Comisaría 5a

(La Plata, Bs.As.) (LRD)
 

 

Ubicación: 

Ubicada en Diagonal 74 entre 23 y 24, La Plata, Provincia de Buenos Aires.


Descripción y Funcionamiento: 

El centro clandestino de detención funcionó en las instalaciones de la Comisaría Quinta, en forma simultánea con las actividades normales de la comisaría. El personal que custodiaba a los secuestrados vestía uniforme de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y alternaba sus funciones entre las tareas de oficina y atención al público y custodia de los secuestrados. Estos se encontraban alojados en los calabozos de la comisaría normalmente destinados al alojamiento de presos comunes. Mientras en las oficinas de adelante funcionaba la comisaría en forma normal, en la parte de atrás funcionaba el centro clandestino de detención. Sólo los separaba un patio, en donde muchas víctimas fueron estaqueadas y/o atadas. Así surge de varios de los testimonios que sirven de base a este trabajo como por ejemplo, Fernandez, De Francesco, Calvo, Laborde, Gooley.

Se ingresa por un portón desde la Diagonal 74. Hacia el fondo del predio se encuentra la sección detenidos que se compone de una galería, a la derecha de la cual está el cuarto de guardia. Sigue una puerta de chapa con rejas que da a un pasillo con pileta adonde desembocan cuatro celdas pequeñas y un baño. A la misma galería dan: una celda larga, otra de igual extensión pero mucho más ancha y un espacio con pileta donde desembocan un retrete y otra celda. Las celdas son oscuras, frías y húmedas.

En el testimonio de De Francesco se lee: "Cabe citar que una joven, conocida de mi esposa, efectuando un trámite ante las autoridades policiales en esa misma comisaría, fue dejada momentáneamente a solas en una oficina por el policía que la atendía. Así pudo ver, sobre la mesa o mostrador de atención, un listado de nombres al alcance de su vista, que comenzó a leer por curiosidad. Descubrió así que allí figuraban mi nombre y apellido. La mayúscula sorpresa recibida la paralizó, por lo que no se atrevió a seguir leyendo, temerosa de las consecuencias que podría acarrearle el ser descubierta en semejante situación. Este incidente refuerza la evidencia de que la custodia y contralor de los prisioneros ilegales alojados en la comisaría, estaba a cargo de policías de la propia dotación, que desempeñaban dicha tarea como una de las actividades rutinarias del servicio. Por lo demás, quienes oficiaban de carceleros solían hacerlo vistiendo el uniforme policial del servicio de calle".

Calvo, a su vez, relata haber escuchado discusiones entre los guardias por el lugar donde debían prestar servicios: "adelante" (oficinas de la Comisaría) o "atrás" (celdas en los que se encontraban los secuestrados).

Por su parte, Julio Mayor dice: "que fue conducido a las dependencias policiales donde le tomaron 5 veces las impresiones digitales y le sacaron una foto (el fotográfo es rubio, 1,70 m, 30 años, es fotográfo de la policía y lo volvió a ver en la Comisaría 8va.). Le efectuaron algunas preguntas al tiempo que un sujeto morocho con lentes de 1,78 m y 32 años, escribiá a máquina. Luego lo obligaron a firmar sin poder leer lo que estaba escrito." Idéntico relato hacen su esposa, María Hebelia Sanz, y Carlos De Francesco.

Pero sin duda, el testimonio más esclarecedor en este aspecto es el de Mario Otero, quien concurrió a la Comisaría 5ta. a denunciar un robo en su vivienda, acompañado de un amigo. Una vez allí, el amigo es conminado a retirarse y Otero es obligado a permanecer en el patio de la Comisaría. Varias horas. después se presenta ante él el Comisario quien le comunica que quedaría detenido. Otero es golpeado en varias oportunidades en la misma Comisaría y al día siguiente lo trasladan encapuchado y esposado a la Brigada de Infantería Nº 1 de La Plata. 

Los testigos coinciden en la descripción del edificio y muchos de ellos reconocen el plano elaborado por la CONADEP que se adjunta a este trabajo. Así mismo Mario Féliz y Julio López realizaron un reconocimiento del lugar ordenado pro la Cámara Federal de La Plata en el que ubicaron los lugares donde estuvieron detenidos.

A la izquierda del patio, mirando desde la puerta de entrada de la Comisaría, se encontraban 4 calabozos. Al primero, donde alojaban a las mujeres, se entraba por una puerta de rejas cubierta a medias por una chapa de hierro. La chapa dejaba libre la parte superior y la inferior de la puerta de rejas. Franqueando la puerta se ingresaba a un recinto rectangular de alrededor de 6 metros de largo por 2 de ancho que tenía una claraboya en el techo. Sobre la pared opuesta a la puerta de entrada había 5 calabozos pequeños (2m por 1) con puertas de hierro en uno de los cuales había una letrina. Las puertas de los calabozos pequeños estaban abiertas durante el día pudiendo permanecer las secuestradas en el resto del recinto con la venda de los ojos baja lo que les permitía verse entre ellas y también observar, sin ser vistas, lo que ocurría en el patio a través de agujeros pequeños que tenía la chapa que cubría la puerta de rejas. Así es que Calvo pudo ver a los guardias vestidos de uniforme. Cuando alguno de ellos se acercaba, cosa que detectaban por el ruido y por que podían ver los pies de quien se acercaba por debajo de la chapa, debían ingresar a sus celdas, subirse la venda de los ojos y atarse las manos atrás y permanecer sentadas en el piso y en silencio.

El último calabozo no daba directamente al patio, sino que se accedía a él pasando por un cuarto que hacía las veces de baño: tenía un lavatorio, una letrina y un agujero en la pared a dos metros de altura que funcionaba como ducha, de donde salía un hilo de agua fría. Este cuarto tenía una ventana pequeña que daba al patio y estaba separado del calabozo por una puerta de hierro con mirilla. A este baño eran llevadas las prisioneras. Calvo relata que eran introducidas 3 simultáneamente y que mientras una de las mujeres se bañaba, la segunda vigilaba el patio por la ventana y la tercera podía comunicarse a través de la mirilla con los hombres alojados en el calabozo.

Según los dichos de Adriana Calvo y de De Francesco, "la patota" de la que ellos dependían, visitaba el lugar aproximadamente una vez por semana y tomaba lista solamente a una parte de los detenidos. Los restantes dependían de otros grupos operativos y no figuraban en la lista de “la patota”, a éstos se los torturaba en las dependencias de la Comisaría Quinta. Este es el caso, por ejemplo, de Susana Falabella y su esposo José Abdala.

Cabe hacer mención que estas torturas eran conocidas y presenciadas por los policías de la Comisaría.

En este lugar de detención se vio por última vez a muchas personas que hoy continúan en situación de desaparecidas, entre ellas: Susana Falabella, Inés Ortega de Fossatti, Jorge Bonafini, Lidia Fernández.

En la Provincia de Buenos Aires el entonces Coronel Ramón Juan Camps, implementó el genocidio en base al funcionamiento de más de veinte campos de concentración, la mayoría de ellos ubicados en el Gran Buenos Aires y en la ciudad de La Plata. El llamado "Circuito Camps" fue uno de los más grandes tanto por el territorio como por la densidad de población que abarcaba. En los hechos esto implicó que existiera una compleja estructura en la cual se movían diferentes grupos operacionales (grupos de tareas) independientes entre sí que, incluso, podían actuar en una misma zona y utilizar, en algunos casos, los mismos Centros Clandestinos de Detención.


Forma de Operar: 

Uno de estos grupos operacionales era el Comando de Operaciones Tácticas (COT). Una de las características de la operatoria represiva de este grupo es que las víctimas eran trasladadas de un campo a otro varias veces. En general el circuito que recorrían los prisioneros era: Brigada de Investigaciones de La Plata –Arana– Comisaría 5ta. de La Plata (de Francesco, Laborde, Calvo, Féliz, Favero, entre otros), cumpliendo cada uno de estos Centros una función específica dentro del esquema organizativo de este grupo COT. La Brigada de Investigaciones de La Plata, aunque también allí se torturaba, funcionó como Centro de Operaciones: instancia de admisión y detención temporaria de prisioneros como también lugar de reclusión de un grupo de detenidos que colaboraban con los represores y con los que se pretendió llevar a cabo una experiencia piloto que fracasó. Arana fue Centro de Torturas y la Comisaría 5ta. depósito de los detenidos-desaparecidos.

Sin embargo, este circuito no era el único posible. Otras víctimas, que también estaban bajo la órbita de este grupo de tareas, tuvieron otros recorridos, como por ejemplo: Arana-Comisaría 3ra. de Lanús; Arana-Brigada de Quilmes; Arana-Pozo de Banfield. Así mismo, hay casos en que personas detenidas por otra sección del COT que no operaba en la ciudad de La Plata, eran trasladadas temporariamente a Arana desde por ejemplo el COTI Martínez. Todos estos campos pertenecían al “Circuito Camps”.

Existen también ejemplos de detenidos que "salían" del Circuito Camps siendo trasladados a otros campos de detención dependientes del Primer Cuerpo. Así mismo, la Comisaría 5a. fue utilizada simultáneamente por el COT como depósito de prisioneros y por otro grupo de tareas, como centro de torturas y de extermino.