Miércoles 1° de Marzo de 2000 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

"En la comisaría 5° se torturaba a los prisioneros"
Varios ex detenidos del centro clandestino que funcionó en la comisaría 5° de la ciudad de La Plata confirmaron que en ese lugar se torturaba a los prisioneros. Si bien este no es un dato nuevo, nunca sonó tan fuerte como en la jornada de audiencias de hoy. Un ex prisionero dijo que a los torturados se los alojaba en una celda aparte. También declararon otros liberados que ratificaron los nacimientos y atrocidades de ese centro clandestino.

Por Lucas Miguel, Francisco Martínez y Ximena Martínez (Secretaría de Prensa)

 

LA PLATA.- Miguel Laborde, quien estuvo casi dos meses secuestrado en esa dependencia policial, dijo que existía una celda especial en la que se alojaba a detenidos que eran torturados, un detalle que hasta ahora no constaba en la causa.

Laborde fue detenido ilegalmente el 4 de febrero de 1977 luego de que las Fuerzas de Seguridad secuestraran a su entonces esposa, Adriana Calvo. Fue llevado a la Brigada de Investigaciones de La Plata y luego a un centro clandestino que funcionó en Arana. Allí, durante un interrogatorio en el que fue golpeado, los represores le preguntaron por un viaje que había hecho en 1970 a Chile, junto a otro compañero que también fue secuestrado.

Una semana después de su detención fue llevado a la comisaría 5°. "Cuando entré a la celda, la sensación era entrar a un horno de panadería, por los olores y el calor. Había entre 30 y 40 personas", describió Laborde.

En esa celda de 3,90 metros de largo por 3,20 de ancho -según una inspección ocular que hizo la Cámara-, los prisioneros "hacíamos gimnasia para mover los músculos", comentó Laborde y añadió: "A la noche se contaban películas o se cantaba, para pasar el tiempo".

"Eso era como un pozo, estábamos ahí a la espera que alguien decidiera nuestro destino", expresó además.

El testigo manifestó que a los detenidos "nos custodiaba la Policía de la Provincia de Buenos Aires", poniendo en duda lo dicho por ex oficiales y un titular de la comisaría. "Periódicamente venía otro grupo de gente que nada tenía que ver. Eran los que pasaban lista, y tenían un poder por encima de los policías", agregó.

Cuando un juez del Tribunal le preguntó si los policías que trabajaban en la comisaría podían desconocer la situación, Laborde fue lacónico: "No, imposible. A la noche gritábamos para ir al baño y lo mismo pasó cuando se produjo el parto de mi mujer".

"Había un guardia alterado que entraba con una 'picana manual' y nos la pasaba", recordó Miguel Laborde. Dijo que el grupo con el que estaba detenido no era torturado, pero que eso si pasaba con uno de cuatro o cinco prisioneros que estaban en una celda contigua. Entre ellos, ubicó a Jorge Bonafini, Rubén Fosatti, José Abdala y Héctor Baratti, todos desaparecidos. "Ellos dependían de otra patota", explicó.

Sobre el origen de la comida que a duras penas le ofrecían a los ex detenidos, Laborde afirmó que existía una camioneta que estaba en el patio de la comisaría: "Cuando salía, sabíamos que íbamos a comer". También apoyó la tesis de que la comida provenía del Seminario Mayor -ubicado en la esquina de la comisaría-, ya que "tardaban cinco minutos en volver".

El ex detenido señaló que fue liberado a fines de abril, cuando en la comisaría 5° ya quedaba poca gente: "El 1° de abril se produjo un gran traslado y quedamos sólo tres".

Laborde, que era docente en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de La Plata, dijo que al volver a su trabajo las autoridades de la casa de estudios le exigieron un certificado en el que constara su detención. "Después de 6 meses de trámites, me limitaron mis funciones por ausencia injustificada", relató.

Al igual que otros ex detenidos de la comisaría 5°, Laborde identificó en un plano la celda en la que estuvo detenido como el lugar en el que ahora funciona el archivo de la dependencia policial. También reconoció por fotos a varios desaparecidos.



Testimonio de Gabriela Gooley

Gabriela Gooley es otra ex detenida que pasó por la comisaría 5°. Fue secuestrada en el centro de La Plata la mañana del 25 de enero de 1977. "Me llevaron a la Brigada de Investigaciones. Allí me golpearon y me amenazaron con fusilarme", relató ante los jueces de la Cámara Federal.

"Esto es una guerra y vos sos enemiga", le dijo a Gabriela un hombre apodado "el coronel". Después fue llevada a un centro clandestino de Arana, en donde aguardó junto a otros prisioneros en un pasillo: "Era estar sentado esperando para entrar a la sala de tortura".

La testigo señaló que durante la tortura, los represores le dijeron que tenían a su madre en la sala contigua, y que ésta les había entregado volantes que ella repartía, lo que no era cierto.

El 29 de enero Gooley fue llevada a la comisaría 5°, en donde comprobó que las detenidas embarazadas estaban en una celda individual, separadas de los demás. Entre ellas, estaba la desaparecida Inés Ortega de Fosatti, que dio a luz en esa dependencia policial.

En la comisaría 5°, "no se torturaba como en Arana", según le contaron a Gabriela Gooley cuando llegó. En este último centro, "a Susana Auche la torturaron 10 días sin descanso", dijo la testigo.

No obstante, Gooley manifestó que en la comisaría "escuché gritos de tortura. Una chica dijo que torturaban a los que habían mentido en el primer interrogatorio".

Días después volvió a Arana y luego a la 5°, de donde fue liberada el 10 de febrero. Sobre las condiciones de detención, la testigo afirmó: "Una vez nos trajeron polenta con gusanos y estábamos 'chochas', porque era algo sólido. La comimos igual".




Testimonio de Luis Velasco

También prestó juramento Luis Velasco, quien fuera detenido en la noche del 7 de julio de 1977 por personas que se hicieron pasar por miembros del Ejercito, aunque más tarde supo que formaban parte de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Actualmente Velasco vive en Madrid.

Durante su declaración, Velasco afirmó que, en primer término, fue trasladado a la Brigada de Investigaciones de la capital provincial. Tras un interrogatorio sobre su participación política, fue llevado a una celda: 'esa noche no pudimos dormir -aclaró- , si los oficiales veían que nos dormíamos nos golpeaban brutalmente'.

Por otra parte admitió oir a los oficiales decir que "les molestaba gastar balas en perejiles" (modo en que se denominaba a la gente con poca importancia política). Luego de pasar la noche en este lugar fue llevado junto a Gustavo Pérez Monsalvez, Marcelino Pérez Roig (ambos desaparecidos) y Luis Larralde (quien actualmente reside en Madrid) a uno de los centros de detención de Arana, previo simulacro de fusilamiento. Allí fue torturado en la "parrilla" con picana eléctrica: "Mi pene quedó reducido a una costra" afirmó Velasco, " y estuve tres días sin poder moverme por los dolores que sentía en el cuerpo".

El 9 de julio -fecha en que se conmemora nuestra independencia- fue trasladado, nuevamente, a la Brigada 'en donde se nos repartió té con leche para festejar nuestra fecha patria' expresó.

Posteriormente sería llevado, junto a otros detenidos, a lo que se conoce como el "Pozo de Bánfield", donde pudieron bañarse e, insólitamente, verse la cara.

El 12 de julio, junto a dos mujeres y un hombre más, es trasladado en un jeep de la Policía a la comisaría 5° de La Plata en donde permanecerá entre 22 y 27 días. "Cada 5, 7 o 9 días tiraban un balde de agua con una sustancia tóxica para desinfectar la celda. Nosotros con los calzoncillos secábamos la celda para que no permaneciera húmeda'.

El ex detenido afirmó haber mantenido un diálogo a cara descubierta con el sacerdote Cristian von Wernich quien admitió 'que nosotros debíamos pagar por lo que habíamos hecho'. El religioso fue capellán de la Policía bonaerense de Ramón Camps, y está acusado por conocer el paradero de una hija de desaparecidos.

Velasco fue finalmente liberado junto a tres personas más el ocho de agosto en la intersección de las calles 12 y 32. Previamente fueron llevados a la Brigada donde el testigo recuerda que una persona les dijo " no sé si con ustedes nos equivocamos o no; si lo hicimos no les vamos a pedir perdón".




"Ellos comían mientras torturaban"

Nora Ungaro fue otra ex detenida que declaró hoy en las audiencias del Juicio por la Verdad. La mujer es hermana de Horacio, desaparecido durante "La Noche de los Lápices".

Ungaro contó que fue secuestrada el 30 de septiembre de 1976, en la casa de Daniel Rasero (un joven detenido junto a su hermano), a la que había ido a averiguar su número de documento para iniciar trámites judiciales.

La mujer dijo que fue vendada, esposada y tirada en el piso de un auto. Cuando le dijo a sus secuestradores que su documento estaba en su cartera, le respondieron: "Qué suerte, así no te cortamos las manos para identificar".

Trasladada primero a la Brigada de Infantería de La Plata (en 1 y 60), Nora Ungaro fue llevada a un centro clandestino que sería el "Pozo de Arana".

Allí fue interrogada y torturada con la picana eléctrica: "Me la pasaron por las zonas más sensibles del cuerpo", sostuvo Ungaro y agregó: "Ellos comían mientras torturaban, decían «che, Lobo, pasáme la mayonesa»".

El "Lobo" era el jefe de Arana, el comisario fallecido Luis Héctor Vides. Otro de los represores que nombró Ungaro fue el coronel Ricardo Campoamor (que se hacía llamar "coronel Vargas"), y el guardia Roberto Grillo. "Había uno que le decían 'el cura' que recitaba pasajes bíblicos", añadió y explicó que la CONADEP determinó que ese supuesto sacerdote se apellida Astolfi.

"Arana es muy especial, no hay contacto con la realidad -describió la testigo-, (...) se escuchaban tiros. Yo presumo que se asesinaba gente, porque se decía «limpien la sangre»".

Nora Ungaro fue trasladada días después al "Pozo de Quilmes" y nuevamente a Arana, de donde recuperó su libertad. Mientras estaba secuestrada, una persona vinculada a las Fuerzas de Seguridad, de nombre Gino Ferro visitó a su padre y le dijo donde estaba su hija. "Quería vender información", explicó la testigo.




Declaró por la desaparición de su padre

Por último, también declaró Malena Isabel Correa por la desaparición de su padre, Juan Carlos, en la madrugada del 3 de junio de 1977. Esa noche Juan Carlos no se encontraba en su casa de Ingeniero Budge (Gran Buenos Aires) cuando llegaron tres personas preguntando por su paradero.

Malena declaró que desde esa noche no supo nada más sobre su padre, quien según vecinos fue detenido e introducido a un Ford Falcon cuando bajaba del colectivo, cuadras antes de llegar a su vivienda.

Juan Carlos Correa trabajaba en los subterráneos de la Capital Federal y era vendedor ambulante.




Jueces y abogados participantes de la audiencia

De las audiencias de hoy participaron los jueces Alberto Durán, Julio Reboredo, Leopoldo Schiffrin, Antonio Pacilio y Carlos Nogueira, los abogados de APDH La Plata Claudio Abalos, Jaime Glüzmann, Marta Vedio y Elizabeth Torres, y por la Asociación ex detenidos-desaparecidos, la doctora Mónica González Vivero.
 

  

 

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