Monseñor Plaza, una vez más vinculado a la
represión ilegal
Un sobreviviente dijo que su madre supo el lugar y las condiciones de su
detención a través de un "administrador de negocios" del fallecido obispo de La
Plata. Además, declaró una ex empleada del Grupo Graiver sobre su secuestro en
distintos centros clandestinos del Gran Buenos Aires.
Por Lucas Miguel y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (05may04).-
El sobreviviente Bernardo Gabriel Cané declaró hoy en el Juicio por la Verdad
que su madre supo que estaba detenido ilegalmente en el Destacamento de Arana
gracias a las gestiones de un colaborador del entonces obispo de La Plata,
Antonio José Plaza.
Cané, quien fue secuestrado en La Plata el 4 de octubre de 1976 y liberado ocho
días más tarde, aseguró que su madre, que vivía en Lincoln (noroeste de la
provincia de Buenos Aires) se vinculó —a través de una tía, Alicia Fernández—
con una persona identificada como "administrador de negocios de monseñor Plaza",
específicamente "negocios relacionados con pesqueros del sur".
Este operador, del que Cané se comprometió a averiguar el nombre y apellido, fue
quien informó a la madre del sobreviviente que su hijo estaba detenido
ilegalmente en el centro clandestino que funcionó en el Destacamento policial de
Arana "Le dijo a mi mamá que no dijera nada, pero que yo estaba en Arana.
Describió hasta las condiciones de detención y dijo que yo salía en tres días",
afirmó Cané.
De esta manera, el nombre del fallecido obispo Plaza apareció una vez más en el
Juicio por la Verdad como vinculado a la represión ilegal. Varios familiares
declararon ante la Cámara Federal que para averiguar por los desaparecidos se
entrevistaban con el mismo Plaza o sus secretarios. Y que muchas veces obtenían
alguna pista, como en el caso de Víctor Hugo Suárez, a quien un colaborador del
obispo le dijo que su hermano estaba "más cerca de lo que cree" y luego se
comprobó que el desaparecido estaba detenido en la comisaría 1°, a cinco cuadras
del obispado.
El ex detenido Horacio García contó que Plaza dio una misa en el centro
clandestino que funcionó en el Cuerpo de Infantería de la Policía, en 1 y 60, y
que les dijo a los prisioneros: “Hijos de Dios, no es posible que estén vendados
y encapuchados. Yo voy a dar la orden para que les saquen todo”.
Nélida Koifman, tía del desaparecido Claudio de Acha, narró lo que le dijo Plaza
a la madre de la víctima: “Le dijo a mi hermana: ‘Señora, si se llevaron a su
chico es porque en algo estaba y, si es así, no lo busque más porque está
muerto’".
Al padre del sobreviviente Pablo Díaz le dijo que "Pablo necesitaba un
escarmiento". Plaza, incluso, fue denunciado por su sobrino, Jesús María, por la
desaparición de Juan Domingo Plaza, también sobrino del monseñor.
Cané fue liberado el 12 de octubre de 1976. Durante su detención compartió el
cautiverio con la sobreviviente Nora Úngaro y el desaparecido Mario Salerno. Y
señaló que supo del caso de una mujer que fue torturada con picana delante de su
hijo, "un chico, menor de edad". También sostuvo que frecuentemente se
realizaban simulacros de fusilamiento a los prisioneros.
Una noche los secuestradores lo llevaron para que indicara la casa de su hermano
José María, que vivía en 12 y 66 de esta capital. Los represores, que se movían
en tres autos y fuertemente armados, no encontraron a nadie. Pero se robaron
todo lo que pudieron. "Botín de guerra", dijeron.
El secuestro de Bernardo Cané, de 19 años por entonces, se produjo en su
departamento de la calle 48, entre 12 y 13, a media cuadra de los tribunales
provinciales.
José María Cané, hermano del testigo, fue secuestrado el 22 de octubre de 1976
en la Capital Federal, en la vía pública, y aún se encuentra desaparecido. La
única información que pudo aportar Bernardo fue lo que le dijo hace unos ocho
años una persona que no pudo identificar. "Fui interceptado por un auto. (El
conductor) Me había confundido con mi hermano. Cuando le dije quién era me contó
que lo vio (a José María) detenido en Campo de Mayo", dijo Cané.
"Soy el coronel Camps"
Este mediodía declaró también Silvia Cristina Fanjul, una ex empleada del Grupo
Graiver, acusado y perseguido por la dictadura porque se sospechaba que manejaba
el dinero de la organización Montoneros.
Fanjul fue secuestrada el 14 de marzo de 1977 en la firma EGASA, en Suipacha y
Santa Fe de la Capital Federal, por un grupo de hombres de civil que se
identificó como perteneciente a la policía bonaerense. La mujer estaba a cargo
"la caja y el manejo de los fondos" de la empresa, según contó.
"Preguntaron por Isidoro y Lidia Graiver, pero como no estaban y yo era el único
personal jerárquico, me pidieron que los acompañara. Caminamos una cuadra, me
pegaron y me metieron en un auto", narró la testigo.
El auto fue directo al centro clandestino Puesto Vasco, que funcionó en la
subcomisaría de Don Bosco, partido de Quilmes. Allí fue torturada con picana en
dos oportunidades e interrogada por el coronel Ramón Camps, jefe de la Policía.
"Me dijo que me saque la venda de los ojos y se presentó: 'soy el coronel
Camps'", afirmó Fanjul.
En ese lugar también estuvo detenida junto a Lidia Papaleo de Graiver, Juan
Graiver, Lidia Gesualdi, Isidoro Graiver, Jorge Rubinstein y Flora Dybner.
La mujer recuperó la libertad recién el 29 de diciembre de 1981, luego de estar
detenida ilegalmente en la Brigada de Banfield ("El Pozo"), la comisaría 2° de
esa localidad, el Departamento Central de la Policía Federal y el penal de Villa
Devoto.
La historia del secuestro de Fanjul fue leída hoy por secretaría, dado que la
mujer declaró en 1984 ante la farsa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CONSUFA).
El juez Leopoldo Schiffrin ordenó la lectura de esa pieza y luego preguntó a la
testigo si ratificaba lo allí expresado: "Sí, lo ratifico, pero estoy indignada.
No había vuelto a leer esa declaración desde aquel entonces", dijo Fanjul.
La indignación de la testigo tenía que ver con que los jueces militares del
CONSUFA estaban visiblemente más preocupados por la fortuna de Graiver y la
relación que la mujer mantenía con la familia que por las violaciones a los
derechos humanos cometidas por la dictadura. En esa declaración es notable cómo
las preguntas de los militares apuntan a desvincular a Camps de los hechos:
"¿Usted denunció ante Camps (cuando el represor la interrogó en Puesto Vasco)
las torturas?" o "¿Camps la interrogó o usted tuvo una charla con él?" fueron
los interrogantes que realizaron, cada uno a su tiempo, los integrantes de ese
tribunal.
Tiempo después, cuando los expedientes pasaron a la justicia civil porque los
militares no se investigaban a sí mismos, Fanjul reconoció ante la Cámara
Federal porteña a dos de las represores que participaron en sus torturas:
Norberto "Beto" Cozzani y Alberto Rousse. También mencionó a un tal "Darío", a
quien no pudo identificar.
Cozzani fue condenado en la causa Camps por las torturas a Lidia Papaleo de
Graiver, Juan e Isidoro Graiver y Cristina Fanjul. Poco tiempo después, fue
beneficiado por la Obediencia Debida. Rousse, por su parte, no obtuvo condena
porque antes se acogió a los beneficios de la impunidad de la ley de Punto
Final.
Por último, la testigo fue interrogada por su paso por el Pozo de Banfield. Allí
se enteró del parto de la desaparecida María Eloísa Castellini, que ocurrió
entre el 8 y el 13 de abril de 1977, período que coincide con la detención de
Fanjul en ese centro clandestino. "Una noche escuchamos que otras detenidas
gritaban 'fuerza María, fuerza María'. Y al otro día un guardia nos contó que
había habido un parto y cuando le preguntamos qué harían con el bebé nos dijo
que se lo darían a la familia", aseguró la testigo. La nena que nació aquella
noche, Victoria Petrakos, permanece desaparecida.
Los choferes de la 520
También declaró el ex detenido Pedro Luis Tagliavini, quien contó que fue
secuestrado el 27 de octubre de 1976 en su casa de 119 y 529, en el barrio
platense de Tolosa.
El testigo relató que hasta 1975 había sido chofer de la línea 520 de colectivos
de esta ciudad, en la que se habían desarrollado conflictos laborales. Incluso
relacionó lo que a él le sucedió durante la dictadura con el ex gobernador civil
de la Provincia Victorio Calabró.
"Entre la gente que nos delata a nosotros está el (ex) gobernador Calabró, quien
pidió la libreta mía y de otros choferes", señaló Tagliavini. "El empresariado
—agregó— tenía los teléfonos del COT, del comisario (Luis Héctor) Vides, quien
me tuvo preso a mí. Si algún trabajador hacía problemas, llamaban al COT y ellos
lo pasaba a buscar".
El ex detenido dijo que al menos trece choferes y empleados de la línea 520
fueron secuestrados. Entre ellos estaba Raúl Oscar San Pedro, mecánico de la
empresa, detenido el mismo día que Tagliavini. "Murió en Arana, lo mataron el
mismo día que nos trajeron", recordó el testigo.
Agregó que otro de los empleados secuestrados era un hombre de apellido Alfonso,
que había sido delegado de la 520 en la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y
subdirector de la Terminal de Ómnibus de La Plata. A Alfonso lo mataron en "La
Cacha", contó Tagliavini.
El fiscal Hugo Cañón le mencionó al testigo un atentado contra un gerente de la
520, de apellido Alico, que podría relacionar los casos.
"Unos días antes de que me lleven a mí, un señor que había sido chofer me avisó:
'Se están llevando a todos los de la línea'. En la 520 decían que había
montoneros, de las FAR y del ERP. Yo esperé en mi casa porque no tenía nada que
ver y por eso estoy hoy acá", dijo el testigo, ignorando que la represión no
atacó solamente a la guerrilla sino a toda aquella persona que pensara o a quien
simplemente tuviera alguna relación.
Tagliavini señaló que estuvo en un centro clandestino de Arana, y que supo esto
por una conversación que tuvieron entre sí dos guardias. "Era una vivienda
precaria. Se escuchaban prácticas de tiro y mucho ruido de animales, sobre todo
pollos y chanchos", recordó. También dijo que no había celdas en ese lugar y que
estuvo allí entre seis y siete días.
Después lo llevaron a "La Cacha". Fue con un prisionero de apellido Soto, que
fue liberado junto a Tagliavini. "El día que salimos, de 46 personas, quedamos
dos", afirmó el ex detenido.
Añadió que en ese lugar había un guardia de nombre Raúl, apodado "Pepe", a quien
él conocía y aún conoce. "Había sido guardia en «Puente 12» (cruce vial donde
funcionaron dos centros clandestinos), y se cansó de ver cosas. Y lo trajeron
justo ahí, a «La Cacha»", exclamó. Esta persona podría ser ubicada por el
Tribunal para declarar, con la ayuda de Tagliavini.
En ese centro clandestino, contó el testigo, estaba secuestrado "un conscripto
que se tiró por una ventana, y luego lo trajeron moribundo".
Relató que tanto en Arana como en La Cacha fue custodiado por "policías
comunes", que decían hacer "(horas) adicionales en los bancos".
Tagliavini señaló que fue liberado el 16 de noviembre de 1976, en una ruta
cercana a la localidad de Jéppener (Brandsen). El primer auto que llegó estaba
conducido por policías de civil, que lo dejaron en la comisaría de Ranchos, más
hacía el interior de la Provincia. Hasta allí lo fue a buscar su mujer, tres
días después.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; el Fiscal General Coordinador, Hugo Cañón; los abogados de la APDH La
Plata Jaime Glüzmann y Alicia Peralta; la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo,
María Esther Alonso Morales; y el defensor oficial ad hoc, Jorge Cozzi.
Página Inicial del Juicio por la Verdad
|