Buscados. Represores del Alto Valle y Neuquén
por Noemí Labrune
IV. "La
Escuelita" de Neuquén
1. SEXTON cuida su futuro
El informe que el mayor FARIAS
elevó a fines de junio de 1976 sobre el conocimiento que de estos hechos tenía
Argentina Seguel erizó la escasa pelambre del general SEXTON. Si bien desde el
primer momento los militares creyeron como verdad de Fe que no serían sometidos
a "juicio y castigo", el ocultamiento de pruebas formaba parte del sistema
adoptado.
Sin descreer en las prerrogativas propias de su casta, muchos no podían aventar
el fantasma de una acusación pública, como proyección quizá de su propia
conciencia. Entre ellos este jefe, cuidadoso como nadie de su impunidad futura,
poco proclive a los gestos heroicos y los riesgos estúpidos, ya en el último
escalón de su performance militar, con los ojos puestos, para después del
retiro, en la presidencia de alguna empresa estatal. Cualquiera de ellas, con
tal de que fuera importante. (38) La comisión técnico-mixta
de Salto Grande, por ejemplo.
¿Para qué complicarse con las imprudencias de un colega que hacía de la guerra
total una aspiración permanente?
En suma, la ambición empresarial del nuevo jefe, y las ambiciones escalafonarias
de sus subordinados de inteligencia, parecían conjugarse. En "cumplimiento de
órdenes de la Superioridad" se dispuso deslindar escenarios y separar acciones,
con respecto al territorio donde tronaba el "loco Vilas", como muchos llamaban a
este general fanático y extrovertido.
Consecuentemente con su práctica de programar las órdenes que estuviera a punto
de impartir su superior, el mayor Oscar REINHOLD se había anticipado a los
acontecimientos. Lo contrario seria impropio del arma de Inteligencia, o mejor
dicho, de la inteligencia armada. Cuando el general José Luis SEXTON asumió la
jefatura de la Subzona 52 junto con el comando de la VI Brigada de Infantería de
Montaña, el Lugar de Reunión de Detenidos Terroristas ya había sido instalado y
equipado; faltaba sólo la inspección y la respectiva orden de habilitación.
(38) Al término de su desempeño en Neuquén, el general SEXTON fue designado segundo jefe del II Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario, donde al igual que en su destino anterior, mantenía fluida relación con las llamadas "Fuerzas Vivas".