Tres años detenido
Fue prisionero durante casi tres años y vió como ejecutaron a varias personas que hoy estan desaparecidas. Tambien declaró una Abuela de Plaza de Mayo, quien recuperó a su nieta y denunció un posible caso de apropiación de otro menor.
Por Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa)
LA PLATA.- Hoy declaró ante la Cámara Federal de esta ciudad, Jorge Julio López, un albañil de 69 años que permaneció casi tres años detenido y pasó por varios centros clandestinos de detención, en uno de los cuales pudo ver como integrantes de las Fuerzas de Seguridad ultimaban a los prisioneros.
López fue secuestrado el 27 de octubre de 1976 y liberado el 25 de junio de 1979. En este periodo, que abarca los peores años de la dictadura, López estuvo en "Cuatrerismo" de Arana, en el centro clandestino de detención "Pozo de Arana", en las comisarias 5ª y 8ª y, finalmente, en la Unidad Penal Nº 9 de Olmos, donde quedo a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
Antes, tuvo que soportar la picana de los centros clandestinos. El albañil declaro en el marco de la investigación por el paradero de Alicia Dell'Orto y Ambrosio De Marco, desaparecidos el 5 de noviembre de 1976 y vistos por ultima vez en el "Pozo de Arana". López contó que "a los chicos los mataron de un tiro en la cabeza. Yo lo vi por la mirilla de la puerta de mi celda y vi cuando caían". Asimismo, aseguró que ese día los integrantes de las Fuerzas de Seguridad mataron a Norberto Rodas, un ciudadano paraguayo que estaba privado de su libertad, y a varios detenidos más de los que ignoraba sus nombres.
López relató que un momento antes de la ejecución, los guardias lo pusieron frente al matrimonio De Marco para que los reconociera, ya que ambos militaban en una unidad básica de su barrio. "Estaban atados a un poste y encapuchados. A la chica la habían violado. El (por Ambrosio) estaba atado y con la cabeza sangrando", afirmó el testigo ante el tribunal.
Además, Jorge López aseguro haber conversado con Alicia Dell'Orto días previos a su muerte y manifestó que ella le pidió que si lo liberaban "le dijera a su padre que hiciera todo lo que pudiera y que cuidara a la nena", la hija del matrimonio que tenia 25 días cuando sus padres fueron secuestrados.
Después de su paso por el circuito represivo durante casi tres años, López volvió a la zona de Arana para realizar trabajos en una construcción y averiguó -por los dichos de un campesino- que "en 1976, en las inmediaciones del arroyo Correa, había una carpa con dos militares que cuidaban el lugar, donde había gente enterrada". El testigo menciono que en este y en otro lugar en los campos de Arana, que no pudo determinar, habrían sido enterrados los cuerpos de víctimas de la represión ilegal.
López demostró tener buena memoria ante el Tribunal y pudo reconocer a varios detenidos cuando le exhibieron las fotos de los desaparecidos. Reconoció a Norberto Rodas, a Guillermo Williams (afirmó que lo torturaron y luego lo asesinaron), en el "Pozo de Arana", y a Raúl Bonafini, en "Cuatrerismo" de Arana.
Por otra parte, López sostuvo que a principios de la década del '60 participó de la construcción de lo que durante la dictadura se transformaría en el centro clandestino de detención conocido como "Pozo de Arana" y que, por eso, conocía muy bien ese lugar. De la misma manera describió con detalles cada uno de los lugares donde vio detenidos ilegales.
Por esto, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata solicitó a la Cámara que realizara, junto a Jorge López, una inspección ocular en los lugares donde existieron "Cuatrerismo" de Arana, el "Pozo de Arana" y la comisaria 5ª. La Cámara accedió al pedido de APDH La Plata (Ver: "Inspección ocular..."), y de esta manera se suspendió para el próximo miércoles la declaración de Marta Ungaro, hermana de uno de los chicos de "La Noche de los Lápices" Víctimas del "Plan Cóndor".
Una Abuela de Plaza de Mayo
En las audiencias de ayer también declaro Elsa Beatriz Pavón, por la desaparición de su hija Mónica Sofía Grispon y de su yerno Claudio Ernesto Logares, quienes fueron detenidos junto a su hija Paula -de 23 meses- en Montevideo, Uruguay, el 18 de mayo de 1978.
El de Paula Logares fue el primer caso en que la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo logro la restitución a su familia biológica de un hijo de desaparecidos, que había sido apropiado por una familia con vínculos con el régimen militar.
Mónica Grispon y Claudio Logares vivían en Uruguay, donde intentaban radicarse, desde mayo de 1977 junto a su hija Paula. Un día -el 18 de mayo de 1978- sacaron a pasear a su hija y fueron secuestrados cuando bajaron de un colectivo. "Los intercepto un auto con tres personas armadas y se los llevaron. Una testigo dijo que los tres fueron encapuchados (incluso la beba) e introducidos en un auto", relato Elsa Pavón ante la Cámara.
Al día siguiente, los hermanos de Mónica viajaron a Montevideo para averiguar que había pasado con sus familiares, pero no consiguieron dato alguno. "Estuve diez días en cama por esto. Pero me dije: 'Si yo me muero, los chicos se mueren', y empece la búsqueda que dura hasta hoy", declaró Pavón.
La testigo, quien integra Abuelas de Plaza de Mayo, viajo en dos oportunidades a Uruguay pero no pudo conseguir ninguna pista que la llevara con su hija, su yerno y su nieta. Por eso, también comenzó su búsqueda en la Argentina. El primero de los visitados por Pavón fue monseñor Emilio Grasselli, sacerdote de la Armada, quien atendió a cientos de parientes de personas detenidas en forma ilegal. "Me dijo que cuando la trajeran en un(avión) Hércules me daría la nena, pero que de los adultos me olvidara", sostuvo Pavón.
Elsa Pavón comenzó la búsqueda de su nieta en forma separada de la de sus padres y en un Juzgado de Menores encontró a otras abuelas que también estaban pasando la misma situación. Entre ellas estaba María Isabel Chorobik de Mariani, quien actualmente busca a su nieta Clara Anahi Mariani.
Chorobik de Mariani estuvo en un arzobispado de Brasil al poco tiempo del secuestro de Paula Logares y allí le entregaron tres fotos de una nena que "había desaparecido en Uruguay". Era la imagen de Paula.
Después de esto, Pavón comenzó a buscar y obtuvo un dato que la llevó hasta el balneario La Paloma, del país oriental, donde pudo ver a Paula de espaldas. "A la semana volví y se habían mudado", contó la testigo.
Pavón no tuvo mas noticias de su nieta hasta 1983, cuando recibió un llamado que le indico la dirección de Buenos Aires donde estaba la nena. "Cuando la vi tenía siete años y era igual a mi hija. Descubrimos que a Paula la tenía un oficial junto a su mujer y que la habían inscripto como hija legitima", afirmo Pavón, emocionada.
Ruben Luis Lavallen, subcomisario de la Brigada de Investigaciones de San Justo, fue quien se apropio de Paula.
Después del hallazgo de su nieta, de la mano de Abuelas de Plaza de Mayo Pavón comenzó la lucha legal para lograr la restitución de la nena. El primer día hábil de la democracia -13 de diciembre de 1983- Pavón junto a Abuelas se presento a las siete de la mañana en los tribunales de Buenos Aires. A las dos de la tarde, un juez ordeno un allanamiento a la casa de Lavallen y así dio inicio un proceso que duro 13 años y terminó con Paula junto a su abuela biológica.
En tanto, de Mónica Grispon y Claudio Logares Pavón solo pudo averiguar que, como su nieta, fueron trasladados a Buenos Aires después de su detención y que estuvieron privados de su libertad en la Brigada de San Justo y, posteriormente, en el centro clandestino "Pozo de Banfield".
Pero la historia no termino ahí. El año pasado Pavón recibió la visita de un amigo de su hija que actualmente reside en Italia. Después de 20 años, le dijo que Mónica estaba embarazada cuando la secuestraron. "A mi me parecía que estaba embarazada. Ella me había dicho que pensaban 'encargar' para octubre", dijo Elsa Pavón ante la Cámara, con lo que se abre un nuevo caso en la búsqueda de hijos de desaparecidos apropiados por familias allegadas al régimen.
Inspección ocular por donde hubo centros clandestinos
A pedido de la APDH La Plata, la Cámara Federal recorrió junto con un testigo, los lugares donde habrían funcionado los centros conocidos como "Cuatrerismo" y "Pozo" de Arana, y la comisaria 5º de La Plata.
La Cámara Federal de La Plata, junto con el testigo Jorge López, realizó por la tarde una inspección ocular por los lugares donde funcionaron algunos de los centros clandestinos de La Plata durante la ultima dictadura.
A través de un pedido de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata, el Tribunal visito el lugar donde opero la División de "Cuatrerismo" de Arana, el espacio donde habría estado el "Pozo de Arana" y la comisaria 5º de La Plata.
Guiados por el testigo López, un contingente integrado por jueces, funcionarios judiciales, abogados de la Asamblea, integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo, familiares de desaparecidos y periodistas, recorrió en primer lugar la zona de Arana, una localidad rural distante 15 kilómetros al sur de esta capital.
López reconoció el lugar en donde funciono "Cuatrerismo" de Arana, en el que estuvo ilegalmente detenido. Al día de hoy, es un descampado rodeado de arboles de gran altura, ubicado en las calles 610 y 14, a cien metros de la entrada al Aeródromo Provincial de La Plata.
"Cuatrerismo" fue demolido en 1980, según se preciso, y era una dependencia policial que inicialmente se dedicaba a investigar el robo de ganado en la zona, pero con el comienzo de la dictadura se transformo en un centro clandestino de detención. En el descampado que se visito ayer, se encontaron restos de hormigón que el testigo López reconoció como el piso de "Cuatrerismo". Los jueces de la Cámara decidieron secuestrar los restos, así como fotografiar el lugar y realizar un plano.
"Aquí había una construcción de 50 metros de largo por 30 de ancho", relato López a los jueces, y agrego que estuvo ahí dos días. "Por acápasaba el tren, lo sentíamos", añadió. Familiares de desaparecidos recordaron que cuando la CONADEP visito ese lugar el edificio ya había sido dinamitado.
Alguien le pregunto que sentía al volver a ese lugar, y López respondió:
"Tantas malas pase, que esta no me hace...".
Más tarde, los camaristas y el testigo se dirigieron al lugar donde, según un campesino le contó, se enterraban los cuerpos de víctimas de la represión ilegal (Ver: "Declaro un ex detenido..."). Jorge López reconoció el lugar -que ahora es un campo privado - tal como se lo habían contado.
A continuación, mientras caía el sol mas allá de los campos de Arana, con la guía de López se llego a un lugar donde habría funcionado el centro clandestino "Pozo de Arana", en la calle 137 a la altura de 620 (a metros de la entrada al Regimiento 7 de Infantería). También era un descampado, pero el testigo reconoció algunos arboles, si bien dudo en algunos momentos sobre el espacio donde habría estado emplazado el centro.
No obstante, López ayudo a confeccionar un plano de lo que habría sido el "Pozo de Arana". Un perito judicial dibujo, sobre el baúl de un auto, lo que el testigo le relataba: un galpón con forma de ovalo, de unos 30 metros de diámetro, y alrededor de este, las celdas en las que estaban los detenidos ilegales. A la edificación la rodeaba por fuera una fosa de ocho metros de ancho, aproximadamente.
"Un tipo del Ejercito me dijo que era para prisioneros de guerra", sostuvo el testigo, que participo en la construcción del centro clandestino como albañil, y volvió al lugar secuestrado por la dictadura.
López dijo además que el espacio ovalado era el lugar donde se torturaba a las personas, y que esa inhumana acción podía ser vista por todos los prisioneros a través de las mirillas de sus respectivas celdas. "Se sentía todo lo que hablaban, a la mañana era un griterío, daba miedo. Se escuchaba el ruido de los escapes de los Torinos", precisó.
Posteriormente, los jueces, el testigo y los demás integrantes del contingente que participó de la inspección ocular, se dirigieron a la comisaria 5º de La Plata, un conocido centro clandestino durante la dictadura.
Allí también estuvo secuestrado López, pero el lugar en la actualidad está muy modificado. No obstante, el testigo reconoció la escalera del patio por la que lo subían cuando lo iban a torturar.
-Me picaneaban al aire libre, en la terraza, relató López ante la mirada del subcomisario a cargo de la comisaria.
-¿Es decir que los gritos que usted profería los escuchaban los vecinos?, preguntó el juez Reboredo.
-Sí, respondió López.
El testigo sostuvo que "por donde entraba el camión (que traía a los detenidos ilegales) hoy está esta pared", y señaló uno de los muros del patio de la comisaria. También reconoció que la celda donde el estuvo encerrado "es ahora el baño" de la dependencia policial.
"Va a haber que llamar también a otras personas que estuvieron aquí detenidas", comento uno de los jueces a otro, antes de culminar la inspección ocular que duro mas de cuatro horas.
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