Miércoles 3 de Diciembre de 2003

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

"No puedo trabajar porque todos los días tengo que llorar", dijo un ex detenido
Declaró un sobreviviente de la represión ilegal que todavía sufre consecuencias psicológicas por su secuestro.


Por Francisco Martínez y Vanina Wiman (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (03dic03).- La Cámara Federal recibió el testimonio de un hombre que durante la dictadura sufrió un secuestro que le dejó hasta hoy graves secuelas psicológicas y que lo perjudicó económicamente.

Se trata de Néstor Hugo Zingoni, quien hoy tiene 71 años, y fue acompañado por su esposa Margarita Piccoli durante el emotivo testimonio que brindó a los jueces. "No puedo trabajar porque todos los días tengo que llorar", declaró.

El 25 de octubre de 1977, Zingoni fue secuestrado junto a otro hombre (Luis Rosatti, fallecido) en la puerta de una cerrajería de diagonal 74 entre 27 y 28 de La Plata. En esa época, tenía un comercio en Lanús y dos propiedades; hoy, vive en una vivienda que alquila en la localidad rural de Lisandro Olmos y atiende un puesto de choripán junto a su esposa.

El testigo señaló que al día de hoy sigue sufriendo consecuencias psicológicas por su detención. "Tomo pastillas a la mañana, al mediodía y a la noche. Pesaba 82 kilos y hoy, 57", expresó.

Zingoni interrumpió varias veces su testimonio porque se quebraba en llanto. Durante toda la audiencia su mujer estuvo sentada a su lado, dándole palabras y palmadas de aliento y tomándole la mano.

Esa tarde de octubre del '77, Néstor Zingoni fue llevado a un centro clandestino de Arana, al que el ex detenido identificó como "Cuatrerismo". El operativo fue protagonizado por dos hombres que entraron a la cerrajería y le dijeron: "Tenemos esta orden: si te resistís, te matamos".

La estadía en el centro clandestino duró un día, en el que Zingoni estuvo alojado sin compañía en un calabozo y sufrió torturas con corriente eléctrica y golpes. "Me dijeron que me iban a dar una inyección y de ahí no sé a dónde me llevaron". El segundo lugar de detención podría ser un centro clandestino del sur del Gran Buenos, ya que cuando fue liberado Zingoni pudo llegar hasta la casa de unos amigos en Quilmes.

"Allí todos los días a las 3 de la mañana, cuando empezaba un programa de tango en la radio, era el momento de la tortura", recordó el ex detenido. "De 3 a 6 de la mañana, todos los días", agregó.

Entre lágrimas, Zingoni continuó: "La tortura más grande era con mi mujer y con mi hija. Me decían: "Qué linda mujer que tenés, hoy te la matamos; qué linda hija, mañana te la matamos. A tu mamá le toca la semana que viene"".

Durante la audiencia no quedó claro cuál era el motivo de la detención o porqué Zingoni fue perseguido. Sin embargo, el testigo señaló que tenía en su poder una carta que el ex presidente Juan Perón le había dado de puño y letra a su padre, militante justicialista. "Yo llevaba una fotocopia de esa carta en el documento. Ellos pensaban que yo manejaba a la Juventud Peronista. Y preguntaban (durante la tortura) dónde tenía las armas. No sé porqué se ensañaron tanto conmigo", afirmó Zingoni.

Tampoco pudo precisar bien el tiempo que estuvo detenido, pero dijo que habría sido algo más de un mes.

"Después de eso yo tenía miedo. Mi hija se fue a Europa y no volvió. No la puedo ver más", expresó. Y agregó: "Quedó mi señora, que es una gran compañera de toda la vida".

Margarita Piccoli declaró antes que su esposo. Contó que en esa época "ya no me acostaba. Me bañaba y esperaba que me llamaran para darme noticias". Y relató que el día anterior a la liberación de su marido, la llamaron por teléfono para avisarle que estaba en Quilmes.

Tiempo después, un militar llegó a su casa. Piccoli había dejado una carta en el Batallón 601 de Comunicaciones de City Bell, cuando su marido estaba secuestrado. "El militar era un mayor, de apellido Amuchástegui, y se presentó a decir que me daba garantías para mi hija. Igual la mandé a Europa", explicó.


Volvió a su lugar de cautiverio

En tanto, también declaró el ex detenido Martín Rodríguez, cuyos hermanos Oscar Argentino y Juan Enrique están desaparecidos. Contó que fue detenido ilegalmente en 1976 en la localidad de Dolores, y que fue trasladado a La Plata, en donde vivía en el barrio de Los Hornos.

Rodríguez señaló que permaneció en cautiverio unos siete meses en el centro clandestino que funcionó en 1 y 60, y que estaba en calidad de "rehén" hasta que los represores encontraran a sus hermanos.

El ex detenido dijo que estaba seguro que el lugar era la División de Caballería de la Policía provincial dado que últimamente, como albañil, estuvo trabajando en ese lugar. "Me torturaban en una terraza", declaró.

En ese lugar conversó con una embarazada de nombre Gladys, que tenía 18 o 19 años. Detalló que la chica tenía un embarazo bastante avanzado, de seis o siete meses. Además, dijo que había un torturador apodado "René".

El testigo señaló que presenció la detención de su hermano Oscar Argentino, en una casa de 74 y 138, ya que lo llevaron a reconocerlo. Del operativo participaron personas de civil que se movían en una camioneta Dodge de la Policía y otros dos autos.

Rodríguez dijo que compartió el cautiverio con su hermano, aunque no en la misma celda. Cinco días después, Martín fue liberado: lo tiraron vendado a un arroyo en San Francisco Solano y se pudo soltar las ataduras.

De su otro hermano, Juan Enrique, señaló que fue secuestrado en San Antonio de Areco (norte de la provincia de Buenos Aires), junto a su novia y su suegra.

Los tres hermanos eran militantes de la Juventud Peronista. Martín Rodríguez dijo que en 1981 u 82 tuvo un accidente de tránsito, fue detenido y se enteró que tenía pedido de captura en el marco de la ley 20.840, la "antisubversiva".

Al terminar su declaración, expresó: "Venía con la esperanza de que me den algún dato más. Poder saber dónde están mis hermanos".


"En la Unidad 9 se golpeaba como sistema"

Por último, prestó declaración el ex detenido Eduardo Rubén Andrade. Relató que en poco más de un mes pasó por seis centros clandestinos de detención, y que luego estuvo detenido a disposición del PEN durante tres años en el penal de Devoto y la Unidad Nº 9 de La Plata.

Andrade era militante gremial en la fábrica metalúrgica "Santa Rosa" y presidía la Junta Vecinal de Ciudad Evita (La Matanza), en donde vivía.

El 27 de marzo de 1976 una "patota" de civil de la Policía de la provincia de Buenos Aires lo secuestró en su casa. "Mi esposa de ese entonces fue la que hizo la denuncia en mi contra porque teníamos diferencias ideológicas", indicó el ex detenido.

En primer lugar, Andrade fue llevado a la subcomisaría de Ciudad Evita, en donde fue torturado. Después, fue introducido en un vehículo y presenció el secuestro de Cirila Benítez, quien terminó compartiendo el cautiverio con Andrade en el resto de los centros clandestinos.

Ambos fueron llevados a otro campo de concentración, en el cual fueron alojados "en una parte que estaba bajo tierra, como un sótano". Por este dato, se dedujo en la audiencia que podría tratarse de "El Vesubio". Allí, Andrade, Benítez y varios otros detenidos fueron torturados con picana eléctrica, submarino "seco" y "mojado", golpes y simulacros de fusilamiento.

El destino siguiente fue la Brigada de Investigaciones de Quilmes. "Ahí había mucha gente detenida. Uno era un chico del PRT-ERP que era hijo de un farmacéutico de Lobos", recordó el ex detenido.

Unos días después, Andrade fue trasladado junto a otros detenidos a lo que cree que era el Regimiento III de Infantería de La Tablada, en donde indicó que "había colimbas que nos cuidaban". En este centro clandestino volvió a sufrir torturas "con lo que se les ocurriera".

El sobreviviente contó que luego fue llevado, con el mismo grupo de detenidos, a una comisaría de Adrogué. "Estábamos en una pieza muy chiquita. Fueron cerca de 15 días, es donde más tiempo estuve", afirmó. "En Pascua apareció un sacerdote para hacer una oración y nos dejó facturas", recordó el testigo. "Seguro que fue el hijo de puta de Von Wernich", agregó entre risas.

El último lugar en el que estuvo secuestrado fue otra comisaría, esta vez en la localidad de Monte Grande, a donde fue trasladado a principios de mayo de 1976. "El comisario nos destabicó, dejó que lo viéramos y nos dijo: 'esto es una cosa política, yo cumplo con mi deber'. Y nos comunicó que íbamos a pasar a disposición del PEN", rememoró.

A partir de allí, Eduardo Andrade pasó varios meses en la cárcel de Villa Devoto, hasta que en septiembre de ese mismo año fue trasladado a la Unidad Nº 9 de La Plata.

"En la Unidad 9 se golpeaba como sistema. Siempre tenían una excusa", subrayó el ex detenido. "En los 'chanchos', que eran las celdas de castigo, nos reventaban a golpes. A raíz de eso y de los chorros de agua fría que nos echaban en invierno, hoy soy asmático", contó, y añadió que como consecuencia de las torturas y los malos tratos que sufrió en el penal "se me declaró una psicosis paranoica y estuve internado en Sanidad más de un mes. Hoy estoy bajo tratamiento y jubilado por esa razón".

Andrade indicó que estando internado, en noviembre de 1978, "vi como reventaron a golpes a un muchacho y después lo llevaron a curar". El ex detenido se enteró que era profesor de filosofía, pero nunca supo su nombre y si sobrevivió a la golpiza.

El testigo también dijo que en el penal existía "una Oficina de Tratamientos, que era de inteligencia interna". Relató que el personal de ese área lo interrogó en varias oportunidades y que los encuentros eran registrados "con un grabador colocado debajo del escritorio".

Eduardo Andrade fue liberado el 11 de octubre de 1979, pero el período de tiempo posterior "me siguieron a todos lados".


Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el fiscal general Carlos Dulau Dumm; el defensor oficial ad hoc Jorge Cozzi; y las abogadas de la APDH La Plata Alicia Peralta y Marta Vedio. 


  

 

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