Miércoles 15 de Octubre de 2003

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Reggiardo Tolosa: vinculan a un oficial del Batallón 601
El militar, primo político de los desaparecidos en ese entonces, habría visto a María Rosa en el centro clandestino “La Cacha”.


Por L. Miguel, F. Martínez y V. Wiman (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (15oct03).- María Mercedes Tolosa declaró hoy ante la Cámara Federal que un oficial del Ejército allegado a la familia sabía dónde estaba detenida ilegalmente su hermana María Rosa y que fue el que comunicó que la desaparecida había dado a luz en cautiverio.

La testigo leyó ante los jueces un escrito firmado en diciembre de 1979 por su padre, Hipólito, y redactado en tercera persona. En él se relata todo lo que, hasta ese momento, sabía la familia.

“En los primeros días de mayo de 1977, en la casa de la familia Tolosa en la ciudad de La Plata se recibió una llamada telefónica de la sobrina —Valeria Tolosa, según aclaró hoy María Mercedes— del Dr. Hipólito Marco Tolosa (la que se encuentra casada con un oficial del Ejército, a esa época en servicio activo en el regimiento de comunicaciones de la localidad de City Bell, vecina a La Plata), comunicando que María Rosa había dado a luz un hijo varón, siendo satisfactorio el estado de la madre y del hijo”, señala el testimonio escrito del padre de la desaparecida. El aludido regimiento es el Batallón de Comunicaciones 601 de City Bell.

En ese entonces, la familia Tolosa no sabía que María Rosa había dado a luz a los mellizos Gonzalo y Matías.

María Mercedes no pudo recordar el nombre de ese oficial del Ejército, que fue su pariente mientras estuvo casado con su prima Valeria. Pero aseguró que lo apodaban “cordobés”. El dato se relaciona con el testimonio anónimo que brindó un sobreviviente a la CONADEP y que señala que en el centro clandestino “La Cacha” un represor que se hacía llamar “cordobés” se preocupaba por el estado de María Rosa y que un médico visitaba aquel centro de detención para chequear el curso del embarazo.

Varios sobrevivientes indicaron en el Juicio por la Verdad que la desaparecida estuvo allí junto a su esposo, Juan Reggiardo. Según denunció la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, María Rosa dio a luz en la maternidad de la cárcel de mujeres de Olmos, ubicada en las cercanías del centro clandestino.

En 1993 la Justicia restituyó la identidad a los mellizos y condenó al ex subcomisario Samuel Miara a siete años y medio de prisión y a su esposa Beatriz Castillo a tres años, por la apropiación de los chicos. Los secuestros en las familias Tolosa y Reggiardo comenzaron en febrero del ’77. El 8 un grupo de tareas secuestró de su casa de Florencio Varela a Antonia Oldani, madre de Juan. En la mañana siguiente, Juan fue sacado de la fábrica Hemigraf, de Lanús Este, por un grupo de hombres armados.

Ese mismo día, María Rosa fue secuestrada mientras esperaba un colectivo en un lugar ubicado “entre Sarandí y Lanús”, según señalan los legajos de la Dirección de Inteligencia de la Policía (DIPBA), que leyó durante la audiencia el juez Leopoldo Schiffrin.

El testimonio escrito que dejó Hipólito Tolosa también indica que en febrero o marzo de 1977 recibió un llamado anónimo que daba cuenta que su hija y su yerno estaban secuestrados en un “campo de detención secreto” del Ejército, en Arana. “El informante aseguraba que María Rosa calculaba dar a luz en mayo siguiente y pedía a su familia acudir en procura de ayuda al Vicariato General de las Fuerzas Armadas”, dice el escrito. En ese lugar Hipólito se reunió después con el sacerdote Emilio Graselli, quien se entrevistaba a diario con familiares de desaparecidos y que con el contenido de esas entrevistas elaboró un fichero con más de 2.500 nombres, secuestrado por la Cámara Federal. Hoy el juez Schiffrin leyó la ficha, en la que sólo había fechas anotadas.

El texto de Hipólito Tolosa dice que Graselli “confirmó que la joven se encontraba efectivamente embarazada, detenida e incomunicada, junto con su esposo Juan Enrique en el aludido campo secreto, a disposición de lasautoridades militares”.

Un mes y medio antes de los secuestros de María Rosa, su esposo y su suegra, el 20 de diciembre de 1976, un grupo de tareas había emboscado y asesinado en la esquina de 35 y 10 de La Plata a Claudio Tolosa, hermano de la desaparecida. “Nos entregaron el cadáver cinco días después, en Navidad”, dijo María Mercedes. “Junto al cadáver había un paquete. Eran las manos de otra persona. El (empleado) de la funeraria le dijo a mi hermano: ‘es una joda que nos mandan desde allá’ (la morgue policial)”, relató la mujer. La testigo también refirió la “crueldad” de los médicos de la morgue: “A mi papá y a mi hermano les mostraron pilas de cadáveres”, dijo.



Sobreviviente

Hoy también declaró el sobreviviente Juan Bernardo Cluigt en el marco de la causa en la que se investiga su detención ilegal de 21 días que comenzó el 18 de septiembre de 1976. Cluigt figura como desaparecido en los registros de la CONADEP. “Me llevé una sorpresa cuando vi mi nombre en un listado de desaparecidos que publicó Clarín”, señaló.

A las 22.30 del 18 de septiembre del ’76 dos vehículos, de los que bajaron hombres armados, se presentaron en la rotisería de diagonal 79 esquina 3 de esta ciudad y preguntaron por Cluigt. Le pidieron los documentos y lo subieron, con los ojos vendados, a una camioneta.

“Comenzamos a dar vueltas por la ciudad, a buscar gente por otras casas. Esa noche levantaron como a otras seis o siete personas”, relató.

“Después de andar mucho durante horas llegamos a un lugar. Se escuchaban aviones de gran porte y pude ver desde la ventana del baño una vía abandonada”, añadió, pero no pudo aportar más datos para reconocer el lugar. El tribunal especuló con dos posibilidades: “El Vesubio”, en Ezeiza, o el casco de la estancia La Armonía, en Arana.

Cluigt sostuvo que fue interrogado por sus compañeros de militancia peronista y por armas que los represores le adjudicaban tener y torturado con picana.

El testigo tuvo dificultades para recordar otros detenidos y represores del centro clandestino. Sólo mencionó a una pareja oriunda de Las Flores, estudiantes de Agronomía igual que él, que fueron liberados. Y dijo que antes de ser liberado le vio la cara a un represor que se presentó como “coronel” y estaba vestido “con zapatillas y jogging”.

Cluigt pasó los 21 días de cautiverio esposado a una cama.

Después de esta declaración, el funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, Norberto Urso, sobreviviente del centro clandestino “Mansión Seré” pidió declarar para decir que, por las descripciones que había dado Cluigt, el centro clandestino podría ser “una casona que funcionó en la I Brigada Aérea de El Palomar”, en la zona oeste del Gran Buenos Aires.

“Allí hay una pista para aviones de gran porte y una vía muerta”, señaló. Dijo además que ese centro clandestino comenzó a operar después de marzo de 1978, cuando la Fuerza Aérea “desactivó” el centro clandestino “Mansión Seré”, del que se habían fugado cuatro prisioneros.



“Desde ese día lo estoy buscando”

Felisa Dora Ojeda también declaró por la desaparición de su hijo, Armando Alberto Cardozo, ocurrida en abril de 1977. La mujer contó que Armando ya venía siendo perseguido en Mar del Plata, lugar en donde vivía la familia.

“Debido a su actividad política se tuvo que ir porque lo buscaban”, señaló Ojeda. Dijo que su hijo se estableció en La Plata y que se dedicó a realizar “changas” de albañilería.

En octubre de 1976 fueron a buscar a Armando a la casa de sus padres en Mar del Plata. “Pedían que les dijera dónde vivía. Uno gritó: ‘Señora, dígame porque yo tengo otros métodos para que lo diga’. Yo no sabía dónde estaba”, declaró la madre del desaparecido.

Añadió que el viernes 22 de abril de 1977 su hijo la llamó y quedó en encontrarse con ella en la estación de ferrocarril de Temperley, el domingo siguiente a la una del mediodía.

“Fui y no estaba. Desde ese día lo estoy buscando”, expresó la testigo.

Ojeda señaló que no tuvo más datos de su hijo y que la búsqueda se le dificultó porque no conocía a nadie en La Plata que la pudiera ayudar.



Secuestro en Wilde

Por otra parte, prestó declaración María Teresa Fernández por la desaparición de su hermano José Nicasio, quien fue secuestrado de su casa en Wilde, el 9 de noviembre de 1976, pasada la medianoche.

“Eran un grupo de cerca de 20 hombres armados que decían ser del Ejército. Estaban vestidos con prendas deportivas y camuflados con pelucas y bigotes”, señaló Fernández, quien supo de esto por el relato de los vecinos del barrio. “Habían cortado la calle con camiones del Ejército. Con un megáfono pidieron que desalojen la casa, pero ni siquiera les dieron tiempo a salir”, agregó.

José fue atado de manos, encapuchado y puesto dentro de uno de los camiones. Su hermana indicó hoy que a través de un hombre de apellido García —con quien no pudieron contactarse en forma directa— supieron que dentro del vehículo había más personas secuestradas durante otro operativo cerca de esa zona.

La familia del desaparecido inició gestiones ante la Justicia local, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Embajada de España, ya que José era nacido en ese país. De hecho, integra el listado de desaparecidos que forma parte de la investigación del juez Baltasar Garzón ante la Audiencia Nacional de España.

No obstante, ninguna de las gestiones tuvo resultados positivos. “Nunca tuvimos noticias certeras”, dijo hoy María Teresa Fernández.

El único dato que podría aportar a conocer el destino de José Fernández Álvarez surge de la declaración en el Juicio por la Verdad de la ex detenida Lidia Papaleo, en marzo de 2002. La sobreviviente dijo en ese entonces que en el “Pozo de Banfield” vio a un hombre de apellido Fernández a quien le decían “Pepe”. “A mi hermano le decían así, porque se llamaba José y porque había nacido en España”, recordó hoy María Teresa Fernández.



Secuestrado en la estación de trenes

En otro orden, Ramón Domingo Artieda declaró por el secuestro de su hermano Rómulo Gregorio, quien está desaparecido desde el 14 de mayo de 1977. El joven fue detenido ilegalmente en la estación de trenes de Burzaco por personas del Ejército.

Según los datos que obtuvo su hermano, en junio de ese año fue trasladado al Regimiento 9 de la ciudad de Corrientes, en donde vivían tanto él como su familia.

“Parece que la metodología era llevarlos (a los correntinos detenidos en otros lugares) a su zona y confrontarlos con la gente que no conocían”, indicó hoy Artieda, y añadió que supo dónde estuvo secuestrado Rómulo gracias al relato de las personas que compartieron el cautiverio con él. “Uno es Ramón Aguirre, que está en Bélgica y no tiene problema en declarar”, señaló.
El hermano del desaparecido consiguió reunir los nombres de quienes estaban a cargo de ese regimiento en junio de 1977. “El jefe era (un hombre de apellido) Pietronave. En Inteligencia estaban el mayor De la Vega y el subteniente Barreiros”, dijo Artieda, y agregó que dos guardias, Cruz y Zanet, estaban a cargo de la custodia de los detenidos ilegales.



Testimonio de Ramona Antonia Oliva

En tanto, Ramona Antonia Oliva se presentó a declarar por la desaparición de su primer esposo, Carlos Alberto De Lorenzo, ocurrida el 28 de julio de 1977.

La testigo señaló que ese día un grupo de represores llegó a su casa en Derqui 1531, Quilmes, y preguntaron dónde trabajaba su marido. Ella les informó que en la fábrica Rhodia, de la misma localidad.

“Después me fui a la fábrica y en la guardia me dijeron que lo habían detenido”, contó Oliva, quien no pudo brindar información al Tribunal sobre amigos o actividades de su esposo porque llevaban menos de dos meses de casados. “Recorrimos todos los batallones con el padre (de Carlos) y nada”, manifestó.

De Lorenzo tenía entonces 27 años. Sabina Greszcuck, madre del desaparecido Roberto Piasecki, testimonió en marzo pasado que De Lorenzo y su hijo eran vecinos, que se conocían y que fueron secuestrados la misma noche en el mismo operativo: “Se lo llevaron (a Roberto) a la casa de Lorenzo y (a éste) no lo llevaron porque estaba trabajando y fueron a la fábrica donde él trabajaba”, señaló.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el fiscal general Carlos Dulau Dumm; el defensor ad hoc Jorge Cozzi; las abogadas de la APDH La Plata Alicia Peralta y Marta Vedio; y la letrada de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, María Ester Alonso Morales. 


  

 

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