Miércoles 29 de Marzo de 2000 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Afirman que Camps visitaba la comisaría 5°
Lo dijo un policía que trabaja en la dependencia desde 1975. “Iba en cualquier momento”, señaló.

Por Lucas Miguel, Francisco Martínez y Ximena Martínez (Secretaría de Prensa)

 

LA PLATA.- “He visto ingresar a Camps a la 5°. Iba con una cúpula de 5 ó 6 comisarios de la jefatura en cualquier momento, de día, de noche”, afirmó ante la Cámara Federal de esta ciudad el policía Rodolfo Víctor Larraude, quien se desempeña en la comisaría 5° de esta ciudad desde 1975. 

Antes de su declaración, se sospechaba que Larraude sería el represor apodado “el correntino”. Pero resulta ser el hijo de un policía que murió en 1983: el sargento Rodolfo Martiniano Larraude (a) “el colorado”, reconocido por varios ex detenidos que estuvieron en el centro clandestino que funcionó en la parte trasera de la seccional. 

Larraude, que continúa como “disponible” —es decir, encargado de realizar diligencias dentro y fuera de la dependencia—, es el primero de los policías que reconoce que el jefe de la Policía provincial en ese entonces, coronel Ramón Camps, visitaba la comisaría 5°. “Camps iba al despacho del comisario”, manifestó Larraude. Por esos años, Osvaldo Sertorio era quien estaba encargado de la 5°. 

En septiembre pasado, Sertorio declaró ante el tribunal en la causa por la desaparición de la niña Clara Anahí Mariani y respondió algunas preguntas sobre el funcionamiento de la seccional. El ex comisario había dicho que en la parte trasera de la dependencia “entraban los militares, que se habían hecho cargo de la situación”. Con esto, Sertorio intentó desvincularse del centro clandestino de detención. Pero la declaración de Larraude, con la visita de Camps a la 5°, pone en duda que el responsable de la comisaría no supiese qué pasaba en el centro clandestino. 

Durante su declaración, Larraude reiteró lo que ya habían dicho otros policías. Dijo que existía un “área restringida”, a cargo del Ejército, y agregó que a esa zona no se podía acceder porque la puerta que la comunicaba “no tenía picaporte” y “las ventanas tenían pintados los vidrios y los postigos cerrados”. 

En sintonía con otros policías, Larraude dijo que sabía de la existencia de detenidos ilegales en la 5° pero que jamás los vio. Pero reconoció que desde la parte trasera “se sentía que conversaban”, aunque —afirmó— “nunca sentí que se hubieran quejado” las personas que estaban allí. 

Larraude también contó que le preguntaba a su padre —“el colorado”, que era policía desde 1954— por lo que ocurría en el “área restringida”, ya que supuestamente él tenía acceso: “Mi papá nunca me comentó nada del centro clandestino. Yo le preguntaba pero el no me decía. Decía que no pasaba nada, que estaba todo bien”, afirmó Rodolfo Larraude, que describió a su padre como “pelirrojo, de pelo ondulado, de bigotes”. 

Como “el colorado” falleció en 1984, uno de los jueces le preguntó a Larraude si había otro oficial veterano que pudiera explicar qué pasó en el centro clandestino. En este sentido, el policía señaló a Hilario Segovia, quien debió declarar hoy y no concurrió. “Él sabía tanto como mi padre, eran muy amigos”, dijo Larraude. Segovia sería el represor apodado “el tío”, nombrado por varios ex detenidos durante el Juicio por la Verdad. 

En un momento del testimonio, el presidente de la Cámara Federal, Alberto Durán, le preguntó a Larraude si en su carrera alguna vez había participado en un procedimiento. “No”, sentenció el policía, que a continuación reconoció su participación “en robos, en accidentes”. La afirmación dio pie a Durán para preguntarle por qué había respondido en forma negativa, si efectivamente había participado en procedimientos policiales. “No en esos de centros clandestinos”, balbuceó Larraude. 




“Area especial” 

En tanto, también declaró Juan Alberto Millar, quien trabajó como oficial ayudante en la comisaría 5° entre 1976 y 1977. El policía dijo que luego del golpe militar, “parte de la comisaría fue tomada por personal del Ejército”. Coincidió de esta forma con los demás policías en hablar de un “área restringida”, a la que el personal de la dependencia no tenía acceso. 

Millar señaló que su tarea se concentraba en la Oficina Judicial de la comisaría. Confirmó también que a los “presos comunes” se los derivaba a otras seccionales ya que los calabazos eran usados por el personal militar. 

No obstante, cuando un juez le preguntó si tenía conocimiento de que en el lugar en el que trabajaba funcionaba un centro clandestino de detención, Millar brindó una enigmática respuesta: “Me lo imagino”. Luego “aclaró” que en esa época se le llamaba “área especial”. 

“¿Nunca escuchó gritos, lamentos?”, se le preguntó. “No. . . se escuchaba caminar”, contestó Millar, pasando por alto la diferencia en el volumen de cada sonido. 

El policía afirmó además que vio al personal del Ejército ingresar a la comisaría vestido de civil, por una entrada lateral. Además, reveló que “teníamos orden de no salir de la comisaría cuando actuaban los «grupos especiales»”. Ese fue el eufemismo que Millar utilizó para hablar de los Grupos de Tareas que hacían desaparecer a las personas. 

En un punto de contradicción con los demás testimonios de policías que trabajaron en esa dependencia, el testigo afirmó que el Destacamento de Arana (donde también funcionó un centro clandestino) “no dependía jerárquicamente” de la comisaría 5°. 

Otro de los policías que prestó testimonio fue Aldo Muracca. El testigo dijo que trabajó ocho años en la comisaría 5°, pero hasta el año 1975, por lo que su testimonio sirvió más para hablar de los detalles del edificio pero no de lo que pasó en el centro clandestino. 

No obstante, Muracca admitió que participó en un operativo “antisubversivo” en el barrio de Los Hornos (La Plata). Aunque señaló que la Policía fue allí sólo de “apoyo” al Ejército. “Nosotros no nos podíamos mover”, expresó. 




Familiar 

En tanto, también declaró hoy Susana Ocerín, esposa del ex detenido Alfredo Torresi. La mujer relató que su marido fue secuestrado el 6 de octubre de 1976 de su departamento de calle 8 entre 68 y 69 de esta ciudad, y que estuvo desaparecido durante 10 días. 

La testigo expresó que Torresi fue detenido ilegalmente por un grupo de personas vestidas de civil “a quienes podría identificar”. 

Además, señaló que durante la búsqueda de su esposo se entrevistó con un “secretario de Gobierno” en los subsuelos de la Catedral de La Plata. Esa persona, según dijo Ocerín, tenía listas de personas desaparecidas, y le dijo que Torresi “iba a aparecer”.
 

  

 

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