Miércoles 29 de Septiembre de 1999 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Osvaldo Sertorio, un comisario que no recuerda nada
Fue titular de la comisaría 5° durante la dictadura. Según una Abuela, el policía le habría dicho que su nieta desaparecida "estaba viva" y que podría estar con otra familia. Hoy no recordó su encuentro con la mujer. Además, declararon tres sobrevivientes de CCD.

Por Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- "Ahora no me acuerdo de nada", sostuvo el ex comisario de la seccional 5° de esta ciudad, Osvaldo Sertorio, ante la Cámara Federal que lo citó por la desaparición de una beba. Durante la dictadura, el policía habría dicho a la abuela de la criatura que "la nena estaba viva", afirmación que hoy negó recordar y que le valió el repudio de los militantes de derechos humanos que presenciaron su testimonio.

Sertorio fue convocado en carácter de testigo por la desaparición de la beba Clara Anahí Mariani. La abuela de la niña, María Isabel Chorobik de Mariani concurrió a fines de 1976 a la comisaría 5° para preguntar por su nieta. Unos amigos le habían dicho que Sertorio —a quien estos también conocían— había afirmado que la nena "estaba viva". Chorobik de Mariani, quien ya declaró en el Juicio por la Verdad, sostuvo que "me decía que la buscara, no por el nombre, porque quizás ya tuviera otro y porque ya habría cambiado de familia". Según la mujer, Sertorio le dijo: "Corra y búsquela ya por su ropa" y le recomendó que averiguara el paradero de Clara Anahí en la Regional de La Plata. Mariani afirmó también que en la reunión la apuntaron con un "arma larga".

Hoy, Sertorio manifestó no recordar esa reunión ni haber aceptado esa entrevista a instancias de la recomendación de los amigos en común que tenían con Mariani. "No lo recuerdo", fue la escueta respuesta del ex comisario. Más tarde, la abogada de Chorobik, Sara Cánepa, le recordó que durante 1984 había prestado declaración testimonial por el mismo caso ante un tribunal platense.

En esa declaración —que fue leída durante la audiencia de hoy— Sertorio reconocía que había estado en el procedimiento que acabó con la vida de Diana Teruggi —madre de la niña—, donde también fue secuestrada la beba. En su declaración de hoy, Sertorio había dicho "no recuerdo" y después de la lectura de ese acta tuvo que reconocer su presencia en el lugar. Además, en el testimonio de 1984 el ex comisario se acordó de su entrevista con Mariani y que le dijo que no "había visto ninguna nena".

Sertorio justificó su contradicción en que en 1984 "habían pasado siete años y (ahora) ya pasaron veintitrés". Después, el Tribunal le pidió que recordara más. "Lo único que puedo decir es lo que dije en la testimonial (de 1984) porque ahora no me acuerdo nada", respondió el ex titular de la comisaría.

Al término de la declaración, la representante legal de Mariani, pidió al Tribunal un careo entre su clienta y el ex comisario. La mujer —fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo— y Sertorio se enfrentaron cara a cara.

Mariani le recordó el episodio y que él la había atendido sólo por la recomendación de un amigo suyo. La mujer, dirigiéndose a Sertorio, que miraba el suelo, le requirió: "Apelo a su memoria y a su conciencia. Le pido si puede hacer memoria y si puede recordar". El comisario nuevamente dijo no recordar la reunión y manifestó: "De ese lugar infernal (la casa de los Mariani, sita en 30 entre 55 y 56) no creo que pueda haber salido alguien con vida". Y remató, ante un público indignado: "Yo a usted la admiro porque a una nieta se la busca toda la vida. Dios quiera que la pueda encontrar". 

La desaparición de Clara Anahí Mariani se produjo el 24 de noviembre de 1976. Ese día, un operativo con más de 300 policías atacó a balazos la vivienda de los Mariani y luego la incendió. Murieron todos los habitantes de la casa, pero hay testimonios de vecinos que aseguran que la nena salió en brazos de un oficial. Entre las víctimas estaba la nuera de Chorobik, Diana Teruggi y algunos amigos de la familia. Con posterioridad, Daniel Mariani, padre de la niña e hijo de Chorobik, fue asesinado en una emboscada. 

Sertorio declaró hoy en carácter de testigo sólo en la causa por la desaparición de la beba y no respondió preguntas sobre el funcionamiento del centro clandestino de la comisaría 5° debido a que la Cámara Federal tenía que cambiar su situación procesal a la de imputado no procesado, porque fue un responsable directo de lo que allí sucedió durante el gobierno de facto.

Sin embargo, el testigo, para deslindar responsabilidades, dijo que en aquella época "la comisaría se dividía en dos: adelante y atrás. Nosotros hacíamos la función de comisaría. Por un portón (que da a la parte de atrás de la dependencia) entraban los militares y se hacían cargo de la situación". De esta manera, el comisario se desvinculó del trato de detenidos ilegales, ya que los calabozos están ubicados en la parte trasera de la seccional.

Después de su declaración, integrantes de grupos de derechos humanos lo esperaron en la puerta de los Tribunales Federales para insultarlo. Al grito de "no hubo error, no hubo exceso, son todos asesinos los milicos del Proceso" o "olé, olé, olé, olá, como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar". El comisario, temeroso, aguardó en el interior del edificio por más de una hora, hasta que los militantes de derechos humanos se fueron. Los integrantes de HIJOS prometieron un "escrache" en su domicilio de Mar del Plata. 




Un amigo de la familia era represor


Por otro lado, también declaró Nilda Eloy, una sobreviviente de centros clandestinos de detención que estuvo detenida durante más de dos años.

Eloy fue secuestrada en su casa el 1° de octubre de 1976 "por un grupo de 25 ó 30 personas al mando de (Miguel) Etchecolatz", Director de Investigaciones de la Policía bonaerense, según el testimonio de la mujer.

A principios del año 1979, Eloy fue liberada de la cárcel de Devoto. Para esa fecha hacía dos años que estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Antes, había pasado por los centros clandestinos "La Cacha", "Pozo de Quilmes", "Pozo de Arana", "El Vesubio", la Brigada de Investigaciones de Lanús y la comisaría 3° de Valentín Alsina.

Durante sus primeros días en "La Cacha" Eloy sufrió la tortura con picana. Según contó, durante la sesión reconoció la voz de un policía amigo de la familia, Osvaldo Lara. "Lo llamé para pedirle ayuda y me gané la segunda sesión de tortura", sostuvo Eloy.

La testigo también dijo que en "La Cacha", mientras caminaba, "tocaba con los pies y sentía que había gente en el piso". Después de estar algunos días allí, Eloy fue trasladada con otro grupo de detenidos ilegales al "Pozo de Quilmes". En el trayecto, el camión se detuvo en el Parque Pereyra Iraola y los oficiales hicieron bajar a todos los detenidos. "Hubo un simulacro de fusilamiento. A algunos nos arrodillaron en el piso con el arma en la nuca y luego se escuchaba el disparo", relató Eloy, que luego puso en duda que haya sido un "simulacro", ya que no pudo asegurar que todos los detenidos que bajaron del camión hubieran subido de nuevo.

Pasaron cuatro o cinco días y Eloy sufrió otro traslado, al "Pozo de Arana". La testigo contó que allí "había un señor que era como un especialista en torturas. Le decían 'El Francés'". El nombre de este represor es Raúl Fierro, quien también torturaba en "La Cacha", según expresó hoy otra testigo.

Luego, Eloy fue trasladada a "El Vesubio", donde, según contó, los integrantes de las Fuerzas de Seguridad organizaban asados en los que las mujeres "nos teníamos que desnudar y ducharnos delante de ellos". Además, afirmó que allí pudo reconocer al oficial Durán Sáenz. Y agregó: "Nos usaban para alegrarse la vista".

El siguiente destino de Eloy fue la Brigada de Investigaciones de Lanús, a la que según refirió en su relato, los propios policías definían como "el infierno". Allí estuvo en un calabozo de "dos por dos" sin ventilación, junto a siete personas más. "Nos turnábamos para sentarnos. Después, nos ataron de manos y pies". Eloy también dijo que les daban agua "cada cuatro o cinco días por la mirilla de la puerta, cada uno se las arreglaba para poder tomar" y que "en dos meses nos dieron de comer cinco veces". 

En Lanús Eloy tuvo de compañero de celda a un hombre apodado "el abuelo" o "el colorado", quien le contó cómo era la Escuela de Mecánica de la Armada. "Lo llevaban a torturar ahí y lo iban como mutilando. La última vez que lo vimos no tenía dedos ni en las manos ni en los pies", relató con frialdad Nilda Eloy.

El 31 de diciembre de 1976, la mujer fue trasladada a la comisaría 3° de Valentín Alsina y permaneció allí hasta el 22 de agosto del '77, cuando se produjo su último traslado a la cárcel de mujeres de Devoto de donde sería liberada a comienzos de 1977.




Ex detenidas de "La Cacha"


También declararon dos ex detenidas del centro clandestino conocido como "La Cacha", que funcionó en la calle 197 entre 47 y 52, Lisandro Olmos, a 7 kilómetros de La Plata. 

Alicia Palmero contó que fue secuestrada en la madrugada del 20 de agosto de 1976 en su casa de 62 entre 8 y 9 de esta ciudad, por un grupo de ocho a diez personas vestidas de civil y con armas largas. La mujer, una psicóloga que por entonces tenía 28 años, dijo que fue llevada en primer lugar a la Guardia de Seguridad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en avenida 1 entre 59 y 60, en donde escuchó "gemidos de personas". Dos horas después, fue llevada a "La Cacha", lugar en el que permaneció detenida ilegalmente durante cuatro días. "Me pusieron en un colchón húmedo, me ataron y me torturaron con picana", relató Palmero a los jueces de la Cámara Federal, y agregó: "Después lo combinaron con 'submarino seco'".

La testigo identificó al coronel del Ejército Raúl Fierro, alias "el Francés", como uno de los torturadores de ese centro clandestino. "Algo permanente era el grito de los compañeros que eran torturados, una experiencia terrible", recordó. También manifestó que el ex Ministro de Gobierno de la Provincia durante la dictadura, Gualberto Montajo, le informó a su familia que ella estaba viva —mientras estaba detenida ilegalmente—, sin precisar dónde se encontraba. "La comida era horrible, y los platos y jarros tenían el sello del Ejército Argentino, Regimiento 7", señaló Palmero en otro tramo de su declaración. La ex detenida relató además que fue liberada por la noche, junto a otras cuatro personas, a unas cuadras de "La Cacha". Palmero aportó a la causa en la que se investiga la represión ilegal en La Plata y alrededores, la ampliación de un documento entregado el año pasado por la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos, en el que figuran nombres de represores y de víctimas, y características generales del "circuito Camps", concepto con el que se denomina a los centros clandestinos dependientes de la Jefatura de la Policía de la Provincia. El trabajo se basa fundamentalmente en una investigación sobre "La Cacha", y también fue presentado ante el juez español Baltasar Garzón. "La característica del 'circuito Camps' es que ni represores ni detenidos se quedan en un mismo centro", explicó hoy Palmero durante su declaración.

Por su parte, Silvia Cavecchia relató que fue detenida ilegalmente el 1 de marzo de 1977 en la ciudad de Formosa junto a dos amigos, con los que había concurrido a un velorio. La policía los detuvo por "averiguación de antecedentes", y les comunicó que estaban "a disposición del Ejército". "En una avioneta nos llevaron a La Plata, y del Aeropuerto, en el baúl de un Falcon verde, a 'La Cacha'", expresó Cavecchia. La ex detenida contó que "el Coronel" la interrogó a ella y a sus compañeros sobre sus actividades estudiantiles, al tiempo que comandaba la tortura. La testigo dijo que dos días antes de ser liberada, un guardia mendocino le pidió las zapatillas y le informó que iba a salir en libertad. "Diez días antes se había ido un grupo de gente, y cuando le preguntamos a un guardia qué había pasado con ellos, me hizo una seña que yo interpreté como que los habían tirado al río", recordó Cavecchia.




Jueces y abogados participantes de la audiencia


De las audiencias de hoy participaron los jueces Antonio Pacilio, Leopoldo Schiffrin, Julio Reboredo y Carlos Nogueira, por la APDH La Plata los abogados Marta Vedio, Elizabeth Rivas y Jaime Glüzmann, y por la Asociación de Ex Detenidos-desaparecidos, Mónica González Vivero.
 

  

 

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