explica que cuando las familias llegan con datos muy precisos incluso hay retrasos en la búsqueda, mientras se hace la coordinación para que las autoridades militares den seguridad a las comisiones.

3. Hasta ahora se han logrado muy pocas identificaciones positivas. Esa situación plantea la inquietud de que buena parte de los cadáveres exhumados termine como NN.

En casi un año, solo 13 cuerpos han sido plenamente identificados y casi dos centenares más tienen identificación previa, entre medio millar de cadáveres ya recuperados. Hay una dificultad adicional y es que muchas veces, tras la desaparición, los familiares se van de la zona. El chequeo de datos recurre entonces a muestras de ADN de primos y tíos, lo que lo hace más difícil y caro.

4. El almacenamiento de los restos tiene problemas en términos de clasificación. Esto dificultará la recuperación de un cuerpo determinado cuando se tenga información más detallada.

La Fiscalía y otras autoridades admiten que una recuperación masiva de cuerpos plantea enormes dificultades en lo que se refiere a la concentración y el almacenamiento científico de los restos. Explican que ahora se hace una mayor planificación de las salidas a campo -a menos que exista un riesgo alto de perder la fosa- para tener mayor chance de identificar a las víctimas.

http://www.eltiempo.com/justicia/2007-04-24/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3525032.html

Posted by marga at Abril 24, 2007 4:56 PM | TrackBack
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