Era director de la Escuela de Inteligencia
policial pero sólo "supervisaba el curso".
César Miguel San Sebastián dijo que él no confeccionaba los planes de
estudio del curso de inteligencia policial durante la dictadura, y que "para
enseñar, estaban los profesores". No obstante, en una extensa declaración,
brindó algunos detalles del funcionamiento de la DIPBA.
Por Vanina Wiman y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (04may05).-
El ex director de la Escuela de Inteligencia de la Policía provincial, César
Miguel San Sebastián, señaló en el Juicio por la Verdad que durante su desempeño
en ese establecimiento no participó de la confección de los planes de estudio ya
que su tarea era puramente administrativa: "Para enseñar, estaban los profesores",
graficó.
San Sebastián, un policía retirado de 69 años que fue director de esa escuela
desde diciembre de 1977, dijo que allí él sólo realizaba "la supervisión de los
cursos y el cumplimiento de los programas de estudio, la disciplina y el orden".
En su declaración, que duró más de dos horas y media, el ex policía señaló que
en esa Escuela "había profesores que eran militares y tenían cargos civiles en
el Ejército". Entre ellos, tras sucesivas preguntas de los jueces y abogados que
participaron de la audiencia, San Sebastián nombró al coronel Enrique Rospide —asesor
de Ramón Camps en la Jefatura de Policía—, al represor Oscar Antonio Penna —actualmente
con arresto domiciliario en la causa "Camps II"—, a un comisario general de
apellido Salinas y a un capitán del ejército cuyo nombre dijo no recordar.
El testigo explicó que el curso de inteligencia policial se dictaba entonces
entre los meses de febrero y marzo, y que contenía siete u ocho materias, "aunque
cuando yo era director cambiaron varias veces" las asignaturas.
"Usted parecía un encargado", le espetó el juez Leopoldo Schiffrin, cuando las
preguntas al testigo pedían precisiones sobre lo que enseñaba en la Escuela de
Inteligencia durante la dictadura.
—¿Sabe qué méritos tenía usted para ser director? —le preguntó, a su turno, el
abogado Juan María Ramos Padilla.
—No —fue la curiosa respuesta de San Sebastián.
No obstante, el testigo brindó algunos detalles del funcionamiento de la
Dirección de Inteligencia de la Policía (DIPBA), cuando prestó servicios allí en
1976.
San Sebastián declaró que la DIPBA se dividía por mesas, identificadas con las
letras "A", "B" y "C". La "A" refería a la investigación "político estudiantil",
la "B" a lo "gremial", y la "C", con coherencia sintáctica, a "comunismo". Otras
dependencias eran "Archivo y Fichero", y "Búsqueda", la sección que se encargaba
de hacer los seguimientos de personas e infiltraciones en asambleas y que era la
más operativa, aunque el testigo se resistió muchas veces a usar esa palabra.
El ex policía olvidó mencionar la mesa "DS", que refería a los "delincuentes
subversivos", algo que el juez Schiffrin le hizo notar. Con los legajos en la
mano, le replicó: "Usted no se acordaba pero acá está bien clarito: delincuentes
subversivos".
Espía cerca de la casa Mariani-Teruggi
El ex policía San Sebastián mencionó en su testimonio que un amigo suyo, al que
identificó sólo con el apellido Delgado y con el alias "Mono Relojero", vivía en
la esquina de 30 y 56, a metros de la casa Mariani-Teruggi, atacada por las
fuerzas represivas en noviembre de 1976. Para sorpresa de muchos, el testigo
deslizó que Delgado trabajó en la sede de la DIPBA, en donde cumplía funciones
de ordenanza.
San Sebastián agregó que su trabajo allí fue ser "secretario, encargado del
personal, de la logística y de finanzas", también con funciones administrativas.
Y afirmó que, por ese motivo, no sabía del contenido de los legajos de
inteligencia.
El testigo contradijo el testimonio del subcomisario Gustavo Federico Galella,
quien declaró el año pasado que en la DIPBA trabajaban estudiantes de periodismo.
"Yo nunca vi nada de eso", manifestó San Sebastián. Y ante otra pregunta, señaló
que no se hacían escuchas telefónicas.
También indicó que Carlos Alberto Galella (el padre de Gustavo, que fue citado
hoy pero no concurrió) se desempeñaba en la sección de "Búsqueda", la más
operativa, y cuyo jefe era el comisario Rubén Joaquín Sánchez. Agregó que otro
hijo de este policía también trabajaba en la DIPBA, en los teletipos, junto a un
oficial llamado Hugo Becerra.
Además identificó a José Ignacio Salvador como el Jefe de la Delegación de la
DIPBA en Capital Federal, oficina que hacía el enlace con la "comunidad
informativa" de servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas .
Delegado desaparecido
Por otra parte, Fernando Ramón Musso declaró sobre la desaparición de su hermano
Pablo, ocurrida el 25 de octubre de 1976, y sobre su propio secuestro, más de
dos años después.
Musso narró que aquel día de 1976, a la madrugada, un grupo numeroso de hombres
de civil y uniformados "armados hasta los dientes" se presentó en el domicilio
de la familia, en Temperley. "Dijeron que eran de Gendarmería. Empezaron a
revolver todo. Se tomaron una botella de Gancia y se llevaron plata", indicó el
testigo, y señaló que ese día habían estado recibiendo repetidas llamadas
telefónicas que se cortaban. Los secuestradores hicieron vestir a Pablo, que
entonces tenía 25 años, y se lo llevaron.
El hermano del desaparecido contó que Pablo trabajaba en la fábrica FIFA
(subsidiaria de AGFA), ubicada en el centro de Florencio Varela. "Participaba de
las asambleas y hablaba muy bien, era una persona que convocaba", remarcó Musso.
Recordó que en una oportunidad su hermano lo llevó a una de esas asambleas: "Yo
lo que palpé en esa reunión es que (a los dirigentes de la empresa) los
molestaba, porque arrastraba a la gente. Se la jugaba. Él me dijo 'yo me la veo
venir'".
Musso añadió que, poco tiempo antes de ser secuestrado, Pablo se había peleado
con el jefe de seguridad de la empresa, que pertenecía a Gendarmería, y que ya
había habido otros trabajadores de la fábrica que habían desaparecido, entre
ellos una joven de nombre Roxana.
La representante de la APDH La Plata, Alicia Peralta, destacó que en el
expediente correspondiente a la desaparición de Pablo Musso consta un informe
confeccionado por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de
Buenos Aires (DIPBA), en el que menciona a Pablo Musso y a Roxana Victoria D'Onofrio
como integrantes de una comisión interna de delegados de FIFA y como "milicianos
de la OPM Montoneros".
El hermano del desaparecido detalló las gestiones que la familia llevó a cabo
para averiguar el paradero de Pablo. Recabaron distintas versiones, según las
cuales podría haber estado detenido en la Brigada de Investigaciones de San
Martín, en la Brigada de Investigaciones de Lanús (con asiento en Avellaneda) y
en una comisaría de Lomas de Zamora, pero nunca pudieron corroborar esas
hipótesis.
Recién hacia el final de su declaración, Musso contó que él mismo sufrió también
una detención ilegal, en febrero de 1979. Nunca supo cuál fue su lugar de
cautiverio, pero relató que estuvo todo el tiempo vendado en una celda, desde la
que escuchaba gritos de hombres y mujeres. "Me pegaban y me descomponía. Lo
único que me dieron fue agua, bajé unos cuántos kilos", describió. Musso fue
liberado una semana después, cerca de Luján: "Me dijeron que me quede quieto y
no me dé vuelta hasta que se fueran. Lo único que pensé es que me iban a matar",
recordó.
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Antonio
Pacilio; en representación del Ministerio Público Fiscal, Hernán Schapiro; los
abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Alicia Peralta, y los letrados
Juan María y Alejo Ramos Padilla, en representación de María Isabel Chorobik de
Mariani.
Página Inicial del Juicio por la Verdad
|