Miércoles 15 de Diciembre de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Unidad 8: "Hubo un momento en que pasaban ratas por las cunas de los chicos"
Esa fue la descripción que realizó Ema Lucero sobre la cárcel de Olmos. Denunció requisas violentas y simulacros de fusilamiento en esa unidad penitenciaria. También un ex detenido.


Por Vanina Wiman, y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (15dic04).- La sobreviviente de la represión ilegal Ema Lucero describió hoy en el Juicio por la Verdad las condiciones de detención a la que fue sometida ella, su hijo de once meses y otras prisioneras madres en la Unidad Penal 8° de Olmos, en 1975. "Hubo un momento en que las ratas pasaban por las cunas de los chicos", señaló.

Lucero declaró sobre su cautiverio durante 6 años entre 1975 y 1981, producto de la ley 20.840, denominada "antisubversiva". Aún cuando su prisión podría definirse como "legal" para el contexto de la época, la mujer contó que los primeros 15 días estuvo "desaparecida".

"Nadie sabía, ni yo sabía dónde estaba detenida", contó Lucero, secuestrada el 3 de abril de 1975 en su casa de Morón, junto a su hijo Flavio Ivaldo, por entonces una criatura. El primer lugar de detención fue la Brigada de San Justo, en donde Ema fue torturada.

Durante el secuestro participó personal de aquella dependencia. Lucero reconoció en la Brigada al comisario Britos y al subcomisario García Sánchez como dos de los secuestradores que estuvieron en su casa, que "robaron y comieron todo" y que luego la golpearon y le vendaron los ojos.

En esa dependencia policial, que fue un centro clandestino de detención durante la dictadura, también había varias mujeres en su misma situación, detenidas junto a sus hijos. Tras unos días de cautiverio, los niños fueron separados de sus madres y llevados a la Brigada de San Martín.

La testigo contó que días después esa situación se revirtió, pero que cuando las detenidas llegaron a San Martín las celadoras les dijeron que cada una de ellas se había llevado a un niño a su casa, "por si las madres no aparecían".

Esta situación se vivió ya durante la dictadura con al menos una criatura que fue apropiada por personal policial de esa Brigada: se trata de Gabriel Cevasco, quien en el año 2000 recuperó su verdadera identidad.

Lucero contó que a fines de abril de 1975 llegó a la cárcel de Olmos. "La revisación fue muy humillante. Nos hicieron desvestir y "pasear", desfilar sin ropa frente a los guardias, para ver si teníamos marcas de tortura", rememoró.

La sobreviviente recordó, al igual que las testigos Perla Diez y Nelfa Suárez (ver 201004), que en Olmos las mujeres estaban detenidas junto a sus hijos y que, a raíz de las condiciones de detención, las prisioneras decidieron iniciar una huelga de hambre.

Uno de los médicos, Esteban Vera, presionó a Lucero para que abondanara la protesta. "Decía que si a mi chiquito le pasaba algo sería culpa mía. No había medicación ni le estaban dando las vacunas a nuestros hijos", señaló.

La testigo dijo que el médico Roberto Leone, quien era el Director del Hospital de esa cárcel, participó en las torturas a las prisioneras. Leone fue ejecutado por Montoneros en abril de 1976, a raíz de su responsabilidad por el trato a las detenidas de esa dependencia. Había allí, según contó Lucero, 60 prisioneras con 18 chicos.



Vera pegó el faltazo

El médico Esteban Vera, que atendió a las parturientas en la Unidad 8 de Olmos durante 1975 y 1976, no concurrió a declarar, a pesar de que fue efectivamente notificado por el Tribunal. Como la hoy fue la última jornada de audiencias del año, la reiteración de la citación quedará para 2005.

El 5 de noviembre de 1975, cuando ya había comenzado a "agudizarse la represión", los militares se hicieron cargo de todas las cárceles del país, contó la mujer. Ese mismo día, Lucero entregó a su hijo Flavio a una señora que se comprometió a llevarlo a su familia de Rosario.

La mujer fue condenada por el entonces juez federal de San Martín Agustín Spangember a 8 años de prisión, pena que fue rebajada luego por la Cámara Federal de La Plata a 6 años.

El mismo juez participó, según denunció Lucero, en una violenta requisa a las detenidas de la Unidad 8 de Olmos. "Nos sacaron del baño, a mí del cabello, y nos hicieron simulacros de fusilamiento en el patio. Hubo personas que se desmayaron", evocó. En esa requisa, "nos quitaron libros, telas, ropa y no lo devolvieron más". Y agregó: "Otra vez entraron con perros, rompiendo las cosas de los bebés".

Lucero indicó que vivió el parto de Perla Diez, el de Laura Franchi, el de la señora Bardach de Llorens (que atendió el médico Esteban Vera) y el de Elba Balestri, quien fue "brutalmente torturada" durante el embarazo. Sobre el médico Vera, que hoy no fue a declarar (ver aparte), dijo que revisaba a los chicos. "Un médico que estaba del lado de los penitenciarios y los torturadores no responde al juramento de su profesión", opinó.

En septiembre de 1976, Ema Lucero fue trasladada a la cárcel de Devoto. Alli también hubo requisas y represión. "A medida que se fue agudizando la represión, nos fueron dividiendo por grupos. «G1» éramos las irrecuperables; «G2», semirecuperada y «G3», recuperada. Estas últimas compañeras eran las que brindaron información (a los represores) y lo hacían para tener mejores condiciones de salud".

La sobreviviente señaló que en Devoto fue interrogada en seis oportunidades, en las que participó un militar de apellido Leanetti, y un sacerdote, que podría ser Villaviña o Bellaviña. "Este cura era muy capcioso. Preguntaba quiénes eran las jefas" de las militantes presas, contó la testigo.

Añadió que el 14 de marzo de 1977 hubo un motín en la cárcel, que fue ferozmente reprimido. "Las chicas del Hospital nos dijeron que habían matado a 78 presos comunes. Creo que de toda la población argentina, muy pocos se enteraron de eso". El jefe de Seguridad de Devoto era un militar de apellido Galíndez, a quien Lucero describió como una persona que "siempre se dirigía a otros con amenazas".

Tras firmar su declaración testimonial, Ema Lucero, quien viajó desde Rosario para declarar, expresó: "Quiero reivindicar a todas las personas que lucharon por un mundo mejor".



Siete días en "el infierno"

Por otra parte, declaró Oscar Ernesto Solís, quien estuvo detenido ilegalmente en la Brigada Investigaciones de Lanús (con asiento en Avellaneda), en donde funcionó un centro clandestino conocido como "El Infierno".

El testigo contó que fue secuestrado junto a su hermano menor el 17 de diciembre de 1976. Los captores se llevaron también dinero y joyas de la familia. "Si tuviera fotos, podría reconocer perfectamente al jefe del operativo, porque no me lo olvido. Era rubio, de unos 35 años, y creo que era militar", indicó.

Inmediatamente, los jóvenes fueron trasladados a un lugar que en ese momento Solís no pudo identificar. Recién pudo saber que se trataba de la Brigada de Lanús cuando declaró ante la CONADEP, en 1984. Hace poco volvió a pasar por ese sitio: "A uno se le vuelve a poner la piel de gallina, a pesar de que pasaron 28 años", expresó el sobreviviente.

En "El Infierno", tanto Solís como su hermano fueron torturados. "Me picaneaban permanentemente preguntándome nombres de gente. Fue muy duro, muy shockeante", recordó.

Ambos fueron liberados tras siete días de cautiverio, el 23 de diciembre de 1976. "En esos días perdí siete kilos. No quiero pensar en la gente que estuvo meses", dijo hoy el ex detenido.

Entre sus compañeros de cautiverio, mencionó a una chica llamada Nilda, a quien nunca vio pero escuchaba llorar y gritar. "Después traté de averiguar sobre ella, me dijeron que estaba viva, pero no sé", contó. Se trata de Nilda Eloy, que estuvo presente en la audiencia, sentada a pocos pasos de Solís. También ella lo recordaba por su voz. Hoy, los dos sobrevivientes se vieron por primera vez.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; en representación del Ministerio Público Fiscal, Hernán Schapiro; la abogada de la APDH La Plata, Alicia Peralta, y el abogado Emanuel Lovelli, por Abuelas de Plaza de Mayo, filial La Plata. 


  

 

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