Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga

(Tucumán) (LRD)

 
 

Ubicación: 

Sobre la Ruta Nacional N" 9, Tucumán. Se accede por una calle de tierra paralela a la ruta, por la cual se transita unos 800 metros para llegar a las instalaciones. Saliendo de la ciudad de San Miguel de Tucumán en dirección norte, se ingresaba aprovechando el portón principal de la Compañía de Arsenales, pero sin penetrar en el recinto principal, sino continuando hasta la segunda entrada, donde había un puesto de guardia del personal de Gendarmería.


Descripción: 

La construcción principal del campo tenía unos 55 metros de lado, aproximadamente. Estaba rodeada de una alambrada de púas de 2,50 m de altura y paralela a ésta, a unos 5 m de distancia, otra alambrada del mismo material y altura. Entre ambas había guardias con perros. En uno de los ángulos del cuadrado había una torre de control de madera, para la vigilancia de todo el centro. En cada uno de los ángulos del predio había una casa prefabricada de madera, de un solo ambiente, con una superficie de 16 metros cuadrados. Eran utilizadas como salas de tortura; en su interior había un elástico de cama para atar a los prisioneros, una mesa y dos o tres sillas.

En el centro del cuadrado, dos viejos polvorines separados entre sí, por unos diez metros de distancia. Eran dos construcciones de mampostería, cuyas superficies interiores, paredes, techos, pisos, estaban recubiertas con brea. Cada uno medía aproximadamente 20 m de largo, por 5 m de ancho y 3 m de alto. En estos polvorines había compartimientos estrechos de 1,20 m de alto por 1,50 m de profundidad y 1 m de ancho. En el polvorín más al norte, los tabiques eran de madera, en el otro, dónde se alojaban los detenidos, de mampostería. En el polvorín ubicado hacia el sur, había dos baños, una cocina y otra habitación.

Fue el C.C.D. más importante de las afueras de San Miguel dependía directamente de la V Brigada de Infantería. Las guardias eran efectuadas por personal de la Gendarmería Nacional. Entre los meses de marzo y abril de 1976 fue enviado a ese lugar un contingente de 40 efectivos del Escuadrón Móvil No 1 de Campo de Mayo. Precisamente, un miembro de este grupo, refiere ante la CONA.DEP cómo era la vida -o la muerte- en este campo de exterminio, uno de cuyos responsables era el Teniente Coronel Cafarena (Legajo N" 4636).

"Una vez vi cómo un detenido desnudo era enterrado vivo, dejándole solamente la cabeza afuera del pozo, apisonando la tierra después de mojarla para compactarla; esto duraba 48 horas. Ocasionaba calambres muy dolorosos y afecciones a la piel. En dos oportunidades presencié fusilamientos en este campo, el que efectuaba el primer disparo era el General Antonio Bussi. Después hacía participar en el mismo a todos los oficiales de mayor jerarquía. El lugar de las ejecuciones estaba ubicado a unos 300 o 400 metros de la Compañía de Arsenales, monte adentro. Se tendía un cordón de seguridad a los 20 metros y otro a unos 100 metros del lugar. Los disparos se hacían con pistolas calibres 9 mm o 11,25 mm, siempre entre las 23 y 23.30 horas. Cada quince días se asesinaban entre 15 o 20 personas" (Del testimonio de Omar Eduardo Torres - Legajo N° 6667).