Miércoles 8 de Noviembre de 2000 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Ex subjefe de la Brigada niega la presencia de detenidos ilegales
Bernabé Corrales fue segundo en jerarquía en la Brigada de Investigaciones en 1978. Dijo que sobre la existencia en ese lugar de personas secuestradas por el régimen de facto no se enteró antes de asumir ni cuando estuvo en funciones.

Por Francisco Martínez y Vanina Wiman (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- Un ex directivo de la Brigada de Investigaciones de La Plata en 1978 negó saber de la existencia de detenidos ilegales en esa dependencia, en donde funcionó un centro clandestino de detención. 

Se trata de Bernabé Jesús Corrales, quien a partir de 1978 fue segundo jefe de la Brigada. Sin embargo, el ex policía dijo que no se enteró que allí se alojó a personas secuestradas durante la dictadura. 

“Desde que yo me hice cargo, no me consta” la presencia de detenidos ilegales, señaló Corrales, quien según su legajo comenzó en noviembre de 1977 a secundar al Jefe de la Brigada, comisario Pedro Ferrioli. 

Corrales “aclaró” que asumió como segundo de la Brigada en enero de 1978, a pesar de lo cual nadie le comentó lo que pasaba o había pasado en esa dependencia policial, que por entonces era el primer destino de los detenidos ilegales.

Cuando un juez le recordó que incluso el jefe anterior a Ferrioli, Rubén Oscar Páez, admitió ante la Cámara la presencia de los detenidos clandestinos, el testigo manifestó: “Lo habrá dicho porque a él le consta. Yo no lo puedo afirmar”. 

Corrales desarrolló cargos de jerarquía en la Policía durante la dictadura, ya que tenía rango de comisario: en 1976 fue Director de Seguridad Personal, una oficina dependiente de la Dirección de Investigaciones, en donde fue jefe de turno en 1977. Cuando se le recordaron estos antecedentes, previos a su designación como segundo jefe de la Brigada de La Plata, el ex policía insistió en que no se enteró de nada. 

Además, al ex comisario se le pidió que diga qué cambios hubo en la Policía a partir del golpe de estado de 1976. Bernabé Corrales sorprendió con un “ninguno”. “Yo no sentí subordinación (de las Fuerzas Armadas sobre la Policía), si eso es rendir cuentas a un militar”, declaró. 

El ex segundo de la Brigada de Investigaciones afirmó también que “no fui notificado en ningún momento que (como policía) dependía de las fuerzas militares. Sí me notificaron que tenía un jefe (de la Policía) que era militar”, por el coronel Ramón Camps. 

También le preguntaron si se enteró del episodio de “La Noche de los Lápices”, y manifestó que “no conozco el caso ni vi la película”. 

Corrales aseguró que él único caso de “combate a la subversión” del que se enteró fue el de un “enfrentamiento” en San Vicente, en donde fue comisario antes de ir a la Brigada de La Plata. Reseñó que él no participó de ese operativo, “en el que hubo tres o cuatro detenidos muertos”. “Nunca participé de tareas de prevención o represión de la subversión”, sentenció el ex policía. 

El Tribunal intentó buscar, mientras se desarrollaba la audiencia, testimonios de ex detenidos ilegales que hayan pasado por la Brigada en 1978, pero no los encontró. No obstante, varios ex prisioneros declararon ante la Cámara haber estado en ese centro clandestino hasta meses antes de haber asumido Corrales. 

Por ejemplo, José María Llantada dijo que estuvo hasta el 8 de agosto de ese año y Osvaldo Lovazzano, que pasó por ese centro en septiembre. 

Corrales aparece en el libro “Memoria Debida”, del ex capitán D’Andrea Mohr, y en “Culpables para la sociedad, impunes para la ley”, como un policía beneficiado por la Ley de Punto Final. En la audiencia de hoy se le preguntó si había declarado ante algún tribunal en la década del ’80, y el ex policía dijo vagamente: “Ante el doctor Strassera o Moreno Ocampo”. El ex comisario habría declarado en la “causa Camps”. 



Otros policías 

Además de Corrales, otros dos ex policías provinciales testimoniaron ante la Cámara Federal de esta ciudad. 

Gabriel Ernesto González dijo que trabajó en la Dirección de Investigaciones (que comandaba el represor Miguel Etchecolatz), pero que en ese lugar desarrolló una “tarea administrativa”. 

Sin embargo, su legajo dice que fue felicitado por haber participado en un hecho en que resultó herido el ex comisario represor Luis Héctor Vides. González negó haber participado de este episodio, pero cuando la abogada de la APDH La Plata pidió precisiones al respecto, el Tribunal no permitió la pregunta ya que implicaba alguna imputación que necesitaría el cambio de González en su calidad de testigo a imputado no procesado. 

El ex policía dijo que entre las tareas “administrativas” que tenía, estaba la de coordinar las diferentes Unidades Regionales de la Provincia. Se le requirió entonces que explique qué cambios hubo en la Policía al comenzar la dictadura, y González contestó que no se enteró de nada. 

Por su lado, José Félix Madrid declaró que sólo estuvo en la Brigada de Investigaciones de La Plata entre enero y marzo de 1979. Para entonces, según el ex policía, “no había detenidos que no fueran ilegales”. 

Como otros efectivos que citó la Cámara, Madrid obtuvo durante la dictadura el premio “San Miguel Arcángel”. Explicó que la condecoración se debió a haber participado en la detención del “delincuente más buscado del país”, Antonio D’Amico, quien por esa época se lo acusaba de numerosos robos a bancos y de “cincuenta secuestros extorsivos”, según el policía. 




Secuestrado en su escuela 

En otro orden, Gabriel Mayorga declaró acerca de su propia detención ilegal, ocurrida el 15 de abril de 1977. El testigo relató que ese día dos hombres de civil lo secuestraron en el pasillo de entrada de la escuela nocturna de 7 y 33, a donde concurría. 

Mayorga —que también era conocido con el apodo de “Pato”— fue colocado dentro de un Renault 6, en donde fue atado y vendado. El testigo no pudo identificar con precisión a qué lugar fue llevado posteriormente, aunque reconoció lo que pudo haber sido el lugar en donde estuvo secuestrado, cuando se le exhibió un croquis de la comisaría 2º de La Plata (en 8 y 38). Al momento de editarse este informe, el Tribunal realizaba una inspección ocular con el ex detenido en esa dependencia polial. 

Según su testimonio, Mayorga —de 16 años de edad en ese momento— fue interrogado y torturado en ese lugar. “Me desnudaron, me ataron sobre el elástico metálico de una cama y me aplicaron picana eléctrica”, contó. 

Durante su cautiverio, Gabriel Mayorga tuvo contacto con otros detenidos, entre los que reconoció a María Angélica Cañas y Andrea Lebrini, a quienes conocía también con los apodos de “Tita” y “la Negra”, respectivamente. “Las dos militaban conmigo en la Unión de Estudiantes Secundarios y están desaparecidas”, manifestó el testigo. 

También recordó a otro detenido apodado “el Gordo Batata”, que podría ser Rubén Scognamillo, un conscripto secuestrado el 14 de abril de 1977, y que también se encuentra desaparecido. 

Mayorga fue liberado el 21 de abril de ese año, en un descampado cercano al cementerio de La Plata. “Me soltaron junto con otras dos mujeres; nos dieron un cigarrilo a cada uno y nos dijeron que cuando termináramos de fumar nos fuéramos”, señaló el ex detenido. 

El testigo agregó, hacia el final de su testimonio, que pocos meses antes de su detención ilegal fue secuestrado su padre, Raúl Mario Mayorga: “Fue en diciembre de 1976, y me enteré por un amigo de la familia que lo habían detenido en Derqui (Pilar), junto a Graciela, su segunda mujer. Ninguno de los dos volvió a aparecer”, indicó. 

Por otra parte, también prestó testimonio ante la Cámara Ana Eloísa Ronda, por la desaparición de su hijo, Víctor Domingo Gómez, quien fue secuestrado del domicilio de la familia en City Bell, el 12 de enero de 1977. 

A las cuatro de la mañana, entró a la casa un grupo de hombres vestidos con uniformes del ejército. “A mí me sentaron en un sillón y me taparon con una frazada, y escuché cómo a mi hijo lo tiraban al piso y lo golpeaban”, contó la testigo, y agregó: “A mi marido lo llevaron afuera, y le preguntaban si andaba en algo o si tenía armas”. 

La madre del desaparecido aseguró también que “en esos días se llevaron a mucha gente de la cuadra, a muchos vecinos; todos desaparecieron”. 

La testigo expresó que nunca tuvo noticias acerca del destino de su hijo, a pesar de haber realizado numerosas gestiones: “Anduve por todos lados, pero no conseguí nada”, señaló.
 

  

 

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