Miércoles 23 de Abril de 2003

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

“Los chicos de Saguiar comenzaron a desaparecer después de Octubre del ‘76”
Un sobreviviente, ex operario de la fábrica, aseguró que los obreros desaparecieron luego de un conflicto gremial. Habrá una inspección ocular en donde funcionaron los centros clandestinos “El Vesubio” y “El Banco”. En tanto, un ex subdirector del Hospital Naval Río Santiago negó que allí se hubiera atendido a detenidos ilegales.


Por Lucas Miguel y Vanina Wiman (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (23abr03).- Un sobreviviente de la represión ilegal contra los obreros de Saiar declaró hoy en el Juicio por la Verdad y señaló que los operarios que están desaparecidos fueron secuestrados “después de octubre de 1976, tras un conflicto con la empresa”.

Francisco Orellana, ex operario y delegado de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) seccional Quilmes, afirmó que hubo al menos dos obreros desaparecidos: Luis Jaramillo y un tal Pérez. El cuerpo del primero fue hallado en el cementerio de Avellaneda, dijo el juez Leopoldo Schiffrin.

El ex detenido no pudo dar precisiones acerca del conflicto gremial que habría derivado en las desapariciones porque —dijo— a esa altura ya había sido cesanteado y no trabajaba más en la fábrica.

Los secuestros de operarios de Saiar comenzaron en mayo. Ese mes fue detenido ilegalmente Orellana junto a Nicolás Barrionuevo, Marcos Alegría, un muchacho de apellido Cerrone, un tal Bustos y un ciudadano chileno, todos compañeros de trabajo que fueron posteriormente liberados.

Similar suerte corrieron el hoy diputado nacional Francisco “el barba” Gutiérrez, Héctor Campdepadrós y dos obreros de apellidos Cabral y Varela.

Las mayoría de las detenciones ilegales se produjeron en un edificio que la fábrica había destinado a los obreros, ubicado en Corrientes y Urquiza, Quilmes.

Orellana fue secuestrado por primera vez en mayo de 1976 y liberado a fines de junio de ese año. No pudo especificar las fechas exactas. En esa oportunidad fue alojado en el centro clandestino que funcionó en la Brigada de Investigaciones de Banfield, conocido como el “Pozo de Banfield”. Allí fue torturado e interrogado sobre él y su familia.

“Me dijeron que se habían equivocado y me soltaron en la esquina de mi casa” , contó el ex detenido. Luego, fue a la fábrica y siguió trabajando y siendo delegado normalmente. “No me hicieron ninguna objeción”, dijo.

Pero en septiembre otro grupo de hombres de civil, armados, volvió a ingresar al edificio de los obreros y se lo llevó de nuevo. Previamente habían golpeado todas las puertas de los departamentos y a quienes estaban en ellos.

“Me encapucharon y me llevaron de los pelos a un Rastrojero. Fuimos a ‘El Vesubio’”, afirmó Orellana.

Dijo que en las cercanías de ese centro clandestino, ubicado en la intersección de la Avenida Richeri y el Camino de Cintura, había un chalet que los represores denominaban “La Casa de las Muñecas” y que era el lugar de tortura. “Nos torturaban (con picana) sobre un colchón mojado y nos hacían caminar desnudos por el campo. Cada uno de nosotros tenía un número”, señaló.

El sobreviviente también contó que los prisioneros eran alimentados sólo los fines de semana y que los represores “pasaban música”.

Un día Orellana les contó a sus captores que estaba cumpliendo años.“Esta noche nos vamos a divertir con vos”, le respondieron. Y lo torturaron.

Quince o veinte días después del secuestro, pero antes de octubre, Orellana fue liberado. “Me dieron ropa de otras personas y cinco pesos para tomarme un colectivo”, contó.

Fue al día siguiente a trabajar a la fábrica y, a los pocos días, lo despidieron. “Me dejaron cesante sin indemnización”, contó.

Tras la declaración, los jueces Leopoldo Schiffrin y Víctor Reboredo anunciaron que el próximo miércoles 14 de mayo harán una inspección ocular con el testigo por las dependencias donde funcionó “El Vesubio”, por lo cual ese día no habrá audiencias orales y públicas. La Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos ofreció más testigos para la inspección y solicitó también la visita de lo que fueron las instalaciones del centro “El Banco”, ubicado en la misma zona, pedido al que los jueces accedieron.



El subdirector que no sabe nada

Un ex subdirector del Hospital Naval Río Santiago (H.N.R.S.), Rubén Cayetano Farinella, declaró hoy en el marco de la causa que investiga la desaparición de Osvaldo Enrique Busetto, quien estuvo internado en ese nosocomio luego de ser detenido ilegalmente.

Según varios ex detenidos que estuvieron secuestrados junto a Busetto en el “Pozo de Banfield”, el joven les dijo que había sido llevado al Hospital Naval el 9 de septiembre de 1976 —cuando Farinella era subdirector— luego de ser herido en un operativo en la esquina de las calles 7 y 45 de esta ciudad.

Hoy, los jueces interrogaron al médico —quien se desempeñó como subdirector entre junio y diciembre de 1976— sobre el funcionamiento del hospital durante la última dictadura, pero el testigo, retirado de la Marina en 1980, no supo dar precisiones sobre el tema.

“No recuerdo que hubiera habido un área especial para eso”, respondió cuando se le preguntó sobre la existencia en el hospital de salas cerradas en las que se atendía a heridos que no pertenecían a la Armada y que podrían haber sido detenidos ilegales.

En marzo de 1999, la ex enfermera Marta Ayala contó en el Juicio que en el primer piso del sanatorio existía un área a la que no se podía acceder y que estaba custodiada por un oficial armado. Allí, la mujer atendió a un joven que estaba encapuchado y atado a la cama. Ayala afirmó en ese momento que “todo el mundo comentaba que en el Hospital entraba gente sin ser registrada”.

La enfermera aseguró además que los teléfonos estaban intervenidos, que había micrófonos ocultos, y que “había gente armada por todos lados”. “Nos instruían para que no habláramos de lo que hacíamos en el Hospital”, indicó.

Hoy, sin embargo, el ex subdirector del H.N.R.S. negó que hubiera habido cambios en el funcionamiento del nosocomio durante la dictadura. “Funcionaba como un hospital civil. No había personal de seguridad. Las medidas de seguridad eran las normales: un soldado en la entrada”, manifestó.

“No se recibían pacientes que no fueran personal de la Armada”, agregó Farinella, y señaló que “tendría que haberlo conocido siendo el subdirector del Hospital. Estoy seguro de que eso no existió”.

El médico, además, dijo no recordar si en el hospital existían salas de parto o un servicio de psiquiatría. “Yo, como subdirector, no atendía enfermos”, justificó.

En esta misma causa, también declaró hoy el médico Gerardo Edmundo Guerrero, quien fuera director del Hospital entre el 31 de enero y el 31 de marzo de 1976. El marino, de 80 años, sostuvo que tras esa fecha fue trasladado al Ministerio de Bienestar Social, como asesor del ministro.

Sólo aseguró que en la semana que sucedió al golpe de Estado del 24 de marzo “no hubo modificaciones ni estructurales, ni de personal ni operativas” en el Hospital.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el fiscal ad hoc Félix Crous; y los abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta y Marta Vedio; y la letrada Mónica González Vivero, por la Asociación Ex Detenidos-Desaparecidos. 


  

 

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