Miércoles 2 de Junio de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Habló un ex policía: "Los detenidos estaban terriblemente deteriorados"
Dijo que los prisioneros llegaban a la comisaría 3° de Lanús "vendados y atados", en camiones del Ejército. Y otro ex policía reconoció la presencia de "detenidos políticos" en aquella dependencia, pero juró que no los vio golpeados.


Por Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (02jun04).- El ex policía Albino Vázquez reconoció hoy en el Juicio por la Verdad que los detenidos ilegales llegaban a la comisaría 3° de Lanús "terriblemente deteriorados, vendados y maniatados".

Es el primer policía de la comisaría 8° que reconoce el estado deplorable con que llegaban los prisioneros desde los centros clandestinos de detención.

Váquez, que contestó con un tajante "afirmativo" cuando el juez Leopoldo Schiffrin le preguntó si en la comisaría se alojó a "detenidos políticos", aseguró que una noche de 1976, "entre las 11.00 y las 12.00, llegaron detenidos en dos camiones del Ejército. Estaban atados y vendados. El comisario Pini nos ordenó que les sacáramos la venda y que les diéramos de comer. Nos mandó a comprar pizza".

Y luego describió: "Los detenidos estaban terriblemente deteriorados". Dijo también que los camiones entraron de culata en el patio de la comisaría y que el operativo de traslado estaba comandado por "militares, vestidos de fajina, que se reunieron en el despacho del comisario". "Se trataban entre ellos de teniente o teniente coronel, pero no les vimos las estrellas", acotó.

El ex policía, de 60 años, calculó que en los cuatro calabozos de la comisaría habría entre 20 y 25 prisioneros, entre hombres y mujeres, aunque luego señaló una cifra exacta: 17. Cuando le preguntaron por la exactitud de ese número, dijo que le parecía que esa era la cantidad. Más adelante, precisó: "serían entre 10 y 11 mujeres y el resto hombres".

Vázquez aseguró que "después de un mes" de estar detenidos, los prisioneros comenzaron a hablar con los policías: "Nos decían que estaban hacía tres meses dando vueltas, que no sabían de dónde venían y que no les habían dado de comer".

El testigo, asimismo, señaló que iban policías de otras comisarías a llevarse a los detenidos, pero no supo precisar de cuáles. No obstante, recordó que en 1976 "trajeron ocho o nueve (prisioneros) para La Plata".

Llamativamente, Vázquez sostuvo que la comisaría 3° de Lanús no tuvo más "presos políticos" a partir de 1977. La afirmación no concuerda con los datos recabados hasta ahora por la Cámara Federal. Se sabe que, al menos, hasta 1979 hubo detenidos ilegales en aquella dependencia.

El ex policía reconoció también que era el encargado de llevar la comida diariamente a la comisaría. "Yo iba a buscar el desayuno y la cena al Cuerpo de Infantería de Avellaneda", aseguró.

El testimonio de Vázquez es importante para la investigación sobre la comisaría 3° de Lanús, una dependencia que sirvió en el circuito ilegal de represión como lugar de "blanqueo" y recuperación de los prisioneros. Tras permanecer allí varios días o meses, eran llevados a unidades penales y puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

Vázquez, que dibujó para los jueces un pormenorizado plano de la comisaría, recordó a varios de sus ex compañeros: Ramón Sanchez, Lucas Sosa, Roberto Martínez, Lauro González, Jesús Galván, oficial subinspector Barco, oficial Moreira, Verón y Cáceres.

El ex policía, que se retiró en 2002, hizo toda su carrera en la 3° de Lanús. Ingresó en 1971 como agente y se jubiló, apenas, con el grado de suboficial mayor.

 

Golpeados, no

En tanto, el policía de la 3° de Lanús, Roberto Martínez, quien también se desempeñó en aquella dependencia durante toda su vida laboral, reconoció la presencia en los calabozos de "detenidos políticos" y juró que no los vio golpeados.

Martínez, de 65 años, ingresó a la 3° como agente en 1970 y se retiró en 1994 como sargento ayudante. Durante la dictadura, dijo, "estuve de guardia, de chofer, disponible..."

El ex policía señaló que las mujeres estaban separadas de los hombres y aseguró: "No recuerdo que hubiera detenidos comunes cuando había políticos". Asimismo, indicó que no vio adolescentes entre los prisioneros y calculó que habría doce detenidos.

También dijo que "militares de uniforme" llevaban a los detenidos "en camiones del Ejército", aunque aseguró que nunca vio el estado en que ingresaron los prisioneros. "Vi salir de la comisaría a los militares, pero no los vi entrar", se justificó.

Martínez también indicó que "nunca" habló con los presos y que "veía los calabozos de pasada". El abogado de la APDH La Plata, Jaime Glüzmann, le preguntó:

- ¿Vio a los prisioneros golpeados?
- No. Lo juro.

En el final, Martínez aseguró: "En los 24 años que estuve en la comisaría, nunca participé de un enfrentamiento". Y recordó que "una vez tirotearon la comisaría. Yo no estaba. Pero no hubo heridos".

 

"No pensé que iba a revivir esto"

También declaró hoy Nelly Haydeé Fernández, esposa de Juan Carlos Tonil, quien estuvo secuestrado entre 1976 y 1979 y falleció en 1990 por un tumor cerebral que se le habría producido a raíz de las torturas y los malos tratos que sufrió durante la detención ilegal.

Fernández relató que su esposo fue secuestrado el 1° de agosto de 1976 en su casa de la calle 117, entre 523 y 524, de esta capital. Juan Carlos Tonil trabajaba en el Hipódromo de La Plata —era empleado por reunión—, tenía 35 años y era analfabeto. El matrimonio se había casado en 1969 y tenía dos hijos.

La mujer señaló que su marido no supo dónde estuvo secuestrado. Su nombre figura en una lista de personas vistas por sobrevivientes en la Brigada de Investigaciones de Quilmes.

Fernández pudo visitar a su esposo en la comisaría 3° de Lanús dos o tres meses después de su desaparición. "Fui a todos lados, me sentía perseguida. Fui a 51, entre 2 y 3, (sede de la entonces Jefatura de Policía) y me atendieron bien. De tanto ir a preguntar, me dijeron que estaba en Lanús", relató.

En Lanús, dijo, apenas pudo verlo, muy deteriorado. "Él pesaba ciento y pico de kilos cuando lo secuestraron y cuando lo veo en Lanús...", dijo la mujer, quebrada por el llanto. "No pensé que iba a vivir esto otra vez, de nuevo, recordar...". Juan Carlos Tonil salió en libertad de la Unidad Penal N°9 de La Plata a fines de 1979.

Entre sollozos la testigo contó: "Mi esposo falleció en el '90, de un tumor en la cabeza, a causa de eso". El abogado de la Asamblea, Glüzmann, le preguntó entonces por la conexión entre las torturas sufridas en el centro clandestino y la afección que lo llevó a la muerte. La mujer contestó: "él siempre sintió dolores y molestias. Le pasaron la picana hasta en los testículos".

Fernández dijo que dos meses antes del secuestro un grupo de tareas ingresó a su casa para interrogar a Juan Carlos sobre el paradero de un vecino. "Nos tiraron al piso y robaron cosas menores: se llevaron un mistito en una jaula y un cinturón de uno de mis nenes", relató.

Por otro lado, señaló que dos días antes de la detención ilegal de su esposo, el 30 de julio de 1976, había sido secuestrada la pareja de su cuñada, Carlos Damián Perego, que por entonces trabajaba en el Mercado Regional y continúa desaparecido. 


  

 

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