Capítulo II
Víctimas

C. La familia como víctima (continuación)

 

Familias desaparecidas


El ímpetu represivo excedió el uso de familiares y rehenes y el desprecio total hacia los valores del nucleo familiar. Constan en esta Comisión denuncias que atestiguan la desaparición de familias enteras, sin que existan indicios ciertos de los motivos -por tortuosos que sean- que puedan haber influido en tales hechos. Consideramos importante referirnos «in extenso» a tres casos paradigmáticos: Caso Rondoletto (Legajo N° 2196).

«El 2 de noviembre de 1976, alrededor de las 14 hs., se presentaron en el domicilio de San Lorenzo 1666, San Miguel de Tucumán, un grupo de hombres, encapuchados algunos de ellos y, previo bloqueo de la cuadra, cortando tráfico y tras permanecer más de una hora en la casa, sacaron de la misma a los cinco miembros de la familia Rondoletto, llevados con destino desconocido. Las personas secuestradas son: Pedro Rondoletto, María Cenador de Rondoletto, Silvia Margarita Rondoletto, Jorge Osvaldo Rondoletto y Azucena Ricarda Bermejo de Rondoletto. El secuestro se efectuó en el momemo en que las personas anteriormente nombradas estaban en sus respectivas casas y Pedro Rondoletto se encontraba trabajando en la imprenta, situada ésta en el local delantero de la vivienda. Se encontraban con el su socio y los otros empleados de la imprenta. Los cinco fueron sacados con los ojos vendados y cubiertas con bolsas las cabezas. Los padres fueron puestos en una rural y los jóvenes en un auto negro (según los vecinos). Antes de partir un hombre le dijo el socio que tenía 24 horas para sacar de ese lugar las máquinas de la imprenta, caso contrario le pondrían una bomba. Ese mismo día se hizo la denuncia en la comisaría octava, y el padre de Azucena solicitó una audiencia el entonces gobernador de la provincia, general Bussi, a través del contador Elías, que se desempeñaba como ministro de Bussi y era amigo y relacionado por negocios, tanto con la familia Bermejo como con la familia Rondoletto. Nuuca se logró esa entrevista. Posteriormente se hicieron presentaciones de hábeas corpus, algunos fueron rechazados -y otros contestados negativamente. También se hicieron gestiones a través de terceros, ante la presidencia del entonces general Videla, con igual resultado al de los hábeas corpus. Según vecinos, a lo largo de los días subsiguientes, se produjo el saqueo de la casa de abajo. Se había dejado una especie de consigna. (Una vecina que no se había enterado de los hechos, fue atendida por esta persona cuando fue a visitar la casa.) Luego de un tiempo también fue robado el auto de Pedro Rondoletto, y hay versiones de que el auto de Jorge Rondoletto, que estaba en un taller, fue retirado de allí, por personas que se identificaron como pertenecientes al Servicio de Inteligencia del Ejército. Los saqueos se produjeron a lo largo de algún tiempo y a pesar de que alguien colocaba cadenas sujetando el portón de entrada, éste siempre era violado».


Silvia Beatriz Gallina fue secuestrada el 12 de noviembre de 1976 en su domicilio, según informaron vecinos de su padre, el Dr. Eugenio Félix Gallina. En el operativo, además, se llevaron numerosos objetos de valor.

«El Dr. Gallina inició enérgicas gestiones para averiguar el paradero de su hija, radicando una denuncia por privación ilegítima de la libertad ante la Justicia de Instrucción. El magistrado interviniente llevó adelante la investigación, determinando que el operativo había sido llevado a cabo por el Ejército. Simultáneamente, el Dr. Gallina presentó un recurso de hábeas corpus ante la Justicia Federal, señalando los presuntos responsables de la detención» (Testimonio de Susana Mónica Gallina, Legajo N° 7401). 


El 24 de febrero de 1977, el Dr. Eugenio Gallina, de 65 años, fue detenido en su domicilio, junto a su hijo Mario Alfredo, de 21 años. Destruyeron buena parte del mobiliario, le robaron el auto y varios artefactos. Ese mismo día, mientras concurrían a sus respectivos trabajos, fueron secuestrados Eugenio Daniel Gallina y su esposa, Marta Rey de Gallina. Ninguno de los cinco miembros de la familia apareció jamás. No quedó nadie para llevar adelante la causa judicial donde se documentaba la responsabilidad ded Ejército en la detención de Silvia Beatriz . (Legajos N° 7400, 7401, 7398 y 7399).


La familia Coldman, bien conocida en Córdoba, sufrió en un solo operativo la desaparición de tres de sus cuatro integrantes:

«En la madrugada del 21 de setiembre de 1976, fueron arrancados de su hogar violentamente David Coldman, su mujer y la hija de ambos. El grupo robó elementos de trabajo y otras cosas. Dejaron durmiendo solo el hijo menor de la familia que tenía 11 años Al despertar, tras llamor a sus padres, sólo encontro desorden en toda la casa, luces prendidas y las puertas abiertas de par en par». (Testimonio de Perla Wainstein sobre la desaparición de su hermana, su cuñado y su sobrina, Legajo N° 2250)».

«El 21 de setiembre de 1976, a las 4 de la madrugada, personal militar con uniforme de fajina movilizado en tres o cuatro vehículos particulares, sin chapas identificatorias, entre los que se encontraban dos Falcon y un Dodge 1500, tomaron por asalto la vivienda de los Coldman, en el barrio Suipacha, de Córdoba. Luego de saquear la casa, se llevaron detenidos -mejor dicho secuestrados- a David Coldman, a su esposa Eva y a su hija Marina, de 18 años de edad, dejando solamente a su hijo menor, Rubén, de 11 años». (De la denuncia por privación ilegítima de la libertad presentada ante la Justicia Federal de Córdoba, sobre el caso de la familia Coldman y otros, legajo N° 2249).

 

 

 

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