"Todo el personal de la 8° tenía pleno
conocimiento"
Lo declaró un ex policía, cesanteado de la fuerza en 1979 "por motivos
ideológicos", según dijo. Denunció además que en la subcomisaría de Villa
Ponzatti se torturaba y que era "tierra de nadie". En tanto, un matrimonio contó
su detención ilegal que se prolongó por seis años.
Por L. Miguel, F. Martínez y V. Wiman (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (27ago03).-
Un cesanteado de la Policía provincial en 1979 declaró que "todo el personal de
la comisaría 8° tenía pleno conocimiento" de lo que sucedía en esa dependencia
cuando funcionó como centro clandestino, y que "el que lo niega, es un
hipócrita".
Miguel Ángel Bellomo, un "indigente" que hoy tiene 49 años, contradijo así a la
gran mayoría de policías y ex policías que declararon en el Juicio por la
Verdad, alguno de los cuales dijeron no estar enterados de la existencia del
centro clandestino.
El ex policía señaló que todo policía que estaba de guardia veía a los camiones
Unimog del Ejército que traían personas secuestradas. Y que en los calabozos
llegó a haber hasta "180 personas".
Bellomo explicó que entró a la 8° en julio de 1977, como ayudante de guardia. De
esta forma, estaba a cargo en algunos momentos del libro de guardia -reconoció
su letra en tres anotaciones-, en el que se registraba "a los detenidos
comunes". Los otros secuestrados, los detenidos políticos, "estaban en una lista
adjunta", remarcó.
Dijo que entre sus funciones estaba la de cuidar los calabozos y alimentar a los
detenidos, con comida que llegaba de la Unidad 9.
"Los detenidos a disposición del PEN eran 180 y pico de personas", sorprendió
Bellomo, al comienzo de su declaración. Dijo que en los boxes de un calabozo
donde debería haber una persona, había 4 o 5. Y que en otra celda de
contraventores los detenidos llegaban a 70.
El testigo insistió en que "cuando tomé servicio el 18 de julio de 1977 eran esa
cantidad", y que después "se llevaron a un montón y dejaron a tres de Mar del
Plata, cuatro de Santa Fé y otros de la provincia de Buenos Aires".
Bellomo manifestó que a esos detenidos él les llevaba comida y cartas de
familiares -y hasta un televisor 14 pulgadas-, cuestión que "no le gustaba a los
jefes". "Eso me trajo consecuencias", agregó.
Momentos después, comentó que años después de ser cesanteado, en 1983, fue
secuestrado a la salida de un bar de la calle 8 en el que trabajaba. "Aparecí
tirado cuatro días después en la puerta del Hospital Gutiérrez, con marcas de
picana, fracturas diversas. Tuve también pérdida de memoria", relató.
"Hay cosas que no puedo olvidar porque las he sufrido mucho", afirmó.
Sobre los detenidos de la comisaría 8°, también dijo que en la mayoría de los
casos los traían de noche en camiones del Ejército y "hasta un micro del
Regimiento 7": "El policía que estaba de guardia, eso lo veía", sentenció.
Dijo que los detenidos eran retirados siempre en "autos particulares". De
algunos prisioneros figura su salida en el libro de guardia, lo que hizo a los
jueces pedirle precisiones a Bellomo sobre este punto, sin que se aclarasen más
cosas.
Lo que se conoce es que al menos en cinco casos esas personas fueron asesinadas:
el matrimonio Caravelos-Swica, que apareció carbonizado dentro de un auto en
Florencio Varela; y las enfermeras Margarita Delgado, Elena Arce y Nora Formiga,
cuyos restos fueron arrojados en una fosa común.
El policía denunció además que la subcomisaría de Villa Ponzatti, que dependía
de la 8°, era "tierra de nadie". Dijo que allí se torturaba a personas, y que
recibían "promedio, siete denuncias por día" ya que los policías además cometían
abuso de autoridad y pedían coimas.
"De un asalto a la línea (de colectivos) 520 participó el móvil de la
subcomisaría, que no estaba identificado", graficó. Y añadió: "No había control
desde la comisaría 8°. Las cosas más horrendas e insólitas se hacían ahí".
Bellomo contó también un episodio que vivió, en el que enfrentó a un Grupo de
Tareas. Una noche de agosto del '77, estaba controlando una "zona liberada" en
122 y 72, cuando aparecieron tres Falcon verdes.
El ex policía relató que como no respondieron a la voz de alto, los persiguió y
se inició un tiroteo. "Mi orden era interceptar todo vehículo dudoso -explicó-.
Iban por (la avenida) 66 a llevar gente a un centro clandestino donde estaba la
antena de Radio Provincia", contó, en referencia al centro "La Cacha". "Llevaban
13 personas, tanto en los baúles como en los pisos", recordó.
El grupo de tareas estaba integrado por infantes de Marina, entre ellos un
capitán de navío de quien Bellomo no pudo recordar el nombre. Sí relató que,
días más tarde, un marino de apellido Osterriel fue a quejarse de lo ocurrido a
la comisaría 8° y a pedir que se abra un sumario en contra del policía.
En otro tramo de su testimonio, el ex policía señaló que cuando realizó un curso
sobre Explosivos en 1978, se enteró de un lugar en el que se depositaban
cadáveres de personas, y que identificó entonces a detenidos de la 8°.
Se trata de Asistencia Pública, un organismo provincial que funcionaba en 4
entre 51 y 53, frente al correo platense. "Estábamos revisando el lugar
(haciendo prácticas del curso) y venían con la ambulancia de culata y
descargaban. Incluso los traían en camionetas de la Infantería o de la
Caballería", aseguró.
Y agregó: "Tenían heridas de bala; en una palabra, estaban fusilados. Los
tiraban a granel".
Bellomo precisó que esto ocurrió entre fines de julio y principios de agosto de
1978.
El ex policía señaló además que, en esa época, integrantes de la fuerza de
Seguridad solían vestir uniformes del Ejército, provistos por el BIM III o la
Agrupación 601 de Comunicaciones. Hacia 1976, entre los que vestían así había
integrantes de Infantería, de grupos conocidos como "Puma", "Tigre" y
"Escorpión". Entre ellos, Bellomo señaló a un oficial de apellido Monzón, que
comandaba uno de esos grupos, que podría ser el mismo que en junio del año
pasado declaró en el Juicio por la Verdad.
Bellomo relacionó su cesantía de la Policía con la actitud que tomó hacia los
detenidos de la 8° y por el episodio de enfrentamiento con el Grupo de Tareas.
Concluyó que lo echaron por "motivos ideológicos" y que en su legajo se adujo
"un abandono de servicio que me lo fabricaron".
"Quiero que esto se esclarezca también por mi dignidad. Voy a declarar en todo
Tribunal que sea, siempre y cuando sea para saber la verdad", afirmó el ex
policía.
También señaló que una prima suya (Berta Noemí Scorich) fue detenida durante la
dictadura y que logró "ubicarla y traerla a la 8°". Una vez, otra prima fue a
visitarla y se armó un incidente en la comisaría que a Bellomo le costó un
arresto de tres días. Según dijo: "El subcomisario (Bernardo Luis) Boggio, con
perdón de las mujeres que están aquí presentes, se la quiso «llevar al cuarto»".
El 6 de agosto pasado, este ex policía fue arrestado provisoriamente por el
Tribunal por haber cometido falso testimonio.
Seis años detenidos
Un matrimonio de Del Viso describió hoy ante la Cámara Federal de La Plata el
periplo que pasó durante la última dictadura militar en centros clandestinos del
noreste bonaerense y en unidades carcelarias.
Eva Raquel Orifici y Raúl Alberto Marciano relataron hoy en el Juicio por la
Verdad que el 29 de marzo de 1976 fueron secuestrados en su domicilio de Del
Viso, partido de Pilar, en la provincia de Buenos Aires. Ese día comenzaron un
recorrido por distintos centros de detención, que culminó cuando fueron
liberados en 1982.
Los Marciano, ambos docentes, relataron que en la madrugada de aquel día un
grupo de hombres de civil irrumpió en su casa y los secuestró. "Preguntaron
quiénes éramos y dónde estaban la plata y las cosas de valor", contó Eva Orifici.
El hijo del matrimonio, de dos años, fue encontrado por los abuelos al día
siguiente tirado en el suelo, debajo de un montón de ropa, llorando.
La pareja, en tanto, fue llevada esa madrugada a la comisaría de Escobar, donde
fue alojada en un camión celular que estaba parado en el patio de la
dependencia. "Por entonces, en esa comisaría revistaba (el hoy intendente de
Escobar y candidato a gobernador, Luis) Patti", dijo Eva, aunque no lo vio
puesto que, al igual que su marido, estaba vendada y esposada. "En el celular me
robaron la alianza y una cadenita. Para sacarme el anillo tiraron mucho, porque
se me habían hinchado los dedos porque las esposas me apretaban", recordó la
mujer.
En ese lugar, los reunieron con otros detenidos, entre ellos los hoy
desaparecidos José Enrique Tomanelli y José Goncalvez.
Horas después, los Marciano fueron trasladados a un centro clandestino que
podría estar ubicado en las localidades de Zárate o Campana. Raúl dijo estar
casi seguro de que se trataba del centro conocido como "El Tolueno", en Campana,
en una fábrica militar de tolueno sintético.
Allí fueron torturados de dos formas. Un método fue la picana; el otro, el
colgamiento: les ataron los brazos y los dejaron suspendidos en el aire durante
horas. "Cuando nos estaban torturando creo que había un médico, porque me
pusieron un estetoscopio", sostuvo Raúl. Y agregó que, desde su celda, "pegando
la oreja al piso se escuchaban perfectamente los gritos de los torturados".
Luego, los represores los subieron a una lancha y los llevaron, navegando por el
río Paraná, a un barco que podría ser el "Murature". En la bodega de la
embarcación estuvieron varios días, atados, vendados y esposados a la espalda.
"No nos dieron de comer ni de tomar. Recuerdo haber bebido un líquido, con mucho
gusto a óxido, que circulaba por el piso", afirmó Raúl.
El sobreviviente también recordó que en el barco la doctora Marta Velazco,
desaparecida, "fue muy maltratada. Era dramático escuchar los gritos de su
esposo", el también desaparecido Hugo Luis Morini.
Eva, por su parte, dijo que en el buque reconoció entre el grupo de detenidos a
Blanca Buda, Teresita Di Martino, Lidia Castaño, Alberto Masa, Juan Carlos Deghi
y un hombre de apellido Mene.
Al cabo de varios días, todos fueron llevados nuevamente a tierra. El relato del
matrimonio aquí difiere en un punto. Eva relató que fue llevada a un lugar en
donde la pusieron al sol, junto al resto de los detenidos, y luego la "bañaron"
con una manguera a la intemperie. Según dijo, después le dieron ropa militar.
Su marido, en cambio, relató que ese hecho -que también vivió- ocurrió en el
"Pozo de Banfield", lugar en el que continuaron su cautiverio junto a varios
detenidos. Hasta allí fueron llevados en la caja de un camión.
Tres o cuatro días después, todos fueron trasladados de Banfield al edificio de
Coordinación Federal, en Buenos Aires. Allí les dieron el carácter de "detenidos
legales" y los repartieron en distintas unidades penitenciarias. "Te salvaste,
ahora sos un preso legal", le dijeron a Eva, que fue llevada a la cárcel de
mujeres de Olmos. Era el 26 de abril de 1976. "En las condiciones que estábamos
no querían recibirnos. Nos alojaron un tiempo en un sector de aislamiento y
luego nos ingresaron a los pabellones comunes", contó. La mujer terminó el
cautiverio en 1982 en el penal de Devoto. Luego sufrió un régimen de "libertad
vigilada" durante nueve meses.
Raúl, por su parte, fue derivado a fines de abril del '76 a la cárcel de Sierra
Chica, donde estuvo hasta 1978. Luego fue llevado a la Unidad Penal N°9 de La
Plata, donde pasó un mes y fue entrevistado por un militar. "Me hizo saber que
me conocía de antes -Marciano es egresado del Liceo Militar-, porque me dijo que
habiendo podido estar bien como él, había elegido el camino equivocado".
Marciano fue liberado también en 1982 de la cárcel de Caseros. Allí fue
interrogado dos veces por el coronel Carlos Sánchez Toranzo.
"Suficiente para arruinarme la vida"
Por otra parte, Francisco Frucci relató las circunstancias de su detención
ilegal, que comenzó el 27 de junio de 1977 y se prolongó por cuatro días. Hasta
hoy se pensaba que Frucci había estado secuestrado en el centro clandestino
conocido como el "Pozo de Banfield", ya que, cuando declaró ante la CONADEP, se
le exhibieron fotos de ese lugar y lo reconoció.
No obstante, algunos de los datos que el testigo brindó hoy en su declaración no
coinciden con las características de ese campo de concentración. El juez
Schiffrin no descartó que se trate de un nuevo centro clandestino del cual no se
tenía información hasta ahora.
Hoy, el sobreviviente contó que fue secuestrado por un grupo de cinco o seis
personas que irrumpieron en su domicilio, armadas con ametralladoras y pistolas.
Frucci, trabajador gráfico, tenía allí una imprenta propia. "Me rompieron
materiales y equipos que había armado durante 17 años", recordó.
Atado, con los ojos vendados y encapuchado, fue introducido en una camioneta y,
"después de dos o tres horas de dar vueltas" fue llevado a un centro clandestino
de detención. Frucci indicó que, apenas entró, un hombre se le acercó, le
preguntó su nombre y le destruyó el documento. "Vos acá te vas a llamar B10", le
dijo.
Fue alojado, junto con otras siete personas, "en una celda de 80 cm por 1,5 m a
la que le decían 'cucha'". Allí había varios jóvenes de un grupo evangelista
-"algunos estaban desde hacía más de seis meses"- y un hombre de barba,
militante político. "Él me contó que su mujer estaba adentro hacía ocho meses,
que la habían violado y la habían embarazado-recordó el testigo-. Me dijo que
eso lo hacían siempre (en ese centro clandestino): que a las mujeres las
violaban, las embarazaban y les robaban los pibes".
Durante su cautiverio, Frucci fue torturado con picana eléctrica varias veces.
"Había uno que decía 'este se banca 220, 250. Dale sin asco'", indicó. También
contó que fue colocado dentro de una pileta con agua electrificada, y que en
otra oportunidad los represores lo pusieron dentro de un tacho lleno de cemento
y amenazaron con tirarlo al agua si no "hablaba".
Después de cuatro días de detención ilegal, Frucci fue liberado, junto a dos
personas más, en la denominada «Quema de Lomas». "Nos recogió una gente de un
ranchito que nos dijo que cada dos por tres tiraban a alguno ahí. Nos desataron,
nos dijeron que no tomáramos agua y nos dieron plata para viajar", recordó el
testigo.
"Eso fue todo. Suficiente para arruinarme la vida, porque no me pude recuperar
más", concluyó Frucci, quien nunca cobró la indemnización del Estado
correspondiente por su detención ilegal.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; el fiscal Carlos Dulau Dumm; las abogadas de la APDH La Plata Alicia
Peralta, Marta Vedio y Elizabeth Rivas; y la letrada Mónica González Vivero, de
la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.
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