Miércoles 27 de Octubre de 2004

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

"La DIPBA funcionaba como una redacción de periodismo"
Así habló un policía que trabajó durante la dictadura en la Dirección de Inteligencia de la Policía provincial, a la que intentó desligar de la represión ilegal. Dijo que la DIPBA era sólo un "organismo burocrático", que las Fuerzas Armadas "no confiaban" en ella y que la principal función de sus empleados era archivar recortes periodísticos.


Por L. Miguel, V. Wiman y F. Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (27oct04).- Gustavo Federico Guillermo Galella, un policía en actividad que durante la última dictadura prestó servicios en la DIPBA, quiso minimizar la función del organismo en la represión ilegal: sostuvo que "la operatividad ofensiva le estaba vedada" y que allí, a pesar de ser el principal órgano de inteligencia de la Policía, no había información centralizada sobre personas privadas de la libertad en las dependencias de la fuerza.

Preguntado por la participación de la Dirección de Inteligencia en la represión ilegal, el comisario indicó que "todo aquello que fuera operatividad, como allanamientos, infiltraciones, no era incumbencia del organismo". Y aseguró que eso ocurría porque "las Fuerzas Armadas no tenían confianza en la DIPBA y la tenían asignada a tareas formales".

En ese sentido, describió: "La DIPBA era un organismo de recolección y procesamiento de informaciones. Le estaba vedado realizar búsquedas de motu propio y sólo las hacía a pedido de los recurrentes (generalmente, los órganos de inteligencia de las FFAA)".

El staff encargado de reunir la información, dijo, "eran universitarios o profesionales, periodistas o estudiantes de periodismo". Galella indicó que, en 1976, en la sede de calle 54 entre 4 y 5, trabajaban alrededor de 300 personas, entre los tres turnos.
Indicó además que el trabajo dentro de la Dirección "estaba organizado como en una redacción de periodismo" y señaló que la mayor parte de la información recolectada provenía de diarios, revistas y publicaciones en general, trabajo que denominó "explotación de prensa".

Cuando le preguntaron por los criterios de búsqueda de datos dijo que "se recogían los temas de interés de los diarios" y resaltó que "se confiaba mucho en la selección que hacían los periodistas o estudiantes de periodismo".

Por otro lado, el comisario, que actualmente reviste en la Dirección General de Narcocriminalidad, aseguró que la metodología de espionaje gremial era la siguiente: "Un oficial participaba de las reuniones gremiales y se entrevistaba con fuentes de la reunión y después pasaba la información a la Delegación (La Plata de Inteligencia)". Y recurrió a la jerga periodística, cuando señaló que el trabajo era similar "al de un movilero" de un medio de comunicación.

Durante su paso por la Dirección, el entonces oficial ayudante Galella redactó informes de inteligencia: su nombre y la leyenda "consultar a Galella" figuran en algunos legajos, que durante la audiencia tenía en sus manos el presidente del Tribunal, Leopoldo Schiffrin.

En este marco, el policía relativizó el accionar de la DIPBA al decir que "la actividad de buscar información sobre las personas siempre se hizo, desde la época de Orden Público", primera denominación que tuvo la Dirección. "Se dividía a las personas en un Boca-River ideológico", señaló.

Respecto de los recursos de habeas corpus que llegaban a la Dirección, Galella señaló que "las respuestas en el 99% de los casos eran negativas". "Pero en eso había un celo muy particular. Ni bien entraban, se facilitaba su prosecución". Y añadió: "Un policía tiene conciencia de lo que implica un habeas corpus".

El juez Schiffrin le preguntó por el procedimiento que se seguía para hacer las averiguaciones necesarias para contestar los habeas corpus, y el policía informó que en la Dirección de Inteligencia no existía ningún registro que centralizara la información respecto de las personas privadas de su libertad en dependencias de la Policía provincial.

"Yo no tengo conocimiento de que hubiera algún lugar a donde acudir. Se tenía que buscar dependencia por dependencia", sostuvo Galella. "Pero eso no se hacía —cuestionó Schiffrin—, sólo contestaba la Jefatura". El policía respondió entonces que "Jefatura sólo contestaba cuando tenía informes de todas las dependencias". El juez observó que, de haber sido así, "hubiesen sido trámites infinitos; sin un registro central, es imposible", teniendo en cuenta que el plazo para responder un habeas corpus es de 24 horas.

Entonces, el magistrado reflexionó: "Uno teme que nunca haya habido respuestas serias. Las contestaciones eran sin fundamento". Y agregó: "Esto es un reproche a un sistema en el que no hay ninguna seriedad. El juez se conformaba con algo que nunca podía ser serio".

 

La esposa

Por su parte, la esposa de Galella, Gladis Elisabet Dorado, también declaró sobre su rol en la Dirección de Inteligencia durante la dictadura.

Dorado señaló que desde 1977 se desempeñó en la Delegación La Plata de la DIPBA, que funcionó en el primer piso de la comisaría 2º de esta ciudad.

La mujer, que al igual que su marido se desempeña actualmente en la Dirección General de Policía Científica, dijo que durante la dictadura sus funciones eran sólo "de registro de personal y de secretaria", desligándose de cualquier tarea represiva que hiciera el organismo de inteligencia.

Dorado sólo señaló que llegaban a esa Delegación pedidos de "panorama de situación", en los que las autoridades preguntaban por "los conflictos gremiales" que pudiera haber en los lugares en donde se realizaban actos públicos. Afirmó que no recordaba que llegaran recursos de hábeas corpus y tampoco pudo mencionar a compañeros de trabajo, salvo a su colega Élida Rodas y a dos de sus jefes, los comisarios Basino y Andrade.

Respecto del policía Daniel del Arco, la testigo señaló que sólo tenía una relación "de conocimiento". Negó saber si participó en el operativo del 24 de noviembre de 1976. "El hecho lo sé por los diarios", dijo la mujer policía.

 

Compañero de Del Arco

Galella fue interrogado sobre Daniel Del Arco, un policía que también se desempeñó en la DIPBA en la misma época que él, y que está sospechado de haber tenido una participación activa en la desaparición de la beba Clara Anahí Mariani, ocurrida el 24 de noviembre de 1976, durante el violento operativo en el que fue asesinada su madre, Diana Teruggi.

"Estudiamos juntos en la Vucetich y estuvimos en el mismo período (en la Dirección de Inteligencia)", contó hoy el testigo. También realizaron juntos "un curso de tratamiento de la información" durante 1976. No obstante, Galella dijo que después le perdió el rastro y que "por los diarios me enteré de la situación de este señor".

Y sorprendió al público cuando dijo: "Yo a ese episodio (el ataque) lo tengo muy presente, porque antes de entrar a la Escuela (de Policía) trabajé en la Universidad Nacional de La Plata, y quien me hace entrar a la UNLP es Roberto Porfirio".

Porfirio fue otra de las personas asesinadas durante ese operativo. "Tenía una relación muy estrecha con él, después lo perdí", señaló hoy el policía.

 

Desaparecido de Florencio Varela

La tercer y última testigo fue Nélida Beatriz Bruno, hija del desaparecido Marcos Pedro Bruno. La mujer no pudo aportar muchos más datos que su hermano, que declaró en septiembre pasado.

"No es mucho lo que sé, yo no vivía con él —declaró Nélida—. Yo me enteré porque mis hermanitos más chicos fueron llorando a mi casa a decir que se habían llevado a mi papá".

La testigo aseguró que la desaparición de su padre fue "después de las fiestas", pero no pudo precisar si fue en 1976 u otro año. La fecha de desaparición que figura en el hábeas corpus es el 11 de febrero de 1977, pero el hermano de Nélida declaró que creía que el secuestro había ocurrido en 1976. 


  

 

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