Miércoles 16 de Mayo de 2001 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Ojeda admitió el centro clandestino y dijo que nunca vio militares
El ex policía señaló que los que entraban a los fondos de la comisaría 5° eran uniformados que "respondían al comisario mayor Fiorillo". En tanto, una ex detenida dijo que el Turco Julián daba charlas sobre nacionalsocialismo.

Por Vanina Wiman, Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- El policía retirado Lino Ojeda, quien trabajó en la comisaría 5º, declaró hoy ante la Cámara Federal que a partir del 24 de marzo de 1976 el funcionamiento de la seccional fue anormal porque "no había detenidos comunes, eran todos clandestinos", y que el sector de los calabozos era un "área restringida" a la que el personal de la dependencia no podía ingresar.

El ex policía -quien prestó servicios en la 5° entre 1970 y 1978- señaló que a los detenidos ilegales "los traían policías ajenos a la comisaría, que trabajaban en el COT (Comando de Operaciones Tácticas); pero ellos eran otra clase de policías, no se juntaban con nosotros".

"Yo creo que eran policías porque respondían a un jefe, el comisario mayor Fiorillo, que estaba uniformado y estaba todos los días en la seccional", manifestó Ojeda, y agregó que ese policía tenía una oficina personal instalada en el piso superior de la 5º.

En 1999, el ex titular de la comisaría 8°, Rubén Sablich, declaró que Fiorillo tenía un alto cargo en la policía de la provincia. El libro "Memoria Debida" dice que un policía de nombre Juan Fiorillo fue co-responsable del campo de detención "Omega", en Capital Federal.

La mayoría de los policías de la 5º que declararon en el Juicio aseguraron que el centro clandestino estaba dentro de un "área restringida" a la que ellos no podían ingresar. Sin embargo, José Alfredo Orellana señaló que "todo el personal" de la comisaría podía ir a ese lugar.

Así y todo, los policías siempre intentaron desligarse de la represión ilegal al decir que era personal militar el que controlaba el fondo de la dependencia. Incluso el propio titular de la comisaría en esa época, Osvaldo Sertorio, negó todo vínculo. Hoy, Ojeda contradijo a la mayoría al decir que nunca vio militares.

Lino Ojeda indicó que el personal de la comisaría no podía pasar a la parte posterior del edificio -donde estaban las celdas de los detenidos-, pero dijo que la puerta que comunicaba el fondo de la 5º con el frente "estaba siempre abierta".

Sobre Sertorio, el ex policía afirmó que "teníamos órdenes de él de no llamarnos por nuestros apellidos y manejarnos por señas".

Varios de los policías de la 5º que declararon en el Juicio aseguraron que a Ojeda también se lo conocía con el apodo de «El Correntino». Varios ex detenidos afirmaron que un guardia con ese sobrenombre era uno de los encargados de atenderlos.

"Ahí éramos varios correntinos, yo soy correntino. A veces, alguno me decía 'Che, Corrientes'", manifestó el ex policía. Respecto de su contacto con los detenidos, dijo que "cuando estaba de cabo de guardia les llevaba la comida, o abría y cerraba las puertas de los calabozos. Pero eso era una vez cada tres meses, más o menos".

Sobre el ingreso de detenidos ilegales a la dependencia, el testigo afirmó que "los traían los policías de afuera y los entraban encapuchados y en coche, pero no nos dejaban mirar". También aseguró que "los presos que se llevaban no volvían más, después traían a otros distintos".

Ojeda contó que los policías que manejaban los traslados de los detenidos clandestinos tenían listas con sus nombres: "De vez en cuando, pasaban lista para ver si faltaba alguno", recordó, y mencionó que entre los detenidos "había tanto hombres como mujeres".





Suárez Mason golpeaba en "El Banco"

En tanto, la ex detenida Claudia Graciela Estévez declaró sobre su cautiverio en "El Banco", y dijo que vio al entonces Jefe del Primer Cuerpo del Ejército, Carlos Guillermo Suárez Mason, golpear a un prisionero.

Estévez fue secuestrada junto a su marido, Rufino Almeida, el 4 de junio de 1978, y durante todo su cautiverio permaneció en "El Banco". Dijo que allí vio que Pedro Santiago Godoy (a) "Calculín" y el teniente coronel Federico Minicucci eran "los que decidían" en ese lugar. Y habló sobre los acosos sexuales a mujeres por parte de Julio Simón (a) "El Turco Julián", y Samuel Miara (a) "Cobani".

La testigo afirmó que ni bien llegó al centro ubicado en la Avenida Richieri y Camino de Cintura (en el Gran Buenos Aires) fue golpeada por el Turco Julián. Después, Juan Antonio del Cerro (a) "Colores", le ordenó que se desvistiese para someterla a la tortura.

Pero en ese momento Miara dijo que Estévez no debía ser torturada. Posteriormente, la mujer se enteró que este represor "acosaba permanentemente a (otra detenida) Laura Crespo. Lo mismo hacía conmigo. Su código era: 'Yo te ofrezco protección'".

Durante los primeros tres días de secuestro Estévez recibió golpes. "En un momento eran ocho personas las que me golpeaban. Yo parecía un muñeco de trapo", declaró.

"Después me llevaron a ver cómo le daban picana a Hebe Cáceres. Ahí estaba Minicucci dándole picana a Hebe", recordó Estévez.

La testigo aseguró que el Turco Julián "nos llevaba a una habitación y nos daba charlas sobre nacionalsocialismo" y que en una de esas oportunidades les dijo que estaba "conmovido" por cómo Cáceres soportaba la tortura.

"Nos dijo que a raíz de eso él se había puesto a pensar que había cambiado la situación. Dijo que nos iba a enseñar cómo pensar. A mí me decía que tenía que ser ama de casa", señaló Claudia Estévez.

La mujer dijo que en "El Banco" los detenidos estaban alojados en un tubo, todos muy golpeados "y hasta deformados por los golpes". Y agregó: "Una vez nos pusieron a todos grillos en los pies".

Recordó también a un joven al que le decían "el Colorado", y a quien tuvieron agonizando durante dos días. Y señaló que "Colores" dejó al arquitecto desaparecido Héctor "Tito" Ramírez "con una picana automática, dos o tres días. Su grito se escuchaba cada dos minutos".

En otro tramo de testimonio, recordó cuando vio en el centro clandestino al entonces Jefe del Primer Cuerpo del Ejército. "Era una persona más grande que el resto (de los guardias). Tenía delante a un chico al que le decía que aflojara el estómago, para pegarle trompadas. Cuando salí en libertad me di cuenta que era Suárez Mason", relató.

Y mencionó un episodio en que Pedro "Calculín" Godoy "les decía a algunos que si querían ir a una granja, acompañados con alguien".

Estévez dijo que un día "todos estaban contentos", porque supuestamente se iban a "la granja", y que Samuel Miara organizaba el traslado diciendo a los prisioneros que no lleven ropa, y a los guardias que no les diesen de comer "porque van a vomitar". "Después, supimos qué eran los traslados", explicó la ex detenida.




Melchor Romero

"Me parece que sí, que estuvo", le dijo un médico del Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero (La Plata) a Juan Carlos Estigarría, cuando fue al nosocomio a preguntar por su hijo Alejandro, desaparecido. El muchacho estaba cursando el quinto año del secundario en el Instituto Politécnico de Berazategui. Fue secuestrado en su casa de Ranelagh el 27 de mayo de 1977 por personal del Batallón de Infantería de Marina N°3 (BIM 3) y de la subcomisaría de esa localidad, de acuerdo a lo que contaron los vecinos a la familia Estigarría.

Previamente, la Marina había pedido "zona liberada" a la policía de Ranelagh para llevar a cabo el operativo, según pudo saber Estigarría.

"Apenas entraron, me pusieron la capucha en la cabeza", dijo el testigo. "Me quedó grabada la imagen de dos; estaban todos de civil", agregó.

En la búsqueda de su hijo, Estigarría llegó hasta el Hospital de Melchor Romero. "Visité algunos lugares (del nosocomio) donde había (internados) NN. Cuando mostré la foto, dos personas que trabajaban allí lo reconocieron: 'Me parece que sí, que estuvo', me dijeron", relató el testigo.

Otros dos compañeros de Estigarría también están desaparecidos: Uno de apellido San Martín, de la localidad de Gutiérrez, y un tal Blanco, de Florencio Varela. 

  

 

Ir a la Página Inicial del Juicio por la Verdad