Miércoles 5 de Febrero de 2003

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

El fiscal pide la detención e indagatoria del cura Von Wernich
Es por su participación en los centros clandestinos Comisaría 5°, la Brigada de Investigaciones de La Plata y “Puesto Vasco”. Crous lo acusa de privaciones ilegales de la libertad, torturas agravadas y homicidios. También pide para este caso la invalidez de las leyes de impunidad.


Por Lucas Miguel y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (05feb03).- El fiscal federal en lo Criminal y Correccional, Félix Crous, pidió hoy la detención y el llamado a declaración indagatoria del capellán de la Policía bonaerense Christian Von Wernich, acusado de privaciones ilegales de la libertad, torturas agravadas, falsedad ideológica de documentos públicos y homicidios durante la última dictadura cívico-militar.

“El imputado desplegó una actividad física voluntaria y consciente, dirigida directamente a procurar quebrar la voluntad de las víctimas, obtener información, procurar el silencio de las víctimas y sus familiares, desalentarlos de que buscaran ayuda, y con ello asegurar los fines perseguidos por la Dictadura y la impunidad de él y sus cómplices”, sostiene Crous.

El dictamen, de 169 páginas, recoge las denuncias realizadas contra el cura en el marco de la investigación del Juicio por la Verdad por 22 testigos, entre víctimas, familiares y ex policías. También recoge la denuncia en la CONADEP del policía Julio Alberto Emmed, quien aseguró haber participado del asesinato de tres prisioneros junto a Von Wernich y al médico policial Jorge Bergés; los datos del informe “Nunca Más”; y de los libros “Campo Santo”, “La voz de la Iglesia cómplice. Las dos iglesias”, e “Iglesia y Dictadura”.

El fiscal, además, sumó al pedido de detención e indagatoria de Von Wernich la declaración de invalidez e inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Ocurre que el sacerdote, al ser capellán, tenía al momento de los hechos rango de oficial de la policía provincial.

La denuncia fue realizada esta mañana y recayó en el Juzgado Federal N°3, a cargo de Arnaldo Corazza.

Crous señala en su escrito que está establecida la participación de Von Wernich en los centros clandestinos que funcionaron en la comisaría 5°, la Brigada de Investigaciones de La Plata y “Puesto Vasco” (Don Bosco, Quilmes).

“En todos los casos se trata de actitudes asumidas por parte de Von Wernich que, por acción u omisión, importaron una contribución esencial a la privación ilegítima de la libertad agravada y a la mortificación que entrañaban las torturantes condiciones de detención, ello cuando directamente no utilizaba su calidad de sacerdote para intentar obtener de los detenidos la información que se procuraba sonsacar con la detención y la tortura física, intentando doblegar la resistencia moral de aquellos”, señala el dictamen.

Von Wernich tenía contacto asiduo con los detenidos en los centros clandestinos, a cara descubierta y utilizando su nombre. Los sobrevivientes de “Puesto Vasco” Héctor Ballent, Ramón Miralles, Juan Ramón Nazar y Alberto Liberman contaron ante la Cámara Federal que el cura les hacía preguntas. Luis Velasco aseguró que en la Brigada el cura tenía “largas charlas” con los prisioneros. Dijo que una vez Von Wernich afirmó que “nosotros debíamos pagar por lo que habíamos hecho” y señaló: “El sacerdote volvió varias veces, en una oportunidad me ordenó que me sacara la venda de los ojos, me negué a hacerlo, me la retiró él mismo, me dijo que tenía la parroquia en 9 de Julio, en la Provincia de Buenos Aires. Una vez escuché cuando le contestaba a un detenido que pedía no morir que ‘la vida de los hombres depende de Dios y de tu colaboración’. Y en una oportunidad se dirigió a mí. Me tocaba el pecho y riéndose me decía ‘te quemaron todos los pelitos con la picana, no te quedan pelitos’. También lo escuché defender y justificar las torturas, reconociendo que a veces las había presenciado”.

Por ello, el fiscal sostiene en el dictamen que “no es difícil imaginar cual habrá sido el desasosiego, la sensación de absoluta vulnerabilidad y desesperanza, la certeza de imposibilidad de ayuda que habrá embargado a los secuestrados, amen de la indignación, cuando se les presentó un sacerdote en los infernales campos de reclusión y tortura donde yacían ocultos, no para traer auxilio y recuperación de la dignidad humana, sino actuando como agente de la represión, en convergencia de intereses y actitudes con los verdugos, bajo la cínica y apenas mal simulada apariencia del auxilio espiritual. A las condiciones de aislamiento y degradación que estaban sometidos los cautivos en los CCD, torturas en sí mismas, debe sumarse este aspecto sustancial del martirio ejecutado por Von Wernich”.

Y luego Crous agrega: “Para comprender cabalmente las múltiples aristas de la participación de Von Wernich en la represión ilegal, no puede pasarse por alto que el involucramiento de un Pastor de la Iglesia Católica en el terrorismo de Estado constituye un objetivo y decisivo apoyo moral a las acciones criminales desatadas, idóneo para neutralizar dudas y contradicciones de los verdugos, y consolidar así su deplorable tarea”.

Von Wernich, conocido en el noroeste bonaerense por su actividad en las iglesias de 9 de Julio y Bragado y por sus apariciones en Pehuajó, también está implicado en la desaparición de Rodolfo Pettiná, Héctor Manazzi y Ricardo Sanglá, secuestrados en el Centro de Estudiantes de Trenque Lauquen, en La Plata, en junio de 1977.

Cuando en 1979 vino al país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para investigar hechos relacionados con la represión ilegal, Elena Taybo de Pettiná —madre de Rodolfo— presentó el caso de su hijo. Un tiempo después, apareció en la centro de estudiantes el cura Cristian Von Wernich. “Se presentó como un sacerdote de Pehuajó, y preguntó qué gestiones estábamos haciendo por mi hijo”, afirmó Taybo en el Juicio por la Verdad. Von Wernich le preguntó cuántos hijos tenía, además de Rodolfo: “Le conviene no hacer más nada, vuélvase a Trenque Lauquen, porque ellos pueden desaparecer y a usted le puede pasar algo”, la amenazó el cura. Y le ordenó que no contara que él había estado allí.

“Este proceder —dice Crous en el dictamen—, que en una lectura superficial podría interpretarse como el encubrimiento de los delitos precedentes, es, a juicio del Ministerio Público Fiscal mucho más que eso, puesto que el rol que le cupo a Von Wernich en el terrorismo de Estado, claramente graficado en la descripción de su actividad en los Centros Clandestinos de Detención, tanto dentro de los edificios como en el contacto con los familiares de las víctimas enviando mensajes o acordando circunstancias con ellos, permite inferir que cualquier actividad que desplegaba vinculada con la represión ilegal no puede sino obedecer al acuerdo previo por distribución de roles con los demás represores lo cual significa, cuanto menos, la complicidad primaria o, en una remota hipótesis extremadamente benigna, la complicidad secundaria”.

A todo ello se suma la participación de Von Wernich en la ejecución y el quemado de los cadáveres de los desaparecidos María del Carmen Morettini, Cecilia Luján Idiart y Domingo Héctor Moncalvillo. El policía Julio Alberto Emmed declaró ante la CONADEP que “a fines del ‘77 o principios del ‘78 se me llama al despacho del Comisario General, en presencia del padre Christian Von Wernich... y se me pregunta si con un golpe de yudo era yo capaz de dormir a una persona en el pequeño espacio de la parte trasera de un vehículo”.

Esa era la preparación del plan para ejecutar a los tres detenidos y la víctima del golpe sería Domingo Moncalvillo. Una comisión de policías, entre los que estaba Emmed, Von Wernich y el médico policial Jorge Bergés trasladarían a los tres prisioneros, bajo el engaño de que los llevaban a tomar un barco que los llevara al Uruguay, donde quedarían libres.

Antes de salir de la Brigada platense, donde estaban secuestrados los tres jóvenes, el cura “había hablado y bendecido a los ex subversivos y les había hecho una despedida”.

Emmed relató a la CONADEP que luego subieron a los autos y comenzaron el viaje, a la espera de una orden de actuar que llegaría a través de un handy: “Pego el golpe cerca de la mandíbula pero no logro desvanecer al joven, Giménez (otro policía) saca la pistola reglamentaria. Cuando el N.N. (Moncalvillo) ve el arma se precipita contra ella y se entabla una lucha, que me obliga a tomarlo del cuello y le descargo varios golpes en la cabeza con la culata de mi arma. Se le producen varias heridas y sangra abundantemente, tanto que el cura, el chofer y los dos que íbamos al lado quedamos manchados”.

El auto se dirigió a un descampado, donde aguardaba el médico Bergés: “Los tiran a los tres sobre el pasto, el médico les aplica dos inyecciones a cada uno, directamente en el corazón, con un líquido rojizo que era veneno. Dos mueren pero el médico da a los tres como muertos. Se los carga en una camioneta de la Brigada y los lleva a Avellaneda. Fuimos a asearnos y cambiarnos de ropa porque estábamos manchados de sangre. El padre Von Wernich se retiró en otro vehículo. Inmediatamente nos trasladamos a la Jefatura de Policía donde nos esperaba el Comisario General (Miguel) Etchecolatz, el padre Christian Von Wernich y todos los integrantes de los grupos que habían participado en el operativo. Allí el cura Von Wernich me habla de una forma especial por la impresión que me había causado lo ocurrido; me dice que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para bien del país. Estas fueron sus palabras textuales”, relató Emmed, quien cuando tuvo que declarar en el Juicio a las Juntas negó los hechos. Días antes había denunciado amenazas de muerte.



Las víctimas del sacerdote

El siguiente cuadro desarrolla los delitos que el fiscal Crous le imputa al sacerdote Christian Von Wernich, y las víctimas en cada caso.

Víctimas: Héctor Baratti y Elena De la Cuadra
Delito imputado: Complicidad primaria en la privación ilegal de la libertad agravada y tortura. Falsedad ideológica de los documentos públicos destinados a acreditar la identidad de su hija nacida en cautiverio.

Víctimas: Luis Velasco; Néstor Bozzi, Ricardo San Martín; Jorge Andreani; Analía Maffeo; Liliana Galarza y su hija; Osvaldo Lovazzano; XX “Beto” Canciani; XX Fanjul; una joven llamada XX Cristina; Cecilia Luján Iriart; Domingo Héctor Moncalvillo; María del Carmen Morettini; María Magdalena Mainer; Pablo Joaquín Mainer; Nilda Susana Salomone; Carlos Alberto Zaidman; José María Llantada; Eduardo Kirilovsky; Jorge Gilbert; Héctor Mariano Ballent; Ramón Miralles; Juan Ramón Nazar; Alberto Liberman, Luis Larralde, un Comisario de la policía de la provincia de Buenos Aires que había sido trasladado desde Tandil; una joven que estaba en la Brigada de Investigaciones de La Plata de la cual se desconoce su identidad.
Delito imputado: complicidad primaria en la privación ilegal de la libertad agravada y tortura

Víctimas: Ricardo Antonio Sanglá; Rodolfo Emilio Pettiná y Héctor Oscar Manazi
Delito imputado: complicidad primaria en la privación ilegal de la libertad agravada y tortura.

Víctimas: María del Carmen Morettini, Cecilia Luján Idiart y Domingo Héctor Moncalvillo.
Delito imputado: participe primario o secundario de homicidio calificado. 


  

 

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