Miércoles 3 de Abril de 2002 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Mercedes Benz donó equipamiento neonatológivo a Campo de Mayo
Lo reveló un ex gerente de la firma. En ese lugar, funcionó una maternidad clandestina durante la última dictadura. El ex directivo negó importancia a la entrega de listas de obreros a la Policía. En tanto, un ex operario afirmó que el Ejército "entraba y realizaba rastrillajes" en la planta de Cañuelas.


Por Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (03abr02).- La empresa Mercedes Benz donó equipamiento neonatológico al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde durante la última dictadura funcionó una maternidad clandestina en la que muchas desaparecidas dieron a luz.

Así lo reveló el ex gerente de Asuntos Jurídicos, Rubén Pablo Cueva, en su declaración de hoy en el Juicio por la Verdad. Agregó también que era común que la planta de González Catán enviara regalos a las comisarías de la zona, como cajas de vino para fin de año.

El dato aportado por Cueva estrecha aún más los vínculos entre los militares y la Mercedes Benz, que cuenta con 14 operarios desaparecidos que pertenecían a una comisión interna. El testigo añadió que durante el Mundial '78 la firma cedió al Comité Organizador "25 ómnibus y 55 autos" (gestionados por el almirante Carlos Lacoste) para traslado de las delegaciones, y que se le vendieron "muchos camiones" al Ejército.

Cueva negó importancia a la principal acusación que hay en su contra, la de haber entregado a la Policía Federal nombres y direcciones de obreros de la comisión interna, relacionándolos con el secuestro del gerente Heinrich Metz por la agrupación Montoneros. Algunos de esos obreros están hoy desaparecidos.

"Yo no le brindé nada a la Policía. Hice una denuncia, con las circunstancias del hecho", declaró Cueva, de profesión abogado. Cuando el fiscal Félix Crous le preguntó "qué tenía que ver" la comisión interna con el secuestro del gerente, contestó: "No es que tuviera que ver. Da la casualidad que el secuestro se da en el marco de movimientos huelguísticos. Yo no acusé".

El secuestro de Metz se produjo el 24 de octubre de 1975 y en la denuncia, presentada el mismo día por Cueva ante la División Delitos Políticos de la Policía Federal, se nombra primero a los obreros, acusando a algunos de "comunistas" y aportando su cédula de identidad. "De esta forma quiere (Cueva) explicar la situación gremial de la empresa con sus obreros y empleados", se consigna en el acta. Recién después, se hace el relato del secuestro.

En otro tramo de su declaración, Cueva señaló que "no tenía interés personal" en hablar de la comisión interna en la denuncia. "Hoy y antes eso era un delito, como abogado de la empresa hice la denuncia del delito", expresó.

-¿Usted fue consciente del riesgo que corrían esas personas?- preguntó Jaime Glüzmann, abogado de la APDH La Plata.
-No se puede presumir que eso fue el inicio de lo que vino después -respondió Cueva.

Esa comisión interna se formó a principios de octubre, cuando los empleados acordaron realizar una huelga, que precedió al secuestro de Metz. En esa oportunidad, la empresa despidió a 120 trabajadores -"direccionada por el SMATA", dijo el testigo-, cuestión que se sumó al reclamo de los obreros, que según Cueva consistía en aumento de salarios y reconocimiento de la propia comisión.

Cuando el Tribunal preguntó si la empresa tenía constancia de alguna relación entre la comisión y los Montoneros, el ex gerente contestó: "Se decía que sí. Pruebas, ninguna", para después explayarse en la teoría de los dos demonios: "En la empresa había gente que creía que si. Era la época, doctor. Acá había dos bandos que habían decidido conquistar el país. Uno que se llamaba Ejército Argentino y otro Ejército de Liberación".

Cueva dijo no haberse enterado del secuestro de Esteban Reimer, líder de la comisión interna, ocurrido el 5 de enero de 1977, después de negociar con la empresa la reincorporación de cesanteados. Agregó que por su función no participaba en ese tipo de reuniones.

Cuando la Cámara le preguntó por qué se hizo la denuncia del secuestro del gerente Metz y no del de Reimer, el ex directivo respondió que "no tuvimos conocimiento de que haya sido un delito".

También se le pidió que explique qué sabía de los secuestros de empleados dentro de la fábrica, hechos por el Ejército. Rubén Cueva señaló que mucho no se enteró de eso porque su función la cumplía en la sede central de la Mercedes Benz, en Buenos Aires.

"No sé si fueron una o dos veces -contó-. Sí se que tuvo alguna intervención Tasselkraut, en el sentido de que él era parte del personal superior de fábrica. Siempre lo hablamos con él, yo trataba de bajarle la preocupación moral, le decía: 'Tasselkraut, en esa época había que ser muy macho para decir que no si venían dos camiones cargados de soldados'".

El ex gerente afirmó que las únicas gestiones que hizo la empresa por personas secuestradas por las fuerzas represivas fueron las realizadas en oportunidad de la desaparición de dos hermanos de una empleada administrativa.

Explicó que él y su secretaría conocían, a raíz de la donación para el hospital de Campo de Mayo, a un capellán del Ejército -no recordó el nombre-, quien hizo gestiones que terminaron con la liberación de esas personas.

Al igual que otros gerentes, Cueva presentó la imagen de que Mercedes Benz era una empresa modelo. "Nadie iba contando 'éste es un revolucionario, a este hay que matarlo'. Nuestra empresa no era así. La nuestra fue una empresa que pagó los mejores salarios de la industria automotriz. No tuvo ninguna huelga hasta el año '75. Era una empresa con sensibilidad social".

Asimismo, el ex gerente señaló que por el secuestro de Metz la empresa pagó cuatro millones de dólares "y no más como se consignó con supina ignorancia". La periodista Gabriela Webber, investigadora del caso, afirma que la Mercedes Benz declaró al fisco alemán haber pagado 7,5 millones "para deducirlo de su deuda fiscal".

Cueva dedicó buena parte del testimonio a contar cómo se pagó el rescate, diligencia de la que participó junto a su superior, Pedro de Elías, a quien definió como "un gran amigo de mi alma". "No me cabe duda que fueron cuatro millones. El 24 de diciembre nos hablan confirmando que habían contado el dinero y que estaban de acuerdo", acotó.



"Los gerentes hablaban con el Ejército"

Hoy también se presentó a declarar el ex operario Ricardo Martín Hoffmann, quien pidió comparecer para desmentir lo que dijeron los gerentes de Mercedes Benz en el Juicio por la Verdad, en referencia a que el Ejército nunca ingresó en la fábrica de Cañuelas.

"Pido declarar porque he escuchado testigos del directorio que manifiestan que el Ejército no entró nunca. La realidad es que entraba permanentemente a realizar rastrillajes", aseguró el testigo. "Desconocer eso es faltar a la verdad", se indignó.

Hoffmann trabajó en la Mercedes Benz entre 1973 y 1977, cuando lo despidieron días después de que el Ejército allanara su casa y no lo encontrara. Tras enterarse de que habían ido a buscarlo, el entonces operario se escondió durante varios días, en los que no vio a su familia.

"Mi mujer fue a preguntar por mí a Mercedes Benz y le dijeron que se quedara tranquila, que yo no había desaparecido. Sabían muy bien que yo no había desaparecido, aunque no hubiera ido a trabajar", relató Hoffman. "En ese mismo momento le entregaron (a su esposa) el telegrama de despido", agregó. El episodio ocurrió en mayo de 1977 en la oficina de Personal, cuyo jefe era Juan Tasselkraut.

El ex operario indicó que una vez "la planta 2 (la fábrica tiene tres plantas) fue rodeada por tanquetas". Asimismo, señaló que en forma constante había operativos, en los cuales "buscaban armas, libros y hasta una imprenta".

Aseguró también que durante los allanamientos "el Ejército se adueñaba de la planta", pero destacó que los ex gerentes "(Arnaldo) Ceriani y Tasselkraut hablaban con el oficial responsable mientras se llevaba a cabo el operativo".

En noviembre pasado, Tasselkraut aseguró ante la Cámara Federal que "no había reuniones (con militares), bajo ningún concepto".

Hoffmann, asimismo, señaló que fue "testigo ocular del secuestro de (el operario Juan José) Martín. Fue tipo comando, con personal uniformado en un Jeep".

Cuando comenzaron los secuestros -el primero fue el de Martín, el 29 de abril de 1976-, los obreros tomaron recaudos: "Vivíamos en casas de amigos o conocidos, o nos quedábamos en la misma fábrica. También ideamos mecanismos para que no se pudieran identificar cabecillas; los delegados cambiaban cada quince días para evitar identificar blancos individuales" durante las negociaciones con la empresa, afirmó el ex operario, que tras recibir el telegrama el despido de Mercedes Benz se fue del país hasta 1983.



Lavallén

En otro orden, se conoció que la Cámara Federal tiene previsto citar para el próximo miércoles al ex represor Rubén Lavallén, Jefe de Vigilancia de la fábrica Mercedes Benz en González Catán.

El Tribunal había citado a Lavallén para el 13 de marzo, pero el subcomisario presentó un certificado médico en el que decía que una diabetes no le permitía trasladarse a declarar.

Sin embargo, un médico enviado por la Cámara al domicilio del represor en Mar del Plata, habría confirmado que está en condiciones de testimoniar.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin, Julio Reboredo y Alberto Durán; el fiscal ad hoc, Félix Crous; los abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Elizabet Rivas; y la letrada Mónica González Vivero, por la Asociación ex Detenidos-Desaparecidos. 

  

 

Ir a la Página Inicial del Juicio por la Verdad