Miércoles 24 de Noviembre de 1999 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

"Espero que esta declaración no sea en vano"
Declaró una ex detenida que tiene a su esposo desaparecido. Muy emocionada dijo "espero que esta declaración no sea en vano". También declararon tres familiares de víctimas. En tanto, en la resolución por el caso Etchecolatz, un juez se excusó y ya está designado el conjuez que lo reemplazará.

Por Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- Una mujer cuyo esposo está desaparecido, reclamó a los jueces de la Cámara Federal de La Plata que su historia no quede archivada y que se haga justicia: "Espero que esto no sea un circo para exponernos", pidió.

Mirta Alicia Mazza relató que su marido, Jorge Alday, fue secuestrado el 22 de agosto de 1977, a la salida de la fábrica metalúrgica en donde trabajaba, en Valentín Alsina (Lanús). Al día de hoy la mujer no supo nada del destino de Jorge.

La testigo declaró que ella también fue secuestrada el mismo día que su esposo, por un grupo de civiles armados que la esperaba en su domicilio, manteniendo a su madre como rehén. Y que los represores saquearon la casa: "Nos robaron todo, quedó el departamento sin nada, teníamos todo nuevo porque eramos recién casados", dijo Mazza.

La mujer dijo que al llegar a su domicilio un grupo de hombres la introdujo en un auto, y que fue llevada a un sitio que no supo identificar. "Llegamos a un lugar donde se abrió una cortina de hierro, se escuchó el chirrido", precisó. Ese lugar sería el centro clandestino "El Olimpo". El dato se afirma con la presencia de un represor apodado "Conejo", a quien Mirta Mazza nombró.

"Me atan a un elástico. . .-continuó la mujer en su testimonio-, no sé si tengo que contar esto. . .", se preguntó y comenzó a llorar. "Espero que no sea en vano, que esto no sea un circo para exponernos", solicitó compungida Mazza, al sentir que una vez más tenía que contar el modo en que fue apremiada ilegalmente sin que los represores rindan cuentas ante la
Justicia.

En este punto de la declaración, en la que la testigo continuaba llorando, el presidente del Tribunal le expresó: "Me alcanzaría con saber si fue golpeada". "Me torturaron", respondió la esposa del desaparecido Jorge Alday. Y explicó que le hicieron un "interrogatorio incoherente", mientras permanecía vendada.

Cuando el juez le preguntó si podía identificar a alguno de sus secuestradores o torturadores, la testigo reveló: "Yo salí de garante en un crédito, a uno que me secuestró". "¿Podría identificarlo?", requirió el Tribunal. "Sí, nunca lo dije".

Los jueces consideraron que, dado el estado de la testigo, ese dato podría revelarse en privado. De esta forma, se pidió el desalojo de la Sala de Audiencias, y el público presente esperó afuera hasta el final del testimonio de Mirta Mazza.

No obstante, durante la declaración "en privado", la mujer no aportó datos de importancia para la causa.



Declaró la madre de un desaparecido


Por otro lado, María Teresa Bailo contó a los jueces de la Cámara cómo secuestraron a su hijo la madrugada del 7 de enero de 1978.

Según la testigo, un grupo de hombres golpeó la puerta de su domicilio violentamente y luego preguntaron por el apellido de una persona que ni ella ni su esposo conocían. "Dijeron que saliéramos con las manos en alto y entraron como 50 hombres armados", relató la testigo. 

Luego de revisar la casa, los secuestradores se llevaron a su hijo Julio César Acuña, a la pareja de éste y al novio de su hija, un tal "Daniel", que según contó Bailo habría pertenecido a la Armada en aquel momento. La testigo comentó, muy emocionada, que a los pocos días apareció Daniel diciendo que lo habían golpeado y luego lo habían arrojado de una camioneta.

"Pero si a vos te tiraron de una camioneta y te pegaron, cómo no estás lastimado", le preguntó el cuñado de Bailo a Daniel, que no ofreció respuesta.

Después del secuestro, Daniel y la hija de María Teresa Bailo -que estaban comprometidos- se pelearon y nunca más la familia volvió a ver al presunto marino.

A los dos meses de su desaparición, la pareja de Julio Acuña fue liberada con graves signos de golpes y torturas con picana. Bailo contó que acompañó a su nuera a un hospital. "El doctor preguntó cuando la vio: '¿La agarraron las ratas?'. Y como le dije que había estado desaparecida no la quiso atender", afirmó la testigo.

Bailó relató también que su hijo tenía una moto que, al momento de su secuestro, estaba en arreglo. Cuando habían pasado dos meses de la desaparición de Julio, ella y su esposo fueron al taller a retirarla y se encontraron con que "se la había llevado la policía", según manifestó. La noche del secuestro, en el barrio hubo un gran operativo en el que se detuvieron ilegalmente a decenas de personas. 



Secuestraron a su esposo y a su hermano


Por otro lado, declaró Silvia Isabel Pinedo, esposa del desaparecido Jorge Omar Astudillo, secuestrado el 2 de julio de 1976 en su casa de Ensenada, a las 5 de la mañana. "Tiraron la puerta abajo. Yo estaba durmiendo junto a mi marido", manifestó Pinedo. Luego dijo que los secuestradores los encandilaron con una luz y se llevaron a su esposo, que nunca más volvió a ver.

En ese mismo episodio, las Fuerzas de Seguridad secuestraron a su hermano, Ángel Mario Pinedo, del que tampoco tuvo noticias en 23 años. Las dos víctimas trabajaban en Astilleros Río Santiago. 

"En la Unidad Penal N°9 (de Olmos), en Infantería, en la Armada, en la Curia... Nos echaron de todos lados", afirmó la testigo sobre las averiguaciones que hizo acerca del paradero de su esposo y su hermano.



Tuvo noticias de su marido después de 21 años


En la jornada de hoy también declaró Laura Ethel Mannarino, esposa de Néstor Edgardo Arrúa, secuestrado el 3 de julio de 1978 en su domicilio. 

La testigo contó que los secuestradores, primero, "amenazaron y arrinconaron" a sus padres, que vivían en una casa vecina, y luego ingresaron en su domicilio y se llevaron a su marido. Laura Mannarino y su padre intentaron perseguir los dos autos Ford Falcon en los que se movían los represores, pero fue en vano. Luego, dijo, "intentamos hablar por teléfono y nos habían cortado la línea". 

Mannarino afirmó ante los jueces que nunca más supo de su marido, pero el fiscal Julio Piaggio recordó en la audiencia que semanas atrás, la ex detenida Inés Paleo había dicho que vio a Néstor Arrúa en el centro clandestino de detención conocido como "La Cacha", que funcionó en las afueras de esta ciudad. Piaggio también dijo que Laura Bretal, sobreviviente de ese mismo centro, lo había nombrado en su testimonio. La mujer dijo que recién ahora, después de más de 20 años, tenía noticias sobre su marido. Personas pertenecientes a organismos de derechos humanos y el propio personal judicial la contactó con las dos ex detenidas de "La Cacha".



Etchecolatz: un juez se excusó


Ayer, los nueve jueces de la Cámara Federal de esta ciudad y los cuatro jueces federales de primera instancia del distrito de La Plata se reunieron para resolver el pedido del camarista Leopoldo Schiffrin de citar a prestar declaración indagatoria al ex director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Osvaldo Etchecolatz. 

Durante el cónclave, el juez federal de primera instancia Ramón Miralles se excusó porque su familia y él sufrieron la represión ilegal de la última dictadura. El caso de la familia Miralles sirvió para condenar a los comandantes de las juntas militares y al ex jefe de la Policía Provincial, coronel Ramón Camps.

Según el Código Procesal Penal de la Nación, un juez debe excusarse de intervenir en un proceso-entre otras razones- si anteriormente fue denunciante de una de las partes, si sus familiares estuvieran interesados en el proceso o si él tuviera interés en el caso, cuestiones que se cumplen en la situación de Miralles.

De esta manera, Miralles no integrará el grupo de trece jueces que decidirán sobre el pedido de Schiffrin. En su reemplazo votará el conjuez Isidoro Goldenberg.

El próximo plenario se llevará a cabo el jueves 2 de diciembre, y de no lograr una mayoría de siete votos, la Cámara seguirá llamando a otros conjueces hasta que se llegue a un acuerdo.

En el primer plenario, en el que participaron sólo los nueve jueces de la Cámara, la votación arrojó cuatro posiciones diferentes. Tres votos -entre ellos el del propio Schiffrin- adhirieron a la citación indagatoria de Etchecolatz; dos jueces propusieron que el caso lo tomara un juez de primera instancia; otros dos votos sostuvieron la intervención de la Cámara Federal de Buenos Aires; y los restantes dos rechazaron el pedido. 

Ahora, la presentación de Schiffrin precisa de cuatro votos más para llevarse adelante (7 del total de 13 jueces que votará el 2 de diciembre). Si esto sucediera, el Juicio por la Verdad se convertiría en un proceso penal.
 

  

 

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