Ruckauf se desligó la de represión ilegal y
se fue escrachado
"El secuestro de los trabajadores se produjo cuando yo también era
perseguido", se defendió el ex ministro de Trabajo de Isabel. A la salida, HIJOS
lo despidió con huevos. Un hombre que presuntamente fue a apoyar a Ruckauf fue
detenido para su identificación, acusado por una sobreviviente de participar en
su secuestro.
Por Lucas Miguel y Vanina Wiman (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (05nov03).-
El ex ministro de Trabajo, Carlos Ruckauf, se retiró escrachado en medio de una
lluvia de huevos de los Tribunales Federales de esta ciudad, donde declaró en el
Juicio por la Verdad e intentó desligarse de la desaparición de los 14 obreros
de la Mercedes Benz durante la última dictadura cívico militar.
"A los obreros no los conozco. Y voy reiterar algo que ya ha dicho mi esposa:
mis hijos podían también ser hijos de desaparecidos", dijo sin sonreír Ruckauf
al responder la pregunta del abogado de la APDH La Plata, Jaime Glüzmann, quien
le ofreció leerle la lista de los desaparecidos.
"Respecto a haber pedido en algún momento a Mercedes Benz o a cualquier empresa
alguna vez en mi vida que despida obreros, jamás, jamás. Esto es una falsedad de
Mercedes Benz que no entiendo el motivo en que se funda. Salvo quizá tratar de
explicar desde su casa matriz su propia conducta con los trabajadores y con el
gremio (SMATA)", expuso Ruckauf ante los jueces de la Cámara Federal.
El ex vicepresidente, ex gobernador bonaerense y actual diputado electo debió
declarar en el Juicio por la Verdad por su labor al frente del Ministerio de
Trabajo durante el último tramo de la gestión truncada de María Estela Martínez.
El 8 de octubre de 1975 los cuatro mil obreros de la planta de Cañuelas de la
Mercedes Benz iniciaron una huelga al margen del SMATA, que fue declarada ilegal
por el Ministerio de Trabajo. A raíz de ello fueron despedidos 115 trabajadores
de la empresa.
La periodista Gabriela Weber entregó el año pasado a la Cámara un informe
elaborado por la empresa alemana sobre ese conflicto, que señala que "los
despidos mencionados eran pedido urgente del entonces ministro de Trabajo y de
la dirección de SMATA (a cargo de José Rodríguez), que ha pedido más despidos
todavía. La dirección de la empresa Mercedes Benz Argentina aclara que quería
apoyar el esfuerzo del ministro de Trabajo y SMATA de eliminar elementos
subversivos de las fábricas".
El ex ministro hoy dijo todo lo contrario a aquel documento: "En el momento en
que el conflicto se produce yo intimé a Mercedes Benz a que reincorporara a los
trabajadores que habían sido despedidos". E intentó fortalecer esa postura
leyendo luego una nota de su autoría publicada en el diario La Nación en
septiembre de 1975, en la que cuestionó "el modelo liberal". También aseguró que
"es pública y notoria la pésima relación que había entre SMATA y mi gestión" y,
según dijo, el sindicato realizó un acto en el Luna Park para pedir su renuncia.
"En medio de ese conflicto no puede pensarse esta relación de complicidad que
aparece denunciada por la Mercedes Benz", agregó.
Por entonces, regía la ley 20.840, denominada "antiterrorista", cuyo artículo 5°
señalaba que los obreros participantes de huelgas ilegales podían ser
despedidos. "Toda huelga que no tuviera el aval de una asamblea sindical de
gremio no era legal", dijo Ruckauf.
- ¿Para usted los cuatro mil trabajadores que declaran la huelga no son el
gremio?- preguntó Glüzmann.
- No desde el punto de vista legal, doctor. En ese momento una huelga era tal en
la medida en que fuera declarada por la asamblea del gremio, no de empresas.
- Entonces el paro fue ilegal y están bien despedidos…
- No están bien despedidos. Porque el carácter ilegal del paro no habilita al
despido- interrumpió Ruckauf.
- El artículo 5° de la ley 20.840 justamente establece que, decretada la
ilegalidad del paro, podían ser despedidos- le respondió Glüzmann. Ruckauf evitó
contestar el punto y enseguida aclaró que "hice gestiones en cada uno de los
casos para que no hubiera despidos" y que había presentado un proyecto en el
Congreso para que se prohibieran los despidos por 180 días.
"Las Fuerzas Armadas pidieron mi renuncia durante el gobierno de la señora de
Perón; eso hubiera sido absolutamente contradictorio con una presunta
colaboración como la que cita Mercedes Benz", abundó luego. Y se puso en
víctima: "Cuando estos trabajadores fueron desaparecidos en 1977, un año antes,
a mí como a otros militantes del peronismo se nos incluyó en las llamadas actas
de responsabilidad institucional, se nos confiscó todo nuestro patrimonio, se
nos condenó a la persecución, al exilio y a la cárcel, según se tratara de cada
uno de los compañeros y compañeras".
"Rechazo absolutamente este memorandum de Mercedes Benz y creo que es muy
importante este Juicio por la Verdad. Pero un Juicio por la Verdad no es para
torcerlo a partir de las visiones ideológicas distintas, que tengamos hoy o en
el pasado, sino a la conducta personal de cada uno de nosotros. Yo defendí a los
trabajadores argentinos y defendí también a las organizaciones gremiales, como
creyeron los propios trabajadores", dijo con la vehemencia de quien quiere
parecer contundente.
La actuación de Ruckauf en 1975 también está cuestionada por la firma de una
convención colectiva de trabajo entre la empresa, el sindicato SMATA y el
Ministerio de Trabajo, cuyo artículo 29 establece que "la empresa y el SMATA se
proponen contribuir al bienestar social de los trabajadores, ya que ambas partes
consideran que es su obligación social indelegable el mejoramiento de la
producción mediante la erradicación de todos los factores negativos que puedan
perturbar el normal desenvolvimiento de la actividad laboral". La contribución
ascendía al "uno por ciento de la facturación por venta de unidades".
Ruckauf se defendió: "Ese convenio es anterior a mi gestión".
Efectivamente, el convenio fue firmado el 9 de junio de 1975 y Ruckauf asumió al
frente de la cartera laboral el 11 de agosto de ese año. Dijo que con su
asunción y la de otros funcionarios "se fue el lopezreguismo y llegó el
peronismo" al gobierno de Martínez de Perón. Se sospecha que el dinero que
Mercedes Benz giró mensualmente al gremio sirvió para "financiar" la represión
contra los obreros.
- ¿Qué hizo usted para verificar dónde fue a parar el dinero?- preguntó Glüzmann.
- El control de los fondos estaba a cargo del Ministerio de Acción Social-
retrucó Ruckauf.
Más tarde Glüzmann le recordó al ex ministro los párrafos del documento de
Mercedes Benz que rescata "los esfuerzos" de Ruckauf y el SMATA "para eliminar
elementos subversivos".
- ¿Qué es para usted apoyar la lucha contra la subversión?- preguntó el abogado
de la APDH La Plata.
Ruckauf se acomodó en el estrado y una vez más se acercó al micrófono, mirando
fijo al letrado:
- Obviamente que nosotros estábamos en contra de que existiera terrorismo y
guerrilla. Esto está claro. Integramos un gobierno constitucional que era
agredido por esas mismas organizaciones. Pero eso no quiere decir que yo
proponga que se despida obreros. Una cosa son las organizaciones armadas que
habían pasado a la ilegalidad y enfrentaban al gobierno constitucional y mataban
policías, militares y civiles, y otra cosa muy distinta son los trabajadores que
discutían por sus salarios.
Más tarde, Ruckauf agregó: "El secuestro de los trabajadores se produjo cuando
yo también era perseguido".
Luego habló de la organización terrorista Triple A. "Era una estructura que
tenía participación de los que luego hicieron el golpe de Estado. Yo fui
amenazado; Norma Kennedy me llamó para amenazarme. Norma Kennedy era
colaboradora de (José) López Rega", dijo Ruckauf, y alguien del público le
gritó: "Y vos también".
- ¿El decreto de "aniquilamiento" podría haber alentado a la Triple A y las
Fuerzas Armadas en la represión ilegal?- inquirió Glüzmann, respecto del decreto
que Ruckauf rubricó el 6 de octubre de 1975 y que abrió la puerta a las Fuerzas
Armadas para actuar en conflictos internos.
- No. Ese decreto no permitía ni torturas, ni secuestros ni desapariciones.
Ruckauf terminó su declaración y esperó a que estuviera lista el acta,
custodiado fuertemente por un nutrido grupo de policías federales, en una sala
de audiencias repleta de público y periodismo. En el recinto había hombres y
mujeres que presenciaban por primera vez el juicio y que habían llegado desde
temprano en dos combis. Todos habían ocupado rápidamente la primera y la segunda
fila de asientos destinados al público.
Cuando el juez Leopoldo Schiffrin le dijo a Ruckauf que podía retirarse, una
militante de derechos humanos le gritó: "¡Buchón, traidor, entregador de los
compañeros!"
El ex gobernador bonaerense permaneció en el edificio unos cuarenta minutos más.
Afuera, la agrupación HIJOS y el público que había escuchado su declaración
estaba esperando para escracharlo. Su auto, un impecable Peugeot 406 blanco,
estaba custodiado por 15 policías bonaerenses, pertenecientes al Cuerpo de
Infantería, y pertrechados con cascos, escudos y armas cortas y largas.
Cuando salió por la puerta de la alcaidía de los tribunales, sobre la esquina de
8 y 50, Ruckauf fue recibido con una lluvia de huevos. Antes de salir agachado
de los tribunales el ex ministro sonrió y dijo: "¡Ah!, qué bien".
Opiniones
La secretaria Jurídica de la APDH La Plata opinó que "Ruckauf dejó demasiados
claros en su testimonio y no respondió satisfactoriamente ninguna de las
cuestiones importantes que se le plantearon desde la APDH La Plata. En nuestra
opinión la investigación debe seguir, citando a otros ministros de la época y,
en cuanto a la responsabilidad de Ruckauf, creemos que debe ser dilucidada en el
ámbito de la causa penal, a menos que se le pueda imputar un falso testimonio en
virtud de que hay investigadores que afirman que su relación con SMATA no era
mala, sino todo lo contrario".
Por su parte, el abogado Ricardo Monner Sans, quien presenció la audiencia, y
solicitó hace tres semanas la citación del ex ministro en la causa penal por los
desaparecidos de Mercedes Benz que sustancia el juez porteño Rodolfo Canicoba
Corral, evaluó que en el testimonio del ex ministro "hay cosas no susceptibles
de ser creídas. Vino muy escenificada la postura: los malos aquí son Mercedes
Benz y el SMATA.
Es la manera de distanciarse de su responsabilidad. Fue una clara táctica que el
desarrolló en la audiencia. No sé si le va a alcanzar para zafar en nuestra
causa".
Asimismo, el penalista adelantó que, a partir de lo escuchado hoy, evalúa "pedir
la indagatoria" de Ruckauf en la causa penal.
"Ha tenido que simular un enfrentamiento con José Rodríguez y con SMATA, cosa
que, para los que alcanzamos algunos años de edad, sabemos que no fue así. En
segundo lugar, ha tenido que decir que Mercedes Benz es mentirosa, cosa que en
el lenguaje de los hombres al modo Ruckauf es un costo muy alto y lo ha tenido
que pagar hoy. Y en tercer lugar me parece que tener que mostrar extrañeza por
un fondo del 1 por ciento, lo transforma realmente en increíble. El volumen de
aquel importe era realmente de tales características que no es conjeturable que
el no pueda saber", analizó Monner Sans.
En tanto, la periodista Gabriela Weber, quien también presenció el testimonio,
señaló que Ruckauf "se declara una víctima y el ha sido parte de todo lo que
pasó". "El no firmó el convenio, eso es verdad, pero entró al ministerio pocos
días después, en el momento en que se empieza a realizar el convenio", aseguró.
Y reiteró: "Me parece una vergüenza que diga que fue una víctima. No lo es. Creo
que Ruckauf no explicó nada de su participación en la represión.".
También habló sobre el documento de Mercedes Benz que incrimina a Ruckauf y al
SMATA y que ella presentó ante la Cámara Federal: "Yo conseguí ese documento
haciendo mucha presión, ante el secretario general de la FITIM, en Ginebra, y me
dio permiso para revisar sus archivos. El documento siempre estaba, no es una
maldad de ahora. La empresa (Mercedes Benz), entre ella, habla abiertamente".
Represor identificado
En el final de la audiencia en la que declaró Ruckauf, el fiscal general Carlos
Dulau Dumm pidió la detención e identificación de un miembro del público que fue
reconocido por una sobreviviente de la represión ilegal (que pidió reserva de su
nombre) como uno de sus captores. El hombre, gordo, alto y morocho,
llamativamente levantó la mano cuando el fiscal lo apuntó desde su estrado.
Inmediatamente fue detenido por los policías que custodiaban la sala de
audiencias y fue llevado a la delegación local de la Policía Federal para su
identificación. La sobreviviente, asimismo, compareció en la fiscalía ante Dulau
Dumm.
Según pudo saberse, el presunto represor -del que no trascendió el nombre y
quedó libre luego de la identificación- sería funcionario de la Municipalidad de
Berazategui, donde se desempeñaría como director del Vivero Municipal. "Es gente
que mandó (el caudillo peronista Juan José) Mussi para respaldar a Ruckauf",
dijo una fuente. Mussi fue ministro de Salud bonaerense durante la gobernación
de Ruckauf.
Policías desaparecidos
Por último, el comisario retirado Néstor Stramigoni declaró en el marco de la
causa en la que se investiga la desaparición de los hermanos Héctor Gustavo y
Adolfo Agustín Ramírez, también policías.
Stramigoni revistó en la comisaría 10º de City Bell, entre enero de 1976 y abril
de 1977. En esa misma dependencia prestó servicios Adolfo, quien hasta mediados
de 1975 había sido agente de la policía de la provincia. El 14 de enero de 1977
Ramírez fue secuestrado de su casa, en 501 entre 28 y 29. El día anterior su
hermano Héctor, policía en actividad, había sido detenido ilegalmente en la
puerta de la subcomisaría de Gonnet, que dependía de la 10º.
Hoy Stramigoni dijo que "al parecer Héctor Ramírez muere por una bomba en
Centenario y 44, en Villa Elisa", y que eso se lo contó el policía Juan Ángel
Ramírez, hermano de los dos efectivos desaparecidos, con quien dijo tener "una
amistad que hasta el día de hoy persiste".
El Tribunal marcó al testigo la contradicción entre el dato de la supuesta
muerte de Héctor y lo que el propio Juan Ángel Ramírez declaró en el Juicio, en
mayo de este año. "Me enteré que se los llevaron presos, pero nada más. Quise
averiguar, pero no conseguí nada", afirmó Ramírez en ese entonces. Cuando se le
informó sobre esto, Stramigoni insistió en su versión y comentó que "(el
episodio de la bomba) era vox populi" y que habría sido "después de 1977".
Al finalizar la audiencia, la abogada de la APDH La Plata Alicia Peralta
solicitó un careo entre los dos ex policías para dirimir la cuestión.
Según el testimonio de sobrevivientes, los hermanos Ramírez habrían pasado por
los centros clandestinos que funcionaron en Arana y en la comisaría 5º de La
Plata. El ex detenido Miguel Iademarco recordó que en la 5º compartió el
cautiverio con "un cabo de Gonnet que se llamaba Ramírez". Y Norberto Oslé
afirmó que durante su detención ilegal en Arana estuvo con "un tal Ramírez que
había sido policía".
Otro desmemoriado
Hoy también declaró ante la Cámara Federal el comisario José Luis Mejías en la
causa en la que se investiga la desaparición del policía de la seccional 4° de
esta ciudad, Daniel Omar Martinicorena, el 7 de julio de 1977.
Según se desprende de su legajo, Mejías prestó funciones como oficial ayudante
en aquella comisaría en el momento en que se produjo la desaparición del
efectivo, quien fue secuestrado tras una discusión que mantuvo con el comisario
en ese entonces, Rodolfo Quartucci (fallecido).
Mejías dijo no recordar a Martinicorena ni su desaparición. "No es un episodio
menor que un funcionario policial desaparezca", le advirtió Schiffrin. El
comisario le respondió con un "sí, pero no recuerdo".
- Nos encontramos con una falta de memoria que nos alarma y que puede ser
reticencia- insistió el juez.
- Pasaron 25 años- dijo el policía.
Afirmó que nunca se enteró de "operativos contra la subversión". Preguntado y
repreguntado, admitió que supo del ataque perpetrado a la casa de la familia
Mariani, donde fue secuestrada la beba Clara Anahí Mariani y asesinados cuatro
militantes montoneros. "Sé que hubo un enfrentamiento", dijo.
El juez Schiffrin le advirtió a Mejías que el tribunal va a volver a citarlo
para que explique cómo se procedía con los cadáveres hallados en la vía pública,
que correspondían a personas desaparecidas, dado que la APDH La Plata halló un
certificado de defunción de un N.N. en el que figura el nombre de Mejías como
denunciante del hallazgo. La Cámara Federal no lo interrogó por esto dado que
esos certificados están siendo digitalizados en este momento por la Comisión
Provincial por la Memoria.
Esperaba un colectivo
También prestó testimonio Luis Néstor Di Spalatro por la desaparición de su
hermano, Mario Alberto, el 14 de febrero de 1977. Mario fue secuestrado en la
terminal del colectivo 300, en Ranelagh (partido de Berazategui, Gran Buenos
Aires), mientras esperaba la llegada del transporte.
Según averiguó la familia, el entonces chofer Oscar Terraza fue testigo del
operativo de secuestro, que se llevó a cabo con dos Falcon verdes.
Mario Di Spalatro estudiaba psicología, trabajaba en la Municipalidad de
Florencio Varela y era preceptor de la Escuela N°6 de Ranelagh. "Es traumático
lo que le ocurrió a mi familia y aún no lo podemos superar", dijo su hermano
Luis.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; el fiscal general Carlos Dulau Dumm; el defensor oficial ad hoc Jorge
Cozzi; y los abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta y Jaime Glüzmann.
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