Miércoles 4 de Mayo de 2005

Informe de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

Era director de la Escuela de Inteligencia policial pero sólo "supervisaba el curso".  
César Miguel San Sebastián dijo que él no confeccionaba los planes de estudio del curso de inteligencia policial durante la dictadura, y que "para enseñar, estaban los profesores". No obstante, en una extensa declaración, brindó algunos detalles del funcionamiento de la DIPBA.


Por Vanina Wiman y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa) 

 

LA PLATA (04may05).- El ex director de la Escuela de Inteligencia de la Policía provincial, César Miguel San Sebastián, señaló en el Juicio por la Verdad que durante su desempeño en ese establecimiento no participó de la confección de los planes de estudio ya que su tarea era puramente administrativa: "Para enseñar, estaban los profesores", graficó.

San Sebastián, un policía retirado de 69 años que fue director de esa escuela desde diciembre de 1977, dijo que allí él sólo realizaba "la supervisión de los cursos y el cumplimiento de los programas de estudio, la disciplina y el orden".

En su declaración, que duró más de dos horas y media, el ex policía señaló que en esa Escuela "había profesores que eran militares y tenían cargos civiles en el Ejército". Entre ellos, tras sucesivas preguntas de los jueces y abogados que participaron de la audiencia, San Sebastián nombró al coronel Enrique Rospide —asesor de Ramón Camps en la Jefatura de Policía—, al represor Oscar Antonio Penna —actualmente con arresto domiciliario en la causa "Camps II"—, a un comisario general de apellido Salinas y a un capitán del ejército cuyo nombre dijo no recordar.

El testigo explicó que el curso de inteligencia policial se dictaba entonces entre los meses de febrero y marzo, y que contenía siete u ocho materias, "aunque cuando yo era director cambiaron varias veces" las asignaturas.

"Usted parecía un encargado", le espetó el juez Leopoldo Schiffrin, cuando las preguntas al testigo pedían precisiones sobre lo que enseñaba en la Escuela de Inteligencia durante la dictadura.

—¿Sabe qué méritos tenía usted para ser director? —le preguntó, a su turno, el abogado Juan María Ramos Padilla.
—No —fue la curiosa respuesta de San Sebastián.

No obstante, el testigo brindó algunos detalles del funcionamiento de la Dirección de Inteligencia de la Policía (DIPBA), cuando prestó servicios allí en 1976.

San Sebastián declaró que la DIPBA se dividía por mesas, identificadas con las letras "A", "B" y "C". La "A" refería a la investigación "político estudiantil", la "B" a lo "gremial", y la "C", con coherencia sintáctica, a "comunismo". Otras dependencias eran "Archivo y Fichero", y "Búsqueda", la sección que se encargaba de hacer los seguimientos de personas e infiltraciones en asambleas y que era la más operativa, aunque el testigo se resistió muchas veces a usar esa palabra.

El ex policía olvidó mencionar la mesa "DS", que refería a los "delincuentes subversivos", algo que el juez Schiffrin le hizo notar. Con los legajos en la mano, le replicó: "Usted no se acordaba pero acá está bien clarito: delincuentes subversivos".



Espía cerca de la casa Mariani-Teruggi

El ex policía San Sebastián mencionó en su testimonio que un amigo suyo, al que identificó sólo con el apellido Delgado y con el alias "Mono Relojero", vivía en la esquina de 30 y 56, a metros de la casa Mariani-Teruggi, atacada por las fuerzas represivas en noviembre de 1976. Para sorpresa de muchos, el testigo deslizó que Delgado trabajó en la sede de la DIPBA, en donde cumplía funciones de ordenanza.

San Sebastián agregó que su trabajo allí fue ser "secretario, encargado del personal, de la logística y de finanzas", también con funciones administrativas. Y afirmó que, por ese motivo, no sabía del contenido de los legajos de inteligencia.

El testigo contradijo el testimonio del subcomisario Gustavo Federico Galella, quien declaró el año pasado que en la DIPBA trabajaban estudiantes de periodismo. "Yo nunca vi nada de eso", manifestó San Sebastián. Y ante otra pregunta, señaló que no se hacían escuchas telefónicas.

También indicó que Carlos Alberto Galella (el padre de Gustavo, que fue citado hoy pero no concurrió) se desempeñaba en la sección de "Búsqueda", la más operativa, y cuyo jefe era el comisario Rubén Joaquín Sánchez. Agregó que otro hijo de este policía también trabajaba en la DIPBA, en los teletipos, junto a un oficial llamado Hugo Becerra.

Además identificó a José Ignacio Salvador como el Jefe de la Delegación de la DIPBA en Capital Federal, oficina que hacía el enlace con la "comunidad informativa" de servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas .



Delegado desaparecido

Por otra parte, Fernando Ramón Musso declaró sobre la desaparición de su hermano Pablo, ocurrida el 25 de octubre de 1976, y sobre su propio secuestro, más de dos años después.

Musso narró que aquel día de 1976, a la madrugada, un grupo numeroso de hombres de civil y uniformados "armados hasta los dientes" se presentó en el domicilio de la familia, en Temperley. "Dijeron que eran de Gendarmería. Empezaron a revolver todo. Se tomaron una botella de Gancia y se llevaron plata", indicó el testigo, y señaló que ese día habían estado recibiendo repetidas llamadas telefónicas que se cortaban. Los secuestradores hicieron vestir a Pablo, que entonces tenía 25 años, y se lo llevaron.

El hermano del desaparecido contó que Pablo trabajaba en la fábrica FIFA (subsidiaria de AGFA), ubicada en el centro de Florencio Varela. "Participaba de las asambleas y hablaba muy bien, era una persona que convocaba", remarcó Musso. Recordó que en una oportunidad su hermano lo llevó a una de esas asambleas: "Yo lo que palpé en esa reunión es que (a los dirigentes de la empresa) los molestaba, porque arrastraba a la gente. Se la jugaba. Él me dijo 'yo me la veo venir'".
Musso añadió que, poco tiempo antes de ser secuestrado, Pablo se había peleado con el jefe de seguridad de la empresa, que pertenecía a Gendarmería, y que ya había habido otros trabajadores de la fábrica que habían desaparecido, entre ellos una joven de nombre Roxana.

La representante de la APDH La Plata, Alicia Peralta, destacó que en el expediente correspondiente a la desaparición de Pablo Musso consta un informe confeccionado por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), en el que menciona a Pablo Musso y a Roxana Victoria D'Onofrio como integrantes de una comisión interna de delegados de FIFA y como "milicianos de la OPM Montoneros".

El hermano del desaparecido detalló las gestiones que la familia llevó a cabo para averiguar el paradero de Pablo. Recabaron distintas versiones, según las cuales podría haber estado detenido en la Brigada de Investigaciones de San Martín, en la Brigada de Investigaciones de Lanús (con asiento en Avellaneda) y en una comisaría de Lomas de Zamora, pero nunca pudieron corroborar esas hipótesis.

Recién hacia el final de su declaración, Musso contó que él mismo sufrió también una detención ilegal, en febrero de 1979. Nunca supo cuál fue su lugar de cautiverio, pero relató que estuvo todo el tiempo vendado en una celda, desde la que escuchaba gritos de hombres y mujeres. "Me pegaban y me descomponía. Lo único que me dieron fue agua, bajé unos cuántos kilos", describió. Musso fue liberado una semana después, cerca de Luján: "Me dijeron que me quede quieto y no me dé vuelta hasta que se fueran. Lo único que pensé es que me iban a matar", recordó.



Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Antonio Pacilio; en representación del Ministerio Público Fiscal, Hernán Schapiro; los abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Alicia Peralta, y los letrados Juan María y Alejo Ramos Padilla, en representación de María Isabel Chorobik de Mariani. 


  

 

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