Miércoles 23 de Junio de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Suspenden la declaración de un represor porque no había abogado para defenderlo
La Cámara había citado a Rómulo Ferranti como testigo, pero luego consideró que estaba "en situación de ser un posible imputado". Como no había defensor ni fiscal, se eligió preservar las garantías de quien fue el subjefe de la Brigada en donde funcionó el centro "El Infierno".


Por Francisco Martínez y Lucas Miguel (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (23jun04).- Los jueces de la Cámara Federal Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo decidieron hoy suspender la audiencia del represor Rómulo Jorge Ferranti, ya que no había abogado para defenderlo y tampoco un fiscal que lo acusara, llegando así las condiciones de la audiencia a una "absoluta precariedad", en palabras del presidente del Tribunal.

Ferranti, ex subjefe de la Brigada de Lanús con asiento en Avellaneda, había sido citado como testigo, pero el Tribunal, tras escuchar al represor decir que ostentaba un alto cargo en ese lugar, decidió relevarlo del juramento.

"Al decir que fue jefe está en situación de ser un posible imputado", reflexionó Schiffrin en voz alta, tras una consulta con Reboredo. Al advertir que no había abogado oficial para defender al represor, los jueces decidieron postergar la audiencia sin indicar fecha.

El represor había alcanzado a decir que la Brigada "era nada más a los efectos de la represión y prevención de delitos contra la propiedad y las personas". "No teníamos relación con... con... ", titubeó, sin animarse a hablar de los desaparecidos.

Pero igual se atrevió a pedir declarar sin abogado: "No tengo problemas en declarar sin defensor, no tengo nada que declarar en ese tema. No tuve detenidos de ese tipo", señaló, tratando de ahorrar el tiempo. "Usted puede decir lo que le parezca", le contestó Schiffrin, al tiempo que decía inclinarse por respetar la garantía constitucional del artículo 18, que establece como inviolable la defensa en juicio.

Schiffrin remarcó que tampoco había algún fiscal, como representante del Ministerio Público, "lo que es un grave obstáculo". Las condiciones de la audiencia "son de absoluta precariedad", añadió.

Rato antes, el juez había informado que no había representación del ministerio público por la ausencia de los tres fiscales designados para estas causas: Carlos Dulau Dumm estaba tomando examen a aspirantes a fiscal, Marcelo Molina estaba en un juicio oral, y Hugo Cañón está de licencia.

Ferranti estuvo en la Brigada en donde funcionó el centro clandestino "El Infierno" entre enero y noviembre de 1977, ya con el rango de comisario. Actualmente está retirado y tiene 67 años.

El represor admitió en el Juicio a las Juntas haber participado de la detención del ex juez federal Ramón Miralles. El 23 de julio de 1977, Miralles presentó un hábeas córpus preventivo para él mismo, ya que su familia había sido secuestrada semanas antes, mientras no estaba en el país.

Bajo orden de un superior al que no identificó —podía ser Etchecolatz o el comisario Trevisan —, Ferranti retiró a Miralles de un juzgado de la Capital Federal y lo dejó ante autoridades policiales de La Plata. Después de eso, Miralles ingresó al circuito clandestino de detención: lo llevaron al centro "Puesto Vasco", donde fue torturado.

 

La firma de Etchecolatz

Este mediodía declaró la psicológa Estela Virginia Haristeguy en el marco de la causa por la desaparición de su hermana Susana Inés y el novio de esta, Rubén Mario Molina, quienes —de acuerdo con documentos de la Dirección de Inteligencia de la Policía (DIPBA)— fueron asesinados el 27 de enero de 1977 en un departamento ubicado en las calles 11 y 35 de esta capital. Los desaparecidos militaban en la Juventud Universitaria Peronista.

Estela, de 48 años, declaró que tuvo conocimiento de los hechos el 31 de enero de 1977, en su ciudad de origen, Necochea, mientras estaba de vacaciones de sus estudios. La noticia la recibió de Daniel Molina, hermano de Rubén y actual intendente de aquella ciudad de la costa bonaerense.

Inmediatamente, Estela viajó a La Plata junto a su actual marido, Roberto Hernández, para buscar a su hermana, que estudiaba psicología con ella en la Facultad de Humanidades. No supo por dónde comenzar, dado que "por razones de seguridad" Susana no le había dicho su domicilio. En esta ciudad, Daniel Molina le informó que días atrás había ocurrido un "enfrentamiento" (tal era el término utilizado por la prensa de entonces) en 11 y 35.

Estela y su esposo Roberto —quien pidió declarar para aportar detalles al relato de su esposa—, fueron hasta el departamento. "Estaba todo destruido. Yo no sabía quién vivía ahí, pero reconocí los cubrecamas de Susana", aseguró Estela. "Había una cajita de monedas y un sacapuntas. Y un tomo de (Sigmund) Freud, con un forro especial, que eran de Susana", agregó Roberto. "No fue un enfrentamiento; fue una masacre: había un buraco en la pared y en la ventana", completó el testigo.

"Vi impactos en las aberturas de madera. Las persianas estaban destruidas", dijo la mujer. Estela añadió que supo que los represores habían allanado con anterioridad otra casa que ocupó en 1976 junto a su hermana, cuando vivían juntas. Y contó que las fiestas de fin de año las pasaron con su familia en un campamento "para que no nos encontraran. Ya habían desaparecido muchos compañeros". Entre ellos, recordó a Elsa Alicia Nocent, a Daniel Favero y a otros dos estudiantes de humanidades apodados "la turca" y "el brujo".

Durante la audiencia, el juez Schiffrin leyó los informes de inteligencia elaborados por la DIPBA, que fueron incorporados a la causa recientemente. En esos informes aparece el "abatimiento" de Rubén Molina y de "la presunta concubina del delincuente abatido, identificada como Susana Inés Aristelli". Si bien el apellido aparece mal escrito, no hay dudas de que se trata de la misma persona porque el número de documento es igual al de Susana Haristeguy.

El informe de la persecución y "abatimiento" de Rubén Molina, encabezado con la fómula "factor subversivo" está firmado por Miguel Osvaldo Etchecolatz, entonces Director General de Investigaciones de la Policía bonaerense. En el mismo escrito se aclara: "personal policial ileso". Al analizar los hechos en plena audiencia, juez Schiffrin concluyó: "Esto es un caso claro de asesinato, de fusilamiento".

 

"Ni mirar ni hacer preguntas"

Hoy también declaró el ex comisario Félix Francisco Murad, quien durante la última dictadura revistó en la comisaría 8° de La Plata (de enero a agosto de 1976) y en la Brigada de Investigaciones de Quilmes (de esa fecha a marzo del '77), sedes de dos centros clandestinos de detención.

Murad, de 60 años, cumplió funciones de oficial de servicio en Quilmes y se desvinculó de cualquier cosa que tuviera que ver con la represión ilegal, al afirmar que "había un sector de la planta baja (de la Brigada) que era para presos comunes. Lo demás lo desconozco".

"Lo demás" eran los sectores de calabozos de las plantas superiores del edificio. Según dijo, "existía la prohibición absoluta de concurrir a esos lugares". Y mencionó que había carteles con las leyendas "zona de exclusión" y "área restringida". También señaló que allí sólo ingresaban "personas de civil. No sabíamos si eran militares. Nosotros no preguntábamos".

Y cuando se le pidió que explicara por qué no preguntaba, Murad contestó: "En un régimen militarizado no se hacían preguntas". Y luego recalcó: "Teníamos terminantemente prohibido... ni mirar ni preguntar. No nos animábamos a preguntar".

—¿No le llamaba la atención (el movimiento de personal de civil)- inquirió la abogada de la APDH La Plata, Alicia Peralta.
—No me llamaba la atención. Estábamos asustados. No podía preguntar y temía por mi familia- el policía elevó tanto el tono de su voz que el juez Schiffrin debió solicitarle que se dirigiera en una forma respetuosa.

Murad, quien aseguró que nunca participó en "casos contra la subversión", indicó que la situación era similar en la comisaría 8° de La Plata, donde, según dijo, también existía un área restringida. "Tenía que hacer sumarios y mucho no prestaba atención a lo que ocurría", se justificó. "No nos inmiscuíamos en problemas. Éramos verticalistas y acatábamos las órdenes", completó.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el defensor ad hoc Jorge Cozzi; y los abogados de la APDH La Plata, Jaime Glüzmann y Alicia Peralta. 


  

 

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