Caso Graiver: la secuestraron en el Hospital
Italiano cuando se recuperaba de un accidente.
Una mujer que trabajaba en una empresa del grupo Graiver dijo que la
llevaron a la Unidad 8 de Olmos, en donde estuvo más de un año. Le hicieron un
Consejo de Guerra, pero nunca supo de qué la acusaban. Fue la única testigo de
hoy.
Por Vanina Wiman y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (01jun05).-
Una ex empleada del "grupo Graiver" contó hoy en el Juicio por la Verdad que fue
detenida ilegalmente mientras estaba internada en el Hospital Italiano de esta
ciudad. Estuvo secuestrada en la Unidad Penal Nº 8 de Olmos y supo que allí
funcionó una maternidad en donde las prisioneras políticas daban a luz.
Celia Betty Halpern contó que estaba internada en esa clínica platense desde
octubre de 1976, a raíz de un accidente automovilístico. En marzo de 1977 "me
pusieron una custodia de Brigada, sin darme ningún tipo de explicación". La
presencia de esos hombres, que nunca se identificaron, se prolongó hasta el 13
de abril de 1977, el día en que Halpern fue finalmente detenida y trasladada a
Olmos
"Me dijeron que estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional", recordó la
sobreviviente. No obstante, el decreto del PEN que dispuso su arresto está
fechado el 31 de mayo de 1977. El juez Leopoldo Schiffrin remarcó que, por lo
tanto, "hubo un período de detención clandestina, totalmente ilegal" en esa
cárcel.
En Olmos, Halpern fue inicialmente alojada en el hospital, que funcionaba en la
planta baja del edificio. "Nunca me atendieron para nada", señaló la ex detenida,
que acababa de ser operada y no podía moverse por sus propios medios.
La testigo indicó que, al lado de la sala en donde ella estaba, había otro lugar
"a donde traían a las mamás para tener familia, oíamos los gritos y los llantos".
En el penal de Olmos, al menos desde 1975 y durante la dictadura, funcionó una
maternidad en la que varias detenidas ilegales dieron a luz a sus hijos. Esto
fue denunciado en el Juicio por la Verdad por varias sobrevivientes, entre ellas
Nelfa Suárez y Perla Diez, que el año pasado declararon que tuvieron a sus bebés
mientras estaban secuestradas allí.
Halpern mencionó a dos de los médicos que trabajaban en el hospital de Olmos,
Antonio Giambelluca y Domingo Dimenna, y a dos celadoras de apellido Mendoza,
que eran hermanas. También recordó a María Hilda Delgadillo, una partera que
trabajaba en el penal y ayudaba a las prisioneras con sus hijos: "Sé que está
desaparecida. Era amorosa y era ella la que nos comentaba de las chicas que
tenían familia".
Delgadillo fue secuestrada el 22 de agosto de 1977 junto a su esposo César San
Emeterio, también desaparecido. El abogado de la Asociación Abuelas de Plaza de
Mayo, Emanuel Lovelli, mencionó en la audiencia que existe un informe de marzo
de 1984 firmado por el prefecto Abel Dupuy —hoy imputado por los delitos
cometidos en la Unidad 9, de la cual era jefe—, en el que el funcionario
penitenciario hace constar el "retiro absoluto" de Delgadillo en una fecha
cercana a su desaparición.
Hoy, Halpern dijo que, mientras ella estuvo en el hospital de Olmos, supo que "nacieron
mellizos" y que "Delgadillo vino a decirnos que se habían llevado a los bebés".
Según los libros de la Unidad 8, Halpern fue trasladada del hospital al pabellón
de presas políticas de Olmos el 16 de junio de 1977, aunque ella cree recordar
que eso ocurrió en diciembre de ese año.
En el penal, la mujer estuvo absolutamente aislada. "Se ve que me consideraban
una leprosa, porque para ellos yo era montonera, subversiva. No me permitían
tener contacto con nadie, pero como no me podía mover me pusieron a una presa
común para que me atendiera y limpiara", describió la ex detenida.
En octubre del '77, Halpern fue llevada a Capital Federal, vendada y en
ambulancia, para comparecer ante un Consejo de Guerra. Nunca supo qué se le
imputaba ni si tuvo una sentencia. "Estuve 13 meses en prisión, supuestamente a
disposición del PEN. Pero en realidad no sé si fue por el Consejo de Guerra o,
con perdón de la expresión, por que se les cantó", comentó la testigo.
Sobre ese episodio, la ex detenida dijo que en la sala a la que la llevaron "había
unos reflectores muy fuertes y entonces yo no podía ver a los que me juzgaban" y
que los interrogadores "insistían con el tema de mi conocimiento respecto de la
supuesta participación de la empresa Graiver con los Montoneros".
Entre marzo y abril de 1977, varios de los empleados de las empresas de la
familia Graiver fueron secuestrados —incluidos los directivos, Juan e Isidoro
Graiver— y la mayoría estuvo detenida en los centros clandestinos "Puesto Vasco"
(subcomisaría de Don Bosco) y COT1 de Martínez (Capital Federal), aunque algunos
además pasaron por el "Pozo de Quilmes", y otros fueron llevados al "Pozo de
Banfield".
Aproximadamente en julio de 1977, Halpern fue trasladada a un centro
clandestino, pero ignora a cuál. "Yo creo que era Quilmes o Banfield. Estuve
siempre vendada, en un habitáculo de cero por cero", contó la testigo, y agregó:
"En un momento me llevaron a otro lugar, me pusieron en una colchoneta y
empezaron con una pequeña picana eléctrica, pero vino una persona y dijo: 'No,
ella no es montonera y no tiene nada que ver, suspendan' ".
La ex detenida describió su paso por ese lugar como "una tortura psicológica":
"Todo el tiempo había música alta, (los represores) gritaban, hacían ruidos en
la puerta, tiraban sillas, tiraban tiros. Pero todo sin hablar, nunca me
dirigieron la palabra, así no podía identificarlos". En ningún momento fue
interrogada.
Halpern estuvo en ese centro clandestino entre una semana y 20 días, y volvió a
ser trasladada al penal de Olmos. El Consejo de Guerra que la "juzgó" dispuso su
libertad el 31 de octubre de 1977, pero la mujer fue liberada recién en mayo de
1978.
"Cuando se reabrieron los archivos, vine acá (a La Plata) para ver mi causa, y
para ver de qué se me había acusado y por qué me habían condenado —indicó la
sobreviviente—. Pero todo eso del Consejo de Guerra no está en el expediente, no
está en ningún lado".
Participantes
De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; en representación del Ministerio Público Fiscal, Hernán Schapiro; los
abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Alicia Peralta; y el letrado
Emanuel Lovelli, en representación de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
Otra vez, escasez de testigos
La de hoy fue otra jornada con pocos testigos en el Juicio por la Verdad: sólo
una persona. Lo cierto es que la Cámara viene enviando notificaciones a entre 5
y 7 testigos por semana, como esta Secretaría de Prensa informa los días martes,
pero eso no se traduce en la presencia real al día siguiente en la sala de
audiencias de las personas convocadas.
Uno de los problemas radica en la poca anticipación con que se realizan las
notificaciones. Para muestra, basta lo que pasó con el ex policía Pedro Zeballos,
ex chofer del represor Etchecolatz, citado para hoy. La notificación salió de la
secretaría que se encarg+a del Juicio ayer martes a las 12 horas, según informó
una fuente judicial. A su vez, la Policía Federal informó esta mañana a la
Cámara que no había podido ubicar el domicilio.
Consecuencia de ello hoy fue la presencia frustrada del abogado Juan María Ramos
Padilla, junto a su hijo Alejo, ambos representantes de la familia Mariani, muy
interesados en participar de la audiencia en la que debía declarar el ex policía
Zeballos. Llegaron desde Buenos Aires a las 12.30, hora fijada por el Tribunal,
y se enteraron en ese momento que la Cámara no había logrado notificar al
testigo.
Página Inicial del Juicio por la Verdad
|