Miércoles 15 de Septiembre de 1999 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Cementerio: un ex directivo negó que hubiera fosas comunes
También dijo que nunca intervinieron las Fuerzas de Seguridad en la inhumación de cadáveres NN, víctimas de la represión ilegal, en la necrópolis de La Plata. Además, declaró un ex detenido que vio niños en un centro clandestino.

Por Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- La Cámara Federal de esta ciudad recibió hoy el testimonio de Juan Vukov, jefe de departamento del Cementerio de La Plata durante la última dictadura, quien negó la existencia de fosas comunes para los cuerpos NN de víctimas de la represión ilegal y la intervención de las Fuerzas de Seguridad en la inhumación de estos cadáveres.

Vukov ingresó como empleado en el Cementerio platense en 1963 y trabajó hasta 1992. Los primeros dos años del gobierno de facto, se desempeñó como jefe de división y en 1978 fue nombrado jefe de departamento, puesto que lo puso al mando de 27 empleados del Cementerio.

Vukov admitió hoy ante el Tribunal que "entre los años 1976-80 hubo mayor cantidad de casos" de cuerpos no identificados. Interrogado acerca del proceder para la inhumación de cadáveres NN, Vukov sostuvo que "en el caso de los desaparecidos la solicitaba (a la inhumación) la Policía".

La única anomalía que registró Vukov durante la dictadura fue el incremento de cadáveres NN cuya causal de muerte fue pérdida de masa encefálica por herida de arma de fuego, y aseguró que el funcionamiento del Cementerio fue el mismo que antes de la dictadura. De esta manera, también negó las versiones que indicaban la existencia de fosas comunes: "Todos los cadáveres iban a fosas para una persona", afirmó.

Las suspicacias que rodean el funcionamiento de la necrópolis durante los años del gobierno militar tienen su origen en las declaraciones del sepulturero Héctor Lucero, quien ya depuso en el Juicio por la Verdad y afirmó que las Fuerzas de Seguridad "entraban con camiones a las 3 ó 4 de la tarde, con 10, 15 cajones (...) acompañados por dos o tres Torinos de Policía". Y agregó: "Salía del camión un señor vestido de verde, se trasladaban a la Dirección del Cementerio y charlaban con el director, le daban los lugares correspondientes (para enterrar los cuerpos) y después retornaban y los sepultaban". En su declaración Lucero también dijo que las Fuerzas de Seguridad "hacían citar a los sepultureros por medio de la comisaría de Los Hornos". Al conocer esta declaración, que en parte fue leída por el juez Leopoldo Schiffrin, Vukov manifestó: "Eso no pasó, salvo que yo haya vivido en otro planeta".

Un día, durante los primeros años de la dictadura, "aparecieron -dijo Vukov-patrulleros y personal militar con una orden judicial para exhumar el cuerpo de (Ricardo Omar) Sapag", el hijo del gobernador de Neuquén, Felipe Sapag. El ex empleado del Cementerio contó que cuando sacaron el cuerpo del cajón en el que supuestamente estaba Sapag, los restos no correspondían a los de la víctima: "Ahí nos dimos cuenta del error que se cometía. Metían los cadáveres en un ataúd, pero no se los identificaba". Vukov contó que ese día los empleados tuvieron que desenterrar los cinco cuerpos que habían llegado en la fecha de la muerte de Sapag para poder identificarlo.

Después de este episodio, los cadáveres comenzaron a identificarse con una cartel colgado de la muñeca, según expresó Vukov. El ex empleado del Cementerio dijo que esta fue la única oportunidad en que se reconoció a un NN sepultado.

Por esto, la abogada de la APDH La Plata Elizabeth Rivas le hizo notar que en los archivos del Cementerio figura el reconocimiento de diez NN. "No recuerdo, puede ser que yo no haya hecho el trámite", fue la explicación de Vukov. Además, Rivas indicó que en las licencias de inhumación figura un número manuscrito que se presume que era puesto en la morgue de la Policía para identificar a las "víctimas en enfrentamientos".

Entonces, la abogada pidió una explicación sobre la existencia de esos números. "Al número lo ponían para no producir el error que cometíamos antes (del caso Sapag)", respondió Vukov. Sin embargo, Rivas replicó al ex empleado que "la exhumación (de Sapag) se hizo seis meses después de que comenzaran a ponerse los números". Vukov se escudó en una respuesta recurrente de los empleados de los organismos públicos durante la dictadura: "Nos estamos refiriendo a 20 años atrás. Tengo buena memoria pero puedo olvidarme".

Por otro lado, el testigo además dijo que durante los primeros años de la dictadura acompañó una vez al chofer de la ambulancia -que trasladaba los cuerpos desde la Jefatura de Policía al Cementerio- a la morgue de la Policía. "En un rincón había siete cuerpos desnudos, tirados como bolsas de papa, en una pila. Me acuerdo de una chica rubia con tres impactos de bala en el pecho", sostuvo Vukov.

El ex empleado del Cementerio también denunció que en esa época "la Policía no identificaba ante el Registro Civil los NN que eran reconocidos".




Libros perdidos


En otro orden, declaró el médico policial Jorge Boulocq, citado por la Cámara como consecuencia de la búsqueda de 23 libros de partes médico-legales de la Dirección de Sanidad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, donde constaban las causales de defunción de cientos de NN, presuntamente víctimas de la represión ilegal.

Boulocq se desempeñó como médico en el Cuerpo Médico de la Unidad Regional La Plata en 1996. Entre fines de ese año y principios del siguiente, ordenó la incineración de "libros donde se asentaron peritajes del Cuerpo Médico" comprendidos entre los años 1981 y 1986.

El médico adujo que la quema de esos libros se produjo por "razones de espacio. Nos estaban tapando los libros y los papeles".

Los libros que busca la Cámara Federal corresponden al período 1976-80 y Boulocq negó rotundamente haber visto los 23 volúmenes y ordenado su incineración. Pero insinuó que los ejemplares fueron sacados sin dejar huellas administrativas: "Capaz que en el '95 uno dijo: 'che, estos libros tienen 20 años', y los quemaron", sostuvo Boulocq.




Niños en la comisaría 5°


En las audiencias de hoy también declaró Carlos Alberto De Francesco, un ex detenido que estuvo en el centro clandestino de detención (CCD) conocido como "Pozo de Arana" y en el que funcionó en la comisaría 5° de esta capital.

De Francesco sostuvo ante el Tribunal que en la 5° un día vio por una ventana que "de un vehículo bajaron a varias personas y escuchamos el llanto de chicos. Logré ver la imagen de un policía que llevaba a dos niños: uno de cuatro o cinco años y el otro de dos o tres". Y remató: "Es la imagen de los ogros de los cuentos llevando a los chicos".

El testigo De Francesco ya había declarado en el Juicio por la Verdad y en aquella oportunidad dijo haber visto en la comisaría 5° a casi 200 prisioneros. La Cámara Federal lo citó hoy para que hiciera un reconocimiento fotográfico de varios desaparecidos que pasaron por ese CCD y el ex detenido identificó a varios compañeros de detención.

Por otro lado, el Tribunal aprovechó hoy para preguntarle a De Francesco algunos detalles de sus condiciones de detención. "En la celda grande llegamos a ser alrededor de 30 personas. Había momentos en que el piso se mojaba y llegamos a la conclusión de que era el vapor condensado de nuestra transpiración", sostuvo.




Estudiante fusilada


En tanto, prestó declaración testimonial José Antonio Calcagno, padre de Claudia Alejandra, secuestrada de un departamento de La Plata junto a Cecilia Salomone el 15 de abril de 1977. Las dos jóvenes permanecen desaparecidas.

El testigo relató que la familia fue notificada en 1984 del Juzgado Penal N°1 de Morón, para realizar una exhumación de 10 tumbas en el Cementerio de Merlo. De ese procedimiento se rescataron los restos de Claudia, que descansan en la necrópolis de La Plata.

Por esa investigación judicial, la familia supo que la joven fue fusilada mientras estuvo ilegalmente detenida. "Dos balazos en la nuca y varios en el cuerpo", dijo María Cecilia Calcagno -hermana melliza de la desaparecida que también declaró hoy ante la Cámara- sobre el resultado de un peritaje judicial realizado durante la investigación.

La mujer señaló durante su declaración que reconoció el cuerpo de su hermana por una blusa y por la ropa interior que vestía, además de los caracteres físicos. Más tarde, el fiscal Julio Piaggio -que llegó tarde a la audiencia y no escuchó este tramo de la declaración- se aventuró a preguntarle a la testigo si tenía "la certeza" de que los restos exhumados eran los de su hermana. Argumentó, de manera forzada, que muchas veces los detenidos ilegales se prestaban ropa.

Por su parte el padre de la joven desaparecida contó que según un certificado de defunción, Claudia Calcagno murió el 25 de junio de 1977, dos meses después de su secuestro. "Dentro de la desgracia, fue poco lo que tuvo que sufrir", dijo José Antonio Calcagno.

Sobre el secuestro de Claudia y de Cecilia Salomone, la familia supo que participaron cuatro personas que llegaron al departamento donde vivían las jóvenes en un Torino blanco. Estela Brusasco, una preceptora de la Escuela Normal N°1 de La Plata, colegio al que concurría Claudia, la vio en el centro clandestino conocido como "Pozo de Arana". La joven también pasó por la Brigada de Investigaciones de esta ciudad.

Claudia Calcagno tenía 16 años, era militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, y participó de las marchas en reclamo del boleto estudiantil secundario. Muchos jóvenes que pidieron la implementación del boleto están desaparecidos, en especial los secuestrados durante "La Noche de los Lápices", de la que mañana se conmemoran 23 años.




Mirta y Adriana Haidar


También declaró Dolly Alvarez, por la desaparición de Mirta y Adriana Haidar. Alvarez era novia del hermano de las jóvenes, quien también desapareció en 1982.

La testigo dijo que, según una versión, las hermanas Haidar habrían sido muertas en un presunto enfrentamiento ocurrido en Bernal, el 27 de febrero de 1977, en un hecho en que las Fuerzas de Seguridad habrían cercado la manzana de la casa en la que vivían.
 

  

 

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