Miércoles 23 de Marzo de 2002 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Mercedes Benz: La empresa no estaba contra los trabajadores, dijo un ex-gerente.
El ex gerente de Personal negó que los directivos entregaran el domicilio de los obreros a los represores. Y dijo que estuvo en la reunión en la que la empresa llegó a un acuerdo con los líderes de la comisión interna, desaparecidos esa misma noche.

Un sobreviviente asegura que fue torturado en la Agrupación 601.
Es la primera vez que indican a ese lugar -conocido como Batallón 601- como centro clandestino de detención. La Cámara Federal realizó una inspección ocular junto al ex detenido, que ratificó su cautiverio en el regimiento pero no pudo indicar el lugar físico en el que estuvo.


Por Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (20mar02).- "No teníamos un enfrentamiento ni con el personal ni con la comisión interna", dijo a los jueces de la Cámara Federal de esta ciudad Arnaldo Ceriani, ex gerente de Personal de la fábrica de Mercedes Benz en Cañuelas, de donde desaparecieron catorce obreros durante la última dictadura.

Ceriani es el segundo de los gerentes citados en el Juicio por la Verdad para que brinden explicaciones sobre el secuestro de los integrantes de la comisión interna, algunos dentro de la propia fábrica y otros después de negociar con la empresa la reincorporación de cesanteados.

El testigo reveló hoy que participó de la reunión del 4 de enero de 1977 en la que los líderes de la comisión, Esteban Reimer y Víctor Ventura, consiguieron que la empresa aceptara las demandas laborales. La misma noche los dos obreros fueron secuestrados de sus casas por las fuerzas represivas.

"No me voy a olvidar de esa reunión -sentenció Ceriani-. Lográbamos normalizar la planta".

El 23 de agosto de 2000, la esposa de Reimer, María Luján Ramos, contó que esa noche a su marido "le dio mal olor" que la empresa accediera a los reclamos de los trabajadores.

Cuando hoy se le recordó este testimonio, el ex gerente contestó: "La señora de Reimer está equivocada. Respeto la opinión de quien pueda decir «Oh casualidad, hay una reunión, concesiones y a la noche desaparecen». Un familiar de esa gente tiene todo el derecho a pensar eso y mucho más".

Arnaldo Ceriani también negó que la empresa haya entregado a los represores los domicilios de los empleados que luego fueron secuestrados. Este dato lo denunció ante la Cámara Héctor Ratto, un operario que fue secuestrado dentro de la fábrica el 13 de agosto de 1977, y que sobrevivió a la represión ilegal.

Ratto dijo que escuchó como Juan Tasselkraut, otro gerente de la empresa, le entregaba a los represores el domicilio de Diego Núñez, desaparecido el mismo día.

En su testimonio de hoy, Ceriani expresó: "Yo no sabía quiénes eran (los represores), si eran de derecha o de izquierda, no lo sabía", y dijo que de la detención ilegal de Ratto se enteró al día siguiente.

Los jueces recordaron el testimonio del ex detenido, quien dijo que en el momento del secuestro alguien de la oficina de Personal llamó a Tasselkraut y pasó el domicilio de Núñez.

"Él supone que desde Personal se dio el dato", indicó Ceriani y agregó: "Si fue después de las 16.30, ahí no había nadie".

Más tarde, el ex gerente dijo que esa fue la única vez que personal militar ingresó a la fábrica de automóviles. "Con absoluta seguridad, ni siquiera pienso que podrían haber entrado en forma oculta. Si hubieran entrado, tendría que haber constancia", dijo el testigo.

Cuando se le preguntó por el caso de Juan José Martín, el otro de los sobrevivientes de la comisión interna, secuestrado el 29 de abril de 1976 en el interior de la planta, Ceriani se mostró sorprendido.

Aclaró que él asumió la gerencia de Personal recién en octubre de ese año, pero que entonces tenía otro puesto en la fábrica. "Hoy, lo confieso, me llevo una sorpresa. Me llama poderosamente la atención. Es un hecho que debería recordar".

En varias tramos de su testimonio Ceriani señaló que la empresa se mostró muy abierta con los familiares de los desaparecidos y que permitió a los obreros ir a preguntar por sus compañeros a comisarías y organismos oficiales.

"Sé que los familiares tuvieron reuniones con el directorio, así como conmigo. Con mi director (D'Elías, también presente en la reunión del 4 de enero) era un tema que lo hablábamos todos los días", explicó Ceriani. Más tarde, agregó: "Creo que más de una gestión hizo este hombre. La comisión interna lo quería mucho".

Gabriela Webber, la periodista alemana que escribió un libro sobre el caso, dijo a esta Secretaría que "él está defendiendo a la empresa, está muy claro. La empresa probablemente ha elaborado una línea oficial que consiste en no decir nada en Alemania utilizando su poder económico para que esto no salga en la prensa".



Inspección ocular

En otro orden, la Cámara Federal de esta ciudad dispuso para la tarde de hoy una inspección ocular en el Batallón de Comunicaciones 601 de City Bell, a raíz del testimonio de un ex detenido.

Eduardo Macías reveló que estuvo secuestrado y que fue torturado en ese lugar en enero de 1977. Por esa razón, la Cámara resolvió la inspección, de la que se informa por separado.

"En el Batallón 601 había una casa con varias salas para alojar detenidos. En una sala se aplicaba la picana y a mí me torturaron", aseguró hoy ante la Cámara Federal el sobreviviente Eduardo Jorge Macías, quien con ese testimonio denunció por primera vez en la historia que en la Agrupación de Comunicaciones 601 de la localidad de City Bell funcionó un centro clandestino de detención.

Tras la declaración el tribunal dispuso una inspección ocular de las instalaciones junto con el testigo, que no pudo identificar el lugar físico donde estuvo alojado pero aseguró que pasó su detención en ese regimiento, ubicado en Camino Centenario y Güemes, al norte de La Plata.

La inspección ocular se llevó a cabo durante tres horas, en la que los jueces, el testigo, el fiscal, el defensor oficial, dos abogadas de la APDH La Plata y un fotógrafo recorrieron algunas de las instalaciones del predio de 64 hectáreas. Cuando llegaron a la Enfermería, Macías creyó identificar el piso de mosaicos negros y blancos sobre el que lo tiraron en 1977: "Puede ser aquí, pero no puedo asegurarlo", dijo.

Macías, ingeniero, viajó desde Brasil y se presentó a declarar espontáneamente en la causa por la desaparición de su amigo Rubén Mario De Ángelis, con quien estuvo detenido en la Agrupación de Comunicaciones.

Macías vive en Brasil, en una ciudad del estado de San Pablo, exiliado desde 1977. Fue secuestrado en la tarde del 13 de enero de ese año en su casa de La Plata, cuando regresaba de trabajar de la empresa Gas del Estado, en Buenos Aires. "Yo vivía en 14 y 43. Entraron entre diez y doce personas armadas que dijeron ser del Ejército. Buscaban a un amigo mío, Miguel Sierra, que no estaba en mi casa. Entonces me obligaron a ir con ellos, a buscarlo a su domicilio, donde tampoco estaba", recordó hoy Macías.

El ex detenido fue vendado y atado, y llevado al Regimiento 7 de Infantería, en 19 y 50 de esta ciudad, donde lo encerraron junto a otras personas detenidas ilegalmente. Al caer la tarde, Macías fue conducido hasta una camioneta, vendado. "Ahí escuché a alguien que dijo: 'Movete que me duelen los pies'. Me pareció la voz de Rubén. Después lo confirmé cuando llegamos al Batallón 601 y mencionaron su nombre mientras tomaban asistencia", contó.

Rubén De Ángelis había sido compañero de Macías en el Colegio Mariano Moreno de la ciudad de Mar del Plata. En 1977, De Ángelis estudiaba medicina en la Universidad Nacional de La Plata.

Macías señaló que en el regimiento lo introdujeron "en una casa dividida en varias salas. Había una sala de picanas, desde donde salían los gritos de los torturados". Y agregó que "había hombres y mujeres detenidos, y las mujeres eran violadas".

El juez Leopoldo Shiffrin hizo notar la importancia del testimonio del ex detenido y le pidió que ratificara que se trataba de la Agrupación 601 "porque es la primera vez que denuncian a ese lugar", dijo.

Macías explicó que en la mañana del 14, a las 7.15, pudo escuchar el tren expreso La Plata- Buenos Aires, "que era el que me llevaba a mí todos los días a trabajar". También explicó que, después de la detención, el tío de su esposa, Daniel Banelli, le ratificó que se trababa de la Agrupación 601.

El ex detenido recuperó la libertad gracias a las gestiones que hizo Banelli ante las autoridades del Ejército. "Era un hombre muy vinculado con las Fuerzas Armadas, muy de derecha. Entró en contacto con (el general Genaro) Díaz Bessone. Según él (por Banelli), Díaz Bessone se contactó con (el jefe de I Cuerpo de Ejército, Carlos Guillermo) Suárez Mason y después salí", contó Macías.

El ex detenido fue liberado el 14 de enero alrededor de las 9.00, en las calles 12 y 43 de esta ciudad. Antes de dejarlo ir, los represores le devolvieron todo el dinero que le habían quitado al momento de su detención, un hecho que sorprendió a los jueces y a la audiencia, pero que Macías atribuyó a las gestiones del tío de su esposa.

Tras escuchar la declaración del sobreviviente, el fiscal Félix Crous pidió a los jueces la realización de una inspección ocular en la Agrupación 601 y hasta allá salió una comitiva con cinco autos.

Durante la inspección ocular, guiada por el jefe de la Agrupación, coronel Tabares, dos datos se destacaron. En el interior del Casino de Oficiales había un cuadro con más de quince nombres de oficiales del ejército, bajo la leyenda: "Héroes y mártires de la lucha contra la delincuencia terrorista". También había una pequeña bandera inglesa, en un cuadro, "trofeo de guerra" de la contienda en Malvinas.

Mientras se realizaba la inspección, funcionarios judiciales y miembros de organismos de derechos humanos esperaron en la puerta del regimiento, por donde desfilaban militares de civil que antes de retirarse paraban a preguntar por qué había tantos autos y gente,. Uno de ellos, mochila al hombro, dijo en voz alta para ser escuchado: "Lo que pasó, pasó".



"Todavía están las manchas de sangre"

La primer testigo de hoy fue Liliana Ogando, hermana del desaparecido Gustavo. La mujer dijo que supo que la víctima vivía junto a su esposa, María Victoria Navajas Jáuregui, en un departamento de Lomas de Zamora, y que fuerzas represivas ametrallaron al lugar, sin que se supiera que pasó con el matrimonio.

Ogando contó que la familia había perdido contacto con la pareja ya que el 9 de junio de 1976 habían sufrido un allanamiento en el departamento que tenían en La Plata. Dijo que después de ese episodio, su hermano y su cuñada decidieron pasar a la clandestinidad.

"En mayo del '77 no tuvimos más noticias de ninguno de los dos", contó la mujer. Fue precisamente el 13 de ese mes, cuando -según contó Elías Becerra, un vecino- un grupo de hombres de civil asaltó la vivienda. "Todavía están las manchas de sangre en el piso y las marcas de las balas", expresó Liliana Ogando.

El mismo vecino aportó el dato de que dos policías, Horacio Pacheco y otro de apellido Salinas, participaron del operativo, junto a oficiales del Regimiento de La Tablada.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el fiscal ad hoc, Félix Crous; y los abogados de la APDH La Plata, Elizabet Rivas, Marta Vedio y Alicia Peralta. 

  

 

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