Miércoles 15 de Noviembre de 2000 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Identifican a varios policías del Destacamento de Arana
Algunos negaron ante la Cámara el contacto con los detenidos ilegales. Entre ellos, se mencionó al ex comisario Miguel Kearney.

Por Vanina Wiman y Ximena Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- Una ex detenida reconoció hoy ante la Cámara a varios policías que trabajaron en el Destacamento de Arana en el momento en que estuvo secuestrada. 

María Cristina Gioglio fue detenida ilegalmente el 6 de diciembre de 1977, y permaneció en cautiverio en ese lugar hasta marzo de 1978. Entre los policías de ese centro clandestino, la testigo mencionó a Miguel Kearney, de quien dijo que manejaba el lugar. 

Kearney fue citado a declarar en el juicio el 20 de septiembre, pero se negó a prestar testimonio, no sin antes aclarar ante los jueces que él “no estaba a cargo de ese destacamento”, contradiciendo lo dicho por varios ex detenidos en audiencias anteriores. 

Cuando Gioglio fue indagada acerca de la identidad del personal, la ex detenida pudo aportar varios nombres, ya que “a medida que pasó el tiempo, se fueron relajando las medidas de seguridad”. Además de mencionar a Kearney, la testigo identificó a Mario Jaime, Mario Mijín, Daniel Lencina, Roberto Grillo y Mario Tocho. 

Jaime, Mijín y Tocho ya declararon ante la Cámara Federal y negaron el contacto con detenidos ilegales. Mijín señaló que su tarea era hacer la guardia externa del edificio, y que “nunca vi que torturaran a alguien ni he oído”. Tocho, por su parte, manifestó que nunca trabajó en el Destacamento de Arana. 

María Cristina Gioglio fue secuestrada de su casa por un grupo de ocho personas de civil y armadas. También fue secuestrado Alberto Derman, su marido en ese momento, quien también fue posteriormente liberado. 

La mujer fue llevada en primer lugar a la Brigada de Quilmes, en donde permaneció detenida durante dos días. “Ahí torturaban día y noche. Había alguien que avisaba cuando salían los chicos de una escuela que estaba cerca, para que pararan de torturar”, aseveró. 

El 8 de diciembre fue trasladada a Arana, en donde estuvo detenida cuatro meses. “Supe que era Arana porque se escuchaba todo el día la radio policial, y decían que era Arana”, señaló la testigo, y afirmó: “La gente que interrogaba venía siempre desde afuera, no sé qué grado de participación tenía el personal interno”. 

Gioglio no pudo reconocer a los interrogadores, aunque recuerda las torturas: “Hasta hacían ‘bromas’ del estilo de preguntarme a mí, que en ese momento trabajaba en SEGBA, si les iba a pagar toda la electricidad que les había hecho gastar”, contó la testigo. 

En Arana, Gioglio compartió el cautiverio con otros detenidos, entre los que pudo identificar a Cristina Bustamante, Roberto Yantorno, Helda Viviani, José Fanjul y Raúl Bonafini. Los últimos cuatro aún se encuentran desaparecidos. 

La ex detenida también supo del paso de los ex funcionarios Alberto Liberman y Ramón Miralles por el Destacamento. “La gente de Arana se sentía orgullosa de haber tenido a ‘los ministros’, como un hotelero se vanagloria de sus huéspedes”, expresó. 

La testigo, quien ya prestó testimonio ante la CONADEP y ante el juez español Baltasar Garzón, recordó también las visitas frecuentes de un capellán de la policía al centro clandestino de detención: “Daba órdenes y no era muy querido por la gente de Arana; después averigüé que su apellido era Astolfi”. 

Poco antes de ser trasladada, la ex detenida se enteró de que “había ordenes de ‘levantar’ el lugar: se llevaron documentación y armas, y derribaron un muro que creo que era un paredón de fusilamiento”. 

El 29 de marzo de 1978, Gioglio fue llevada a la comisaría 1° de La Plata. “Se me acercó un hombre y me obligó a que lo mire; me dijo ‘Yo soy el Colorado Alcántara y te vengo a decir que zafaste, y que no repitas nada de lo que viste porque para vos no hay una segunda vez’”, indicó la testigo, y agregó que, en la 1°, “era la única detenida política, el resto eran todos presos comunes”. 

Gioglio fue puesta a disposición del Poder Ejecutivo Nacional el 24 de mayo de 1978, y fue trasladada al penal de Devoto, de donde salió recién en agosto de 1981. 




Conscripto de Marina secuestrado 

En tanto, también prestó declaración Oscar Felix García Buela, padre del desaparecido Horacio Oscar García Castelú, cuyo caso está denunciado ante el juez español Baltazar Garzón 

Horacio era estudiante de Ciencias Biológicas en la UBA y estaba de licencia en el Servicio Militar. Antes de desaparecer, había comentado a sus padres que le resultaba sospechoso el trato que tenían con él ya que no le daban armas para ejercitar sino sólo trabajos administrativos, por lo que creía que estaba siendo investigado. 

Según declaró el testigo, el 7 de agosto del 1976 un grupo de civiles armados irrumpió en la vivienda de Ada Victoria Porta, novia de Horacio, en la localidad de Banfield. 

“Aparentemente habían saltado por la tapia del Juzgado de Menores que limitaba con su casa”, expresó, a lo que agregó: “a Horacio y su novia los encapucharon y los llevaron para hacerles algunas preguntas”. 

Luego de ocurrido estos hechos ambas familias radicaron diversos habeas corpus, sin recibir respuestas. Sin embargo, García Buela junto a su esposa concurrió al edificio Libertad perteneciente a la Marina, donde conocieron al teniente De León, quien supuestamente era el oficial de inteligencia que investigaba a su hijo, aunque no les aportó ningún dato importante. Tampoco lo hizo Monseñor Grasselli, a quien visitaron en noviembre del ‘76, según consta en la ficha secuestra por el Tribunal. 

El testigo relató además su consuegro habría sido informado que Horacio estuvo detenido en Campo de Mayo, que luego fue trasladado a Melchor Romero, a la Unidad Nº 9 de La Plata y por último trasladado a la isla Martín García. “Hoy, supongo que mi hijo estará en el fondo del Río de La Plata, dijo, conmovido, García Buela.
 

  

 

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