Miércoles 1° de Noviembre de 2000 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Un vecino de Arana dijo que escuchó hablar sobre quema de cadáveres
Fue dueño de un bar lindante con el Destacamento policial, donde funcionó un centro clandestino de detención. “Se escuchaban gritos y disparos a toda hora”, sostuvo. Además, declararon un policía y dos familiares de desaparecidos.

Por Vanina Wiman y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- José Horacio Perelló declaró hoy ante la Cámara que desde el local comercial que la familia tenía muy cerca del Destacamento de Arana se escuchaban gritos y disparos “constantemente”, y que la gente de la zona comentaba que en el fondo de ese terreno se quemaban “cadáveres de subversivos”, durante la última dictadura militar. 

Perelló era propietario, junto a su familia, de un bar ubicado a metros de la dependencia policial, en donde funcionó un centro clandestino de detención. 

El testigo brindó información sobre el funcionamiento del lugar, de acuerdo a lo que él y su familia pudieron observar desde su comercio, ubicado en 131 y 640. 

“Se escuchaban tiros y gritos a toda hora, y entraban y salían vehículos constantemente”, manifestó Perelló, y aseguró que “se sabía” que en ese lugar había detenidos “de la subversión”. 

Al ser indagado acerca de la quema de cadáveres que, según el testimonio de varios ex detenidos, se llevaba a cabo en una fosa en los fondos del terreno del Destacamento, Perelló indicó que no podía asegurar que fuera así, pero que “se comentaba en el bar, se olía humo de fogatas y se veían los neumáticos apilados”. 

Los jueces recordaron que, durante una inspección ocular realizada por la Cámara en esa dependencia policial —en septiembre de este año—, una vecina contó que Julia Perelló, la madre del testigo, le dijo que allí se quemaban cadáveres y que mientras lo hacían, obligaban a los vecinos a meterse dentro de sus casas para que no vieran nada. 

El testigo recordó también que el personal del Destacamento concurría asiduamente al bar de la familia: “Venían con armas de grueso calibre, tomaban whisky para ‘tomar coraje’, según decían ellos, y después salían a la calle a hacer quién sabe qué”, relató Perelló. 

Asimismo, mencionó a dos policías, Miguel Kearney y un oficial de apellido Trota, como “dos nombres que sonaban en Arana; no sé si eran jefes, pero estaban ahí” en la época en que el lugar funcionaba como centro clandestino de detención. 

Miguel Kearney fue citado por la Cámara el 20 de septiembre pasado, pero se negó a prestar declaración. No obstante, se encargó de aclarar que no se desempeñó como “jefe” del Destacamento de Arana durante los años de la represión ilegal, aunque varios ex detenidos aseguraron en sus testimonios que era él quien manejaba el centro de detención. 

Además, José Perelló comentó que conocía a muchos de los policías que trabajaban en Arana, “porque me crié ahí, era mi segundo hogar cuando era chico”, y aseguró que podría reconocerlos si se le mostraban fotografías. 

Sin embargo, cuando se le exhibieron fotos del personal del Destacamento, sólo pudo identificar a policías que prestaron servicios allí “antes de que pasaran todas estas cosas, antes de la ‘subversión’”. 

De todos modos, recordó a Carlos Bordalonga, Mario Oscar Tocho, Mario Alberto Jaime, Daniel Lencinas y alguien apodado «El Colorado», como algunos de los que prestaron servicios en la dependencia policial en los años de la represión ilegal. 




“Vigilábamos las facultades” 

En la jornada de hoy también declaró el ex policía Tomás Rotela, quien trabajó en el Comando Radioeléctrico dependiente de la Unidad Regional de La Plata, entre 1976 y 1980. 

Rotella negó haber tenido vinculación con la represión ilegal y aclaró que “nosotros íbamos a cortar el tránsito” durante los operativos en los que se detenían personas en forma ilegal. Además, señaló que en ese tiempo estuvo abocado a la prevención y represión del juego clandestino. 

No obstante, reconoció que hacía patrullaje. “Nosotros andábamos en los patrulleros. Íbamos a las facultades y vigilábamos día y noche. Nunca hubo problemas”, aseguró, y ante el pedido de explicaciones sobre los posibles “problemas” no aclaró a qué se refería. 

El ex policía, de 60 años, dijo que en los operativos “antisubversivos” “andaba la Brigada (de La Plata); los hacían los de civil, con el Ejército”. Y reiteró: “Ellos trabajaban aparte, nosotros íbamos a cortar la calle”. 

Según su legajo, Rotella fue condecorado tres veces en 1976 y una 1978 por sus actos de servicio. Cuando la abogada de la APDH La Plata Elizabeth Rivas le preguntó por esto, el ex policía esbozó: “Yo sé que nos felicitaban por investigación. Nos hacían hacer investigación, pero procedimientos no hacíamos. Andábamos en la calle investigando”. 

La abogada quiso ahondar sobre la respuesta de Rotella, pero el Tribunal no le concedió el permiso “por el carácter de testigo” con el que había sido convocado a declarar el ex policía. 

Más adelante, Rotella recordó el procedimiento que terminó con la vida de los integrantes de la denominada “Casa de la Resistencia” el 24 de noviembre de 1976, en la calle 30, entre 55 y 56, de La Plata. En este operativo fueron asesinados los integrantes de la vivienda y desapareció la beba Clara Anahí Mariani. “Sentimos el ruido y nos fuimos a curiosear, pero no nos dejaron llegar”, sostuvo Rotella, quien fue acompañado por otro efectivo en un patrullero. “Se veía gente por los techos, se escuchaban bombas. Había militares y policías de civil y uniformados”, agregó. 

Hoy ante la Cámara, Rotella sostuvo que se había enterado de la desaparición de la niña en 1984, cuando fue citado por un juez provincial para que brindara testimonio en la causa. 




Familiares 

En tanto, declaró también Angela Delia Díaz por la desaparición de su hijo, Oscar Arturo Udabe, quien fuera secuestrado del domicilio familiar en Villa Elvira (Bánfield) el 12 de diciembre de 1976. 

La testigo señaló que en enero de 1977 se entrevistó con Monseñor Emilio Grasselli, para obtener información sobre su hijo: “Le expliqué lo que había pasado con mi hijo, y me dijo que iba a hacer todo posible, pero... nunca más”, manifestó. 

Díaz recordó también que Gerardo Carrizo, un muchacho que estuvo detenido con su hijo —no pudo precisar en dónde— se acercó a la familia a los pocos meses con un mensaje de Oscar: “Me mandó decir que fuera a cobrar su sueldo en la municipalidad, en donde trabajaba, y que detrás de un cuadro en nuestra casa había unos boletos de lotería de Navidad”, contó la madre del desaparecido. 

Por otra parte, prestó testimonio Manuela Nélida Vega, cuyo hermano, Jesús Miguel Vega, fue secuestrado el 25 de septiembre de 1976, y se encuentra desaparecido desde entonces. 

La testigo no pudo aportar muchos datos sobre el secuestro, ya que no estuvo presente cuando ocurrió. De todos modos, aclaró que su otro hermano, Víctor Vega, sí presenció el hecho, y podría brindar más información al respecto. 

Jesús, quien era delegado gremial del frigorífico Swift, fue secuestrado de la casa de sus padres a las tres de la mañana por un grupo que, según la testigo, pertenecía “a las fuerzas armadas de la Marina”.
 

  

 

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