Miércoles 24 de Abril de 2002 

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

LLavallén se quiso despegar de la represión ilegal
Se apropió de una hija de desaparecidos y fue condenado en 1988. Cumplió funciones en tres brigadas donde funcionaron centros clandestinos de detención, pero hoy aseguró que el Ejército se hacía cargo de los detenidos ilegales. Volverá a declarar en mayo en otra causa.


Por Vanina Wiman y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (24abr02).- El represor Rubén Luis Lavallén trató de desvincularse de la represión ilegal durante la última dictadura: sostuvo que en las brigadas de San Justo y Avellaneda "había un área restringida a la que sólo tenían acceso los militares". Además, fue citado nuevamente para dar declaración informativa el próximo 8 de mayo, en la causa por la desaparición de Mónica Grispon y Claudio Logares, los padres de la beba que Lavallén se apropió en 1978.

Según su legajo, el ahora subcomisario retirado prestó servicios, entre 1975 y 1978, en tres brigadas de investigaciones que funcionaron como centros clandestinos de detención: primero en la Brigada de Banfield, luego en la de San Justo con asiento en Morón y por último en la de Lanús en Avellaneda.

"En Banfield había un 'área restringida'. Pero el edificio era muy grande, no puedo precisar en dónde estaba restringido y en donde no", dijo Lavallén, que mascó chicle durante toda la audiencia.

Su siguiente destino fue la Brigada de Lanús, a partir del 7 de marzo de 1977. "Ahí no había 'área restringida', y no me consta que hubiera detenidos ilegales", declaró el ex policía. En esa dependencia funcionó un centro clandestino de detención entre 1976 y 1978.

De allí, Lavallén pasó a la Brigada de San Justo, en donde "había un 'área restringida' a la que no tenía acceso el personal policial".

No obstante, el represor expresó que "no me consta" que allí hubiera detenidos ilegales. La abogada de la APDH La Plata Marta Vedio le preguntó si había escuchado alguna vez gritos de personas torturadas: "No, yo nunca trabajaba de noche", respondió el testigo. La letrada inquirió entonces si allí se solía torturar durante la noche, y Lavallén, inquieto, contestó que "no quiero decir eso; eso lo interpreta usted".

Cuando se le preguntó si había visto que ingresaran personas secuestradas a la dependencia, el ex policía manifestó: "Hay un refrán: 'donde manda capitán, no manda marinero'. Yo no me iba a meter ahí (en el área restringida), no soy tonto". Y agregó: "No me consta que hubiese nada raro, pero no me interesé por saberlo, porque era inútil".

"En San Justo yo era subcomisario. (Como comisario) sólo estuve dos o tres meses a fines de 1977 o principios de 1978", aseguró hoy el represor. No obstante, varios ex detenidos lo señalaron como el jefe de la Brigada mientras estuvieron en cautiverio. Entre ellos, el sobreviviente Juan José Martín, que fue secuestrado el 29 de abril de 1976 y llevado a ese centro clandestino, lo identificó en su testimonio como el comisario de la dependencia.

El 2 de julio de 1978, Lavallén dejó la Brigada de San Justo para entrar a trabajar como jefe de seguridad en la empresa Mercedes Benz.

Pese a que el ex policía retirado fue citado en el marco de la causa que investiga la desaparición de 14 operarios de esa fábrica, no fueron muchos los datos que aportó al respecto. "Yo entré recomendado por el anterior jefe de seguridad, de apellido Alizaga, y por Héctor Volpi", contó el testigo, y añadió: "Cuando llegué, no me encontré con ninguna estructura de seguridad extraña".

"¿Desaparecidos de Mercedes Benz? Y, me enteré del secuestro de un tal Metz" , dijo Lavallén. El gerente alemán de la empresa Heinrich Franz Metz fue secuestrado por la agrupación Montoneros en 1975 y la fábrica pagó un millonario rescate por su liberación.

Al ser interrogado sobre la presencia de militares en las instalaciones de la Mercedes, el ex policía respondió que sólo iba "un teniente coronel muy amigo de (el gerente general Juan) Tasselkraut que venía a visitarlo con mucha frecuencia". Hacia el final de la audiencia, intervino el abogado Alberto Palacio, en representación de Elsa Pavón, la abuela de Paula Logares, quien fue apropiada por Lavallén en 1978 y restituida a su familia en 1984.

El letrado solicitó que la declaración pasara a carácter informativo para poder interrogarlo en la causa por la desaparición de los padres de Paula, Mónica Grispon y Claudio Logares, secuestrados en Uruguay en 1978.

La Cámara Federal utiliza el recurso de la declaración informativa para aquellas personas que pudieran estar vinculadas a la represión ilegal. En un interrogatorio de este tipo, el represor podría negarse a declarar amarándose en el artículo 18 de la Constitución Nacional, que señala que nadie podrá ser obligado a declarar en su contra.

Hoy la Cámara decidió tomarle declaración testimonial en aquellos aspectos que no lo comprometen penalmente, ya que estaba obligado a declarar bajo juramento de decir la verdad.

En 1988, el ex policía fue condenado a cuatro años de prisión por la falsificación del acta de nacimiento de la beba. Beneficiado por la Ley de Obediencia Debida, no fue condenado por otros delitos cometidos durante la última dictadura. El represor fue citado a declarar nuevamente el 8 de mayo, ya que se negó a comparecer sin un abogado de su confianza. "Pero si no logro reunirme con mis abogados antes de esa fecha, no voy a poder venir", replicó Lavallén. Y agregó: "Doctor, yo no tengo dinero. Me tuvieron que traer unos amigos. Yo cobro quinientos pesos por mes". El juez Leopoldo Schffrin le aseguró que la Cámara Federal le cubriría los gastos del viaje.

Lavallén adujo entonces que sufría de una infección ósea en el pie y que le costaba ponerse los zapatos. "No quiero negarme ni ocultar nada, pero también me tienen que dar la oportunidad de curarme bien", alegó. No obstante, los jueces, que tenían en su poder el informe del médico forense que lo había revisado, confirmaron la citación y dieron por concluida la audiencia. Mientras era insultado, el represor se retiró de la sala de audiencias custodiado por la Policía Federal, que lo separó del público con una improvisada pared de madera que cubrió su paso hasta el ascensor. Ayer Lavallén había enviado un fax al Tribunal solicitando "protección", ya que dice que hay "animosidad" contra su persona.



Secuestrador identificado

En otro orden, la Cámara logró identificar a una de las personas que participó del secuestro de la desaparecida Jorgelina Avalos, ocurrido en Los Hornos el 9 de junio de 1977. El dato lo pudo aportar su esposo, Miguel Gómez, al reconocer al represor en una fotografía y ratificarlo con el legajo del policía.

Según contó Gómez a la Cámara en su testimonio del 10 de abril, la desaparecida reconoció al secuestrador durante el operativo que tenía como objetivo al propio Gómez. Cuando Jorgelina le dijo al represor que lo conocía y le mostró una foto en la que éste aparecía, los represores se la llevaron.

Hoy se determinó que el policía es Carlos Alberto Yasi, quien fue pareja de Marina Fajardo, compañera de estudios de Jorgelina. "Este era el novio de Marina", dijo el testigo, señalándolo entre el grupo de personas que aparecía en la fotografía.



Conscripto desaparecido

También se trató el caso de Atilio César Martínez, un joven de 24 años que fue secuestrado cuando hacía el servicio militar. "Mi hermano desaparece después de jurar la bandera, el 21 de junio de 1977", contó Margarita Lagrava Martínez. La mujer precisó que Atilio desapareció cuando realizaba una diligencia en el Regimiento 7, ordenada por uno de sus superiores, que sería un coronel de apellido Altieri.

También dijo que la familia tuvo una reunión con otro coronel, Carlos José María Martínez, pero que de esa gestión participó su hermana Teresa Haydeé, quien podría aportar más datos al Tribunal. Este coronel declaró en el hábeas corpus abierto en favor del joven en la Justicia Federal, que fue cerrado por el juez Vicente Bretal con resultado negativo y obligando a la familia al pago de las costas.

Por su parte, María del Carmen Fernández Añamuro, cuñada de Teresa Haydeé Martínez, declaró que Atilio tenía que regresar a su casa del Servicio Militar el mismo 21 de junio.

"Con Teresa fuimos juntas al Comando, en calle 10 y diagonal 78 -contó la testigo-. Dijeron que lo habían enviado con un mensaje y que no había regresado". La mujer agregó que en esa oportunidad también le sugirieron: "Seguro que estará con alguna mujercita".

Fernández Añamuro también expresó que el coronel Altieri "a los pocos días se me apareció en el negocio, en un jeep, a preguntarme qué sabía yo".



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin, Julio Reboredo y Nogueira; el fiscal de Cámaras, Julio Piaggio; los abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Marta Vedio; la doctora Mónica Gónzalez Vivero, por la Asociación Ex Detenidos-desaparecidos; y el doctor Alberto Palacio, en representación de la Sra. Elsa Pavón. 

  

 

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