Capítulo XVII. Tres iglesias.

CAMPO SANTO - Parte II

 

 

(Informe de situación)

Durante los primeros años del Proceso de Reorganización Nacional convivieron bajo un mismo Cristo tres iglesias bien diferentes; cada una, a su vez, dispuesta a expresar su interpretación de los deseos de Dios. 

El siguiente es un registro de hechos y declaraciones de la Iglesia Católica y relacionados con su actuación, que refleja las intensas diferencias que existieron entre sus pastores entre 1976 y 1978. 


1976


La Iglesia oficial. "En un momento tan difícil, creemos que nuestra misión es pedir a cada uno el cumplimiento estricto de su deber y a cada uno, también, la máxima comprensión y tolerancia hacia los errores involuntarios del otro. 

Hay hechos que son más que un error: son pecado y los condenamos sin matices, sea quien fuere su autor: el arrinconar a otros contra el hambre, para ganar descontroladamente, y el asesinar -con previo secuestro o sin él-, cualquiera sea el bando del asesinado". 
Carta Pastoral colectiva. Conferencia Episcopal Argentina. 15 de mayo de 1976. 

La Iglesia militar. "...recuerdo que durante mi presencia en la Penitenciaría (Penal de Villa Gorriti, en Jujuy), el obispo de Jujuy, moseñor Medina, ofreció una misa y en el sermón nos dijo que conocía lo que estaba pasando, pero que todo era por el bien de la Patria, que los militares estaban actuando bien y que debíamos comunicar todo lo que sabíamos, para los cual él se ofrecía a recibir confesiones". Testimonio de Ernesto Reynaldo Saman a la Conadep. 

La Iglesia oficial. "Parecería que personas constituídas en autoridad civil o militar han perdido la serenidad de discernimiento ecuánime, o de distinguir los matices. De allí proviene una actitud de sospecha frente a la Iglesia y a sus instituciones y hombres, que a veces lleva a discriminaciones en juicio acerca de obispos o sacerdotes, o a la intención proclamada de querer 'purificar' la Iglesia, ayudarla a 'restaurar la disciplina'. Pareciera que se quiere medir la vida de la Iglesia con un criterio castrense, con la consiguiente distorsión. 

Hay una sensación de falta de libertad para la acción de la Iglesia: se han estado grabando las predicaciones; se controlan reuniones habituales de instituciones o movimientos de la Iglesia; pareciera haberse vuelto sospechoso hablar de su Doctrina Social; el trabajo en medios pobres es visto con malos ojos por algunos, constituídos en autoridad." Reunión de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina con la Junta Militar. 15 de septiembre de 1976. 

La Iglesia del Tercer Mundo. En la noche del 4 de julio de 1976, cinco religiosos de la comunidad palotina de San Patricio fueron asesinados. Un grupo operativo de cuatro o cinco hombres, presumiblemente a cargo del teniente Pernía, los ametralló en el interior de la Parroquia de San Patricio, en el barrio porteño de Belgrano. Los cuerpos de los sacerdotes Alfredo Leaden, de 57 años, delegado provincial de la Orden; Pedro Duffau, de 65 años y Alfredo Kelly, de 40; y de los seminaristas Salvador Barbeito, de 29 y Emilio Barletti, de 25, quedaron tirados sobre la alfombra. Estaban en pijama. 

Los asesinos expusieron sus razones en las paredes de la casa parroquial: "Por corromper las mentes vírgenes de la juventud" y con tiza en una de las puertas: "Por nuestros compañeros muertos en Seguridad Federal", en alusión a una bomba que Montoneros había hecho estallar en ese edificio. 

La Conferencia Episcopal elevó una nota a la Junta Militar. 

La Iglesia militar. "El Ejército valora al hombre como tal porque el Ejército es cristiano." Coronel Juan Bautista Sasiaiñ, jefe de la Policía Federal. 1976. 

La Iglesia oficial. "El encuentro con monseñor Pío Laghi se realizó en unos galpones próximos al helipuerto. Estaban presentes, además, el general Domingo Bussi, el teniente coronel Arrechea, otros altos oficiales del Ejército (...) y varios prelados. Fue posiblemente a principios de diciembre de 1976. 

(...) Yo desconocía quién era Laghi. Su presencia era imponente: alto, fornido, vestido con sotana y cubierta la cabeza con un sombrero de ala ancha y copa semicilíndrica, no facilitaba precisamente la comunicación... 

(...) Laghi me preguntó si estaba bien, si me cuidaban. Se adelantó al grupo, no lo suficiente, me preguntó mi nombre y si mis padres sabían de mi detención y lugar de arresto. (...) Por toda respuesta, monseñor Laghi me abrazó, me regaló un ejemplar de la Biblia y me exhortó a tener 'fe y esperanza'. Y ambos partimos de inmediato: él, con Bussi y su comitiva hacia el helicóptero; yo, con los guardias, para reingresar al recinto de exclusión". Testimonio del ex detenido Juan Martín ante las Naciones Unidas, sobre la visita del Nuncio Apostólico monseñor Pío Laghi al centro clandestino de detención Nueva Baviera, en Tucumán. 

La Iglesia del Tercer Mundo. El 18 de julio de 1976, un grupo de hombres armados, que se identificó como de la Policía Federal, secuestró, torturó y asesinó a los sacerdotes de El Chamical, provincia de La Rioja, Gabriel Longueville, de nacionalidad francesa, y Juan de Dios Murias, ambos integrantes de la pastoral de monseñor Enrique Angelleli, obispo de esa provincia. En el funeral de los sacerdotes, tras destacar el compromiso cristiano y sacerdotal de ambos, Angelleli acusó a los asesinos de intentar "silenciar la voz de la Iglesia, la voz de aquellos que no tienen voz". 

La Iglesia militar. "Sólo Dios quita y da la vida. Pero Dios está ocupado en algún sitio, y aquí, en la Argentina, somos nosotros quienes nos ocupamos de esa tarea." 
Escuchado por Jacobo Timerman de boca del 'capitán Beto', uno de sus interrogadores.(1) 

La Iglesia del Tercer Mundo. Monseñor Angelleli era bien conocido por su compromiso con los sectores marginados de su diócesis y la acción pastoral que venía realizando desde su designación en 1968. El 4 de agosto de 1976, Angelleli y el sacerdote Arturo Pino partieron en un vehículo desde El Chamical hasta la capital provincial. Nunca llegaron. En el camino, un accidente provocó la muerte del obispo y la desaparición de una carpeta con información sobre la muerte de los sacerdotes Longueville y Murias, que Angelleli se disponía a presentar ante el Episcopado. 


1977 


La Iglesia oficial. "Existe una especie de convicción, subyacente en amplios estratos de la población, de que el ejercicio del poder es arbitrario, de que carece de adecuada posibilidad de defensa, de que el ciudadano se encuentra sin recursos frente a una autoridad de tipo omnipotente. No es nuestra intención indicar que tal modo de ejercicio de la autoridad sea imputable a todos y cada uno de los funcionarios del poder político o represivo del Estado; por otra parte, comprendemos muy claramente que las excepcionales circunstancias por las que ha atravesado el país exigían una autoridad firme y un ejercicio severo. Pero todo eso, para ser cristiano, tiene que ir indisolublemente ligado con la virtud de la justicia... 

El secuestro de una persona y su detención anónima no es admisible. Por lo mismo, las autoridades deberían dar cuanto antes aviso a los familiares respectivos (...), aún cuando, por razones de seguridad que a veces pueden ser válidas, no se pueda indicar dónde se hallan detenidos". Pro-memoria a la Junta Militar de la Conferencia Episcopal Argentina. 26 de noviembre de 1977. 

La Iglesia militar. "En 1977 revistaba como agente de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. A fines de ese año o principios de 1978, se me llama al despacho del Comisario General, en presencia del padre Christian Von Wernich, y se me pregunta si con un golpe de yudo yo era capaz de dormir a una persona en el pequeño espacio de la parte trasera de un vehículo. En otra ocasión, se nos explica que se iba a retirar de la brigada de La Plata a tres subversivos 'quebrados'. 

En la brigada nos esperaba el padre Von Wernich, quien había bendecido a los subversivos (...) Después del operativo (de asesinato), el padre me dice que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para el bien del país."  Testimonio de Julio Alberto Emmed ante la Conadep. 

La Iglesia del Tercer Mundo. El 11 de julio de 1977, el obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Carlos Ponce de León, falleció como consecuencia de un supuesto accidente automovilístico. El obispo, que venía recibiendo amenazas desde tiempo atrás por sus denuncias frente a la represión, se dirigía a la Capital Federal para presentar ante la Nunciatura Apostólica documentación relativa a la represión ilegal en su diócesis y en Villa Constitución (Santa Fe). Según la Conadep, "esa documentación involucraba al entonces general Guillermo Suárez Mason, al coronel Félix Camblor y más directamente al teniente coronel Manuel Saint Aman, jefe del regimiento con asiento en San Nicolás". 

La Iglesia oficial. "Bien sabemos que ha habido desde hace años en nuestro país un accionar de las fuerzas del mal, que se tradujo en todo tipo de atentados contra la vida y la fama de las personas -de los cuales fueron víctima no pocas veces los militares-así como contra la propiedad, todo lo cual hemos condenado particular y colectivamente más de una vez. 

"(...) Hoy como siempre y como en toda circunstancia conserva su valor el principio de que el fin no justifica los medios". Carta de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina a la Junta Militar. 17 de marzo de 1977. 

La Iglesia militar. "Nosotros, cuando actuamos como poder político, seguimos siendo católicos. Los sacerdotes católicos, cuando actúan como poder espiritual, siguen siendo ciudadanos. Sería pecado de soberbia pretender que unos y otros son infalibles en sus juicios y decisiones. Sin embargo, como todos obramos a partir del amor, que es el sustento de nuestra religión, no tenemos problemas y las relaciones son óptimas, tal como corresponde a cristianos." Almirante Emilio Eduardo Massera. 1977. 

La Iglesia del Tercer Mundo. Sor Alice Domon, de 42 años, fue secuestrada en la Iglesia de la Santa Cruz, en la Capital Federal, el 8 de diciembre de 1977. A sor Léonie Renée Duquet, de 62 años, se la llevaron dos días después de una casa en la localidad bonaerense de Ramos Mejía. Ambas religiosas, de origen francés, pertenecían a la congregación Misiones extranjeras de París, con sede en la ciudad francesa de Toulouse. Las religiosas prestaban asistencia a familiares de desaparecidos en distintas parroquias de la provincia de Buenos Aires. 

Las monjas fueron torturadas y asesinadas en la Escuela de Mecánica de la Armada, y sus cuerpos arrojados en las aguas del Delta, según revelan testimonios de sobrevivientes que compartieron el cautiverio con ellas. El oficial de la Armada Alfredo Astiz, señalado como responsable del secuestro, tuvo durante un tiempo la misión de infiltrarse bajo falsa identidad en las organizaciones de derechos humanos y familiares de desaparecidos. 

La Iglesia militar. "...monseñor Grasselli nos dice que los jóvenes están en un operativo de rehabilitación en 'casas' que se han armado a tal efecto, que son bien tratados. (...) Manifiesta que Videla ha sido el alma caritativa que urdió este plan para no perder las inteligencias... Dice que se trabaja con los jóvenes con psicólogos y sociólogos, que hay cuerpos médicos para la salud y que a los irrecuperables es posible que 'alguien piadoso' le dé una inyección y se duerma para siempre". Denuncia presentada por la desaparición de Carlos Oscar Lorenzo ante la Conadep 

La Iglesia del Tercer Mundo. En septiembre de 1977, monseñor Miguel Hesayne, obispo de Viedma, mantuvo una polémica sobre la tortura con el entonces ministro del Interior, general Albano Harguindeguy. Según el prelado, "Harguindeguy admitió la licitud y la legalidad de la tortura, frente a lo cual decliné compartir una cena con él. Cuando discutimos (...) me puso el siguiente ejemplo: 'Suponga que hay un edificio con 200 personas en el que se ha colocado una bomba, del que se ve salir a una. Usted tiene pocos minutos para que ese sujeto le diga dónde la colocó'. Repliqué que el fin no justifica los medios, pero no se lo pude hacer entender, por lo que le dije: 'Si tengo que calificarlo, le pondría un diez en táctica a emplear con robots o tanques, pero lo aplazaría en humanidad y moral cristiana.' Fue entonces cuando el ministro me contestó: 'Entonces nos iremos al infierno para que luego ustedes, libremente, puedan practicar el Evangelio'." Diario Clarín. 3 de agosto de 1985. 

La Iglesia militar. "Para Navidad de 1977 (...), alrededor de quince prisioneros fuimos llevados a una misa oficiada en el Casino de Oficiales de la ESMA. (...) Todos estábamos engrillados, esposados con las manos detrás de la espalda y encapuchados. Nos sacaron las capuchas y el capitán Acosta nos dijo que para celebrar la fiesta de la Navidad cristiana habían decidido que pudiéramos oír misa, confesarnos, comulgar los que éramos creyentes; los que no, para que tuviesen tranquilidad espiritual y pensaran que la vida y la paz eran posibles (...) Entretanto, se oían los gritos de los que eran torturados." Testimonio del sobreviviente Lisandro Raúl Cubas. 

La Iglesia del Tercer Mundo. Para la misma época, monseñor Miguel Hesayne dirigió un mensaje de Navidad a su diócesis de Río Negro: "Violencia es acrecentar el capital de algunos con el vaciamiento de la canasta familiar o tomar el camino de una economía que nos lleva de un país rico a un pueblo empobrecido y no pocas familias hambrientas y sin techo (...) Es intentar combatir una crisis económica con el criterio de que el mayor sacrificio y peso de la recuperación tengan que sobrellevarlo los más pobres." 




1978


La Iglesia oficial. "...sentimos la necesidad, para la tranquilidad del pueblo, de que sea aclarada, lo antes posible, la situación de tantas personas de las que no se tienen noticias. 

(...) Por lo demás, no nos encontramos solos en este pedido. Hermanos en la fe, de todo el mundo, nos hacen llegar cada día su dolorosa preocupación por la falta de justicia en todos los procedimientos, y finalmente el Santo Padre, por la autoridad de su misión de pastor universal, nos urge solicitar a Vuestra Excelencia, con el respeto que le debemos (...) una decidida acción para que cada familia argentina que se encuentre en la aludida situación sepa -y ello no sería necesario públicamente, pero sí concretamente- que ha sido de su integrante desaparecido, con claridad y justicia." Carta de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina al general Videla. 14 de marzo de 1978. 

La Iglesia militar. "Antes de permitirnos acostar en el suelo, el personal de guardia nos obligaba a rezar en voz alta un Padre Nuestro y un Ave María, a la vez que nos exhortaba a 'dar gracias a Dios porque han vivido un día más' y pedir 'que ese día no fuera el último". Testimonio del sobreviviente Juan Martín. 

La Iglesia oficial. "No todos los que se quejan por los derechos humanos tienen razón. Hay muchos que hablan de gusto, o sin tanto fundamento. Que hay casos que haya que contemplar o situaciones que reparar, eso pasa siempre, y pasará mientras caminemos por este mundo". 
Monseñor Antonio Plaza, obispo de La Plata. Diario Clarín. 24 de noviembre de 1978. 

La Iglesia militar. "Hay una razón teológica que justifica la coincidencia de la Plutocracia y del Comunismo, y es que coinciden en el ateísmo, en la negación de Cristo y su divina Redención". 
General Manuel Bayón, 1978 (2) 

La Iglesia oficial. "Se señaló que a la Jerarquía de la Iglesia le hubiera sido mucho más fácil tomar una actitud de pública condena constante del gobierno de las Fuerzas Armadas, y que sin embargo no lo ha hecho, no por apoyar al gobierno, sino por el bien de la comunidad, tratando de impedir la entrada en juego de un elemento más de confusión." Reunión de representantes de la Conferencia Episcopal Argentina con representantes de la Junta Militar. 18 de noviembre de 1979. 

 

 

 

 



(1)    "Diario 16", Madrid, 20 de diciembre de 1981.


(2) Citado en García, Prudencio: Op. Cit.

 

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