Miércoles 21 de Marzo de 2001 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Durán Sáenz se negó a declarar y fue insultado en la sala de audiencias
Le gritaron "asesino" y "violador", porque de acuerdo a las denuncias en "El Vesubio" abusaba de sus víctimas. Dijo que se remitía a su declaración en 1987.

Por Francisco Martínezy Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA.- El coronel (RE) Pedro Alberto Durán Sáenz, acusado de comandar el centro clandestino "El Vesubio" durante la dictadura, se negó a declarar hoy ante la Cámara Federal de esta ciudad.

"Todo esto lo he declarado oportunamente ante la Cámara Federal (de Buenos Aires) en la causa 450 en 1987. Me remito a esas declaraciones", expresó Durán Sáenz, de 66 años, y agregó que "me voy a acoger a la resolución de la Cámara de Casación Penal del 13 de septiembre de 2000". Ese fallo es el que exime a los militares de declarar como testigos en los Juicios por la Verdad, si bien el represor fue citado por el tribunal platense a prestar declaración informativa, como imputado no procesado.

Tras la negativa de Durán Sáenz, familiares de desaparecidos le gritaron "cobarde", "asesino", "torturador" y "violador" en la propia sala de audiencias, cuando el represor aún no se había retirado. Ya antes de que esto sucediese, los insultos eran susurrados por el público, cuyos destinatarios también fueron la esposa del coronel y su hijo, presentes en la sala.

El Tribunal, antes de preguntarle si iba a prestar declaración, le leyó los testimonios de ex detenidos que lo señalan como jefe de "El Vesubio". El más fuerte fue el de Elena Alfaro, quien en el legajo 3048 de CONADEP señaló que "eran habituales los abusos a las prisioneras por parte del mayor Durán Sáenz, responsable máximo del campo. En una ocasión, con una prisionera llevó una vida en común, hasta el posterior traslado" de ella.

Alfaro también dijo que el propio represor la violó y que "vivía en el centro clandestino de lunes a viernes, para volver a su casa de Azul en los fines de semana".





Ana Di Salvo

Ana Di Salvo, en tanto, declaró ante la Cámara Federal platense que estando secuestrada en "El Vesubio" tuvo oportunidad de pasar por "la Jefatura", que era un lugar donde algunas prisioneras pasaban unos días para tener relaciones sexuales con los jefes del centro.

"A veces almorzábamos allí y había visitas, personas que concurrían a ese lugar. Recuerdo el almuerzo de Semana Santa, del domingo de Resurrección, en esa mesa había una fuente enorme con un pescado, que era un dorado decorado con batatas, papas, cebollas y otras cosas más. «Delta» (Durán Sáenz) me pidió que leyera, antes de empezar a comer, una frase del Evangelio según San Juan", declaró Di Salvo en noviembre de 1998.





Jorge Wats

Jorge Wats, por su parte, definió a "la jefatura" como "una especie de harem", en donde Durán Sáenz "mantenía relaciones con las víctimas".

Además, contó que en "El Vesubio" había un chico de 14 años que estaba secuestrado junto a su madre, hoy desaparecida. El padre del muchacho se enteró por boca de Durán Sáenz que su hijo había muerto.

La Cámara había citado al represor para la semana pasada, pero éste adujo razones médicas para ausentarse. Hoy llegó pasadas las 10 acompañado por su esposa, un hijo y otros dos hombres, sin abogado particular, por lo que fue asistido por la defensora oficial. Declaró domicilio en Callao 1307, 1° piso, Capital Federal.






Testigo y familiar

Otro de los testimonios de hoy fue el de Juan Magliaro, quien presenció el secuestro de Osvaldo Enrique Busetto una tarde de abril o mayo de 1976, sobre la calle 7, entre 53 y 54 de esta ciudad.

Durante la declaración los jueces también se enteraron que Magliaro es hermano de una detenida-desaparecida en La Plata, que meses después fue encontrada muerta en Mar del Plata: Ana Lía Magliaro.

En primer orden, el testigo relató las circunstancias de detención de Busetto, de quien era vecino. "Yo iba caminando por 7, de 53 a 54. Él venía corriendo de frente a mí. Había mucha gente mirando. Faltarían cinco o diez metros para enfrentarme a él, cuando se desvía y cruza la calle hacia la plaza (San Martín). Cuando cruza, un Torino color marrón que venía en contramano, frena. Se bajan tres. Después llegan dos autos más, creo que Torinos. Uno de las personas le tira. Lo meten en un baúl, y con las balizas encendidas salen por 51, de 7 hacia 8". Así relató Magliaro el secuestro de Busseto, de quien sólo se sabe -por testimonios de ex detenidos- que fue llevado al Hospital Naval, donde lo operaron, y luego al Hospital Militar Central de Buenos Aires, de donde pasó directamente al circuito de centros clandestinos.

Magliaro contaba algunos detalles, cuando el juez Julio Reboredo le preguntó si alguno de sus familiares había sido víctima de la represión ilegal. "Sí, mi hermana", respondió. 

Según el relato del testigo, Ana Lía Magliaro -estudiante de ciencias de la Educación- fue secuestrada junto a una amiga el 19 de mayo de 1976 en La Plata y apareció muerta el 2 de septiembre del mismo año en Mar del Plata. El 21 la familia recibió el cadáver. Durante el período de detención Ana Lía habría pasado por uno de los centros clandestinos de Arana y -esto está probado- por la comisaría 32° de la Capital Federal. En uno de los trámites para la averiguación del paradero, "llegamos a estar pared de por medio con mi hermana, en la 32°", dijo Magliaro.

El 2 de septiembre, día en que apareció el cadáver en Mar del Plata, Ana Lía fue sacada por un grupo de personas de la comisaría de Capital Federal. Según Magliaro, este dato consta en una causa que llevaba un juez de apellido De la Fuente. Con esto, no queda clara la situación de la víctima, ya que estaba clandestinamente detenida pero a disposición de un juez.

El día del hallazgo del cuerpo, el subcomisario de la seccional 4° de Mar del Plata -donde funcionó un centro clandestino- le dijo a Juan Magliaro que Ana Lía había sido muerta en un "enfrentamiento" con las fuerzas de seguridad. "Al retirar el cadáver vimos dos disparos y signos de tortura", contó el testigo.

La amiga de Ana Lía que fue secuestrada junto a ella se llama Gabriela Latorre. Estuvo detenida hasta 1978, año en que consiguió el permiso para salir del país. Volvió a la Argentina recién en 1986.




Familiar y Policía

En otro orden, también declaró ante la Cámara Luis Marcelo Vera, un ex policía que prestó servicios en el Destacamento de Arana y que, a la vez, tiene a su padre desaparecido.

Vera declaró ante la CONADEP en 1984, y dijo que fue destinado a ese lugar para "reforzar la guardia". Señaló que allí entraban personas encapuchadas, que se torturaba y que en los fondos de la dependencia se incineraban cadáveres. También mencionó que en el Destacamento trabajaba un oficial de apellido Jaime, quien ya declaró ante la Cámara platense pero sólo por su actuación en la comisaría 5°.

El ex policía dijo que luego del testimonio en la CONADEP y dada la desaparición de su padre, Marcelino Vera, sufrió amnesia con cuadro depresivo, y que "hoy por hoy esas cosas no las puedo afirmar".

"Hoy escuchaba los gritos (contra el represor Durán Sáenz) y me puse a llorar. Me hace mucho daño venir acá", agregó Luis Vera.

El juez Schiffrin le recomendó que busque contención psicológica y que se presente nuevamente ante la Cámara, ya que su paso como policía en Arana puede ofrecer datos importantes para la causa del Juicio por la Verdad.
 

  

 

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