Miércoles 1° de Septiembre de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Una sobreviviente narró su cautiverio en el Regimiento 7 y en 1 y 60
La mujer, oriunda de Florencio Varela, estuvo detenida en cinco lugares diferentes, donde padeció la tortura física y psicológica.


Por Lucas Miguel y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (01sep04).- Una sobreviviente declaró hoy en el Juicio por la Verdad sobre su cautiverio y las torturas que sufrió en los centros clandestinos que funcionaron en el Cuerpo de Infantería de la Policía y el Regimiento de Infantería 7 de esta ciudad.

Melba Ramona Campodónico, que declaró por primera vez ante un tribunal, fue secuestrada en Florencio Varela (sur del Gran Buenos Aires) el 5 de abril de 1976. Era enfermera y trabajaba en el Hospital Municipal, donde era delegada gremial desde 1970 y había encabezado varios reclamos ante las autoridades para mejorar las condiciones de trabajo y la provisión de insumos. "Pedía cosas que faltaban. Los enfermos se morían por falta de insumos", aseguró.

Antes del golpe aquellos reclamos le valieron, incluso, la enemistad con el gremio de trabajadores municipales: "El intendente (Juan Fonrouge) se oponía y la cúpula gremial, que me acusó de comunista, estaba con él", afirmó. Por entonces, agregó, el director del nosocomio era un comisario retirado de apellido Luanco.

Cuando la secuestraron, hacía un tiempo que la mujer no trabajaba en el Hospital porque no la dejaban ingresar y estaba realizando tareas en un centro periférico de atención médica, que funcionaba en un club del Barrio Aurora. Ese día se sintió mal y regresó antes de tiempo a su casa. Cuatro cuadras antes de llegar se encontró con una vecina: "Tu casa está rodeada de militares. Se llevaron a tu hijo", le dijo.

Campodónico corrió. "Estaban los militares. Cuando entré me esposaron y les dije que era culpable de todo lo que decían, para que largaran a mi hijo Jorge, de 14 años".

El primer día de detención fue en la comisaría 1° de Florencio Varela. Esa misma noche su hijo, que también había sido alojado en esa dependencia, salió en libertad. Al día siguiente, la mujer fue trasladada al Regimiento 7 de La Plata. "Un civil de Varela me sacó de la comisaría. Era un señor que robaba y trabajaba para la policía. Se presentó en las últimas elecciones como candidato a intendente", dijo. Y agregó: "Me llevaron esposada y tapada en un auto".

"En el Regimiento me esposaron a una cama, de pies y manos. Para mí fue interminable. Empecé a perder mucha sangre y no tenía con qué cambiarme ni lavarme", recordó sollozando. Dijo además que la torturaron poniéndole un perro policía encima de su cuerpo y que no le daban de comer: "Los soldados nos llevaban a veces comida a escondidas. Yo ya estaba esperando la muerte, sucia, con mal olor, con un perro arriba".

"El que me esposaba y engrillaba me pidió perdón. Era un soldado, que Dios lo bendiga", dijo. "Cuando no pudieron soportar el olor fétido que yo tenía me llevaron a otro lugar", indicó luego.

Ese lugar no pudo ser identificado por la mujer. La referencia que hizo sobre la existencia de escaleras y la ausencia de celdas para alojar a los detenidos hacen pensar que estuvo en "La Cacha".

Campodónico recordó que en aquel lugar iba al baño "engrillada, en caravana con otras desaparecidas". También contó que "cada vez que entraba en el baño apretaba el botón de la cadena y me higienizaba con esa agua. Yo no veía, porque estaba vendada. Pero a mí sí me veían que hacía eso y una vez llenaron el inodoro de materia fecal hasta arriba; cuando tiré la cadena para lavarme, me ensucié toda".

La mujer, que empezó a declarar a las 10.25 y culminó minutos antes de las 13, dijo que en aquel lugar fue torturada con picana eléctrica e interrogada por la militancia de sus compañeros del hospital. "Nunca dije sus nombres. Desaparecieron muchos del hospital", declaró.

Después de dos semanas en aquel lugar no identificado, el derrotero de Campodónico continuó en lo que podría ser la Comisaría de la Mujer, en 1 y 42 de esta ciudad. "La jefa nos hizo bañar, nos dio ropa limpia. Fue como un oasis, pero duró poco", dijo, y calculó que fue poco más de una semana.

El último lugar de detención fue el Cuerpo de Infantería de la Policía bonaerense, en 1 y 60 de esta capital. Allí, describió, también la mantuvieron esposada a una cama. La mujer dijo que el lugar era "una locura". "Los escuchábamos decir (a los represores) 'vamos de caza' y después regresaban con mucha gente. Se escuchaban gritos de chicos y mujeres", relató, y recordó haberle hecho masajes a una detenida embarazada que tenía el cuerpo entumecido por la tortura con picana eléctrica y que "en su inconciencia me decía mamá". Las esposas que le habían puesto le quedaban grandes y, por eso, podía zafar de su inmovilidad e ir a otras camas para curar o asistir a las detenidas.

En 1 y 60 fue sometida a un simulacro de fusilamiento: "Yo dije 'por fin' y el que estaba a cargo me dijo: 'no tenga miedo, si no la van a matar'", señaló Campodónico.
También aseguró que entre los detenidos había una pareja de ancianos y que "el abuelo murió en la tortura". Y agregó que una vez escuchó cómo torturaban a un chico de la edad de su hijo: "Les grité 'asesinos, ni a los chicos respetan'. Me dieron una inyección y dormí 24 horas".

En aquel centro también mantuvo contacto con una detenida embarazada de apodo "Teté", que -según dijo- trabajaba en una fábrica de Berisso y, cuando se estaba por producir el parto, la llevaron a dar a luz a la cárcel de mujeres de Olmos.

Un día de noviembre o diciembre, según los cálculos que hizo la mujer con la ayuda del juez Leopoldo Schiffrin, el jefe del centro clandestino le ordenó bañarse porque iba a salir en libertad. "Usted no tiene que estar acá. Trajeron este certificado del Regimiento 7", le dijo el represor. El certificado, que le fue entregado en mano, figura en el expediente abierto por su secuestro.

El documento, que lleva el sello del Regimiento y una firma ininteligible, dice que la mujer estuvo detenida a "disposición de las autoridades militares desde el día 6 de abril hasta el día 11 de mayo a las 13 horas" y que "ha sido dejado en libertad por no haber estado incurso en actividades ilegales" (sic).

La fecha de salida señalada en el certificado era falsa: la mujer recuperó su libertad en noviembre o diciembre de 1976. "No discutí la fecha porque quería irme", dijo. Dejó el centro clandestino envuelta en un tapado. En un dobladillo llevaba papeles que habían escrito otras detenidas con sus direcciones, para que avisara a sus familias.

Mientras estuvo secuestrada, los represores la dejaron realizar llamadas telefónicas a su familia. "Yo llamaba al hospital. El administrador prohibía que me atendieran y yo gritaba: 'díganle a mi familia que me traigan algodón'. Y luego me enteré que me llevaban algodón al Regimiento 7. Mi hermana hizo gestiones en todos lados y el único que la escuchó fue monseñor (Jorge) Novak", relató.

En una de sus últimas intervenciones, la mujer contó cómo soportó la detención en los centros clandestinos: "Cuando estaba detenida muchas veces tenía la mente en blanco, porque era la única forma de sobrevivir".

Al finalizar la audiencia, los jueces le exhibieron las fotografías de represores de 1 y 60. Una foto le resultó conocida, aunque no pudo aseverar que fuera el mismo que la mantuvo cautiva: el policía Alberto José Esteban Pulvermacher, denunciado en la CONADEP como torturador de aquel centro clandestino.

Melba Campodónico tardó siete años en encontrar trabajo. "Fui discriminada", aseguró. Del Hospital la habían expulsado una semana después de su secuestro, con un decreto firmado por el interventor militar de la Municipalidad de Florencio Varela, el teniente coronel Raúl Guillermo Pascual Muñoz.


Testigo sin datos

También declaró Eleazar Estanislao Rivera, primo del desaparecido Eduardo Raúl Romano, secuestrado en Ensenada el 2 de julio de 1976. "Yo era navegante, y me enteré que se lo habían llevado cuando volví de un viaje", declaró.

Rivera, que no pudo aportar más datos porque los desconocía, dijo que el desaparecido "vivía con la madre y hacía cosas de mecánica" y afirmó que sólo sabía que lo secuestraron a la madrugada en su casa de Alberdi 267, de esa localidad cercana a La Plata.

El primo del desaparecido dijo que por esa época muchos jóvenes del barrio fueron secuestrados, y señaló que Romano fue secuestrado la misma noche que Jorge Omar Benvenutto.


Arroyo Morales no fue

En tanto, hoy no se produjo la comparecencia de Víctor Alberto Arroyo Morales, el médico acusado de retirar al nieto de Estela de Carlotto del Hospital Militar Central de Buenos Aires.

En Tribunales trascendió que la Policía Federal no pudo notificar a Arroyo Morales porque no lo encontró en su domicilio. Los policías, se informó, dejaron la cédula en la casa del vecino. 


  

 

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