Carlotto: "Todo joven que se llame Guido me
impacta"
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo declaró por el asesinato de su
hija, la desaparición de su nieto y la detención ilegal de su marido. Dijo que
pagó rescates falsos y que se enteró que Laura Carlotto estaba embarazada cuando
ya había sido secuestrada. También testimoniaron la abogada Alcira Ríos y su
esposo.
Por Francisco Martínez (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (17mar04).- "Voy a hablar de la victimización de mi familia", dijo Enriqueta Estela Barnes de Carlotto esta tarde a los jueces de la Cámara Federal de esta ciudad, al comenzar su testimonio de más de dos horas en el reinicio de las audiencias del Juicio por la Verdad.
La presidenta de la
Asociación Abuelas de Plaza de Mayo brindó información sobre el secuestro de su
esposo (liberado y hoy fallecido); el asesinato de su hija, con quien perdió el
contacto el 16 de noviembre de 1977; y la desaparición de su nieto, nacido en
cautiverio.
Carlotto dijo que su marido Guido fue detenido ilegalmente el 1° de agosto de
1977, cuando fue a buscar una camioneta que había prestado para la mudanza a su
hija Laura, que estaba viviendo en la casa del matrimonio Aued-Médici, en las
calles 132 y 35 de esta ciudad.
Ese tarde ese matrimonio fue secuestrado y en el mismo operativo fue asesinado
el joven Daniel Mariani. A las 8 de la noche, llegó Guido Carlotto y se lo
llevaron a la Brigada de Investigaciones de La Plata.
"A mí me fueron a buscar a mi casa al día siguiente. Yo había tomado la
precaución de no dormir allí", contó Carlotto.
Y agregó: "Fui a verlo al general (Benito) Bignone, yo era amiga de su hermana.
Me aconsejó que no pagara rescate pero yo ya lo había hecho: 40 millones de
pesos".
Guido apareció el 25 de agosto en su casa. "Estaba desfigurado, con catorce
kilos menos. La tortura le agravó la diabetes y luego el Parkinson que lo
alcanzó hasta su muerte", expresó la presidenta de Abuelas. "El vio cómo
torturaban, como daban inyecciones. Escuchó que hablaban de llevar los cadáveres
a Arana, Punta Lara o el Cementerio".
Tras estos hechos, Laura Carlotto se fue a vivir a Buenos Aires. "Quisimos
sacarla del país, sin éxitos", dijo su madre, quien mantuvo contactos
teléfonicos y por carta cada diez días, hasta mediados de noviembre de 1977.
Por testimonios de sobrevivientes se supo que Laura fue secuestrada junto a su
pareja de entonces, de quien se desconoce su identidad. Sólo se sabe que en
diciembre de 1977 fue asesinado en el centro clandestino al que fue llevado la
pareja: "La Cacha", ubicado en la localidad de Olmos, en el oeste de La Plata.
Carlotto señaló que un hombre llamado Recalde Pueyrredón, integrante de la
Concertación Nacional Universitaria (CNU), le pidió $150 millones de pesos de
entonces. "Tenía amigos y conocidos en las Fuerzas de Seguridad", precisó. Hacia
el final del testimonio, el abogado de la APDH La Plata Jaime Glüzmann pidió a
la Cámara que se abra una investigación específica sobre el accionar de esa
organización de ultraderecha en nuestra ciudad, a raíz de las denuncias ya
presentadas en el Juicio por la Verdad.
La testigo también contó cómo le fueron llegando noticias sobre su hija.
Primero, el 31 de diciembre de 1977 un anónimo le dijo que estaba viva. Otra
información indicaba que tenía un embarazo de seis meses —su madre no lo sabía—,
que al niño iba a llamarlo Guido y le aconsejaba que fuera a la Casa Cuna. "Ahí
tuve, además, que buscar a un nieto", expresó Estela.
El 25 de agosto de 1978, la familia recibió un telegrama que decía: "A los
progenitores de Laura Estela Carlotto, presentarse urgentemente en la
subcomisaría de Isidro Casanova" (Gran Buenos Aires). Estela recordó que no
sabían si era para encontrarse con Laura o para enterarse que estaba muerta.
"El subcomisario nos mostró un documento y preguntó si la reconocíamos. Entonces
dijo, lacónicamente, que había fallecido. No sé si hay un momento peor", evocó
la testigo. Pero en ese momento y frente al policía, Estela reaccionó: "Les
dije: «¡Asesinos!, ¿Dónde está mi nieto?".
El cuerpo de Laura —que les fue entregado por un funebrero que hablaba de la
cantidad de tumbas NN que se hacían en esa época— tenía un balazo en la cabeza y
otro en el vientre, para intentar borrar la prueba de su maternidad.
A los tres días, Estela de Carlotto y su marido recibieron la respuesta de la
justicia de La Plata, sobre el hábeas corpus presentado a su familia. Firmado
por el juez Leopoldo Russo, el oficio decía que no se encontraba detenida. "Esa
era la Justicia en aquel momento. La complicidad de la Justicia", remarcó la
testigo.
Tiempo después, Carlotto se encontró con Alcira Ríos y, su esposo, Luis Córdoba
que compartieron el cautiverio con su hija en "La Cacha" y declararon también
hoy por estos hechos (ver más adelante).
La presidenta de Abuelas les informó que su hija estaba muerta. Ellos, en
cambio, le traían un mensaje "que hablaba de la vida": decían que Guido había
nacido en el Hospital Militar Central, al que había sido llevada Laura desde el
centro clandestino.
Un conscripto que vigiló a la detenida ese día en el nosocomio, Carlos López, le
confirmó a Carlotto muchos años después que Laura había tenido a un hijo varón y
que un militar de apellido Minicucci la había llevado hasta ese lugar (ver
recuadro). También señaló que ese represor le dio una inyección a la joven, cosa
a la que el director del Hospital se había negado.
"Quiero saber quiénes eran el director, los médicos y las parteras", pidió
Estela de Carlotto a los jueces.
Agregó que el militar "arrepentido" Orestes Vaello declaró en la Conadep que un
oficial de la Policía Provincial de apellido Osterrier fue quien mató a su hija.
Y que un médico peruano, Arroyo Morales, fue quien recibió al bebé.
"Todo joven que se llame Guido o tenga los ojos de Laura me impacta", señaló
Carlotto, quien, a pesar de su lucha constante, hasta el día de hoy no pudo
encontrar a su nieto.
Ex detenidos
Los otros testigos de la primer jornada de audiencias fueron la abogada de
Abuelas Alcira Ríos y su esposo, Luis Córdoba.
Ríos declaró en primer término y en forma más extensa. Dijo que ella y su marido
fueron secuestrados el 27 de julio de 1978 en su casa en San Nicolás, al norte
de la Provincia de Buenos Aires, por una patota integrada por hombres con ropas
de civil y con trajes de fajina del Ejército.
En ese entonces, Ríos era abogada y su esposo era dirigente del gremio de Prensa
de Santa Fé. Los dos escribían en el diario "El Litoral", de esa provincia.
La ex detenida contó que permanecieron cautivos dos días en una dependencia
policial o del Ejército —no lo pudo determinar— y que luego fueron llevados a
"La Cacha".
"Los guardias de este campo nos recibieron apuntándonos y descargando una ráfaga
de ametralladora, sin hacer blanco. Era un chiste que hacían a los recién
llegados", declaró.
Córdoba fue el que recibió más torturas en ese centro clandestino: llegó a
infectársele la cabeza. "La peor tortura era en los ojos y en la nuca", recordó
en su testimonio. Unos días después, Laura Carlotto, conocida como "Rita" por
los prisioneros del centro, pediría y conseguiría antibióticos para el hombre.
"Había gente que venía de la base de submarinos de Mar del Plata, donde estaban
en condiciones infrahumanas. Decían que 'La Cacha' era el Sheraton", señaló, por
su parte, Alcira Ríos.
También añadió que en una oportunidad, un guardia que amenazaba con matar al que
le viera la cara, le pidió que se quitara la capucha. Ríos se la quitó y
recibió, de parte del guardia, una consulta jurídica sobre el remate de una
propiedad.
La testigo relató que el 1° de septiembre de 1978 ella y su marido fueron
trasladados al Regimiento de La Tablada, en una circunstancia especial que
justificaría el inicio de las actuaciones para un "Consejo de Guerra": los
dejaron vendados dentro de un auto con armas en un descampado y, al rato, llegó
un camión del Ejército que los "detuvo".
"La acusación era que mi señora y yo ibamos a atacar el cuartel de La Tablada,
no tenía sustento por ningún lado", declaró Luis Córdoba.
Luego de estar en La Tablada, la pareja fue llevada a la comisaría 2° de
Avellaneda. Ríos contó que estuvo con el ex detenido Alcides Chiesa (que declaró
en el Juicio en agosto de 2001) y que éste le regaló la mitad de su frazada para
que no pasara frío. "Él le pidió a su familia que me trajeran ropa interior,
cepillo de dientes y otras cosas".
Pero quien más la ayudó fue Mirta Torres, una prostituta detenida en ese lugar
por contravenciones, y que no tenía dinero para pagar la multa. "Mediante ella
le mandé un mensaje a mi hermana. Esa chica avisó", dijo Alcira Ríos, recordando
que a partir de ese momento dejó de ser una desaparecida.
Alcira fue llevada a Devoto y Luis a la Unidad 9 de La Plata. Córdoba recordó
que también lo llevaron a la sede del Primer Cuerpo del Ejército, en el barrio
de Palermo de la Capital Federal, para tramitar el Consejo de Guerra. "Fue un
paseo, un coronel Zarratea me llevó a recorrer las instalaciones, me mostró los
tanques y jardines, me hizo firmar un acta y me dio una indicación: «Agregue que
fue torturado»", dijo el ex detenido.
La pareja fue liberada el 13 de junio de 1979. "Salimos al mismo día y llegamos
a casa a la misma hora", recordó Córdoba.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin, Alberto
Durán y Sergio Dugo (por primera vez desde 1998); el fiscal ad hoc Hugo Cañón;
los abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta, Elizabeth Rivas y Jaime
Glüzmann; y la letrada de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, María Ester
Alonso Morales.
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