Martínez Riviere declaró y dijo que fue
"solidario" con los obreros
El ex gerente represor de SAIAR señaló que le "sorprendió" la citación de la
Cámara Federal. Negó sus vínculos y reuniones con los militares y dijo que una
sola vez habló con el represor Minicucci.
Por F. Martínez, L. Miguel y V. Wiman (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (02jul03).-
El ex gerente de la fábrica SAIAR, Juan Manuel Martínez Riviere, negó a la
Cámara Federal su vinculación con los militares y dijo incluso que le
"sorprendió" la citación de los jueces a declarar en el Juicio por la Verdad.
Martínez Riviere llegó a decir que tenía una relación "solidaria" con los
obreros que lo acusan de comandar la represión en la fábrica y de ser el
responsable de los secuestros y desapariciones.
El ex gerente, hoy un empresario de 59 años, fue citado a declaración
informativa. Con la posibilidad de negarse a declarar, optó por hacerlo.
Vestía un moderno traje negro con finas rayas grises, corbata con pintitas
blancas y camisa blanca, y lucía un bronceado parejo.
"Estoy dispuesto a contestar las preguntas", dijo Martínez Riviere, luego de que
el juez Leopoldo Schiffrin le aclarara que no estaba obligado a decir la verdad
porque lo protegía el artículo 18 de la Constitución, a raíz de las
"manifestaciones gravosas" que hicieran otros testigos contra él.
Hace dos semanas, el ex delegado de SAIAR Raúl Codesal vinculó al ex gerente con
la represión, al indicar que uno de los militares que visitaba la fábrica era el
mismo que lo había torturado en el centro clandestino "El Banco": el represor
Guillermo Minicucci, ya fallecido.
En la audiencia de hoy, la secretaria del Tribunal leyó los testimonios que lo
involucraban. Mientras se hablaba de su relación con los militares, Martínez
Riviere tenía la vista clavada en un ángulo del techo.
"Yo era el gerente general de la empresa desde julio de 1975 -declaró, en primer
término-. Tuve muy buena relación con el sindicato de la UOM".
A la pregunta sobre si aplicaba "políticas restrictivas" hacia los derechos
laborales y beneficios salariales de los trabajadores, Martínez Riviere lanzó la
primer frase de antología: "Las políticas que llevábamos a cabo eran las que
implementaba el Gobierno (militar)".
Concretamente, al ex gerente se lo acusó de hacer caer el convenio por el cual
se pagaban las horas extras hasta el 300% del valor original, y de implementar
una política de despidos a todo empleado que se negara a hacerlas.
"Delante del Ejército llamaba a la gente y le hacía firmar un papel. El que no
hacía la hora extra, al otro día no aparecía más en la Fábrica. O sea, quedaba
despedido", declaró el ex delegado y actual diputado nacional Francisco
Gutiérrez.
Martínez Riviere contestó hoy que él apenas era un gerente "empleado" de la
empresa. "Yo no tenía ni tengo poder para hacerle firmar nada a nadie".
El fiscal Carlos Dulau Dumm le preguntó si su relación con los obreros era
"distante, autoritaria o solidaria". De ahí tomó esa palabra Martínez Riviere:
"Fue una relación solidaria; tenía buen entendimiento con la Comisión Directiva
(los delegados)".
También negó su vinculación con los militares y el hecho de que se reuniesen con
él en su despacho. Dijo que supo que vinieron a la fábrica sólo "dos veces", y
señaló que en una de ellas él mismo fue detenido "porque un oficial creyó que le
falté el respeto".
Este dato es cierto y en una nota de Horacio Verbitsky se relata que ocurrió
días posteriores al Golpe. Cuando Martínez Riviere, ante las protestas de los
obreros, fue a pedir explicaciones al Ejército, un oficial le habría dicho: "¿De
qué se queja si fue el que nos llamó? Ahora por boludo viene con nosotros".
Durante toda la declaración el ex gerente de SAIAR insistió en que sólo
recordaba dos ingresos del Ejército a la fábrica. El que ocurrió después del
Golpe -"el problema que tuvimos en marzo los argentinos", definió- y otro en el
que el represor Minicucci le preguntó por la muerte del ingeniero Belloso
(director de Fábrica). "Nos llamó para preguntarnos qué había ocurrido.
Nunca supimos cómo mataron a Belloso", declaró Martínez Riviere. Agregó que no
sabía si Minicucci había estado en la empresa ni si había "visitas reiteradas"
de los militares. Aunque admitió que entraban y hacían "allanamientos e
interrogatorios", sin brindar más precisiones. "Nos molestaba la llegada de
ellos porque se paraba la producción", declaró.
Cuando le preguntaron si supo que había desaparecidos de la fábrica, el ex
gerente impresionó con un "¿sabe que no?". Luego aclaró que sabía que "hubo
detenidos, sí, cinco o seis. Se le dio asistencia a la familia".
En otro punto de su declaración Martínez Riviere sentenció: "No tengo relación
ni con la policía ni con el Ejército. Tampoco soy militar".
Sobre el caso de Luis Jaramillo, un obrero al que él mismo le pagó la
indemnización y que al salir de la fábrica fue secuestrado y desaparecido, el ex
gerente negó saber algo, salvo la visita de un familiar preguntando por él. "No
sé si la hermana, la madre o la señora vino a decir que Jaramillo no había
vuelto a su casa", afirmó.
Martínez Riviere señaló que trabajó en SAIAR hasta 1981 y que luego "fui
destinado a otra unidad del grupo Garovaglio & Zorraquín", del que se desvinculó
en el '92. Se definió actualmente como un "consultor de empresas; hago recursos
humanos". Hoy dirige Crisil Consultores, que en su página web dice tener como
clientes a empresas como el Banco Nación, Edesur, Massalín Particulares, Sideco
Americana y Skytel, entre las más conocidas.
El ex gerente de SAIAR reveló además que Minicucci comenzó a trabajar para
Garovaglio & Zorraquín "en 1988, cuando se retiró del Ejército". Vagamente
señaló que era un "empleado, asistente".
Afirmó también que lo conocía como "Federico Minicucci" y no "Guillermo Antonio
Miniccuci". Con este último nombre figura en el libro "Culpables para la
Sociedad", sindicado como represor del centro clandestino "El Banco" y Jefe del
Área Operacional 112.
Durante la audiencia, los jueces y los abogados intercambiaron informaciones
sobre Minicucci -está confirmado que falleció- y algunos conjeturaron que podría
tratarse de la misma persona, que usara de alias "Federico".
Lo cierto es que el ex detenido Raúl Codesal reconoció a Guillermo Minicucci
como su torturador en "El Banco", al ver una foto del represor. Hoy le mostraron
la misma imagen a Martínez Riviere y dijo que no lo conocía.
También el ex gerente negó haber declarado en 1982 ante la Justicia, por el caso
de Jaramillo.
Cuando la abogada de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos le indicó que
en el expediente había una copia de su declaración, Martínez Riviere se encogió
de hombros y como segunda opción apeló a la desmemoria: "No recuerdo haber
declarado".
Después, le mostraron su firma en esa declaración testimonial y, tras consultar
a su abogado, Daniel Carral, no le quedó otra que reconocerla.
Secuestro en Burzaco
Hoy también declararon Beatriz Castillo y su madre, Josefa García, en el marco
de la causa en la que se investiga la desaparición de Roberto Castillo.
Castillo, padre de Beatriz y esposo de Josefa, fue secuestrado en su casa de
Burzaco (Gran Buenos Aires) el 12 de enero de 1977. "Entraron varios hombres
armados, vestidos de civil, pidieron documentos y preguntaron por una persona
que no conocíamos. Se fueron y al rato volvieron. Le pidieron una toalla a mi
mamá y le taparon la cabeza a mi papá. Y se lo llevaron", relató Beatriz ante la
Cámara Federal.
"Dentro de veinte minutos vuelve su esposo", dijeron los represores a Josefa.
Días después, una versión que le llegó al abogado de la familia señalaba que
Roberto estaba alojado en el Penal de Olmos. Hasta allí fueron su hija y su
esposa. Pero se trataba de un preso con el mismo nombre que el desaparecido. Los
agentes del Servicio Penitenciario les dijeron que allí no había "detenidos
políticos" y que fueran a preguntar a la Unidad Penal N°9 de La Plata. Allí
tampoco estaba.
A su turno, Josefa García aseguró que fue varias veces a la comisaría de Burzaco
a realizar la denuncia del secuestro. Se la recibieron recién el 13 de julio,
seis meses más tarde.
García también señaló que tres días después de la denuncia su hijo Julio, por
entonces de 18 años, estuvo secuestrado varias horas y sufrió un simulacro de
fusilamiento.
La mujer contó que "cada miércoles iba al Regimiento de La Tablada y me
entrevistaba con el coronel Flores", pero que nunca tuvo una sola noticia de su
esposo. También dijo que su vecino, Hugo Ángel Müller, estuvo secuestrado y fue
liberado: "Vino a los tres meses, todo golpeado".
Roberto Castillo vendía pan casero y trabajaba como ayudante de camionero en la
pollajería Mirarejos, de Adrogué. Sus hijos trabajan hoy en la misma empresa.
El fondo de la comisaría 5º
Por otra parte, también declaró el ex policía Juan Carlos Rocha. El testigo
había sido citado a declarar en el marco de la causa que investiga el
funcionamiento de un centro clandestino en la comisaría 5º de La Plata, porque
según su legajo había prestado servicios en esa dependencia entre 1956 y 1976.
No obstante, hoy Rocha rectificó esa información: "Yo me fui en el '74 o '75.
Pero mi destino figuraba en la 5º porque parece que el trámite era muy
complicado".
"Yo me fui de prestado a la Dirección de Administración de la Jefatura (de la
policía provincial), pero mi destino figuraba en la 5º, y hasta tenía que ir a
cobrar ahí", aclaró el ex policía, y añadió que, para retirar su sueldo, tenía
que pasar a un depósito ubicado en los fondos de la comisaría.
Precisamente en esa parte de la dependencia funcionó el centro clandestino.
Otros policías de la 5º que declararon en el Juicio se escudaron bajo la tesis
del "área restringida": dijeron que el personal policial no podía pasar al fondo
de la comisaría, porque esa era un área controlada por el Ejército. De esta
manera, justificaron su supuesto desconocimiento sobre el funcionamiento del
centro clandestino.
Hoy, no obstante, Rocha afirmó que nadie le impedía el paso al patio y a la zona
de los calabozos, aunque aclaró que, a partir de "la época de los detenidos con
problemas, de la subversión o cosas así", no le permitían quedarse mucho tiempo:
"Los que cobrábamos ahí, que éramos muchos, cobrábamos y nos íbamos".
"Todo el mundo sabía que habían agrandado la 5º, que habían hecho más
calabozos", dijo el ex policía, y agregó que nadie ignoraba que allí se alojaba
a detenidos ilegales.
Ex detenido
En tanto, el ex detenido Norberto Juan Biondi relató las circunstancias de su
secuestro, ocurrido el 29 de marzo de 1976. Cuando llegó de su trabajo -la
empresa Propulsora Siderúrgica-, en su domicilio lo estaba esperando un grupo de
personas que Biondi identificó como del Ejército y que permaneció varias horas
en la casa, antes de secuestrarlo.
"Después supe que (en ese período de tiempo) la trajeron a mi señora, pero yo no
la vi ni me enteré", manifestó el ex detenido. Su esposa, Beatriz Zulema Grasso,
fue secuestrada ese mismo día en su lugar de trabajo, la fábrica SIAP.
Grasso, quien declaró en el Juicio en diciembre de 1999, estaba embarazada, y
luego de pasar por varios centros clandestinos de detención, tuvo a su bebé en
el penal de Devoto, en diciembre de 1976. Seis meses más tarde, la niña fue
entregada a su padre -ya liberado-, mientras que Grasso estuvo detenida hasta
octubre de 1981.
Hoy, Biondi contó cuál fue su recorrido por distintos centros clandestinos,
desde el momento de su secuestro. Primero, fue llevado en una camioneta del
Ejército al Cuerpo de Infantería de la policía provincial, en 1 y 58 de esta
ciudad, en donde estuvo cerca de dos días.
"Estuve todo el tiempo con una venda y esposado a una cama", dijo el testigo, y
añadió que se trataba de una habitación grande, en donde había otras personas
alojadas. "Me hicieron un pequeño interrogatorio sobre si era delegado o
activista en Propulsora", señaló.
Luego, Biondi fue trasladado a la comisaría 8º, en 7 y 74, en donde estuvo otros
dos días. "Ahí había algunos (detenidos) de Astilleros, otros de Propulsora,
pero ninguno era conocido mío", recordó.
"Después me trasladaron a la Unidad Nº 9", indicó el ex detenido, quien estuvo
alojado en ese penal cerca de 20 días. Allí compartió la celda con algunos
compañeros de trabajo de Propulsora "que habían hecho más o menos el mismo
itinerario (en referencia a su paso por los mismos centros clandestinos); muchos
fueron liberados después que yo, y otros no fueron liberados". Entre ellos,
mencionó a Jorge Bogusa y Hugo Perdomo.
En la Unidad Nº 9, como en la 8º, Biondi no fue interrogado. "A los días
vinieron y me dijeron que estaba en libertad, que podía irme; no me devolvieron
el documento", contó.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; el fiscal Carlos Dulau Dumm; el defensor oficial Carlos Cozzi; los
abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta y Marta Vedio; y la letrada Mónica
González Vivero, por la Asociación Ex detenidos-desaparecidos.
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