Denuncian a un ex comisario de la Brigada
como coordinador de un secuestro.
Lo declararon ayer familiares de un obrero desaparecido de Astilleros Río
Santiago. Dijeron que el policía se identificó durante un operativo que se
desarrolló en la casa del desaparecido y en la de sus padres. También declaró
una sobreviviente que estuvo detenida en el "Proto Banco", un centro clandestino
que funcionó en La Matanza.
Por Vanina Wiman y Francisco Martínez (Secretaría de Prensa)
LA PLATA (09jun05).-
Familiares de un delegado desaparecido de Astilleros Río Santiago durante la
última dictadura denunciaron ayer en el Juicio por la Verdad que un ex comisario
inspector de la Brigada de Investigaciones de esta ciudad participó en el
operativo de secuestro.
La hermana, la esposa y la hija del desaparecido Miguel Angel Soria, declararon
ante la Cámara Federal que el comisario inspector Atilio Pascual Viola fue el
coordinador del operativo que el 6 de junio de 1976 secuestró al trabajador de
Astilleros.
"Se presentó un señor de traje, que yo confundí con un amigo de mi abuelo. Dijo
que era el comisario Viola", declaró Stella Maris Soria, hija del desaparecido.
Agregó que Viola era el único de los secuestradores que estaba de civil: el
resto vestía uniforme verde o azul y estaba encapuchado.
Según los registros que maneja el Tribunal, Viola se desempeñaba en esa época
como comisario inspector en la Brigada de Investigaciones de La Plata, uno de
los lugares desde donde se desplegaba la represión ilegal en esta región, y que
fue sede de un centro clandestino de detención.
El operativo contra Soria se montó esa noche sobre dos domicilios: el del
desaparecido, en calle 18 entre 66 y 67, y el de sus padres, en la calle San
Nicolás bis nº 863 de Berisso. Según lo declarado por los familiares en la
audiencia, los represores fueron a esas dos viviendas a buscar a Soria, y lo
encontraron en el departamento de calle 18, que fue saqueado por el grupo de
tareas: se llevaron una moto, alhajas y hasta atados de cigarrillos.
"Un verdulero me dijo: «En tu casa no podés entrar porque está toda la manzana
rodeada». Y me contó que se habían llevado a Miguel", recordó en su testimonio
María Esther Buet, esposa del desaparecido, al evocar esa noche.
La mujer contó que luego fue al domicilio de sus suegros, los padres del
desaparecido, en Berisso. "Tampoco podía entrar ahí porque también estaban (los
represores). Me fui a una plaza, alguien le avisó a mi hermano y me escondí en
su casa, en el placard", agregó Buet.
Relató que pasó muchos meses escondida en la casa de su hermano, sin poder ver a
su hija Stella Maris, de entonces cinco años, que había quedado en la vivienda
de sus suegros. "El Ejército fue durante un año, todos los días, a vigilar la
casa. Yo no tenía documentos y vivía escondida. Mi hija crecía y tuve
comunicación fluida con ella recién cuando tuvo 9 años. Perdí parte de su
infancia", expresó la esposa del desaparecido.
Su hija contó ayer que los represores visitaban todas las noches la casa en
donde vivía con sus abuelos: "Venían uniformados y encapuchados, y revisaban
todo. No dejaron de venir ni una sola noche, era cuestión de poner el
despertador a las dos de la mañana, porque ya sabíamos que llegaban".
Al parecer, los represores buscaban con esas visitas detener a Rubén Soria,
hermano de Miguel Angel, quien también estuvo secuestrado durante unos siete
meses. Era el novio de María Inés Seoane Toimil, una joven empleada de la
Petroquímica General Mosconi de Ensenada, que desapareció el 12 de mayo de 1977.
Norma Beatriz Soria, hermana del desaparecido, fue quien declaró en primer
término. Dijo que los represores accedieron al departamento del delegado del
Swift porque el dueño, Antonio Sotello (fallecido), les habría proporcionado las
llaves.
La testigo relató que un policía de la comisaría 2° de La Plata, un cabo de
apellido Obregón, les brindó datos sobre el destino del desaparecido. "Dijo que
mi hermano estaba detenido en esa comisaría y que hiciéramos algo porque iba a
ser trasladado a Magdalena para ser fusilado", declaró Norma Soria.
Añadió que la familia entonces se dirigió al Regimiento de Magdalena, donde un
joven dragoneante, de apellido Carro, no les pudo brindar datos precisos pero
más tarde les envío una carta pidiéndoles que no se acercaran a él porque lo
podían comprometer.
Tampoco los ayudó la Iglesia: cuando recurrieron a Roberto La Rocca, un
sacerdote al que conocían de una parroquia del Barrio El Dique, en Ensenada,
éste les preguntó si Miguel Angel era "subversivo". "Yo no le respondí porque no
tenía por qué hacerlo", dijo Norma Soria.
Miguel Angel Soria tenía 25 años al momento de su desaparición, trabajaba en
Astilleros Río Santiago y en el Frigorífico Swift, donde se desempeñaba también
su esposa María Esther. La mujer contó que renunció a esa empresa cinco días
antes del golpe de Estado de 1976, cuando un presunto amigo de su esposo
advirtió: "Tu señora, que renuncie, porque la van a matar".
Durante la audiencia, el abogado de la APDH La Plata, Jaime Glüzmann, recordó
que en 2003 un ex detenido mencionó en el Juicio por la Verdad haber estado
secuestrado junto a Soria. Se trata de Raúl Codesal, ex obrero de la empresa
Saiar, que compartió el cautiverio con el desaparecido en la comisaría 2° de
Avellaneda.
Un centro clandestino poco investigado
Por otra parte, ayer también declaró Cristina Comandé, quien en 1976 estuvo
detenida en un centro clandestino en el que tiempo después funcionó "El Banco",
en el cruce de la autopista Riccheri y el Camino de Cintura, en el Gran Buenos
Aires. Hoy funciona allí el Cuerpo de Infantería de La Matanza de la Policía
bonaerense.
El lugar, al que por esa razón se denomina "Proto Banco", sirvió de centro de
detención de prisioneros ilegales desde antes del golpe de Estado: ya había
prisioneros políticos desde 1974, y los hubo hasta diciembre de 1976: "En ese
momento fue como si lo estuvieran vaciando", contó Comandé, quien estuvo
secuestrada allí casi tres meses y fue una de las últimas detenidas en ser
trasladada del lugar.
La sobreviviente forma parte de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD),
que confeccionó un Trabajo de Recopilación de Datos sobre el centro clandestino,
que fue agregado ayer al expediente. En ese trabajo se consigna que en diciembre
de 1976 comenzó un período de reformas para convertir a la dependencia en lo que
después fue "El Banco", un lugar de detención con mucha más capacidad para
albergar detenidos ilegales. "El Banco" funcionó en ese sitio desde diciembre de
1977 hasta agosto de 1978.
Comandé narró ayer su paso por el "Proto Banco", en un testimonio detallado y
minucioso. Fue secuestrada en Buenos Aires el 17 de septiembre de 1976 y,
después de pasar tres días en la comisaría 6º de la Policía Federal, en donde
sufrió torturas, fue trasladada al "Proto Banco".
Allí, fue alojada en un calabozo, en lo que describió como "condiciones
inhumanas de detención". De allí la sacaban para torturarla, a menudo junto a
otro detenido, José Martín Mendoza, con quien había estado también en la
comisaría 6º. "Casi siempre nos torturaban juntos, para ver quién estaba
diciendo la verdad", recordó la testigo.
Comandé enumeró detalladamente a todos los compañeros de detención que pudo
identificar. Entre ellos, se encontraban Julio Poce y su esposa, Graciela
Pernas, Alberto Maestri y Oscar Borovia —la testigo contó que "estando ya
detenidos, apareció en los diarios que habían muerto en un enfrentamiento"—, y
dos mujeres embarazadas: María Eloísa Castellini y Gladys Porcel de Puijone.
Ambas fueron trasladadas a otros centros clandestinos antes de dar a luz y no
regresaron.
La sobreviviente indicó que a fines de diciembre de 1976 hubo un traslado muy
grande de detenidos. "Teníamos miedo de lo que iba a pasar con esos compañeros —recordó—.
Algunos de ellos ya sabíamos que habían aparecido en los diarios como muertos en
enfrentamientos. Ellos ya sabían que los iban a matar".
Sobre la presencia de autoridades policiales en el "Proto Banco", Comandé
sostuvo que "era habitual que las patotas y los jefes vinieran a hacer
inspecciones o a investigar a la noche". Y agregó que "siempre se hablaba del
«Coronel» como el jefe del lugar".
Comandé describió el "Proto Banco" como un lugar de mucho movimiento de
detenidos: "La llegada de compañeros era constante", destacó, y añadió que los
gritos de las sesiones de tortura se escuchaban día y noche.
"A pesar de la muerte, también había una esperanza de vida", ilustró ayer la
sobreviviente, y contó que los detenidos habían acordado un punto de encuentro
para reunirse cada diciembre, después de que salieran en libertad. "Liberados de
esa época somos muy pocos, sólo tres o cuatro", expresó Comandé con lágrimas en
los ojos.
La ex detenida participó, junto con el sobreviviente Rufino Almeida, de la
inspección ocular que se realizó en mayo de 2003 en el lugar en el que
funcionaron el "Proto Banco" y "El Banco" (ver informe del 14 de Mayo de 2003).
Ayer, la testigo señaló que en aquella oportunidad pudo reconocer, a pesar de
las reformas edilicias de 1977, los lugares por los que había pasado. En un
pequeño cuarto en donde actualmente hay un depósito de alimentos, la ex detenida
reconoció las marcas en donde estaban la ducha y las letrinas del baño al que
ella era llevada en 1976.
Durante el tiempo que duró su cautiverio en el "Proto Banco", Comandé no pudo
identificar a los represores que manejaban el lugar. No obstante, aportó los
datos que se fueron reuniendo en el Trabajo de Recopilación de Datos de la AEDD.
Allí consta que otros detenidos ilegales que pasaron por el centro clandestino
lograron identificar como miembros de las "patotas" a dos ex policías con un
largo historial.
Uno de ellos es Víctor Oscar Fogelman, quien por entonces —según su legajo
policial— entre 1974 y 1976 se desempeñó en la Dirección de Investigaciones de
la Policía de la provincia de Buenos Aires y, después de un período en que fue
puesto en disponibilidad, pasó en 1977 por la Brigada de Lanús (con asiento en
Avellaneda) y en 1978 por la Brigada de La Plata. En ambas dependencias
funcionaron centros clandestinos de detención. Fogelman fue uno de los
comisarios que estuvo a cargo de la investigación del asesinato del reportero
gráfico José Luis Cabezas en 1997.
El otro represor del "Proto Banco" identificado por los sobrevivientes, de
acuerdo a la información aportada por Comandé, es José Félix Madrid. El policía
integraba las "patotas" del centro clandestino y fue señalado como autor del
asesinato de María Teresa Barbich, en noviembre de 1975. En ese mismo operativo,
el grupo de tareas que integraba Madrid secuestró a Julio Mogordoy y lo llevó al
"Proto Banco", según contó el sobreviviente en junio de 2001, cuando declaró en
el Juicio.
Madrid también fue citado a declarar ante la Cámara, en noviembre de 2000 (ver
081100), pero en ese momento sólo fue interrogado sobre su actuación en el
centro clandestino de la Brigada de La Plata.
Participantes
De las audiencias de ayer participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio
Reboredo; en representación del Ministerio Público Fiscal, Hernán Schapiro; los
abogados de la APDH La Plata Jaime Glüzmann y Alicia Peralta; y el letrado
Emanuel Lovelli, en representación de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
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