Buscados. Represores del Alto Valle y Neuquén

por Noemí Labrune
 


 

IV. "La Escuelita" de Neuquén
 

4. Area exclusiva para delincuentes

 

Esta declaración testimonial fue vertida ante la Cámara Federal de Bahía Blanca, el 20 de febrero de 1987, pero desde 1984 figuraban en los expedientes judiciales testimonios de ex-conscriptos del BING 181 con cuya información se fue armando el rompecabezas. Algunos de ellos habían trabajado en las refacciones operadas en la ex caballeriza, a poco de comenzar su servicio militar en' 1976. Más exactamente, al terminar la instrucción de campaña, que cumplieron en los terrenos ya mencionados, desde mediados de marzo hasta mediados de abril de ese año. Precisamente cuando la Junta de Comandantes bajaba la orden de aplicar, en cada una de las zonas, subzonas y áreas de seguridad, su plan criminal.

El desencadenante de tales testimonios fue la inspección realizada a "La Escuelita" por las Comisiones de Derechos Humanos de Río Negro y de Neuquén, generadas respectivamente en el Poder Ejecutivo y Legislativo de esas provincias, y que desarrollaron su cometido paralelamente al de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), a partir de enero de 1984.

En marzo de ese año, la Comisión Nacional por los Desaparecidos había solicitado autorización para visitar lo que quedaba de un campo clandestino de detención instalado durante la represión, dentro de una Unidad Militar dependiente del 3er. Cuerpo de Ejército. Esta solicitud había sido denegada. Para evitarse una negativa similar, las Comisiones de ambas provincias habían decidido en conjunto obviar el pedido de autorización e inspeccionar sin más trámite lo que había sido "La Escuelita" de la Subzona 52.

El 9 de abril de 1984, en plena hora de la siesta, un grupo de unas 25 personas abordó la construcción abandonada. Llegaron de sopetón y de rigurosa infantería, desde el descampado que la separa del río Limay, atravesando un terreno recientemente llovido y no apto para visitas oficiales. Varias cuadras atrás habían quedado los diez vehículos "civiles", contando los del "Cuarto Poder" del Alto Valle. Armados de grabadores, cámaras y filmadoras, los periodistas no se hicieron repetir una discreta invitación y se habían sumado gozosos a la expedición. Enseguida pusieron manos a la obra.

No habrían pasado cinco minutos cuando llegaron a "La Escuelita", también campo traviesa, pero desde el cuadrante opuesto, es decir, desde dentro del predio del BING 181, vehículos militares -unimog, jeeps, etc.- en número sensiblemente menor, pero ostentando un poder de fuego 100 por ciento superior.

Hubo discusión, protestas, negativa a retirarse del grupo visitante, amenazas. Finalmente una promesa. Las Comisiones podrían retomar su cometido si, retirándose momentáneamente de las posiciones ganadas a favor de la llegada sorpresiva, se presentaban por la Guardia del batallón a solicitar formal autorización al Jefe, la que les sería acordada, no así a los periodistas y "acompañantes."

 
 

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