Miércoles 5 de Mayo de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Monseñor Plaza, una vez más vinculado a la represión ilegal
Un sobreviviente dijo que su madre supo el lugar y las condiciones de su detención a través de un "administrador de negocios" del fallecido obispo de La Plata. Además, declaró una ex empleada del Grupo Graiver sobre su secuestro en distintos centros clandestinos del Gran Buenos Aires.


Por Lucas Miguel y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (05may04).- El sobreviviente Bernardo Gabriel Cané declaró hoy en el Juicio por la Verdad que su madre supo que estaba detenido ilegalmente en el Destacamento de Arana gracias a las gestiones de un colaborador del entonces obispo de La Plata, Antonio José Plaza.

Cané, quien fue secuestrado en La Plata el 4 de octubre de 1976 y liberado ocho días más tarde, aseguró que su madre, que vivía en Lincoln (noroeste de la provincia de Buenos Aires) se vinculó —a través de una tía, Alicia Fernández— con una persona identificada como "administrador de negocios de monseñor Plaza", específicamente "negocios relacionados con pesqueros del sur".

Este operador, del que Cané se comprometió a averiguar el nombre y apellido, fue quien informó a la madre del sobreviviente que su hijo estaba detenido ilegalmente en el centro clandestino que funcionó en el Destacamento policial de Arana "Le dijo a mi mamá que no dijera nada, pero que yo estaba en Arana. Describió hasta las condiciones de detención y dijo que yo salía en tres días", afirmó Cané.

De esta manera, el nombre del fallecido obispo Plaza apareció una vez más en el Juicio por la Verdad como vinculado a la represión ilegal. Varios familiares declararon ante la Cámara Federal que para averiguar por los desaparecidos se entrevistaban con el mismo Plaza o sus secretarios. Y que muchas veces obtenían alguna pista, como en el caso de Víctor Hugo Suárez, a quien un colaborador del obispo le dijo que su hermano estaba "más cerca de lo que cree" y luego se comprobó que el desaparecido estaba detenido en la comisaría 1°, a cinco cuadras del obispado.

El ex detenido Horacio García contó que Plaza dio una misa en el centro clandestino que funcionó en el Cuerpo de Infantería de la Policía, en 1 y 60, y que les dijo a los prisioneros: “Hijos de Dios, no es posible que estén vendados y encapuchados. Yo voy a dar la orden para que les saquen todo”.

Nélida Koifman, tía del desaparecido Claudio de Acha, narró lo que le dijo Plaza a la madre de la víctima: “Le dijo a mi hermana: ‘Señora, si se llevaron a su chico es porque en algo estaba y, si es así, no lo busque más porque está muerto’".

Al padre del sobreviviente Pablo Díaz le dijo que "Pablo necesitaba un escarmiento". Plaza, incluso, fue denunciado por su sobrino, Jesús María, por la desaparición de Juan Domingo Plaza, también sobrino del monseñor.

Cané fue liberado el 12 de octubre de 1976. Durante su detención compartió el cautiverio con la sobreviviente Nora Úngaro y el desaparecido Mario Salerno. Y señaló que supo del caso de una mujer que fue torturada con picana delante de su hijo, "un chico, menor de edad". También sostuvo que frecuentemente se realizaban simulacros de fusilamiento a los prisioneros.

Una noche los secuestradores lo llevaron para que indicara la casa de su hermano José María, que vivía en 12 y 66 de esta capital. Los represores, que se movían en tres autos y fuertemente armados, no encontraron a nadie. Pero se robaron todo lo que pudieron. "Botín de guerra", dijeron.

El secuestro de Bernardo Cané, de 19 años por entonces, se produjo en su departamento de la calle 48, entre 12 y 13, a media cuadra de los tribunales provinciales.

José María Cané, hermano del testigo, fue secuestrado el 22 de octubre de 1976 en la Capital Federal, en la vía pública, y aún se encuentra desaparecido. La única información que pudo aportar Bernardo fue lo que le dijo hace unos ocho años una persona que no pudo identificar. "Fui interceptado por un auto. (El conductor) Me había confundido con mi hermano. Cuando le dije quién era me contó que lo vio (a José María) detenido en Campo de Mayo", dijo Cané.



"Soy el coronel Camps"

Este mediodía declaró también Silvia Cristina Fanjul, una ex empleada del Grupo Graiver, acusado y perseguido por la dictadura porque se sospechaba que manejaba el dinero de la organización Montoneros.

Fanjul fue secuestrada el 14 de marzo de 1977 en la firma EGASA, en Suipacha y Santa Fe de la Capital Federal, por un grupo de hombres de civil que se identificó como perteneciente a la policía bonaerense. La mujer estaba a cargo "la caja y el manejo de los fondos" de la empresa, según contó.

"Preguntaron por Isidoro y Lidia Graiver, pero como no estaban y yo era el único personal jerárquico, me pidieron que los acompañara. Caminamos una cuadra, me pegaron y me metieron en un auto", narró la testigo.

El auto fue directo al centro clandestino Puesto Vasco, que funcionó en la subcomisaría de Don Bosco, partido de Quilmes. Allí fue torturada con picana en dos oportunidades e interrogada por el coronel Ramón Camps, jefe de la Policía. "Me dijo que me saque la venda de los ojos y se presentó: 'soy el coronel Camps'", afirmó Fanjul.

En ese lugar también estuvo detenida junto a Lidia Papaleo de Graiver, Juan Graiver, Lidia Gesualdi, Isidoro Graiver, Jorge Rubinstein y Flora Dybner.

La mujer recuperó la libertad recién el 29 de diciembre de 1981, luego de estar detenida ilegalmente en la Brigada de Banfield ("El Pozo"), la comisaría 2° de esa localidad, el Departamento Central de la Policía Federal y el penal de Villa Devoto.

La historia del secuestro de Fanjul fue leída hoy por secretaría, dado que la mujer declaró en 1984 ante la farsa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CONSUFA). El juez Leopoldo Schiffrin ordenó la lectura de esa pieza y luego preguntó a la testigo si ratificaba lo allí expresado: "Sí, lo ratifico, pero estoy indignada. No había vuelto a leer esa declaración desde aquel entonces", dijo Fanjul.

La indignación de la testigo tenía que ver con que los jueces militares del CONSUFA estaban visiblemente más preocupados por la fortuna de Graiver y la relación que la mujer mantenía con la familia que por las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura. En esa declaración es notable cómo las preguntas de los militares apuntan a desvincular a Camps de los hechos: "¿Usted denunció ante Camps (cuando el represor la interrogó en Puesto Vasco) las torturas?" o "¿Camps la interrogó o usted tuvo una charla con él?" fueron los interrogantes que realizaron, cada uno a su tiempo, los integrantes de ese tribunal.

Tiempo después, cuando los expedientes pasaron a la justicia civil porque los militares no se investigaban a sí mismos, Fanjul reconoció ante la Cámara Federal porteña a dos de las represores que participaron en sus torturas: Norberto "Beto" Cozzani y Alberto Rousse. También mencionó a un tal "Darío", a quien no pudo identificar.

Cozzani fue condenado en la causa Camps por las torturas a Lidia Papaleo de Graiver, Juan e Isidoro Graiver y Cristina Fanjul. Poco tiempo después, fue beneficiado por la Obediencia Debida. Rousse, por su parte, no obtuvo condena porque antes se acogió a los beneficios de la impunidad de la ley de Punto Final.

Por último, la testigo fue interrogada por su paso por el Pozo de Banfield. Allí se enteró del parto de la desaparecida María Eloísa Castellini, que ocurrió entre el 8 y el 13 de abril de 1977, período que coincide con la detención de Fanjul en ese centro clandestino. "Una noche escuchamos que otras detenidas gritaban 'fuerza María, fuerza María'. Y al otro día un guardia nos contó que había habido un parto y cuando le preguntamos qué harían con el bebé nos dijo que se lo darían a la familia", aseguró la testigo. La nena que nació aquella noche, Victoria Petrakos, permanece desaparecida.



Los choferes de la 520

También declaró el ex detenido Pedro Luis Tagliavini, quien contó que fue secuestrado el 27 de octubre de 1976 en su casa de 119 y 529, en el barrio platense de Tolosa.

El testigo relató que hasta 1975 había sido chofer de la línea 520 de colectivos de esta ciudad, en la que se habían desarrollado conflictos laborales. Incluso relacionó lo que a él le sucedió durante la dictadura con el ex gobernador civil de la Provincia Victorio Calabró.

"Entre la gente que nos delata a nosotros está el (ex) gobernador Calabró, quien pidió la libreta mía y de otros choferes", señaló Tagliavini. "El empresariado —agregó— tenía los teléfonos del COT, del comisario (Luis Héctor) Vides, quien me tuvo preso a mí. Si algún trabajador hacía problemas, llamaban al COT y ellos lo pasaba a buscar".

El ex detenido dijo que al menos trece choferes y empleados de la línea 520 fueron secuestrados. Entre ellos estaba Raúl Oscar San Pedro, mecánico de la empresa, detenido el mismo día que Tagliavini. "Murió en Arana, lo mataron el mismo día que nos trajeron", recordó el testigo.

Agregó que otro de los empleados secuestrados era un hombre de apellido Alfonso, que había sido delegado de la 520 en la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y subdirector de la Terminal de Ómnibus de La Plata. A Alfonso lo mataron en "La Cacha", contó Tagliavini.

El fiscal Hugo Cañón le mencionó al testigo un atentado contra un gerente de la 520, de apellido Alico, que podría relacionar los casos.

"Unos días antes de que me lleven a mí, un señor que había sido chofer me avisó: 'Se están llevando a todos los de la línea'. En la 520 decían que había montoneros, de las FAR y del ERP. Yo esperé en mi casa porque no tenía nada que ver y por eso estoy hoy acá", dijo el testigo, ignorando que la represión no atacó solamente a la guerrilla sino a toda aquella persona que pensara o a quien simplemente tuviera alguna relación.

Tagliavini señaló que estuvo en un centro clandestino de Arana, y que supo esto por una conversación que tuvieron entre sí dos guardias. "Era una vivienda precaria. Se escuchaban prácticas de tiro y mucho ruido de animales, sobre todo pollos y chanchos", recordó. También dijo que no había celdas en ese lugar y que estuvo allí entre seis y siete días.

Después lo llevaron a "La Cacha". Fue con un prisionero de apellido Soto, que fue liberado junto a Tagliavini. "El día que salimos, de 46 personas, quedamos dos", afirmó el ex detenido.

Añadió que en ese lugar había un guardia de nombre Raúl, apodado "Pepe", a quien él conocía y aún conoce. "Había sido guardia en «Puente 12» (cruce vial donde funcionaron dos centros clandestinos), y se cansó de ver cosas. Y lo trajeron justo ahí, a «La Cacha»", exclamó. Esta persona podría ser ubicada por el Tribunal para declarar, con la ayuda de Tagliavini.

En ese centro clandestino, contó el testigo, estaba secuestrado "un conscripto que se tiró por una ventana, y luego lo trajeron moribundo".

Relató que tanto en Arana como en La Cacha fue custodiado por "policías comunes", que decían hacer "(horas) adicionales en los bancos".

Tagliavini señaló que fue liberado el 16 de noviembre de 1976, en una ruta cercana a la localidad de Jéppener (Brandsen). El primer auto que llegó estaba conducido por policías de civil, que lo dejaron en la comisaría de Ranchos, más hacía el interior de la Provincia. Hasta allí lo fue a buscar su mujer, tres días después.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el Fiscal General Coordinador, Hugo Cañón; los abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Alicia Peralta; la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo, María Esther Alonso Morales; y el defensor oficial ad hoc, Jorge Cozzi. 


  

 

Página Inicial del Juicio por la Verdad

Página Inicial del Sitio