Capítulo II
Víctimas

A. Niños desaparecidos y embarazadas (Continuación)

 

Las Familias - Las Abuelas


La situación de los familiares de las prisioneras en estado de gravidez; era harto angustiante y peculiar.

Así, como en muchos otros casos, la Sra. Estela B. de Carlotto -Vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo- (Legajo N° 2085), recibió a través de una carta anónima de quien habla compartido el cautiverio con su hija Laura Estela, noticias de que ésta se encontraba bajo "Fuerzas de Seguridad" y con su marido, también secuestrado. Posteriormente, se enteró a través de una persona liberada:

"que el embarazo continuaba adelante, que nos mandaba un mensaje a su papá y a mi para que estuviéramos atentos al momento en que naciera su bebé, que iba ser en Junio de 1978, que lo buscáramos en la Casa Cuna y que, si era varón, le iba a poner el nombre de mi esposo: Guido. Cuando llegó la fecha aproximada del nacimiento de mi nieto yo, en ese momento, estaba ejerciendo como docente y me jubilé para poder criarlo. Como si fuera su madre comencé a preparar un ajuar. Yo tuve cuatro hijos, Laurita era la mayor. Comencé a hacer lo que ella me habla mandado decir: buscar el bebé en la Casa Cuna de La Plata, de Buenos Aires, en los juzgados de Menores, en todo lugar donde pudiera haber pasado algún chiquito, siempre con resultados negativos, sin ninguna respuesta. Mientras tanto, el 25 de agosto de 1978, recibimos en mi domicilio de La Plata una notificación de la Comisaría de la zona donde se nos citaba a los padres de Laura Estela Carlotto a la Subcomisaría de Isidro Casanova. Con carácter de urgente y a efectos "que se le notificarán". Nada mis. Pensamos que podríamos dar con ella, con el bebé también pensamos que ya era la muerte"

"Llegamos y efectivamente, el Subcomisario, respondiendo a directivas del área operacional 114 nos muestra un documento, el documento de mi hija, en perfecto estado y nos pregunta si somos familiares de esa persona. Le dijimos que sí, que éramos los padres y nos informa de un fallecimiento. Por supuesto que no fue fallecimiento sino un asesinato frío y premeditado por parte del Ejercito".

"Mi hija había sido asesinada en la madrugada del 25 de agosto fraguando una mentira enorme: de que iba en un automóvil y no acató la orden de detención y por lo tanto fue eliminada".
"No pude verla. No me dejaron verla. Mi esposo y familiares me dijeron que me quedara con la imagen que tuve siempre de ella. Ese rastro feliz, ese rostro de una joven argentina pujante, idealista, luchadora. Porque tenia el rostro destrozado por un itakazo disparado a quemarropa. Y tenia el vientre también destrozado, seguramente para que no pudiera comprobar el nacimiento de mi nieto".

"Cuando pregunte al Subcomisario por el bebe, me dijo que desconocía totalmente la existencia de algún niño... Por gente liberada he sabido, que es un varón, que nació el 26 de junio de 1978. Hace poco ha cumplido seis años. Yo 10 sigo buscando. Lo seguiré buscando todos los días de mi vida."


Idéntico espíritu demuestran las demás Abuelas de Plaza de Mayo que, como antes dijimos, en una larga vigilia y con similar congoja cumplen una constante labor:

"En ese largo caminar nos encontramos las Abuelas -relata ahora su Presidenta, la Sra. María Isabel Ch. de Mariani-, organizamos un grupo para buscar a los niños desaparecidos, primero pensando que éramos pocas y el terror fue tremendo cuando nos enteramos que éramos cientos. Porque aún estamos recibiendo denuncias. Hace más o menos unas semanas han llegado tres denuncias mis de niños desaparecidos en aquella época. Mi nieta Clara Anahí Mariani fue buscada minuto a minuto, día por día, pero siempre se me negó toda información sobre ella... Incluso al desaparecer ella en el procedimiento en el que mataron a mi nuera, Diana Teruggi, yo me paraba frente al Regimiento 7 de La Plata y esperaba que me la dieran. De noche esperaba en casa a que tocaran el timbre y me entregaran a la nena que tenía entonces tres meses de edad. Acudí a la Comisaria 5ta. que ahora sé que fue un campo de concentración. Hable con el Comisario. Realmente no sé cómo tuve el coraje de entrar sola allí. Realmente era porque no sabía lo que pasaba en aquel lugar. Me recibió, fue uno de esos milagros, y me dijo que la nena estaba viva, que la buscara pero que iba a negar siempre si yo lo decía".


Privados de su identidad para que sus familiares no pudieran reconocerlos, y recluidos en orfanatos, algunos niños se vieron marginados de toda vida social y familiar.

"A mediado del mes de mayo de 1977 en el domicilio donde vivían mi hermana Lucinda Delfina Juárez con su hijo de tres años de edad Sebastián Ariel Juárez, irrumpe personal del Ejercito vestido, con uniformes militar verde oliva, fuertemente armado, que rodea la manzana y se desplaza en vehículos militares. La casa estaba situada en calle Tatai de Claypole -Buenos Aires-"


Así comienza su relato Juan Carlos Juárez (Legajo N° 3978):

"El pequeño Sebastián, su sobrino, fue dejado en casa de un vecino después del ataque a la vivienda. A los pocos días el vecino dejó al niño en el Juzgado de Menores Nº 1 de Lomas de Zamora a cargo de la Jueza Martha Pons, quien lo internó en el Hogar "Casa de Belén" sin efectuar ningún tipo de averiguaciones sobre su identidad, conociendo sin embargo las circunstancias del hecho. En ese orfanato transcurrió la primera infancia de Sebastián, que convive con doce niños mis hasta el momento de su localización. El inconveniente residía en que el niño figuraba en el expediente del juzgado bajo otra identidad, a pesar de que constaba con lujo de detalles el operativo del cual provenía el menor. Deliberadamente se habla omitido la diligencia de publicar la fotografía del menor, para evitar que la familia pudiera reencontrarse con la criatura. Durante todos esos siete años, Sebastián vivió sin saber quien era, y lo que es más doloroso, sin amor, sin cuidados, sin saber tampoco que devendría. La tesonera búsqueda de su familia hizo que el 22 de mayo de 1984, Sebastián Ariel Juárez se reintegrara a su familia legitima".


En este caso como en el que se relata a continuación se demuestra cómo se puede avanzar en la reparación de los graves daños producidos por la represión y en la investigación de los hechos, cuando todo el esfuerzo de las instituciones estatales se encamina coordinadamente hacia ese objetivo:

En el mes de febrero de 1984, se recibió en la CONADEP (Legajo N° 3014) una nota remitida por familiares de Horacio B. y Margarita D. solicitando se averiguara el paradero de los mismos; y de sus hijas, Mariana y Liliana, de quienes se carecía de noticias desde el año 1977. Posteriormente, en mayo del corriente año, se recibió en la CONADEP una denuncia remitida por la Delegación Mar del Plata en la cual la denunciante relataba que en los primeros años de 1978 habla visto publicadas en un diario de La Plata fotografías de dos niñas de las que se requerían referencias y a quienes la denunciante identificaba como las hijas de Horacio B. y de Margarita D. Por otra parte decía que Horacio B. habla muerto en un operativo militar y que Margarita había sido secuestrada. Dicho operativo se habría realizado en noviembre de 1977 en la esquina de las calles 25 de mayo y Venezuela de la localidad de Ensenada. Ambas denuncias fueron remitidas por la CONADEP a la Comisión sobre Menores Desaparecidos de la Secretaría de Desarrollo Humano y la Familia, tal como habla quedado establecido desde que se inició una labor conjunta de intercambio de datos. Integrantes de esa Comisión concurrieron a los archivos del diario "El Día" de La Plata, pudiendo comprobar que la referida publicación había sido realizada en virtud de una solicitud formulada por el Tribunal de Menores Nº 2 de la ciudad de La Plata.

En ese tribunal se revisó el expediente respectivo, de donde surgió que el 27 de noviembre de 1977 habían sido dejadas en el Hospital de Niños, por razones desconocidas, dos niñas de corta edad.

En la localidad de Ensenada, en las calles 25 de mayo y Venezuela, se entrevistó a vecinos del lugar y se pudo recabar información sobre un procedimiento realizado por fuerzas militares en el mes de noviembre de 1977.

Los vecinos relataron que en esa fecha personal uniformado perteneciente al Regimiento 7 de Infantería de La Plata efectuó un operativo en el que resultaron muertas dos personas, de sexo masculino y retirada una mujer a quien reconocían como Margarita D. Luego del procedimiento un automóvil no identificado retiró a las hijas de Margarita D. Llevándolas con destino desconocido. A poco de concretado el hecho, personal uniformado arribó al lugar en un camión del Ejército y procedió a retirar de la vivienda el mobiliario y elementos personales de los moradores. Los efectos que fueron desechados se quemaron en la vía pública a la vista de los vecinos.

Los testigos de los hechos reconocieron las fotografías que les fueron exhibidas por personas de la Comisión. Se efectuó además un viaje a la ciudad de Mar del Plata para entrevistar a la persona que había remitido la información que dio origen a la investigación. La precisión de la fecha y hora del operativo, que proporcionó este testigo, es lo que llevó a la convicción de que las niñas abandonadas en el Hospital de Niños de La Plata eran Mariana y Liliana B. pues fueron dejadas en dicha institución el día 27 de noviembre (último domingo) a las 18.00 horas es decir tres horas después de cumplido el objetivo.

En el expediente obrante en el Tribunal de Menores que intervino en el caso consta que la búsqueda efectuada resultó infructuosa en aquel momento. Ninguna persona se presentó a dar información, a pesar de las publicaciones realizadas en los diarios. El Tribunal procede entonces a entregar a las menores en guarda provisoria a un matrimonio de La Plata, el cual, un año después y con intervención de otro juzgado de esa ciudad, tramitó y obtuvo la adopción plena.

La información obtenida por la Comisión de la Secretaría de Desarrollo y Familia fue puesta en conocimiento de la CONADEP. Tomó intervención personal el Diputado Santiago López, quien, acompañado por integrantes de la Comisión de la Secretaría, se entrevistó con la jueza a cargo del Tribunal de Menores mencionado, y, en presencia de ella, con los padres adoptivos de las menores.

Se acordó en dicha reunión, con la conformidad de los padres adoptivos de las pequeñas, la realización de pruebas de sangre en la Unidad de Inmunología del Hospital Durand de esta Capital, lo que fue ordenado por el Juzgado.

Asimismo, por gestión del Diputado López, integrantes de la Secretaría viajaron a Trelew a ponerse en contacto con familiares de Horacio B. y de Margarita D., a quienes informaron sobre las actuaciones y propusieron la realización de los exámenes de sangre necesarios. A solicitud de la CONADEP las Dras. Di Lonardo y Yamamoto, del Servicio correspondiente del Hospital Durand, viajaron a Trelew, extrayendo las muestras de sangre correspondiente a los familiares radicados.

En este momento se está a la espera de los resultados definitivos que acrediten la filiación.

 

 

 

Indice del Nunca Más