“Los chicos de Saguiar comenzaron a
desaparecer después de Octubre del ‘76”
Un sobreviviente, ex operario de la fábrica, aseguró que los obreros
desaparecieron luego de un conflicto gremial. Habrá una inspección ocular en
donde funcionaron los centros clandestinos “El Vesubio” y “El Banco”. En tanto,
un ex subdirector del Hospital Naval Río Santiago negó que allí se hubiera
atendido a detenidos ilegales.
Por Lucas Miguel y Vanina Wiman (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (23abr03).-
Un sobreviviente de la represión ilegal contra los obreros de Saiar declaró hoy
en el Juicio por la Verdad y señaló que los operarios que están desaparecidos
fueron secuestrados “después de octubre de 1976, tras un conflicto con la
empresa”.
Francisco Orellana, ex operario y delegado de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM)
seccional Quilmes, afirmó que hubo al menos dos obreros desaparecidos: Luis
Jaramillo y un tal Pérez. El cuerpo del primero fue hallado en el cementerio de
Avellaneda, dijo el juez Leopoldo Schiffrin.
El ex detenido no pudo dar precisiones acerca del conflicto gremial que habría
derivado en las desapariciones porque —dijo— a esa altura ya había sido
cesanteado y no trabajaba más en la fábrica.
Los secuestros de operarios de Saiar comenzaron en mayo. Ese mes fue detenido
ilegalmente Orellana junto a Nicolás Barrionuevo, Marcos Alegría, un muchacho de
apellido Cerrone, un tal Bustos y un ciudadano chileno, todos compañeros de
trabajo que fueron posteriormente liberados.
Similar suerte corrieron el hoy diputado nacional Francisco “el barba”
Gutiérrez, Héctor Campdepadrós y dos obreros de apellidos Cabral y Varela.
Las mayoría de las detenciones ilegales se produjeron en un edificio que la
fábrica había destinado a los obreros, ubicado en Corrientes y Urquiza, Quilmes.
Orellana fue secuestrado por primera vez en mayo de 1976 y liberado a fines de
junio de ese año. No pudo especificar las fechas exactas. En esa oportunidad fue
alojado en el centro clandestino que funcionó en la Brigada de Investigaciones
de Banfield, conocido como el “Pozo de Banfield”. Allí fue torturado e
interrogado sobre él y su familia.
“Me dijeron que se habían equivocado y me soltaron en la esquina de mi casa” ,
contó el ex detenido. Luego, fue a la fábrica y siguió trabajando y siendo
delegado normalmente. “No me hicieron ninguna objeción”, dijo.
Pero en septiembre otro grupo de hombres de civil, armados, volvió a ingresar al
edificio de los obreros y se lo llevó de nuevo. Previamente habían golpeado
todas las puertas de los departamentos y a quienes estaban en ellos.
“Me encapucharon y me llevaron de los pelos a un Rastrojero. Fuimos a ‘El
Vesubio’”, afirmó Orellana.
Dijo que en las cercanías de ese centro clandestino, ubicado en la intersección
de la Avenida Richeri y el Camino de Cintura, había un chalet que los represores
denominaban “La Casa de las Muñecas” y que era el lugar de tortura. “Nos
torturaban (con picana) sobre un colchón mojado y nos hacían caminar desnudos
por el campo. Cada uno de nosotros tenía un número”, señaló.
El sobreviviente también contó que los prisioneros eran alimentados sólo los
fines de semana y que los represores “pasaban música”.
Un día Orellana les contó a sus captores que estaba cumpliendo años.“Esta noche
nos vamos a divertir con vos”, le respondieron. Y lo torturaron.
Quince o veinte días después del secuestro, pero antes de octubre, Orellana fue
liberado. “Me dieron ropa de otras personas y cinco pesos para tomarme un
colectivo”, contó.
Fue al día siguiente a trabajar a la fábrica y, a los pocos días, lo
despidieron. “Me dejaron cesante sin indemnización”, contó.
Tras la declaración, los jueces Leopoldo Schiffrin y Víctor Reboredo anunciaron
que el próximo miércoles 14 de mayo harán una inspección ocular con el testigo
por las dependencias donde funcionó “El Vesubio”, por lo cual ese día no habrá
audiencias orales y públicas. La Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos
ofreció más testigos para la inspección y solicitó también la visita de lo que
fueron las instalaciones del centro “El Banco”, ubicado en la misma zona, pedido
al que los jueces accedieron.
El subdirector que no sabe nada
Un ex subdirector del Hospital Naval Río Santiago (H.N.R.S.), Rubén Cayetano
Farinella, declaró hoy en el marco de la causa que investiga la desaparición de
Osvaldo Enrique Busetto, quien estuvo internado en ese nosocomio luego de ser
detenido ilegalmente.
Según varios ex detenidos que estuvieron secuestrados junto a Busetto en el
“Pozo de Banfield”, el joven les dijo que había sido llevado al Hospital Naval
el 9 de septiembre de 1976 —cuando Farinella era subdirector— luego de ser
herido en un operativo en la esquina de las calles 7 y 45 de esta ciudad.
Hoy, los jueces interrogaron al médico —quien se desempeñó como subdirector
entre junio y diciembre de 1976— sobre el funcionamiento del hospital durante la
última dictadura, pero el testigo, retirado de la Marina en 1980, no supo dar
precisiones sobre el tema.
“No recuerdo que hubiera habido un área especial para eso”, respondió cuando se
le preguntó sobre la existencia en el hospital de salas cerradas en las que se
atendía a heridos que no pertenecían a la Armada y que podrían haber sido
detenidos ilegales.
En marzo de 1999, la ex enfermera Marta Ayala contó en el Juicio que en el
primer piso del sanatorio existía un área a la que no se podía acceder y que
estaba custodiada por un oficial armado. Allí, la mujer atendió a un joven que
estaba encapuchado y atado a la cama. Ayala afirmó en ese momento que “todo el
mundo comentaba que en el Hospital entraba gente sin ser registrada”.
La enfermera aseguró además que los teléfonos estaban intervenidos, que había
micrófonos ocultos, y que “había gente armada por todos lados”. “Nos instruían
para que no habláramos de lo que hacíamos en el Hospital”, indicó.
Hoy, sin embargo, el ex subdirector del H.N.R.S. negó que hubiera habido cambios
en el funcionamiento del nosocomio durante la dictadura. “Funcionaba como un
hospital civil. No había personal de seguridad. Las medidas de seguridad eran
las normales: un soldado en la entrada”, manifestó.
“No se recibían pacientes que no fueran personal de la Armada”, agregó Farinella,
y señaló que “tendría que haberlo conocido siendo el subdirector del Hospital.
Estoy seguro de que eso no existió”.
El médico, además, dijo no recordar si en el hospital existían salas de parto o
un servicio de psiquiatría. “Yo, como subdirector, no atendía enfermos”,
justificó.
En esta misma causa, también declaró hoy el médico Gerardo Edmundo Guerrero,
quien fuera director del Hospital entre el 31 de enero y el 31 de marzo de 1976.
El marino, de 80 años, sostuvo que tras esa fecha fue trasladado al Ministerio
de Bienestar Social, como asesor del ministro.
Sólo aseguró que en la semana que sucedió al golpe de Estado del 24 de marzo “no
hubo modificaciones ni estructurales, ni de personal ni operativas” en el
Hospital.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; el fiscal ad hoc Félix Crous; y los abogados de la APDH La Plata
Alicia Peralta y Marta Vedio; y la letrada Mónica González Vivero, por la
Asociación Ex Detenidos-Desaparecidos.
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