Miércoles 9 de Mayo de 2001 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Una ex detenida declaró que estuvo con Aída Sanz en cautiverio
Afirmó que Carmen Sanz nació en el Pozo de Bánfield, lo que confirma la presunción que tenía el juez Corazza. En tanto, Bergés y Suarez Mason pidieron la prescripción de la causa, y el fiscal contestó que los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles.

Por Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- Una mujer que estuvo secuestrada en el "Pozo de Bánfield" durante la dictadura declaró hoy ante el juez federal Arnaldo Corazza que supo que en ese lugar estuvo la uruguaya Aída Sanz, madre de Carmen Sanz, cuya supresión de identidad es investigada por el magistrado.

Adriana Chamorro testimonió hoy que Aída Sanz dio a luz a su hija estando secuestrada en ese centro clandestino. Hasta hoy el juez no tenía esa confirmación, y sólo suponía que la chica había nacido en Bánfield. 

Chamorro fue secuestrada el 23 de febrero de 1978 y fue llevada en un primer momento a la Brigada de San Justo. A los pocos días la trasladaron a Bánfield, donde todavía estaba Aída Sanz, además de otros veinte uruguayos.

La ex detenida dijo en su declaración testimonial que no tuvo un contacto directo con Sanz, pero que supo por otros prisioneros que la joven uruguaya estaba en ese lugar con su madre, Elsa Fernández, secuestrada junto a Aída el 23 de diciembre de 1977.

Chamorro señaló que Aída Sanz decía que a su compañero, Eduardo "Gallo" Castro, lo habían "trasladado clandestinamente junto a otros cinco uruguayos en lancha al Uruguay, según los dichos de los guardias". Castro estuvo con Sanz en el Comando de Operaciones Tácticas N°1 (COT1) de Martínez durante los primeros días de su secuestro, y según contó Chamorro allí "también había oficiales uruguayos", lo que permite deducir que el joven fue una víctima del Plan Cóndor.

Sobre el nacimiento de Carmen Sanz, Chamorro señaló que la chica nació en Bánfield, justo después que llevaran a torturar a su madre al "Pozo de Quilmes". Agregó que "cuando Aida tuvo la nena, se la sacaron inmediatamente y le hicieron limpiar la enfermería".

La testigo agregó que días después, en Quilmes, a Aída Sanz la llevaron ante unos guardias que le pedían una "autorización", para la "realización del bautismo de su hija". Allí estaba uno de apodo "el Zorro", que "estaba entre los que detuvo a Aída".

Además dijo que el 15 de mayo un grupo grande uruguayos -también Aída- fue trasladado "al sur", con excepción de Mary Artigas (aún embarazada) e Ileana García. Chamorro detalló que para el traslado se usaron dos camiones gasoleros (por el ruido de los motores), y que esa fue la última vez que se supo del destino de esa gente: "Los guardias les decían que no llevaran nada, que no les iba a hacer falta".

La ex detenida implicó a Bergés en las torturas que recibió, ya que dijo que cuando ella estaba en San Justo "había varias personas durante la tortura, y entre ellas un médico que verificaba con un estetoscopio el corazón e indicaba a los demás si podían continuar con la tortura o no".

A la mañana siguiente, Adriana Chamorro tenía un pie y la boca lastimadas por la tortura. Una persona vestida de civil con bigotes marrones, ojos castaños y pelo castaño llegó a decirle que era el médico, y que la venía a curar.

Chamorro señaló que tiempo después, con el retorno del gobierno constitucional y la aparición de fotos de Bergés en los medios de comunicación, lo reconoció como el mismo médico que controló las torturas a las que fue sometida. Según la declaración, el médico le colocó a Chamorro "un polvo rojo, y le dijo que era un cicatrizante".

Entre los uruguayos que Chamorro mencionó como detenidos en Bánfield, están Ileana García Ramos de Doccetti, junto a su esposo de nombre Edmundo, Andrés Carneiro, María Antonia Castro de Martínez, Mary Artigas de Moyano y su marido, Gabriel, Manuel o "Cabezón" y Carolina. Con toda esta gente pudo Adriana Chamorro hablar por la pared.

Recordó también que una uruguaya de nombre Yolanda también tuvo familia en el "Pozo de Bánfield", un bebé de sexo masculino. Y "que el médico que atendía los partos era este hombre de bigotes, cabello castaño y ojos castaños, cuya descripción coincidía con el médico que la atendió en San Justo". Es decir, Jorge Antonio Bergés.

Chamorro también declaró hoy ante la Cámara Federal de esta ciudad en el "Juicio por la Verdad", lo que se informa por separado.

Una segunda testigo de hoy fue Clara Petrakos, hija de desaparecidos, y quien impulsó a Carmen Sanz a hacerse el análisis de ADN. Petrakos señaló que los padres adoptivos de Carmen, "en todo momento" le dijeron que no eran sus padres biológicos, y que la ayudaron en la búsqueda de su identidad.




Bergés y Suárez Mason pidieron la prescripción

En tanto, se conoció que el médico Jorge Bergés, con prisión preventiva por la supresión de identidad de Carmen Sanz, presentó un escrito en el que pide la prescripción de la causa. 

A través de su defensora oficial, María Inés Spinetta, el médico solicitó que "se declare extinguida por prescripción la acción penal, en atención al tiempo transcurrido desde la presunta comisión de los delitos". 

Bergés tiene prisión preventiva en esta causa por haber firmado el certificado de nacimiento que suprimió la identidad a Carmen Sanz.

También el ex represor Carlos Guillermo Suárez Mason pidió, en un extenso escrito, la prescripción.

Corazza dio vista al fiscal y a las partes. El titular del Ministerio Público, Oscar Gutiérrez Eguía, contestó hoy que los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles, citando un fallo de la Cámara Federal de Capital de septiembre de 1999. La APDH La Plata, a su vez, tendrá diez días para contestar.

En otro orden, fue sorteada la sala de la Cámara Federal que tendrá que actuar en las apelaciones que van surgiendo en la causa Sanz. Es la N°1, integrada por los jueces Alberto Durán, Julio Reboredo y Jorge Hemmingsen.

El primer incidente que tendrán que resolver, es la apelación a la denegatoria de excarcelación dictada por Corazza, tras un pedido de Jorge Bergés y a Miguel Etchecolatz.




En 1987, tres chicas podrían haber recuperado su identidad

Lo dijo Clara Petrakos, hermana de una bebé nacida en un centro clandestino. Afirmó que entonces debieron cruzarse más datos genéticos en el Banco del Hospital Durand.

Clara Petrakos, hija de desaparecidos y hermana de una bebé también desaparecida, dijo hoy que al menos tres hijos sustraídos de sus padres secuestrados podrían haber recuperado ya su identidad, si en el Banco Nacional de Datos Genéticos se cruzaran sus datos con los de los familiares de desaparecidos de los que se tiene información. 

La joven declaró hoy ante la Cámara Federal de esta ciudad por la desaparición de sus padres, María Eloísa Castellini y Constantino Petrakos, y de su hermana Victoria, nacida en el "Pozo de Banfield" en abril de 1977. Clara contó que entre 1987 y 1988 se realizaron análisis genéticos a tres niñas -cuyas partidas de nacimiento estaban firmadas por Jorge Antonio Bergés, el médico que supervisaba torturas y partos en ese centro clandestino-, pero que ninguna resultó ser Victoria.

No obstante, en ese momento los datos no fueron cruzados con los de los familiares de desaparecidos que figuran en el Banco Nacional de Datos Genéticos, en el Hospital Durand de Buenos Aires. "Si hubiera sido así, esas chicas podrían haber recuperado su identidad", manifestó Clara.

Uno de los tres casos analizados en esos años fue el de Carmen Sanz, quien recuperó su identidad recién en 1999, cuando un examen de ADN determinó que era hija de los desaparecidos Eduardo Castro y Aída Sanz.

Clara Petrakos aún está buscando a su hermana desaparecida. Incluso publicó un aviso en el diario Página/12, en el que aparecía su fotografía y su nombre, y pedía la colaboración de cualquiera que pueda aportar información sobre el paradero de Victoria.

Su madre estaba embarazada cuando fue secuestrada, el 11 de noviembre de 1976, en el jardín de infantes en donde trabajaba, en el partido de Merlo. Ese mismo día fue llevada a su domicilio por un grupo de hombres armados, en donde estaban su hermana Alejandra con su pareja, y Clara, de nueve meses de edad. Eloísa tenía señas de haber sido torturada.

Los secuestradores se quedaron toda la noche en la casa, esperando que llegara Constantino Petrakos. El marido de Eloísa no llegó, y finalmente los hombres se fueron a la mañana siguiente, llevándose a la madre de Clara con ellos.

Por varios testimonios de ex detenidos, entre ellos el de Adriana Calvo, Eloísa estuvo detenida en el centro clandestino conocido como "Pozo de Bánfield", en donde dio a luz a Victoria, entre el 8 y el 12 de abril de 1977. Clara señaló que el ex detenido Gustavo Caraballo escuchó el parto de Eloísa: "Me contó también que, como esa noche el médico de Bánfield no estaba, fueron a secuestrar un médico para que atienda a mi madre, y lo liberaron a la mañana siguiente".

Otra detenida, Patricia Hurchansky -también desaparecida-, estuvo con Eloísa cuando dio a luz. "Adriana Calvo me contó que Patricia tuvo que cortar el cordón umbilical con un cuchillo de cocina que le dio un guardia", relató Clara.

"Se cree que la partida de nacimiento de mi hermana la firmó Bergés, porque firmó las partidas de muchos chicos nacidos en el «Pozo de Bánfield», pero todavía no se pudo confirmar", indicó la testigo.

Y agregó que, a pesar de que sabe que Bergés no estaba en el centro clandestino en la noche del nacimiento de Victoria, eso no quita que pueda haber firmado la partida "porque lo usual era que las firmaran cuando el bebé se entregaba a otras personas, y no justo después del parto".

Mónica González Vivero, la abogada de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos aportó otro dato: que la partida también podría haber sido firmada por Jorge Vidal, otro médico que solía realizar esa tarea en los casos de niños nacidos en ese mismo centro clandestino.

Clara Petrakos también brindó información sobre su padre. En marzo de 1977, Constantino Petrakos tuvo que dejar el país. "Nunca había querido salir, él quería seguir buscando a mi madre", expresó la testigo. Petrakos pasó un tiempo en España, en donde tenía varios amigos.

"Nadie me pudo precisar cuándo y dónde desaparece mi padre", dijo Clara, y afirmó que la última vez que fue visto fue en el aeropuerto de Madrid, porque quería regresar a Argentina. "Todos sus amigos aseguraron que esto fue a fines de 1977 o principios de 1978, pero ninguno recuerda la fecha exacta en que lo vieron", declaró la hija del desaparecido.




Ex detenida

En tanto, también prestó declaración la ex detenida Adriana Chamorro, quien fue secuestrada de su domicilio en Capital Federal, el 23 de febrero de 1978, por un grupo de hombres de civil fuertemente armados. En ese operativo, también fue detenido quien entonces era su marido, Eduardo Corro. 

Unos días antes, habían sido secuestrados los padres de Chamorro, que fueron liberados antes del secuestro de Adriana. "Estuvieron detenidos en la Brigada de San Justo, el mismo lugar al que después me llevaron a mí", dijo la testigo.

Chamorro y su esposo fueron llevados en autos diferentes al centro clandestino, en donde inmediatamente fueron interrogados y torturados. "Yo estaba tabicada y desnuda, me golpearon y me aplicaron picana eléctrica, con una frazada encima para que no quedaran marcas".

La mujer aseguró que la sesión de tortura fue supervisada por el médico policial Jorge Antonio Bergés, a quien identificó años después por fotografías. "Me controlaba con un estetoscopio y decía cuándo podían seguir y cuándo tenían que parar". El interrogatorio duró un día entero, y al día siguiente el médico fue a revisarla a su celda.

"Fue muy surrealista, me atendió como si fuera su consultorio privado", manifestó la ex detenida. Agregó también que Bergés "era muy puntilloso, no quería que hubiera marcas de la tortura".

La ex detenida también pudo identificar al jefe del grupo de tareas que la secuestró: "Le decían «El Tiburón», y pude averiguar que se llama José Antonio Raffo y que fue comisario de la Policía Bonaerense", manifestó.

"El jefe en la Brigada de San Justo, cuando yo estuve ahí, era uno al que le decían «el Coronel»", indicó Chamorro, que permaneció detenida allí hasta Semana Santa de 1978. Luego, fue trasladada al "Pozo de Bánfield".

Según la testigo, ese centro clandestino era visitado asiduamente por autoridades policiales. "El que venía muy seguido era (el jefe de la Policía Bonaerense Ramón) Camps; cuando venía, no nos daban de comer y nos hacían limpiar todo", señaló.

"En Bánfield estaba secuestrado un grupo de 21 uruguayos, que me enseñaron a comunicarme a través de las paredes con una especie de código Morse", recordó la ex detenida. Entre ellos, estaban Aída Sanz y Mary Artigas de Moyano: "Las dos estaban embarazadas y tuvieron sus bebés en cautiverio", indicó la testigo.

Adriana Chamorro también declaró hoy ante el juez Arnaldo Corazza, que investiga la supresión de identidad de la bebé Carmen Sanz, hija de Aída, lo que se informó por separado.

La ex detenida contó que en el «Pozo de Bánfield» "se comía una vez por día, una especie de sopa de agua y mondongo" y que los detenidos permanecían tabicados y esposados todo el tiempo. "Igual, con un alambrecito nos sacábamos las esposas y nos las volvíamos a poner cuando se acercaban los guardias", comentó.

"Con los uruguayos nos comunicábamos mucho; nos contábamos nuestras historias para que todos pudiésemos saberlas en caso de que llegáramos a salir", dijo Chamorro, y agregó que "casi todos ellos fueron trasladados en mayo a Quilmes".

Entre los que se quedaron estaba Mary Artigas. "A ella le dijeron: 'hasta que no tengas tu hijo vos de acá no te vas'". Chamorro aseveró que "el parto de Mary lo atendió Bergés", y que "a ella le hicieron limpiar todo después de que dio a luz". Su hija nació el 22 de agosto, y ya recuperó su identidad.

Asimismo, la ex detenida afirmó que en Bánfield había traslados grandes constantemente. "Decían que era un traslado al sur y que nadie tenía que llevar nada porque no lo iban a necesitar. Nadie sabía que iban a morir, que iban a desaparecer para siempre", expresó.

Chamorro indicó que un día Camps visitó el centro clandestino, hizo formar al personal policial en el patio y dio un discurso. "Dijo que ahora las Fuerzas Armadas pasaban a su tarea de paz habitual; estaba diciendo que la vocación del campo (de detención) había terminado", recordó la ex detenida. En esos mismos días, picaron, revocaron y pintaron las paredes y puertas del centro para borrar las inscripciones que habían hecho los detenidos.

El 11 de octubre Adriana Chamorro fue trasladada a una comisaría de Gregorio de Laferrere. "Los guardias repartieron cigarrillos, relajaron mucho la cuestión, dieron muchas señales de que realmente nos iban a liberar", dijo la ex detenida.

"En Laferrere estuve dos meses y, cuando me fui, los guardias me dijeron: 'Si alguna vez nos ves en la calle, más te vale que cruces de vereda' ". Chamorro fue puesta a disposición del PEN, y estuvo tres años más detenida en la cárcel de Devoto.




"Ley para subversivos arrepentidos"

En otro orden, María Balut declaró por el secuestro de sus hermanos Alejandro y Pablo. Este último está continúa desaparecido.

Balut también habló de la detención ilegal de Diana Inés Montequín, esposa de Pablo, quien se "entregó" en el Regimiento 7 de La Plata, a raíz de un pedido que hicieron a sus padres unos represores que allanaron el domicilio de éstos, en enero de 1978. En ese momento, hacía tres meses que Pablo Balut estaba desaparecido.

La testigo declaró antes los jueces que un represor apodado "el Holandés", le hizo saber que "había una ley para subversivos arrepentidos", y pidieron que Diana se acogiera a ella. Balut agregó que este represor trabajaba en unas oficinas del Servicio de Inteligencia del Ejército, en 55 entre 7 y 8.

Entonces Montequín, se presentó junto a sus padres espontáneamente en el regimiento que funcionaba en lo que hoy es la plaza Islas Malvinas de esta ciudad. Y allí los recibió el coronel Pedro Alberto Duran Sáenz.

La familia perdió el rastro de Diana por cinco meses. Después, un llamado telefónico dijo que estaba en un destacamento policial en Buenos Aires, del cual la testigo no recordó más datos.

María Balut añadió que Durán Sáenz hizo emplear en el negocio de su padre a una joven, de nombre Elena, quien "tenía la obligación de venderle" vinos a la familia. Según conjeturó, esa operación comercial tenía como beneficiario al ex represor.

Sobre el destino de su hermano Alejandro, Balut señaló que fue a principios o mediados de agosto de 1977. La mujer relató un mes después la llamaron para preguntarle si quería visitar a su hermano, y le indicaron un itinerario para encontrarse con Alejandro en su lugar de detención. Por las señas que dio Balut, ese lugar era el Destacamento de Arana.

Allí pudo ver a Alejandro, "quien estaba muy flaco y con barba". Al día siguiente, el joven fue liberado. Actualmente vive en Europa.

Asimismo, sobre su hermano Pablo, María Balut dijo que desapareció el 24 de octubre de 1977 en Mar del Plata, y que fue secuestrado junto a otros tres jóvenes, entre ellos Santiago Sánchez Viamonte, visto en el centro "El Banco".




El caso del atleta

El último de los testimonios de hoy fue el del periodista Pablo Llonto, en la causa que investiga la desaparición del atleta Miguel Venancio Sánchez. El 17 de enero pasado, Llonto publicó en la revista deportiva El Gráfico una investigación sobre el caso, por lo cual hoy fue interrogado sobre los datos más significativos que obtuvo en esa pesquisa.

Sánchez fue secuestrado en su casa de Berazategui el 7 de enero de 1978, a pocos días de haber participado en Brasil en el maratón de San Silvestre.

Llonto no aportó más datos que los que publicara en enero pasado. Dijo que el equipo de investigación de la revista dio con Alfredo Manso, un sobreviviente del centro clandestino de detención "El Vesubio", que había escuchado que Sánchez estaba detenido allí.

El hallazgo fue considerado por la Cámara como "importante" debido a que Manso nunca denunció ante un juez su detención ilegal. "Manso dice que escuchó que habían llevado (al centro clandestino) a un atleta que había corrido en un maratón en Brasil. Todos los datos apuntan a que se trataba de Sánchez", dijo Llonto.

Durante la investigación de la revista, esta versión se vio fortalecida por el testimonio de otro ex detenido, Rodolfo Fernández, quien estuvo engrillado junto a Manso en "El Vesubio". Fernández era amigo del atleta Sánchez y vivía a pocas cuadras de su casa. Se supone que el mismo grupo de tareas secuestró a ambos y que los habría llevado al mismo centro clandestino.

El periodista contó que telefoneó al acusado de ser el jefe de "El Vesubio", Pedro Alberto Durán Sáenz, para preguntarle por Sánchez. "Si bien él niega lo del atleta, reconoce haber estado en el centro clandestino. Nos dijo que acudiéramos a los recortes periodísticos de la época para comprobar que él no estaba allí en la época en que fue secuestrado Sánchez", relató Llonto. 

  

 

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