Miércoles 11de Junio de 2003

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Comisaría 8º: tres ex policías no se enteraron que hubo un CCD
Tres ex efectivos que trabajaron en ese lugar durante la dictadura negaron que hubiera detenidos ilegales alojados en la dependencia policial. Uno de los policías había sido señalado por un sobreviviente como un cabo que atendía los calabozos.


Por Vanina Wiman y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (11jun03).- Tres ex policías que trabajaron en la comisaría 8º durante la dictadura declararon hoy ante la Cámara Federal. Pese a que está comprobado que en la dependencia funcionó un centro clandestino de detención, ninguno de los testigos reconoció que se alojara a detenidos ilegales en los calabozos.

Hildemar Miceli prestó servicios en la comisaría entre julio de 1977 y abril de 1979. Bernardo Casey también ingresó a la dependencia en julio de 1977 y estuvo allí hasta enero de 1980. El último en declarar, José Alberto Lucero, se desempeñó en ese lugar entre 1963 y 1987.

Los tres ex oficiales coincidieron en su mala memoria a la hora de describir sus funciones dentro de la comisaría. "Yo siempre hice tareas administrativas, estaba siempre en el primer piso, así que nunca tuve contacto con detenidos", se atajó Miceli. De la misma manera, Casey y Lucero dijeron encargarse sólo de hacer citaciones y "hacer de imaginaria en la garita de afuera".

Los ex policías se valieron de ese argumento para afirmar que nunca tuvieron contacto con los detenidos de la comisaría.

El caso más notorio es el de Lucero, que en noviembre de 2002 fue mencionado en el Juicio por el sobreviviente Víctor Illodo como un cabo "que atendía los calabozos" y que, incluso, "guardaba la ropa, el uniforme de él, en el calabozo nuestro".

Hoy, Lucero negó todo. "Nunca tuve contacto directo (con los detenidos). A veces les llevaba la comida, pero era muy esporádico, porque para eso estaba el cabo de guardia". Y dijo que "nunca" guardó su uniforme en los calabozos. Los jueces le preguntaron si existía la posibilidad de que en ese período hubiera otro policía con su mismo apellido trabajando en la comisaría. "El único Lucero era yo", indicó el testigo.

El ex policía tampoco admitió que los prisioneros alojados en las celdas de la dependencia fueran ilegales, y en esto también coincidieron Miceli y Casey. Este último, pese a haber dicho que "nunca jamás" ingresó a ese sector, aseguró que los detenidos "eran todos contraventores; otros no había".

Los testigos también negaron haber visto prisioneros con señales de torturas o malos tratos. Miceli dijo haber estado a cargo de hacer las fichas dactilográficas de los detenidos que ingresaban a la dependencia, de manera que tenía contacto con ellos apenas llegaban. El ex policía dijo que nunca recibió personas deterioradas físicamente o en condiciones anormales. No obstante, según el testimonio del sobreviviente Illodo, en la 8º "de noche entraban y salían prisioneros tabicados".

El ex detenido también contó que en una oportunidad, estando detenido en la comisaría, lo vio al por entonces jefe del Cuerpo I del Ejército, Carlos Suárez Mason. Hoy, se interrogó a los ex policías sobre la presencia de militares en la dependencia, pero los tres dijeron no haber visto a ninguno. También coincidieron en que en la 8º no existía un área a la que el personal policial no pudiera ingresar. "A nosotros nunca nos prohibieron nada y nunca nos dijeron nada", manifestó Casey.

Con esta afirmación -que fue compartida por los otros dos testigos-, el ex policía contradijo lo que en mayo de 1999 declaró el ex comisario de la 8º, Rubén Sabich, quien afirmó que en la dependencia existía un "área restringida" en la que se alojaba a prisioneros a disposición del Ejército. Según Sabich, los militares "hacían y deshacían" dentro de la dependencia, a la que ingresaban "sin pedir permiso a nadie". "Yo no controlaba ese sector, no tenía autoridad", había dicho el ex comisario.

Hoy, los tres ex efectivos sostuvieron lo contrario: según ellos, en la 8º todos los policías podían circular libremente. Y dijeron ignorar que la dependencia se hallara en ese momento bajo un área operacional militar.

Hay otro punto en el que los testimonios de hoy se contradicen con otras declaraciones de policías de la 8º. Este es el caso de Eleodoro Ferreira y Nélida Beatriz Lloyd, que en abril de este año contaron que en el primer piso de la comisaría estuvo un tiempo alojada una detenida ilegal que había dado a luz.

Hildemar Miceli, que al comienzo de su declaración repitió varias veces que nunca había tenido contacto con detenidos porque "estaba siempre en el primer piso", fue interrogado sobre esto. "No sé nada", fue la única respuesta del ex policía. Tanto él como Casey y Lucero negaron además que hubiera habido prisioneras en la comisaría.



"Con las manos arriba"

Hoy también declaró Isolina Corna, madre del desaparecido Daniel Oscar Munné. El joven, empleado de un bazar en Quilmes, fue secuestrado el 4 de agosto de 1977 en la casa de su novia, en Ezpeleta.

La mujer no pudo aportar más datos sobre el secuestro de su hijo. Sólo que, por comentarios, pudo saber que había estado en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

La noche del secuestro de Daniel, otro grupo de tareas se apareció en la casa de los Munné, en Quilmes. Corna dijo que estaba durmiendo y que escuchó que en la calle hablaban por un megáfono: "Todos los habitantes de Entre Ríos 827 salgan con las manos arriba".

La mujer contó que todos salieron y que los represores revisaron la vivienda y se llevaron a su otro hijo, Héctor Abel Munné, con los ojos vendados.

Héctor, sobreviviente, estuvo un día secuestrado en un centro clandestino de Ezeiza que, por las referencias que dio la testigo, podría ser "El Vesubio".

Corna aseguró que cuando la CONADEP inició en 1984 la investigación sobre las desapariciones en la dictadura, su presidente, el escritor Ernesto Sábato, se acercó a la familia para brindarle los datos con los que contaba.

La testigo señaló que Sábato le dijo que Daniel había sido secuestrado tras la desaparición Raúl Macarolo, amigo de los Munné y de profesión asistente médico. El escritor le dijo que Macarolo había desaparecido junto a un médico del Hospital Ferroviario, luego de haber ayudado a un muchacho herido acusado de "guerrillero".



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Antonio Pacilio y Julio Reboredo; el fiscal Carlos Dulau Dumm; el defensor oficial ad hoc Carlos Cozzi; y las abogadas Alicia Peralta y Marta Vedio, por la APDH La Plata. 


  

 

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