Capítulo III
El Poder Judicial durante el período en que
se consumó la desaparición forzada de personas


Nunca Más - Informe de la Conadep - Septiembre de 1984

 

E. La solidaridad internacional


Cuando son vulnerados los derechos esenciales de la persona humana, los pueblos del mundo sufren como propio el escarnio padecido en otros territorios. Ya sea que el atropello lo realice el gobernante nativo, o que lo consuma un invasor con fuerzas de ocupación. Es un sentimiento en siglos de convivencia universal. Pero si fijáramos la mirada en algún hito cronológico de la historia forzosamente deberíamos recordar que fue después de la Segunda Guerra Mundial -que tanto sufrimiento causara a las naciones involucradas- cuando se concluyó que determinados tipos de conducta lesionan supremos intereses que afectan la conciencia misma de la humanidad.

El tremendo infortunio sufrido por nuestro pueblo hirió esos sentimientos. Los extremos perfiles que alcanzara el fenómeno represivo del terrorismo de estado convocaron en aquellos años aciagos a la gente sensible de los más diferentes países para unir sus voces en el reclamo tendiente a detener la barbarie desatada en la Argentina.

Quienes usurpaban el gobierno en esa época presentaron ese noble y legíimo afán como el resultado de una «campaña antiargentina».

Lo cierto es que la solidaridad que acompañó a nuestro pueblo durante el reciente proceso signado por el trágico irrespeto a los valores de la vida y de la libertad compromete profundamente nuestra gratitud con los hombres, instituciones y países que nos la han brindado. Debemos recordar que esta movilización de la conciencia universal tuvo su punto de partida en la gesta inédita y heroíca de las Madres de Plaza de Mayo, quienes desde la fuerza de su dolor dieron al mundo un ejemplo sin par de la defensa del derecho a la vida.

Sólo a título de ejemplos destacamos la extraordinaria significación que tuvo la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la O.E.A., así como la actividad desplegada por el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de Personas, de la O.N.U, que permitieron llevar al conocimiento de la comunidad internacional la dimensión alcanzada por la práctica sistemática de la desaparición de personas en la República Argentina. Innegablemente, ello fue la consecuencia de que la mayoría de las naciones del mundo se sumaran a la denuncia de la sistemática violación de los derechos humanos por el régimen militar. No obstante, algunos organismos internacionales vieron dificultada su labor solidaria por falta de la necesaria unanimidad en su seno. Así debemos recordar la renuencia de los países del Este europeo para sumarse a la condena, llegando el representante de la U.R.S.S. a solicitar que «...no se transmita a la Comisión de Derechos Humanos ninguna denuncia sobre Argentina» aduciendo que «nuevos acontecimientos han ocurrido en este país con la llegada al poder de un nuevo gobierno» (se refiere a la asunción presidencial del Gral. Roberto E. Viola, quien fuera Jefe del Estado Mayor del Ejército en los años más crueles de la dictadura. La cita es del documento de la Sub-Comisión de las Naciones Unidas -período 35°- E/CN. 41sub.2/19821SR.28).

Con sentido de profundo y cabal agradecimiento mencionamos la labor desplegada por los organismos gubernamentales del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) y la Cruz Roja Internacional, así como lo actuado por organizaciones no gubernamentales que actuaron en el plano internacional, destacándose, a riesgo de incurrir en la omisión de alguna de ellas, las siguientes: Amnesty International, Comisión Internacional de Juristas, Consejo Mundial de Iglesias, Federación Internacional de Derechos Humanos, Movimiento Internacional de Juristas Católicos (PAX ROMANA), Pax Christi Internacional, Asociación Internacional contra la Tortura, Asociación de Juristas Demócratas, Liga Internacional para la Defensa de los Derechos y la Liberación de los Pueblos, Penal Law Asociation, Minority Rights Group y otros. Y en cuanto a los organismos de familiares de personas desaparecidas y asociaciones de inspiración religiosa no podemos dejar de citar a la Federación de Familiares en América Latina (FEDEAM), con sede en Caracas, CLAMOR, con sede en San Pablo, y la Vicaria de la Solidaridad de Chile.

 

 

 

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