Miércoles 17 de Marzo de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Carlotto: "Todo joven que se llame Guido me impacta"
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo declaró por el asesinato de su hija, la desaparición de su nieto y la detención ilegal de su marido. Dijo que pagó rescates falsos y que se enteró que Laura Carlotto estaba embarazada cuando ya había sido secuestrada. También testimoniaron la abogada Alcira Ríos y su esposo.


Por Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (17mar04).- "Voy a hablar de la victimización de mi familia", dijo Enriqueta Estela Barnes de Carlotto esta tarde a los jueces de la Cámara Federal de esta ciudad, al comenzar su testimonio de más de dos horas en el reinicio de las audiencias del Juicio por la Verdad.

La presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo brindó información sobre el secuestro de su esposo (liberado y hoy fallecido); el asesinato de su hija, con quien perdió el contacto el 16 de noviembre de 1977; y la desaparición de su nieto, nacido en cautiverio.

Carlotto dijo que su marido Guido fue detenido ilegalmente el 1° de agosto de 1977, cuando fue a buscar una camioneta que había prestado para la mudanza a su hija Laura, que estaba viviendo en la casa del matrimonio Aued-Médici, en las calles 132 y 35 de esta ciudad.

Ese tarde ese matrimonio fue secuestrado y en el mismo operativo fue asesinado el joven Daniel Mariani. A las 8 de la noche, llegó Guido Carlotto y se lo llevaron a la Brigada de Investigaciones de La Plata.

"A mí me fueron a buscar a mi casa al día siguiente. Yo había tomado la precaución de no dormir allí", contó Carlotto.

Y agregó: "Fui a verlo al general (Benito) Bignone, yo era amiga de su hermana. Me aconsejó que no pagara rescate pero yo ya lo había hecho: 40 millones de pesos".

Guido apareció el 25 de agosto en su casa. "Estaba desfigurado, con catorce kilos menos. La tortura le agravó la diabetes y luego el Parkinson que lo alcanzó hasta su muerte", expresó la presidenta de Abuelas. "El vio cómo torturaban, como daban inyecciones. Escuchó que hablaban de llevar los cadáveres a Arana, Punta Lara o el Cementerio".

Tras estos hechos, Laura Carlotto se fue a vivir a Buenos Aires. "Quisimos sacarla del país, sin éxitos", dijo su madre, quien mantuvo contactos teléfonicos y por carta cada diez días, hasta mediados de noviembre de 1977.

Por testimonios de sobrevivientes se supo que Laura fue secuestrada junto a su pareja de entonces, de quien se desconoce su identidad. Sólo se sabe que en diciembre de 1977 fue asesinado en el centro clandestino al que fue llevado la pareja: "La Cacha", ubicado en la localidad de Olmos, en el oeste de La Plata.

Carlotto señaló que un hombre llamado Recalde Pueyrredón, integrante de la Concertación Nacional Universitaria (CNU), le pidió $150 millones de pesos de entonces. "Tenía amigos y conocidos en las Fuerzas de Seguridad", precisó. Hacia el final del testimonio, el abogado de la APDH La Plata Jaime Glüzmann pidió a la Cámara que se abra una investigación específica sobre el accionar de esa organización de ultraderecha en nuestra ciudad, a raíz de las denuncias ya presentadas en el Juicio por la Verdad.

La testigo también contó cómo le fueron llegando noticias sobre su hija. Primero, el 31 de diciembre de 1977 un anónimo le dijo que estaba viva. Otra información indicaba que tenía un embarazo de seis meses —su madre no lo sabía—, que al niño iba a llamarlo Guido y le aconsejaba que fuera a la Casa Cuna. "Ahí tuve, además, que buscar a un nieto", expresó Estela.

El 25 de agosto de 1978, la familia recibió un telegrama que decía: "A los progenitores de Laura Estela Carlotto, presentarse urgentemente en la subcomisaría de Isidro Casanova" (Gran Buenos Aires). Estela recordó que no sabían si era para encontrarse con Laura o para enterarse que estaba muerta.

"El subcomisario nos mostró un documento y preguntó si la reconocíamos. Entonces dijo, lacónicamente, que había fallecido. No sé si hay un momento peor", evocó la testigo. Pero en ese momento y frente al policía, Estela reaccionó: "Les dije: «¡Asesinos!, ¿Dónde está mi nieto?".

El cuerpo de Laura —que les fue entregado por un funebrero que hablaba de la cantidad de tumbas NN que se hacían en esa época— tenía un balazo en la cabeza y otro en el vientre, para intentar borrar la prueba de su maternidad.

A los tres días, Estela de Carlotto y su marido recibieron la respuesta de la justicia de La Plata, sobre el hábeas corpus presentado a su familia. Firmado por el juez Leopoldo Russo, el oficio decía que no se encontraba detenida. "Esa era la Justicia en aquel momento. La complicidad de la Justicia", remarcó la testigo.

Tiempo después, Carlotto se encontró con Alcira Ríos y, su esposo, Luis Córdoba que compartieron el cautiverio con su hija en "La Cacha" y declararon también hoy por estos hechos (ver más adelante).

La presidenta de Abuelas les informó que su hija estaba muerta. Ellos, en cambio, le traían un mensaje "que hablaba de la vida": decían que Guido había nacido en el Hospital Militar Central, al que había sido llevada Laura desde el centro clandestino.

Un conscripto que vigiló a la detenida ese día en el nosocomio, Carlos López, le confirmó a Carlotto muchos años después que Laura había tenido a un hijo varón y que un militar de apellido Minicucci la había llevado hasta ese lugar (ver recuadro). También señaló que ese represor le dio una inyección a la joven, cosa a la que el director del Hospital se había negado.

"Quiero saber quiénes eran el director, los médicos y las parteras", pidió Estela de Carlotto a los jueces.

Agregó que el militar "arrepentido" Orestes Vaello declaró en la Conadep que un oficial de la Policía Provincial de apellido Osterrier fue quien mató a su hija. Y que un médico peruano, Arroyo Morales, fue quien recibió al bebé.

"Todo joven que se llame Guido o tenga los ojos de Laura me impacta", señaló Carlotto, quien, a pesar de su lucha constante, hasta el día de hoy no pudo encontrar a su nieto.
 


Ex detenidos

Los otros testigos de la primer jornada de audiencias fueron la abogada de Abuelas Alcira Ríos y su esposo, Luis Córdoba.

Ríos declaró en primer término y en forma más extensa. Dijo que ella y su marido fueron secuestrados el 27 de julio de 1978 en su casa en San Nicolás, al norte de la Provincia de Buenos Aires, por una patota integrada por hombres con ropas de civil y con trajes de fajina del Ejército.

En ese entonces, Ríos era abogada y su esposo era dirigente del gremio de Prensa de Santa Fé. Los dos escribían en el diario "El Litoral", de esa provincia.

La ex detenida contó que permanecieron cautivos dos días en una dependencia policial o del Ejército —no lo pudo determinar— y que luego fueron llevados a "La Cacha".

"Los guardias de este campo nos recibieron apuntándonos y descargando una ráfaga de ametralladora, sin hacer blanco. Era un chiste que hacían a los recién llegados", declaró.

Córdoba fue el que recibió más torturas en ese centro clandestino: llegó a infectársele la cabeza. "La peor tortura era en los ojos y en la nuca", recordó en su testimonio. Unos días después, Laura Carlotto, conocida como "Rita" por los prisioneros del centro, pediría y conseguiría antibióticos para el hombre.

"Había gente que venía de la base de submarinos de Mar del Plata, donde estaban en condiciones infrahumanas. Decían que 'La Cacha' era el Sheraton", señaló, por su parte, Alcira Ríos.

También añadió que en una oportunidad, un guardia que amenazaba con matar al que le viera la cara, le pidió que se quitara la capucha. Ríos se la quitó y recibió, de parte del guardia, una consulta jurídica sobre el remate de una propiedad.

La testigo relató que el 1° de septiembre de 1978 ella y su marido fueron trasladados al Regimiento de La Tablada, en una circunstancia especial que justificaría el inicio de las actuaciones para un "Consejo de Guerra": los dejaron vendados dentro de un auto con armas en un descampado y, al rato, llegó un camión del Ejército que los "detuvo".

"La acusación era que mi señora y yo ibamos a atacar el cuartel de La Tablada, no tenía sustento por ningún lado", declaró Luis Córdoba.

Luego de estar en La Tablada, la pareja fue llevada a la comisaría 2° de Avellaneda. Ríos contó que estuvo con el ex detenido Alcides Chiesa (que declaró en el Juicio en agosto de 2001) y que éste le regaló la mitad de su frazada para que no pasara frío. "Él le pidió a su familia que me trajeran ropa interior, cepillo de dientes y otras cosas".

Pero quien más la ayudó fue Mirta Torres, una prostituta detenida en ese lugar por contravenciones, y que no tenía dinero para pagar la multa. "Mediante ella le mandé un mensaje a mi hermana. Esa chica avisó", dijo Alcira Ríos, recordando que a partir de ese momento dejó de ser una desaparecida.

Alcira fue llevada a Devoto y Luis a la Unidad 9 de La Plata. Córdoba recordó que también lo llevaron a la sede del Primer Cuerpo del Ejército, en el barrio de Palermo de la Capital Federal, para tramitar el Consejo de Guerra. "Fue un paseo, un coronel Zarratea me llevó a recorrer las instalaciones, me mostró los tanques y jardines, me hizo firmar un acta y me dio una indicación: «Agregue que fue torturado»", dijo el ex detenido.

La pareja fue liberada el 13 de junio de 1979. "Salimos al mismo día y llegamos a casa a la misma hora", recordó Córdoba.
 


Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin, Alberto Durán y Sergio Dugo (por primera vez desde 1998); el fiscal ad hoc Hugo Cañón; los abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta, Elizabeth Rivas y Jaime Glüzmann; y la letrada de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, María Ester Alonso Morales. 


  

 

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